Plumas: “Nuestra esencia no responde a la lógica del mercado, pero con La Moral fue lo mismo”
La banda de los hermanos Abel y Camilo Zicavo lanzan La weá, su segundo largaduración. Esta vez apuestan por una mezcla que reúne canciones de vocación pistera, una legión de invitados (entre estos 9 raperos solo para una canción) y un toque de humor. Acá desmenuzan las claves de un trabajo con fuerte acento chileno, el que asumen como el más propio de su carrera, además de la película que acompaña el álbum. "Nos dimos más licencias y hablamos de las cosas de la manera que queríamos hacer", dicen.
La idea era tomar los equipos, subirse a una camioneta y viajar a Chillán. Ese era el plan inicial que proyectaban los hermanos Abel y Camilo Zicavo para grabar La weá, el nuevo álbum de su banda, Plumas ya disponible en plataformas digitales. “Nosotros somos de Chillán, siempre íbamos cuando chicos para allá. Y dijimos, ‘ya, vamos para abajo de la cordillera a unas cabañas, arrendamos alguna cosa y nos llevamos los equipos’ -recuerda Abel-. Empezamos a cotizar y era muy caro. Después pensamos en Algarrobo. Buscamos alguien que nos pudiera prestar una casa y lo mismo, era muy caro”.
Los Plumas debían encontrar una solución. Solo contaban con un poco más de dos meses para grabar. “Nosotros no pensamos hacer un disco, pensábamos hacer un nuevo EP para el segundo semestre, pero al sello se le ocurrió que hiciéramos un disco. Nos dijeron ’¿y por qué no hacen un disco mejor? pero lo hacen para un poquito antes, como para Julio’”, cuenta Abel.
“Eso fue a finales de febrero -apunta Camilo-. Entremedio teníamos Lollapalooza. Fueron así meses súper intensos, de mucho ensayo, de mucho componer. Teníamos muy poco tiempo”.
Sin saber dónde iban a grabar, fue la bajista e ingeniera de sonido Victoria “Vicky” Cordero la que salvó la situación. Conocía el dato de Estudio Los Lobos, un recinto recién inaugurado en Pichilemu, a pasos de la playa famosa por su oleaje. “Ella había grabado un proyecto ahí, pero cuando recién se había montado la sala, aún no totalmente lista -apunta Abel-. Entonces realmente fuimos los primeros en grabar. Sabíamos que íbamos a trabajar muchas horas porque teníamos muy poco tiempo. Con todo ese agote necesitábamos tener un espacio donde salir. Queríamos estar un lugar agradable. Entonces salir del estudio, ir a mirar el mar y dormirse con el sonido de las olas, era lo máximo”.
Gran parte del material finalmente se grabó en Los Lobos, junto a la banda que los acompaña en vivo. De vuelta en Santiago, el resto se completó durante unas sesiones en La Salitrera. Ahí terminó por tomar forma La weá, el segundo largaduración de la banda que marca una propuesta diferente a su debut homónimo de 2021. Su material es igualmente diverso, pero tiende a concentrarse en canciones más directas y rápidas. así pasan temas como Cahuín, La caída, La despedida y la canción que le da nombre al disco. De alguna forma conecta con una ruta que habían comenzado a trazar en el EP Sobre el júbilo y la pena, lanzado en enero de este año.
“Al empezar a montar la las canciones con la banda, nos dimos cuenta que las canciones que más disfrutamos tocar en el ensayo y en vivo son las más rápidas -explica Camilo-. No es la masa madre del primer disco que es Cerca del sol, Profesora Rubilar, Ese segundo, no, son las que nos hacen mover la patita. Entonces para lo que hicimos después, el EP, dijimos hagamos más de los temas que nos gusta tocar en el ensayo. Y ya en el disco nos fuimos con todo para ese lado, a pesar de que igual hay harto tema lento, pero en general los temas en su mayoría, están pensados en el goce de tocarlos”.
