Eduardo Sacheri, escritor: “En Argentina, los discursos emocionales y mágicos gozan de una estupenda salud”

Eduardo Sacheri wsp
Eduardo Sacheri © Federico Paul

El destacado autor trasandino se encuentra en nuestro país en el marco del Festival de Autores de Santiago (FAS), donde presentará su última novela, Nosotros dos en la tormenta, enfocada en los grupos guerrilleros argentinos durante los 70. En charla con Culto, desmenuza el libro, se refiere al estado de la literatura latinoamericana y por supuesto, a las próximas elecciones presidenciales de su país.


El tema de los movimientos que propiciaban la lucha armada en la Argentina durante los 70, es algo que, en su condición de Licenciado en Historia, al escritor argentino Eduardo Sacheri le resultaba bastante atractivo. “En general, me gusta recorrer con mis novelas diferentes momentos de la historia argentina reciente, latinoamericana también, porque más allá de los de los ritmos específicos de cada uno de nuestros países me parece que todos nosotros tendemos a pasar por las mismas situaciones o los mismos dilemas, o las mismas problemáticas, aunque en nuestros países tengan ritmos diferentes”.

Además, agrega, la lucha armada guerrillera en el Cono Sur, “es un tema incómodo”. Y ello, reconoce Sacheri en charla con Culto, lo empujó aún más: “Esa incomodidad me resulta atractiva. Y por otro una cuestión más personal, autobiográfica que tiene que ver con mi propia niñez y un recuerdo muy fuerte de mi niñez, que tiene que ver con mi padre, un domingo de 1974, recibiendo una noticia familiar, atroz a través del teléfono y derrumbándose en llanto”.

Eduardo Sacheri wsp
Eduardo Sacheri © Federico Paul

Así surgió Nosotros dos en la tormenta (Alfaguara), una historia para la cual asegura haberse documentado mucho, a través de diversas fuentes de información, pero que terminó por colocarse 100% en el campo de la ficción. Dos amigos, uno de Montoneros, y otro del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) comparten sus vivencias en la clandestinidad y la ducha lucha que llevan a cabo sus organizaciones con la idea de llegar al poder por la vía armada, influenciados por la Revolución Cubana. Todo en 1975, bajo la presidencia de Isabel Perón (en rigor, María Estela Martínez de Perón).

De paso en Chile, donde participará en el Festival de Autores de Santiago (FAS) -el próximo sábado 14 de octubre, día en que presentará la novela-, Sacheri se refiere al por qué eligió la ficción para dar cuenta del fenómeno de las guerrillas. “Siempre prefiero prefiero moverme en el territorio de lo posible. Si yo buscase narrar personas reales por una cuestión ética me vería obligado a tratar de respetar todo lo posible los hechos reales, las circunstancias reales de esa vida, sobre todo, pensando en gente conocida. Por ejemplo, Mario Firmenich, el jefe de Montoneros; Mario Roberto Santucho, el líder del ERP. O Isabel Perón, o José López Rega, que es el líder de la Triple A, (Alianza Anticomunista Argentina) el movimiento paramilitar, parapolicial, totalmente ilegal, creado por Isabel Perón para perseguir a personajes de izquierda. Cualquiera de esas personas que te estoy nombrando tuvieron una vida real y, por lo tanto, no me sentiría cómodo, inventando alrededor de ese tipo de vidas”.

“Por eso elijo personajes menores, es decir, guerrilleros de base, los que militaban en cualquier célula de los alrededores de Buenos Aires. Es nutrirse de los hechos verdaderos. Es decir, que cualquier guerrillero de verdad pueda leer la novela y sentir está pudo ser mi vida. O de sus víctimas, esto pudo ser lo que sufrió mi familia. Pero ese ‘pudo ser ‘me da un margen de libertad que para mí es necesario”.

Eduardo-Sacheri

¿Hay un cierto romanticisimo en torno a los grupos guerrilleros?

No sé si siempre, pero sí me da la impresión de que la distancia cronológica que nos separa, en este caso casi 50 años, viene de la mano de una distancia que simbólica, que tiene que ver con el lugar de la violencia como herramienta política. Creo que nuestras sociedades actuales, toman distancia de la violencia como herramienta. Hoy en día no coincidimos con estas metodologías a la hora de buscar estos resultados. Entonces, me parece que esa romantización tiene que ver con un modo que para mí no es el mejor de resolver esa tensión. Me parece que cada pasado merece ser reconstruido con la mayor fidelidad posible. Porque pensar la historia no requiere nuestro juicio moral sobre el pasado, requiere nuestro entendimiento.

¿Qué le llamó la atención de la historia del ERP y Montoneros durante la presidencia de Isabel Perón?

