“One, two”. Tal como en I saw here standing there, la canción que abre Please, Please, me, el primer álbum de The Beatles, una cuenta abre Now and Then, su última canción ya disponible en plataformas digitales. Un milagro de la tecnología. Se trataba de una grabación de la que se conocía su existencia desde hace años, pero que se asumía no sería publicada.
Originalmente, era un esbozo de canción que John Lennon maqueteó en sus días de retiro entre 1975 y 1980. Por entonces, pasaba los días mirando televisión, leyendo los diarios (en especial el horóscopo) y caminando por Central Park. Si bien no salió de gira ni publicó discos en ese lapso, no abandonó la música. “Él siempre andaba tocando música en la casa, siempre estaba haciendo demos, y lo recuerdo grabando esos cassettes”, rememora su hijo menor Sean, en el documental que antecedió el lanzamiento.
El musicólogo, periodista y académico de la UNAM Canadá, Mario León, contextualiza la grabación original. “Esta composición de Lennon es el Lennon de los años setenta, que tiene mucho que ver con la sonoridad de esos años -dice a Culto, desde Canadá-. La sonoridad de ELO, y más aún, la sonoridad de los Bee Gees. Si pones ojo a cómo suena Double Fantasy, el último disco de Lennon, esa sonoridad es la misma de los Bee Gees, con canciones como How deep is your love?, que suena muy parecida a Woman”.
Por ser una grabación informal, sumado al habitual relajo de Lennon con la tecnología, el cassette tenía una muy baja fidelidad de audio. En su estilo, el músico desarrolló una letra con frases muy sucintas, que van desde el amor a pensamientos más existenciales. Más propio de su era solista, que del período Beatle, en que solía ser más arriesgado. “Sé que es verdad, todo es por ti/Y si lo logro, todo es gracias a ti/Y de vez en cuando, si debemos comenzar de nuevo/Bueno, no estábamos seguros de que te amo”, dice la letra.
La canción se intentó trabajar para el proyecto The Beatles Anthology, de los años 90, tal como los sencillos Free as a bird y Real Love. Pero la mala calidad del audio fue insalvable. Además, era solo un esbozo. En opinión de Harrison, el tema necesitaba una reelaboración profunda. Fue él quien marcó más aprensiones, lo que explica por qué no se lanzó en ese momento. “No tenía un título muy bueno, necesitaba un poco de reelaboración, pero tenía un verso hermoso y John lo cantaba. Pero George no quería hacerlo”, explicó “Macca” en una entrevista de 2006 con revista Q.
Gracias a la IA, se pudo limpiar la grabación de Lennon y obtener su voz limpia. Se trata de una tecnología desarrollada por el equipo del cineasta Peter Jackson para el documental Get Back. Así, McCartney y Ringo comenzaron a trabajar en 2022. “Ahí estaba la voz de John, clara como el cristal -dice McCartney en el cortometraje sobre el lanzamiento -. Es bastante emotivo. Y todos tocamos en él, es una grabación genuina de los Beatles”.
Ambos añadieron nuevas partes de bajo eléctrico, guitarra, batería, algunas voces, además de algunas grabaciones de Harrison de los 90. Por su lado, “Macca” añadió un solo de guitarra slide en el estilo de George -fallecido en 2001-. Una práctica que ya realizaba en el período Beatle; por ejemplo, el solo de guitarra de Taxman, la canción que abre el legendario álbum Revolver (1966), fue tocado por McCartney en su Epiphone Casino.
A diferencia del proyecto Anthology, que tuvo a Jeff Lyne en la producción musical, en esta ocasión McCartney y Ringo recurrieron a Giles Martin, el hijo del productor George Martin, quien acompañó al grupo en los sesenta. Giles es un aliado de los últimos tiempos, ya que ha estado a cargo de varios de los últimos lanzamientos del catálogo de los Fab Four, como las reediciones de los discos Revolver, Sgt.Pepper’s Lonely Hearts Club Band, White Album, Let it be, Get Back y Abbey Road.
“Una confesión adulta íntima y dolorosa”
Los expertos ponderan la pieza desde la expectativa que generó. Para Sergio Marchi, periodista musical argentino y coautor junto a Fernando Blanco de libros como Los Beatles desde el comienzo (1962-1966) y Los Beatles en el final (1967-1970), Now and Then cumplió la alta expectativa que se generó. “Me gusta el tema, es una canción, hermosa, muy melancólica, que acompaña la lluvia de Buenos Aires. Me pone triste y supongo que porque sé que es la última. Pero no fallan en gatillar la emoción”, dice a Culto.