Los cambios no solo se concentraron en el repertorio. También en la producción. En el álbum debut contaron con los hermanos Francis y Mauricio Durán, de Los Bunkers, como productores, y en Sobre el júbilo y la pena, fue el destacado músico Ángelo Pierattini el que se ocupó de esa labor. Pero en La weá, es Abel Zicavo el que debuta como productor. Una idea que surgió un poco por la premura del tiempo, pero también por un anhelo natural que tener todo el proceso en sus manos.
“Un día estaba escuchando unas maquetas de la canción La despedida -recuerda Camilo-. Y le dije al Abel ‘¿sabes? La despedida tenís que producirla tú’. Y al rato después fue como ‘el disco completo tenís que producirlo tú’. Si queremos crecer como artistas, si queremos crecer en nuestro oficio, los primeros en apostar por nosotros tenemos que ser nosotros mismos. Así que nos la jugamos”.
Abel ya sumaba algo de experiencia. Él se había ocupado de producir la canción Lo nuestro, incluida en Sobre el júbilo y la pena y habitualmente se involucra a fondo en el trabajo de preproducción de todo el material de Plumas. “Fue la raja, fue muy intenso”, admite. “Pero fue cómodo para mí porque el grupo fue muy amable y me hicieron la pega más fácil. Yo les decía, ‘ya, cabros, vamos a hacer esto y esto’. Llegaban y lo hacían perfecto. Yo sabía que las propuestas estaban medianamente bien, pero otra cosa es la realidad en la que uno lo puede hacer carne. Y funcionaban a la primera. Entonces era un alivio funcionar así”.
¿Y por qué el disco se llama La weá?
AZ: Lo concreto es que es el nombre del single fuerte que viene en el disco y le da el nombre al disco. Pero tiene un significado más amplio, como es el mismo significado de la palabra. Porque es algo muy amplio que puede ser cualquier cosa y el disco no es tan amplio, pero es bastante amplio.
CZ: Sí, es algo amplio, es algo nuestro y algo local. Yo siento que también hay un pequeño guiño al Fome de Los Tres, como un localismo. La canción la montamos muy rápido. A mí me gusta porque yo casi no toco guitarra, o sea, hago la guitarra rítmica, pero toco muy mal. Hice un tema ruidoso que aguanta todo el ruido con el que yo toco. Creo que para la banda fue un poco así y nos gustaba, nos gustaba bailar. Necesitábamos un tema así para bailar. Fue el primer tema que montamos del disco nuevo y lo empezamos a tocar en vivo. La gente comenzó a bailar, conectó inmediatamente.
AZ: Yo estaba pegado además con el Twist y con el rock and roll, todo eso mezclado con un poquitito de White Stripes y otros elementos por ahí, por allá, pero sobre todo con eso. El coro de la canción es una frase de guitarra ¡que vuelvan las guitarras! Bueno, es como mezclar todo eso a la juguera y sacamos un tema para bailar. Y como dice Camilo, lo empezamos a probar en vivo y al tiro estaba toda la gente bailando. Bailaban rock and roll en el 2023, la raja.
CZ: Y nosotros siempre hemos sido de frentón pacatos y conservadores en no decir groserías en nuestras canciones. No hay groserías en nuestras canciones. Es que nos criaron así, como ‘niños pórtense bien’. Y ahora todo el mundo dice groserías en sus canciones, o sea en el urbano ese es el lenguaje. Así que fue como ‘uyy pongámosle la weá’ ajajaja (ríe). Nos sentimos muy arriesgados, es muy ñoñazo, pero de verdad nos sentimos como ‘uyyy vamos a hablar de la weá’.
Darse gustitos
En La weá no solo hay canciones. Al escucharlo sorprenden los pequeños detalles. Entre las canciones Cahuín y Mis heridas, suena un breve fragmento titulado El dolor. No es otra cosa que una intervención de Gabriel León, bioquímico y doctor en Biología Celular y Molecular, además de divulgador científico con su podcast La ciencia pop. Los Zicavo son fervientes seguidores y de un arranque, decidieron invitarlo. “Nos gusta caleta La ciencia pop, su voz como suena, qué se yo. Nosotros le escuchamos todo, le comentamos todo, somos muy, muy fans del Gabriel y lo invitamos. Ha ido a shows ¡pero aún no nos hemos conocido en persona! hemos hablado por correo, instagram, todo. Pero aún no nos hemos visto”, cuenta Camilo.
