A inicios de 2019, Patrick Hamilton presentó una sofisticada instalación en el Museo Reina Sofía de Madrid. The Chicago Boys Project, curada por Nelly Richard, proponía una reflexión en torno a los orígenes del neoliberalismo en Chile. Como una extensión de esa obra concibió Pabellón Atacama, un montaje que explora en las dimensiones históricas, políticas y culturales del cobre. El proyecto consideraba una estructura en ese metal, fotografías y esculturas en barro, inspirados en el documental Nostalgia de la luz, de Patricio Guzmán, la obra de Raúl Zurita, y la ley que nacionalizó el cobre.
-Era un proyecto bastante situado en torno a los 50 años, muy conectado con la cultura y con cuestiones contemporáneas, medioambientales. Era un proyecto bonito. Pero no logramos presentarlo en su totalidad porque renunciamos a la preselección para la Bienal de Venecia -dice.
Pabellón Atacama era uno de los siete proyectos preseleccionados para representar a Chile en la 60 Bienal de Arte de Venecia, que se extenderá entre abril y noviembre de 2024. La semana pasada, el artista y su equipo, integrado por los curadores Gabriela Rangel y Sergio Parra y el productor Juan Pablo Vergara, se enteraron de que la delegación nacional ya no estaría en el espacio de la Bienal, como ocurría desde 2009, sino en un espacio alternativo.
En un correo se les informó que el nuevo lugar no es administrado por la Bienal, sino que pertenece a la Marina Italiana. De este modo, Hamilton y su equipo presentaron su renuncia, alegando “una sumatoria de escollos” en la organización, desde falta de transparencia, cambios inesperados y, sobre todo, la pérdida del pabellón de Chile.
A su renuncia se sumó la deserción de otro proyecto: el Pabellón de la Libertad, de los artistas Joaquín Cociña y Cristóbal León. El viernes la ministra Carolina Arredondo ordenó un procedimiento para clarificar “eventuales irregularidades”.
-La Bienal se hace en el edificio del Arsenal y en los Giardini. Todo lo que está fuera de esos espacios pasa a un segundo plano -dice Hamilton desde Madrid.
El artista lo sabe por experiencia: hace 23 años visita la bienal y fue testigo del logro de 2009, cuando el país obtuvo un pabellón propio en el edificio del Arsenal. Allí han expuesto Iván Navarro (2009), Fernando Prats (2011), Alfredo Jaar (2013), Paz Errázuriz y Lotty Rosenfeld (2015), Bernardo Oyarzún (2017) y Voluspa Jarpa (2019).
-Nosotros postulamos porque íbamos a exponer allí, donde durante los últimos 14 años han expuestos los pabellones nacionales tanto de arquitectura como de arte.
En su carta de renuncia Uds. hablan de un retroceso histórico, ¿no están exagerando?
No. La única instancia de internacionalización que tienen las artes visuales en Chile es la Bienal de Venecia. Chile tiene la suerte de tener unos cuantos artistas que por su propio mérito y su propia gestión han labrado una trayectoria internacional: Cecilia Vicuña, Alfredo Jaar, Iván Navarro, Voluspa Jarpa, Enrique Ramírez, y entre ellos me cuento yo. Pero la única instancia que tiene el Estado para promover las artes visuales internacionalmente es el pabellón de la Bienal de Venecia. Hasta antes de 2009 Chile participó en el Pabellón Italo Americano, junto a países que no tenían espacio propio: Guatemala, El Salvador, Bolivia. Por eso fue una conquista histórica, y por eso salir del espacio de la Bienal es un retroceso. No va a ir a nadie.
En un comunicado del Ministerio explican que la Bienal les comunicó el 28 de junio que el espacio no estaría disponible porque sería restaurado.
Me parece inverosímil. O sea, cuando el concurso en Chile ya estaba lanzado les dicen que no hay pabellón porque tienen que tapar unas goteras. Si es así, quiere decir que hay una falta de comunicación brutal. La Bienal de Arquitectura de este año se hizo en el Arsenal. En Venecia cada piedra es un patrimonio de la humanidad y supongo que estas cosas las tendrán previstas con anticipación. O sea, es una excusa barata para intentar maquillar lo que es una negligencia brutal.
El comunicado destaca que Lituania ocupó ese espacio en 2019 y recibió el León de Oro al mejor pabellón.
Es patético decir eso. ¿Qué quiere decir? ¿Que Chile va a ganar el León de Oro? El pabellón de Lituania ganó porque el jurado está obligado a ver todas los pabellones nacionales. Y ese pabellón presentaba una instalación teatral (Sun & Sea) que había circulado por Europa. Ese no es un argumento.