Históricamente, el ERP y Montoneros apuntaban a la revolución social, a la conquista revolucionaria del poder, independientemente de quién tengan delante. De hecho, sus años más fuertes en cuanto a acciones armadas son el 74 y el 75. Montoneros y ERP no nacen para luchar contra una dictadura militar, nacen para tomar el poder. Frente a quien tengan delante. Si tienen delante un gobierno militar, será un gobierno militar, si tienen delante de un gobierno civil, es un gobierno civil. Al menos en mi país, hay un equívoco en suponer que esas organizaciones armadas lo que buscan es la restauración de la democracia republicana. No luchan para eso. Su objetivo es otro y me parece muy legítimo conversar al respecto. No es que están proponiéndose la restauración de la “democracia burguesa”. Pongo entre comillas lo de democracia burguesa, porque desde su perspectiva, eso es lo que es el gobierno de Isabel Perón. Me parece que precisamente lo interesante es ponerse en esas cabezas jóvenes que imaginaban un futuro socialista a la cubana, si se quiere, qué es lo que tenían en mente cuando combatían.

Eduardo Sacheri

Letras desde Latinoamérica

Sacheri es uno de los nombres más reconocidos de la literatura argentina, sobre todo tras el éxito de su novela La pregunta de sus ojos (2008), en la que se basó la película de Juan José Campanella El secreto de sus ojos (2009), ganadora del Oscar. Como él, otros nombres también han despuntado en el panorama editorial latinoamericano. Por ello, le consultamos en qué pie considera que se encuentran las letras de este costado del mundo.

Se toma algo de tiempo para pensar, y suelta: “La literatura latinoamericana está bastante visible en este momento, sobre todo de la mano de algunas autoras. Digo autoras porque me parece que son las que en este momento van llevando la vanguardia de la visibilidad. Sí me parece que sigue existiendo un problema de circulación dentro de América Latina de nuestros literaturas. Me parece que en general seguimos dependiendo bastante como del rebote en España. O sea, es más fácil para mí como lector argentino me aparezcan en el radar autores latinoamericanos si es que primero rebotan en España. (Alejandro) Zambra, por ejemplo, que es un autor que a mí me gusta mucho. ¿Cómo lo detecto? cuando veo que rebota en España. Entonces, me parece que falta todo un paso de circulación más horizontal dentro de América Latina”.

El escritor argentino Eduardo Sacheri.

Hace poco se entregó el Nobel de Literatura, y nuevamente se postergó a Latinoamérica. El último fue el 2010 (Vargas Llosa). ¿Cómo lo ve usted?

Si pensamos que solo hay dos latinoamericanos en los últimos 40 años, suena poco. Con la envergadura demográfica y cultural de América Latina suena que les están faltando.

¿Conocía a Jon Fosse, el noruego que ganó?

La verdad no me sonaba, y de hecho en Argentina casi no hay libros de él. Imagino que ahora empezará una carrera para tratar de conseguir sus libros, pero la verdad no me sonaba.

“No me parece que Milei disponga de un programa de gobierno sólido”

Como argentino, Sacheri no es indiferente al hecho de que el próximo 22 de octubre se desarrollarán las elecciones presidenciales en el país vecino (y una eventual segunda vuelta el 19 de noviembre). Con una baraja repartida principalmente entre los nombres de Sergio Massa, Patricia Bullrich y el candidato revelación, el ultraderechista Javier Milei.

“Miro las elecciones con una dosis de perplejidad, eso lo que siempre te procura la Argentina. Dejarte perplejo. Hasta hace un año todo indicaba que probablemente habría una alternancia en el gobierno y que esa alternancia fuera con la coalición opositora de Juntos por el cambio, que fue gobierno antes de Fernández. Uno podía pensar, bueno ahora le tocará gobernar a la centroderecha y juntos por el cambio. Y de repente emerge este señor Milei, mucho más a la derecha y todo indica que puede tranquilamente hacer gobierno. Entonces, la sensación es de súper perplejidad”.

Argentina Milei Voters
Presidential hopeful Javier Milei, of the Liberty Advances coalition, addresses supporters at his campaign headquarters after polling stations closed for primary elections in Buenos Aires, Argentina, Sunday, Aug. 13, 2023. Milei, who promises to turn Argentina around with dollarization, an iron fist and an end to the privileges of traditional politics, was the most voted for in the primaries, with 30%, making him as a favorite to reach the presidency in Oct. elections. (AP Photo/Natacha Pisarenko)

¿Qué opinión le merece Javier Milei? Se difundió un video donde plantea eliminar, por ejemplo, el ministerio de Cultura

¿Qué decirte? Me parece que en Argentina los discursos emocionales y mágicos gozan de una estupenda salud, entonces Milei es el último beneficiario de esa predisposición del electorado argentino. No es el primero, ni el segundo, es el más reciente. Pero no me parece que disponga de un programa de gobierno sólido. No es lo que ofrece, pero no es lo que se le pide. A él se le une el elector frustrado, enojado, desencantado, desilusionado. Rima muy bien con las propuestas de Milei, que ni siquiera son propuestas. Una persona arrancando cartelitos de una pared no es una propuesta. Pero bueno, yo no soy más que un ciudadano más que va a ir a votar. En general, a mí no me gusta que quienes tenemos una actividad intelectual o artística, nos levantemos como los censores romanos de nuestros conciudadanos. En realidad, la gran ventaja es que este año Argentina cumple 40 años de democracia. Votamos cada dos años y eso me parece maravilloso. Y me parece importante que los gobiernos que tenemos son los gobiernos que votamos.

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