También suena el mar. Como Martin Hannett grabando el silencio, los Zicavo deseaban incluir parte del paisaje en que se grabó La weá. Se puede escuchar al final de 5 minutitos, el tema que cierra el disco. Una voz pasada por efecto celebra estar paseando por la playa junto “al perro millonario (que no es otro que Farkas, el perro de Denise Rosenthal, la esposa de Camilo)”.
”Estábamos grabando unas baterías finales y necesitábamos unos sonidos del mar -recuerda Camilo-. Los cabros bajaron a la playa que está a una cuadra del estudio. Y ahí uno de los cabros se grabó haciendo eso. Nunca lo escuchamos y el Martín (Berríos, tecladista) agarró ese fragmento y le puso un efecto. Nos tenía que enviar sus camas de teclados para 5 minutitos y metió ese chiste al final como para reírnos nosotros ¿cachai? muy en nuestro humor. Pero dijimos dejémosla. El Martín nos dijo ‘¿pero por qué lo van a dejar? ¿pero y la seriedad?’ ¡qué seriedad, dejémoslo! Gracias, Martín”.
Y sobre chilenismos, en Cahuín dice la letra: “Como te gusta/te encanta/tú vives del cahuín/chisme por aquí/ chisme por allá” ¿a quién o a quienes va esa canción?
AZ: Es algo veíamos entre la prensa, las redes sociales. Las noticias que replican lo que dijo alguien, sobre no sé quién, que habría dicho. Y después las redes sociales vuelven a replicar eso. Y después alguien responde eso y se vuelve a replicar. Al final fue como ‘oye, pero los chilenos tenemos una palabra específica para eso, el cahuín’ ¡así de chismosos somos! O sea, todos los programas, los matinales, son puro cahuín. Escribimos la canción y ese segundo coro, el ‘cómo te gusta, te encanta’, era un coro que teníamos compuesto de hace ocho años de un chachachá. Había quedado ahí y nunca lo montamos, entonces fue como ¿y si lo ponemos acá?.
CZ: Es reflexionar en torno a cómo hemos ido confirmando la institución que es el chauineo en Chile. Alguien llega con cahuín jugoso y salen los tejidos. Todos en algún momento hemos disfrutado de escuchar algún buen cuento jugoso, bien contado. Entonces, es también una crítica, pero una crítica livianita, eso sí. Como para reirnos.
Probablemente más de algún cahuín sonó en las sesiones. El disco suma una legión de invitados; de Ángelo Pierattini y Gabriel León pasando por los Hermanos Ilabaca, Alectrofobia, el argentino Marki, hasta el insólito desfile de nueve raperos convocados para Cero Atao, en que pasaron Ceaese, Liricistas, Zaturno, Loyaltty, Ámbar Luna, Jared, Utópiko, aKa77 y Adione. “Estábamos en La Salitrera, era como ponernos en la galería y verlos pasar -recuerda Camilo-. Llega la Ámbar Luna, ya la habíamos contactado y se sumó al tema. Ella andaba con una amiga. Graba su parte, estábamos ordenando y le preguntamos a la amiga ¿y tú cómo te llamas? ¿Katy? oye ¿y tú rapeas? nos dijo que sí y le contestamos ‘ya pos, a rapear’. En dos minutos escribió un verso que le salió brutal. Después supimos que es de las reinas de las batallas de gallos”.
Se dieron varios gustos entonces...
CZ: Es el disco más nuestro que hemos hecho. En el que nos dimos más licencias, en el que hablamos de las cosas de la manera que queríamos hacer, sin conversarlo con ocho personas más como pasaba en el caso de La Moral. O como en el primer disco de Plumas, que también lo dialogamos mucho con el Mauro y el Francis, o con el Ángelo en el EP. Era ¿y si metemos esta talla entre medio? vamos ¿y si metemos este jugo no tiene nada que ver con el disco? lo metemos.