En el plano musical, Mario León extiende el análisis. “Cumple las expectativas, porque eso nos hace gustar o no de la música, y en los años sesentas ellos estuvieron empujando las expectativas de la gente hacia adelante. Con lo que sucedió en los 90′ se volvieron menos trascendentes, porque fueron ya no a la vanguardia, sino detrás de las corrientes musicales. Me parece que la balada no despega nunca, pero viéndole algunos méritos, me parece que está bien contar al comienzo con la voz envejecida de McCartney porque va en sincronía con el título y la letra de la canción. Eso es lo más acertado”.
León apunta algunos ripios. “Hay algunos pianos de McCartney que me parecen un poco desafortunados. Una persona como él, que hizo Martha my dear o Lady Madonna podría haber jugado un poco más con eso. Ahí se echó de menos el orden que le daba la mano de George Martin, porque el hijo puede ser buen productor en el punto de vista técnico, pero no fue el arreglista. En los arreglos me parece que son una vuelta; tratar de reciclar esas cuerdas que se emparentan con la tradición de canciones de sonoridad oriental como Within you, without you, I am the Walrus, le dan una coloratura nueva, porque la canción necesita un giro. El solo al estilo de Harrison está bien logrado, pero es un tributo”.
Por su lado, Mario Olguín, director de la banda Beatlemanía, que tributa la obra musical de The Beatles, apunta que no tenía mayores expectativas sobre Now and then. Aunque adelanta que se va a incluir en los próximos shows del grupo. ”Lo tomo como algo sentimental el hecho de volver a escuchar a John de alguna manera -dice al teléfono con Culto-. Pero indudablemente, no esperaba gran cosa. No está George, no está John, aunque sea con la voz. Creo que el resultado ha sido aceptable, pero a mi juicio no se compara con la canciones de la discografía original, ni siquiera con Fee as a bird y Real love. De alguna manera, quizás George tenía algo de razón cuando no la quiso trabajar. Linda, hermosa, sentimental, pero para mí es algo testimonial y creo que no corresponda analizarla musicalmente”.
En el señero The Guardian, el crítico Alexis Petridis apuntó: “Al escuchar Now and Then, es difícil ver cuál era la objeción de Harrison en términos puramente musicales. Una balada de piano reflexiva y de mal humor que claramente nunca reemplazará a Strawberry Fields Forever o A Day in the Life en el afecto de los fanáticos de los Beatles, pero es una canción mejor que Free as a Bird o Real Love. Y reelaborado póstumamente como un tema de los Beatles, definitivamente tiene un mayor impacto emocional. Si quieres conmoverte, la letra proporciona un amplio espacio para hacerlo”.
Desde la clásica Rolling Stone, su crítico Rob Sheffield, la destacó como “una brillante declaración final”. “Now and then podría haber sido barata, empalagosa o exagerada, pero en cambio, es una confesión adulta íntima y dolorosa. Puedes escuchar por qué Paul nunca olvidó esta canción a lo largo de los años y por qué no podía dejarla pasar. También podrás escuchar por qué sabía que tenía que ser una canción de los Beatles y qué razón hizo al perseguir su loca búsqueda hasta el final. En otras palabras, es una canción real de los Beatles, que añade un clásico más a la historia de amor musical más grande del mundo”.
Ante todo, Now and Then es un bien logrado ejercicio de nostalgia de alta tecnología. Cumple con satisfacer a la fanaticada militante. Musicalmente, remite al período final de The Beatles, por el uso de las cuerdas, trucos de estudio y la mayor presencia sonora de los instrumentos. La tecnología de la IA permitió una grabación limpia, que supera el resultado de Free as a bird y Real Love, en el sentido de que el artificio de reunir a los Beatles en el espacio virtual, queda mejor resuelto y la voz de Lennon se integra mucho mejor con la música. Es ciertamente emotiva.
Pero en su estructura la canción es a ratos monótona, moviéndose sobre la secuencia inicial. Le faltó un momento de quiebre más marcado y una parte que marque una diferencia (la que en música se conoce como parte C). Se extrañan también los juegos de armonías vocales tan propios de los Beatles, pero se comprende esa omisión por el hecho de que ya no están Lennon y Harrison, Ringo nunca fue un gran cantante y McCartney ya tiene la voz de un individuo de 80 años (de hecho, su voz está bastante baja en la mezcla). Como sea, cumple como un regalo para los fans. Este es el último trozo de una historia legendaria.