La noche del 7 de septiembre de 1996, Tupac Shakur, nombre clave del gangsta rap, fue abatido por cuatro disparos percutados por un pistolero anónimo. Dos de las balas le impactaron en el pecho arrasando con venas, arterias y el pulmón derecho. Otra se alojó en su brazo y la restante en el muslo. Mientras la noticia se propagaba por llamada telefónica y el breaking informativo, el rapero fue llevado al Centro Médico Universitario del Sur de Nevada. Sedado e inconsciente fue visitado por cercanos como Snoop Dogg, quien rezó junto a su cuerpo. Tras resistir durante seis días, falleció.

La muerte de Shakur sumó un doloroso capítulo a un historial de enfrentamientos y balaceras entre raperos de las costas este y oeste. Ni siquiera fue el primero que debió sufrir Tupac. Ya había recibido cinco impactos de bala en noviembre de 1994, cuando iba de camino a reunirse con The Notorious B.I.G., otro notable nombre de la bullente escena gangsta. Habían sido amigos. Desde entonces fueron enconados rivales. De hecho 2Pac lo implicó públicamente en el tiroteo junto a P.Diddy.

El gangsta, un grito de las barriadas negras de LA, ya debía bregar mucho para entrar en los medios tradicionales, para además, desangrarse en una guerra intestina a costa de sus nombres más rutilantes. “Apenas se discutía, pero por años hubo una animadversión bullente entre las comunidades del rap de distintas ciudades. Los artistas que no eran de Nueva York, en particular, a menudo sentían que eran mirados en menos por la elite del rap de esa ciudad, sea por los sellos discográficos que los ignoraban, por los disc jockeys de radio Kool DJ Red Alert y Mr.Magic que no tocaban su música, o por los medios que cubrían el (casi todos ubicados en Nueva York) que despreciaban su trabajo”, explica el cronista Soren Baker, en su bien documentado libro La historia del Gangsta Rap.

Tupac, además, ya cargaba con sus propios demonios. Entre 1993 y 1995, en pleno apogeo de su popularidad, fue detenido en no menos de seis ocasiones. Incluso, mientras se reponía de las heridas del tiroteo al que responsabilizó a “Biggie”, debió comparecer ante la corte por una acusación de abuso sexual contra una mujer, por la que debió pasar un tiempo a la sombra. Salió en octubre de 1995 luego de que el sello angelino Death Row Records, que reunía a buena parte de las estrellas del gangsta rap, pusiera 1,4 millón de dólares de fianza.

Pese a que intentó mostrarse conciliador con los raperos de la costa este, Tupac no podía evitar los altercados con algunos con los que acumulaba rencillas. Aquello fue carne para los medios. “En medio de la controversia, los diarios dedicados al hip-hop ignoraron prácticamente todos los proyectos que integraban a raperos de ambas costas”, explica Baker en su libro.

The Notorious B.I.G. y Tupac Shakur

Para 1996, Tupac ya era uno de los más encumbrados en la realeza del gangsta rap. Su alcance era limitado fuera de USA, pero aún así le bastó para posicionar a sus últimos discos Me against The world y All eyez on me, entre los primeros lugares de los rankings de venta. Nada menor en un país obsesionado con las marcas (y con las balaceras).

Así llegó la noche del 7 de septiembre. “Tupac Shakur y Marion Suge Knight (magnate de la casa de discos Death Row, especializada en gangsta rap) iban conduciendo por Las Vegas después de presenciar un combate de Mike Tyson”, informó El País en 1996. “Al parar en un semáforo, un coche se colocó al lado y alguien les acribilló a balazos desde el interior. Knight sólo resultó levemente herido en la cabeza, pero Shakur fue ingresado en estado muy grave y el domingo le extrajeron el pulmón derecho”.

Un asesinato como represalia

Solo hace unos días, 27 años después del crimen, el Departamento de Policía de Las Vegas realizó el primer arresto de un sospechoso de participar en el crimen, Duane ‘Keffe D’ Davis (60). Este fue acusado del cargo de asesinato con arma mortal por su presunto papel como líder del grupo que disparó a Shakur.