Junto a La weá, viene una película. Cada uno de los 12 temas tiene un videoclip. Al reunirlos, se forma una narración, en que los Plumas son una suerte de rebeldes en busca de un entrañable y peludo monstruo que está siendo perseguido. Todo fue montado bajo la dirección de Martín “Longa” Palma, un amigo del dúo. Grabaron los 13 videos en cinco días, a un ritmo agotador de tres diarios. Para las locaciones, se movieron entre Santiago, Pirque, el Cajón del Maipo, Algarrobo y Punta de Tralca. Y por supuesto, hasta los invitados se sumaron.
“En algún momento cachamos que íbamos a tener un presupuesto para hacer videos para los dos singles y otro presupuesto algo menor para hacer visualizers -detalla Camilo-. Ahí me dije ¿y si juntamos todo? le dije a los cabros que si hacemos un video, hagamos algo que se desarrolle como una historia. Yo tenía la idea de que todos los videos fueran nosotros en un auto viajando y que cada canción fuera un paisaje distinto. Muy sencillo, pensaba yo. Y el Longa dijo ‘si vamos hacer eso, hagamos una película’. Así que en paralelo, mientras terminábamos de componer y producir las canciones, estábamos trabajando la idea de la película con el Longa. El consumo de videoclips va a la baja. La gente está en la web, los videos de 15 segundos de TikTok y va pasando. Entonces es una jugada que es muy para nosotros, para un nicho de gente que va a ir a consumir ese producto, pero nos entretiene mucho. Al final creo que hacemos esto para hacer ese tipo de cosas”.
Con un disco así, que transmite ese humor tan personal y con una película en tiempos de videos cortos ¿no se lo cuestionaron de repente? lo más obvio habría sido hacer algo más comercial...
CZ: Estamos apostando mal ajajaja (ríe). Nosotros partimos con una banda de pop rock el 2022, cuando estamos pasados los 30, un un contexto musical donde la música urbana, los solistas y las canciones de campamentos de compositores son lo que manda el mercado. Toda nuestra apuesta está mal, la esencia de Plumas no responde como a la lógica del mercado. Pero cuando estábamos con La Moral fue lo mismo. Nosotros dijimos, hagamos canciones de reggaetón con banda, con salsa, aunque aquí nadie sabe bailar salsa, y las guayaberas están prohibidas. Lo logramos hacer. Entonces tenemos ese gustito de que creemos que lo podemos lograr de nuevo. Pero sí nos hemos dado cuenta que cuando más disfrutamos las canciones, es cuando más reales son. Claro, después hay un proceso de postproducción, uno puede moldear en función de ese consumo masivo que nos interesa. A nosotros nos gusta el mainstream. No pretendemos ser una banda de nicho para nada, pero sí creemos en nuestra intuición.
¿Pero no se siente esa presión de responder a expectativas? igual ustedes trabajan con un sello
AZ: O sea, sí la sentimos, pero trabajar así es más feliz. Eso de estar grabando, llega el Camilo Salinas, le decís ‘oye ¿querís grabar un teclado? y lo graba feliz. Loco, estaba Camilo Salinas grabándonos un Rhodes.
CZ: La persona que es exitosa vive pensando en el terror de fracasar y la gente que está fracasada, vive pensando en en cuándo va a ser exitosa. Eso es así y creo que nosotros hemos como que encontramos un poquitito más amable de llevar la frustración, de no estar lográndolo, a estar frustrado por lo que estamos haciendo. Personalmente era algo que a mí se me estaba pasando en el proceso anterior con La Moral. Ahí nos estaba yendo bien, podíamos vivir de la música, estábamos tranquilos, pero no era feliz y esa fue la decisión principal de hacer esto.
¿Sienten que con este disco se asienta el sonido de Plumas?
AZ: Acá ya se asientan ciertas cosas. Hay elementos como la cuestión coral, las armonías de voces que para nosotros es muy importante, ya se entiende que es parte de Plumas. O la cuestión de que haya hip hop o rap, nos gusta Aerosmith con Run DMC, esa es la onda. También que tenga fuerza y sea bailable. Nos encanta que sea bailable. Esa es la onda.
El show de lanzamiento de La weá está programado para el 15 de diciembre en Matucana 100. Las entradas están disponibles por sistema Tickeplus.
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