Cómo asesinar a Felipes: “La banda sonora de la estupidez es la música urbana”
Un flamante álbum grabado en Alemania, los cambios de la escena local, el desgaste interno, la trama inconclusa del nuevo pop chileno, y el juicio categórico ante el urbano. CAF apunta y dispara.
“Ya tengo las maquetas en mi poder y están dentro del universo CAF, bien progresivas”, decía en octubre de 2022 Koala Contreras, la voz de Cómo asesinar a Felipes. La banda estaba a punto de partir a Hamburgo para conocer in situ su nueva casa, el sello Clouds Hill, el mismo de The Mars Volta, y aprovechar de grabar nuevo material en su estudio. Eran las primeras composiciones junto a Raimundo Santander, un músico reputado como guitarrista de Ana Tijoux y Nano Stern, entre otros, reconvertido en bajista en la órbita de CAF.
“Es un cambio que él aceptó como un desafío y es curioso de tocar otros instrumentos”, apunta DJ Spacio. “Él siempre cuenta la misma historia: el guitarrista es el que mete los goles, el bajista juega en la defensa. Ha sido una mutación para él”.
En CAF cambiar miembros integra el relato. Han tenido dos tecladistas, en tanto Santander llegó en el puesto del histórico Sebastián Muñoz. “Haciendo discos nuevos, ese es el final de la adaptación”, concluye DJ Spacio.
El nuevo trabajo es un EP de cuatro cortes. Titulado Endlos, calza en la descripción de Koala Contreras de hace poco más de un año: progresivo. Felipe Salas, batero, fundador y líder de CAF, coincide. La inclusión de Santander, que proviene de una escuela jazz, “le da un toque”.
“Tiene muchos más solos, hay un poco más de virtuosismo”, describe.
El material respondía a las condiciones improvisadoras de Santander y Cristián Gallardo (saxo alto y flauta traversa), explica Salas. “Hubo más espacio para que las canciones tuvieran lugares donde ellos pudieran expresarse. Trae hartos ingredientes musicales comparados con los últimos discos que habíamos hecho. Tiene más música”.
Como suele ocurrir en la trayectoria de Cómo asesinar a Felipes, la banda recién promociona el álbum publicado el pasado viernes 3 de noviembre, contemplando una gira nacional junto a Tenemos explosivos, y presentaciones en la feria Pulsar y el festival Fauna Primavera -”harto show con esta música nueva”, resume Salas-, pero ya trabajan material inédito.
“Cuando escuchas un disco de hace un año tú dices ‘esta no es mi última expresión’. Es una constante”, comenta DJ Spacio.
“Es una resistencia musical que también motiva”, agrega Felipe Salas. “Por ejemplo el Fauna Primavera. Es bacán tener la oportunidad de tocar un escenario así y representar nuestra propuesta. Eso también te motiva harto porque finalmente estás mostrando otra forma de hacer música, otro mensaje”.
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La motivación es un tema para una banda que hace 15 años publicó el primero de una decena de títulos. Felipe rememora los inicios cuando pasaban horas en la sala y las tocatas eran continúas. Ahora, coordinar ensayos puede demorar una semana. “El tiempo es mucho más reducido y cada uno está tocando en otros proyectos”.
“La parte humana”, confiesa, “está más desgastada”.
Ante ese escenario, la banda optimiza el tiempo y saca partido al carrete artístico. “La experiencia es mucho más rápida en términos de composición”, explica Salas. “Escribo un bosquejo, una partitura, la mando por mail a Gallardo y le escribe una melodía, y a Raimundo para que haga un arreglo. Después nos juntamos y vemos lo que hicimos”.
“Todo mucho más estructurado”, resume, “pensando en que cada uno tiene menos tiempo”.
Por otro lado, las condiciones de producción y grabación de Cómo asesinar a Felipes son radicalmente distintas a los inicios en Algo records en un estudio casero, montado en el living de una casa. Luego siguió una larga relación al alero del sello Koolarrow de Billy Gould de Faith no more, convertido en productor y mentor.