¿Tampoco lo es que ahora dispongan de 400 metros cuadrados, más espacio expositivo que el anterior?
Las bases decían que el espacio destinado para Chile estaba en el Arsenal y tenía entre 140 y 200 metros cuadrados. Que sea el doble lo único que hace es complejizar la situación, no es una ventaja: el presupuesto es el mismo. En Venecia la ventaja es la ubicación: es mejor 200 metros cuadrados en la bienal que 400 fuera de ella.
El artista agrega que se llevaron una sorpresa adicional cuando el Ministerio anunció una muestra con motivo de los 50 años de la bienal dedicada a Chile en 1974.
¿Ustedes no estaban al tanto?
No, o sea, además van a instalar otra exposición. No sabemos quién la organiza, ¿bajo qué criterios? ¿Hubo concurso público o no? ¿Hay un curador? Me parece insólito. Se les ocurrió esta idea porque se quedaron sin pabellón y alquilaron un espacio más grande. Pero estamos hablando de dineros públicos.
En 2019, Patrick Hamilton participó en el proceso de selección y recuerda que para esta fecha el concurso ya estaba resuelto: “En agosto se eligió el proyecto de Voluspa Jarpa. Ahora estamos a mediados de octubre y recién vamos en la primera etapa”.
Desde el Ministerio dicen que no hay retraso, que ampliaron el plazo de postulación para que los equipos trabajen con calma.
Yo mandé una carta a la ministra Carolina Arredondo diciendo que eso me parecía absolutamente ridículo. El cambio de fecha se produce porque ellos se quedan sin pabellón y tienen que salir a buscar otro, no porque nosotros desconociéramos los plazos. Y ese comunicado infame intenta hacer pasar como algo beneficioso para nosotros, cuando lo que pasó aquí está claro: alguien no hizo la gestión para conservar el pabellón dentro de la Bienal. Aquí debería haber un reconocimiento público y quienes estuvieron involucrados en este desorden tendrían que salir del ministerio. Si yo trabajara como trabajó el ministerio en este concurso, mi carrera como artista se iría a la basura.
¿Le parece que han actuado sin seriedad?
El pabellón chileno nació el 2009, hubo gobiernos distintos, ministros, subsecretarios de distintas tendencias políticas, y hubo pabellón. ¿Qué pasa ahora que no hay pabellón? Porque lo concreto es que después de 14 años nos quedamos sin pabellón en la bienal.
Esta es la tercera controversia grande que afecta al Ministerio de Cultura: se suma a la polémica presentación en la Feria del Libro de Buenos Aires, con Julieta Brodsky, y la renuncia a la Feria de Frankfurt, con Jaime de Aguirre. ¿Qué piensa de la gestión en Cultura? El gobierno despertó muchas expectativas en materia cultural al comienzo...
Yo voté por Boric. Esto no es un tema contra del gobierno ni de la ministra, sino de este concurso. Dicho esto, yo me entero por la prensa y por lo que algunos amigos me cuentan, y al parecer ha habido negligencia y desorden, pero no sé si atribuírselo al gobierno. A lo mejor son personas, asesores. Pero evidentemente una gestión impecable en cultura no se ve. Si tú lo pones esto en la perspectiva de las expectativas generadas, dado que Gabriel Boric es un presidente que se supone que tiene una sensibilidad muy especial con el mundo de la cultura, no vista desde la época de Ricardo Lagos probablemente, si consideramos las expectativas generadas, claramente queda en deuda.
¿Ha conversado con los otros artistas? ¿También están sorprendidos?
Por supuesto, a ellos les sigue compensando intentar ir a Venecia, pero a mí no. Y aquí ha habido nula respuesta por parte de otros artistas. Si te fijas hay mucha gente opinando, pero los artistas no, porque están muertos de miedo, porque entienden que si opinan en contra, como lo estoy haciendo yo, el día de mañana postulan a un Fondart y no saben quién los va a evaluar.
¿A Ud. no le preocupa?
Yo simplemente renuncié. No he buscado transformarme en un artista que saca la voz o que de alguna manera ponga en evidencia todas estas irregularidades. Mi voz es mi trabajo. Ahora me ha tocado jugar este rol y lo hago porque me gustaría que de cara al futuro el Ministerio de Cultura recupere el pabellón de Chile en Venecia y ojalá tengamos un proceso ordenado y transparente, y que todos trabajen con ese objetivo. Eso yo lo vi con el pabellón de Iván Navarro, con Lotty Rosenfeld: estaba todo el ministerio detrás, había un trabajo de comunicación mancomunado. ¡Qué envidia, qué envidia!