Para la policía la responsabilidad del sospechoso es total. “Duane Davis lideraba a este grupo de individuos que cometió el crimen”, afirmó el teniente Jason Johansson en una rueda de prensa realizada el viernes pasado. “Él fue quien orquestó el plan que se llevó a cabo”. Todo habría ocurrido en represalia por una paliza que los acompañantes de Shakur le propinaron al pandillero Orlando Anderson, sobrino de Davis, en el MGM Grand Garden Arena, lugar donde se celebró el combate de Tyson.

Duane ‘Keffe D’ Davis, el sospechoso detenido por su responsabilidad en el asesinato de Tupac Shakur

Según el fiscal adjunto de distrito del condado de Clark, Marc DiGiacomo, Davis habría sido el “comandante en el sitio” que “ordenó la muerte” de Shakur tras la pelea. “Mr. Davis formuló un plan para vengarse del señor Knight y del señor Shakur”, aseguró.

Como informaron las agencias internacionales, la policía realizó una acabada reconstrucción de los hechos. Se difundieron imágenes de seguridad del hotel en las que se ve a varios hombres dando patadas y puñetazos a una persona que identificaron como Anderson. Según los datos recabados por la investigación, uno de los que participaron en la paliza fue Marion “Suge” Knight, cofundador y entonces director general de Death Row Records. Todo habría sido un ajuste de cuentas, debido a que Anderson habría intentado asaltar al grupo un año antes.

Según el teniente Johansson, ese incidente fue el que gatilló “la muerte a tiros de Tupac Shakur como represalia”. Así, Davis, Anderson y otros dos individuos, obtuvieron armas, subieron a un Cadillac blanco y siguieron al BMW negro conducido por Kight en que Tupac era pasajero. Esa noche se encontraba sin su guardaespaldas, Frank Alexander. Él alegó que ese día le habían asignado conducir el automóvil de la novia de Shakur, Kidada Jones.

En la serie documental Death Row Chronicles (2018), Duane Davis aseguró que él iba en el asiento de copiloto. Desde allí había deslizado el arma implicada en el tiroteo hacia el asiento trasero. “No voy a irrespetar el código de la calle, pero los disparos salieron del asiento trasero”, señaló. Eso sí, señaló que Anderson era uno de los que iban atrás. Este negó cualquier vínculo con el crimen. No vivió mucho más, pues murió en 1998.

Años después, Davis publicó su autobiografía, Compton Street Legend. Ahí detalla: “Tupac hizo un movimiento extraño y comenzó a buscar algo debajo de su asiento”, escribió. “Fue la primera y única vez en mi vida en la que pude comprender la instrucción de la Policía de ‘mantener las manos donde puedan verse’. Pero Pac sacó un arma y ahí fue cuando los disparos comenzaron. Uno de mis colegas que estaba sentado detrás agarró una pistola y empezó a responder”.

En el texto, Davis revela que rompió su silencio por primera vez en 2010 durante una reunión a puerta cerrada con autoridades federales y locales. En ese momento se enfrentaba a cadena perpetua por cargos de drogas. Por ello, aceptó hablar con ellos sobre el asesinato de Tupac, así como del asesinato a tiros del rival de rap de Tupac, Notorious B.I.G. ocurrido seis meses después.

El BWM negro en que Tupac Shakur viajaba como pasajero al momento de ser abatido

“Me ofrecieron dejarme ir por dirigir una ‘empresa criminal’ y varios presuntos homicidios a cambio de la verdad sobre los asesinatos de Tupac y Biggie”, escribió. “Prometieron que destruirían la acusación y detendrían al jurado acusador si los ayudaba”. Un paso que se abrió para esclarecer la tragedia.

La policía de Las Vegas allanó una casa a mediados de julio en el suburbio de Henderson de Las Vegas que está vinculada a Davis. Las autoridades buscaban artículos “relacionados con el asesinato de Tupac Shakur”, según la orden de cateo. Recolectaron varias computadoras, un teléfono celular y un disco duro, una revista Vibe en la que aparecía Shakur, varias balas calibre .40, dos “tubos que contenían fotografías” y un ejemplar de las memorias de Davis.

El juez de distrito del condado de Clark, Jerry Wiese, le negó la libertad bajo fianza a Davis. “A menudo se ha dicho que la justicia demorada es justicia denegada”, dijo el fiscal de distrito Steve Wolfson después de la audiencia en un breve comentario a la agencia AP. “En este caso, la justicia se ha retrasado, pero no se la negará”.

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