“Los últimos tres discos que hemos hecho han sido en las mejores condiciones técnicas del planeta”, dice DJ Spacio. “Ahora en Hamburgo, es un lugar hecho para quedarse y crear con todas las comodidades del Primer Mundo”.
“Yo creo que todos tienen propósitos diferentes”, acota sobre los motivos para seguir haciendo música juntos después de tres lustros. “Hay un común denominador: el propósito de innovar dentro de nosotros. Tenemos una propuesta súper clara, esto es CAF. Pero también queremos hacer algo nuevo dentro del concepto. Lo que más nos gusta es hacer música nueva, tratar de desafiarnos y no repetirnos. Cuando logras una nueva canción y dices ‘esto está bueno’, es como una medalla más al repertorio”.
Felipe Salas dice que para Koala Contreras, por ejemplo, la actividad de CAF tiene un efecto terapéutico. En cuanto a sus propias razones, el eje es la música. “No me imagino vivir la vida de otra forma; componer, después digitar. Todo lo que significa estar metido en una banda es algo que me motiva. Es un ritmo de vida en el que uno se mete y ni siquiera te lo cuestionas tanto. Me levanto y es la música lo que hago todo el día”.
Para ambos artistas la escena chilena ha cambiado. “Hay que tomar nuevos caminos para sobrevivir a los tiempos musicales de ahora”, comenta Felipe Salas. El público “no está yendo tanto a ver bandas”.
“Se está tocando más temprano”, observa DJ Spacio. “Solíamos tocar a las 12 o la una de la mañana. El formato también cambió; primero el show temprano y luego una fiesta”.
“Una banda como nosotros no pegaba mucho de madrugada”, comenta el batero.
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Hace una década, notas de prensa internacional daban cuenta del Nuevo pop chileno, aquella generación contemporánea a CAF -aunque era difícil ligarlos a la misma movida- capitaneada por artistas como Gepe, Javiera Mena y Manuel García, entre varios. Sin embargo, el advenimiento del urbano, pareció afectar la trayectoria de esa camada. “A lo mejor, lo que teníamos en esa movida era una mirada distinta al pop”, reflexiona DJ Spacio. “Ahora, si hay una innovación, tal vez no está en el pop. Hay proyectos interesantes, pero no están en la vitrina”.
“En esa época celebramos que habían desaparecido los sellos”, continúa el músico, “y que se trataba de las redes sociales, cada uno promoviéndose por ahí porque son democráticas y toda la huevada. Nos dimos una vuelta completa, y las redes nos tienen totalmente poseídos porque son empresas también. Al final caemos en una desgracia peor”.
Para Felipe Salas, las propuestas del Nuevo pop chileno resultaban “mucho más desarrolladas”. “El urbano”, continúa, “es una cuestión que no tiene música para mí, un fenómeno de redes sociales, de tecnología, más que musical”.
“Creo que se perdió el trabajo que estaban haciendo artistas como Gepe. Llegó esto y toda la atención se fue para allá, porque sus números son gigantes. Pailita tiene la misma cantidad de seguidores que Tool. No lo entiendo”.
Ambos músicos reiteran distancias con la oferta pop latina reducida al urbano. “Pregunta difícil para no expresar mi desprecio (risas), cómo lo hago”, responde DJ Spacio.
Salas explica que a pesar de los intentos, es una expresión artística “que para mí no tiene sentido”.
“Vivimos una época instantánea, de imagen, y siento que la música hoy en día, lo que está transmitiendo desde lo emocional hasta lo lírico, es bien desechable”.
DJ Spacio cree que el arte está absolutamente relegado por el marketing. “Sé que en la música siempre hay que estar atento a los números, pero ahora es excesivo. No necesitas tener ninguna gota de arte en la propuesta, porque tienes que preocuparte de que se venda y del engagement; pero no hay nada interesante sinceramente”.
“He pensado en cuál sería la banda sonora del Costanera Center”, interviene Salas. “Ahí hay un símbolo de la estupidez humana y creo que la banda sonora de eso sería la música urbana”.
“Ya tienes la cuña de la entrevista”, dice DJ Spacio.
Risas.
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