Más que un concierto fue una experiencia. El joven Mike McGonigal todavía recuerda como su cuerpo y sus oídos se estremecieron la noche en que vio una presentación de My Bloody Valentine. Por entonces una oscura banda basada en Londres que se hacía notar gracias a su álbum debut Isn’t Anything (1988). Un trabajo en que ya proponían su particular expansión sónica basada en el ruido, los cambios de ritmos y las voces mezcladas muy debajo de las guitarras, a contrapelo del pop. Un paso que luego consolidaron en su álbum más célebre, Loveless (1991).
“Los escuché y me gustaron, pero no fue hasta que los vi actuar en su primera gira por los EE. UU. en 1989, un espectáculo notoriamente ruidoso en un pequeño club en Hoboken, Nueva Jersey llamado Maxwells con J. Mascis detrás de la mesa de sonido -cuenta a Culto-. El espectáculo fue tan ruidoso que mis amigos y yo tuvimos que salir a la calle durante la mitad del mismo. Fueron increíblemente buenos. Tenía amigos en común, así que cuando estuvieron de gira con Loveless los llevé a uno de sus shows y estuvimos de fiesta toda la noche, y se quedaron a dormir en mi casa”.
Con el tiempo, McGonigal logró conocer a la banda. Pero fue su álbum Loveless el que lo empujó a escribir sobre ellos. El resultado fue el libro sobre el álbum incluido en la célebre colección 33 1/3, publicado originalmente en 2007 y que acaba de llegar a Chile vía editorial Clubdefans. Este tuvo el trabajo de traducción de Jimena Cruz e incluye un prólogo del músico Juan Pablo Órdenes (Columpios al suelo, Chini.png), un reconocido fan de la banda.
En la subcategoría de mitos de la música popular, Loveless ocupa un lugar especial. El habitual proceso de grabación, mezcla y masterización tomó dos años, entre 1989 y 1991. La historia dice que el grupo pasó por no menos de 19 estudios de grabación y contó con una lista igual de ingente de productores y técnicos. La imagen más habitual es la del líder Kevin Shields, un obseso del sonido, trabajando incontables capas de sonidos de guitarras, sampleando y trabajando las grabaciones para generar un sonido denso y complejo de descifrar.
Se cuenta que la creación del álbum fue un proceso tortuoso, que tensionó la relación entre el grupo y el sello discográfico Creation Records. Es conocida la afirmación de que el costo de álbum hizo tambalear las finanzas de la disquera y estuvo a punto de generar la quiebra. De hecho, tras publicar ese disco, no volvieron a sacar material hasta 2013.
La propuesta sonora, densa, arremolinada y ruidosa del álbum generó cultores e imitadores en un movimiento que fue motejado como shoegaze. Una suerte de subgénero del rock alternativo en que se buscó rescatar el lado más atrevido del rok and roll, pero prescindiendo de sus formas más tradicionales afincadas en las estructuras del blues y el sonido más directo.
Hasta hoy Loveless es considerado un disco de Culto. La revista Rolling Stone, con su habitual obsesión por los rankings, lo ubicó en el lugar #73 en su listado de los 500 mejores discos de todos los tiempos. “Loveless encontró seguidores en luminarias como Brian Eno, Billy Corgan y Robert Smith -dice la reseña de Brett Schewitz-. Definió el sonido de una generación de bandas y después del espectáculo de los 80, dio lugar a bandas que no querían fama, artistas que actuaban en condiciones de poca luz, con los ojos cerrados o mirando sus zapatos. La música era introspectiva y la producción grande”.
Todo el embrollo y el enigma en torno a la banda, movieron a McGonigal a investigar. Consiguió hablar con tres de los músicos: el guitarrista y compositor Kevin Shields, la bajista Debbie Googe y la cantante y guitarrista Bilinda Butcher. Solo el baterista Colm Ó Cíosóig declinó.
“Escribí el libro antes de que la banda se reuniera (en 2007) -dice el autor-. Fue muy difícil localizarlos. Colm, el baterista, con quien había sido el más cercano de todos los miembros de la banda, declinó participar. Más tarde me di cuenta de que era en parte porque estaba muy enfermo durante la grabación que todos los sonidos de batería de Colm se replicaban a partir del muestreo, lo cual era muy difícil de hacer en ese momento con el equipo que tenían. En años posteriores, Kevin Shields habló con mucho más detalle sobre la grabación del disco y los muchos años antes de que finalmente volvieran a grabar. Pero hace 15 años, cuando estaba escribiendo el libro, era muy difícil lograr que hablara, y difícil hacerlo a larga distancia, etc.
¿Cuál es el mito más ridículo que rodea a Loveless?
No estoy tan seguro de que la grabación de un disco fuera suficiente para casi arruinar su sello, Creation. Por supuesto, gran parte de la razón por la que era tan caro en primer lugar es que el sello sólo podía pagar visitas cortas al estudio a la vez. ¡Así que se necesitaron 17 sesiones diferentes para lograrlo!
¿Es Kevin Shields un personaje tan complejo como la leyenda lo presenta?
Me imagino que tiene que ser difícil ser la persona más inteligente de la sala. Siempre ha tenido la capacidad de escuchar sonidos muy complejos y luego realizarlos. Un poco como Brian Wison en ese sentido, pero para tipos de sonidos muy diferentes, por supuesto. Es realmente una lástima que nunca pudimos escuchar la música que grabaron después de Loveless, cuando Island Records les instaló su propia casa con un estudio de grabación dentro. Durante años vivieron allí y trabajaron en música y sólo surgieron muy pocos temas, ninguno sustancial con la extraña excepción de una versión de la banda Wire. Definitivamente es un genio y, por lo que he visto, es muy difícil trabajar con él. Su música es tan genial que es realmente un regalo para el mundo, ¿sabes?
En su opinión, ¿por qué fue tan largo y difícil el proceso de Loveless?
Tres palabras: concursos de comer pollo. Kevin se aburría cuando lo colocaban en el entorno equivocado para hacer la música que sabía que podía hacer, por lo que él y la banda a menudo simplemente bromeaban. Cuando finalmente todo se juntó, no pasó mucho tiempo. Pero estaba intentando hacer algo que nadie más había hecho y que sólo él estaba escuchando. Toca el bajo en las grabaciones, programa la batería, canta gran parte de la música, toca las guitarras ¡Es esencialmente un disco en solitario con su ex novia cantando! Gran parte de la razón por la que tomó tanto tiempo para que hubiera una secuela de Loveless es porque Kevin pasaba mucho tiempo de fiesta con la pandilla de la banda Primal Scream; lo dejaré así.
¿Qué impacto tuvo Loveless en el momento de su publicación?
El disco causó sensación al instante. Lo escuché en todos los cafés y en las casas de todos los amigos. Lo interesante fue lo diferente que sonaba según las frecuencias que uno escuchaba. Hay mucha información en ese disco, pero es en gran parte mono y un muro de sonido. Las bandas habían podido copiar con cierta dificultad el sonido de su anterior disco Isn’t Anything , pero nadie podía realmente copiar el sonido de Loveless . Era casi imposible siquiera descubrir cómo hacerlo. Loveless todavía suena como ninguna otra cosa, y revitalizó la música rock en un momento en el que necesitaba desesperadamente ser empujada hacia nuevos reinos, hacia registros extraños y bandas que se sampleaban a sí mismas.
Como fan de la banda, ¿qué fue lo que más le sorprendió de conocer a los músicos de la banda? ¿Se decepcionó?
Tuve una experiencia extraña en la que había sido amigo de ellos antes de escribir el libro, y luego definitivamente no fui amigo de ellos. Si tuviera que hacerlo de nuevo, me habría esforzado más y no me habría preocupado si seríamos amigos, habría sido más periodista. Estoy contento con el libro tal como está, por supuesto, pero hay algunas situaciones en las que no puedes preocuparte si vas a ser amigo o no de alguien y lo juzgué mal.
El libro Loveless de My Bloody Valentine, disponible durante octubre solo en disquería Clubdefans, será lanzado en un evento el próximo jueves 2 de noviembre en Club Papagayos (Alameda 240; Metro Universidad Católica). En la ocasión, la banda Columpios al Suelo interpretará un set de canciones del grupo. Las entradas están disponibles vía Portaldisc.