La abogada y presidenta de la Comunidad Judía de Chile, Ariela Agosín, lo tiene claro. No irá a ninguno de los dos shows de Roger Waters, agendados para este 25 y 26 de noviembre en el Estadio Monumental. La presencia del exlíder de Pink Floyd en Santiago -desde este jueves como informó Culto- ha generado inquietud. Derechamente, acusan al músico de antisemita. No es nuevo, ya ha debido enfrentar acusaciones similares durante su gira mundial This is not a drill; desde líos judiciales en Fraknfurt, hasta la cancelación de reservas de hoteles en Buenos Aires, Montevideo y Bogotá.
“A nosotros nos preocupa muchísimo, sobre todo en este momento, con todo lo que está pasando, porque él siempre hace manifestaciones que son total y absolutamente antisemitas -dice Agosín al teléfono con Culto-. O sea, un tema de judeofobia, no solamente su posición ante Israel. No es una legítima oposición a lo que puede estar haciendo el gobierno de Israel. Últimamente, se han hecho hasta reportajes de sus ex compañeros de la banda de Pink Floyd, que dicen que efectivamente él lucra con el odio, lucra con el antisemitismo, que es una de las manifestaciones de odio que hace. Pero es un discurso sumamente agresivo, claramente de incitación al odio”.
Una posición que también es remarcada por el embajador de Israel en Chile, Gil Artzyeli. “Si camina como pato, grazna como pato y nada como pato, entonces es un pato -dice en en declaraciones compartidas a este medio-. Si compara a los judíos con los nazis, si dice que los judíos buscan la supremacía religiosa y que dominan los medios de prensa, entonces es un antisemita. Roger Waters es un antisemita hasta la médula”.
El embajador también hace referencias a declaraciones más recientes de Waters. “Incluso puso en duda la masacre del 7 de octubre perpetrada por Hamas, diciendo que ‘no sabemos si fue una operación de falsa bandera’. Repudiamos la nefasta ideología de Roger Waters y su obsesión con Israel y los judíos. Igualmente rechazamos su respaldo al régimen chavista en Venezuela y su justificación de la invasión de Putin a Ucrania”.
Las declaraciones a las que se refiere el diplomático, fueron emitidas por Waters en una charla con el periodista Glenn Greenwald. En la ocasión, comentó que a su juicio, Israel exageró la magnitud de la masacre “al inventar historias sobre la decapitación de bebés”. También, que hasta ahora no se conoce totalmente lo ocurrido y deslizó la tesis conspirativa de un posible ataque de falsa bandera como casus belli. “Lo que sabemos es que, sea una operación de bandera falsa o no, o lo que sea que haya sucedido, y la historia que lleguemos a conocer... no sabemos si alguna vez conoceremos gran parte de la historia real. Siempre es difícil saber lo que realmente ocurrió”.
A Ariela Agosín, tampoco se le escaparon esas últimas afirmaciones. “Él ha negado o ha puesto en duda la masacre del 7 de octubre, lo que es gravísimo. O sea, imagínate que hay grabaciones directas de los terroristas, ¡no hay ninguna duda! Además, yo conozco personalmente gente que sufrió la tragedia y él lo ha puesto en duda. Entonces, es un nivel de odiosidad, un nivel de violencia que a nosotros nos preocupa muchísimo y que no tiene que ver con una crítica legítima que podría tener”.
“Además, tiene algunas manifestaciones en sus recitales, que van mucho más allá de lo que tú puedes decir que es una crítica válida a un gobierno. O sea, el de hacer volar un cerdo con una estrella de David; pone a la Ana Frank y la banaliza, poniendo al lado a la periodista que murió también en un tiroteo (NdR: Shireen Abu Akleh)”, agrega Agosín. “Conozco gente que fue al último show acá en Santiago (en 2018) y que se sintió muy angustiada, muy incómoda cuando empezaron a salir los símbolos antisemitas, como esta cuestión del cerdo que hace volar. Y fue súper angustiante y se fueron en el momento, no es que se quedaron hasta el final, porque quizás no estaban preparados”.
A lo que se refiere Agosín, es a ciertos momentos que son parte del show: el cerdo inflable, clásico desde la era de Animals (1977), que en esta ocasión incluye rayados con diversos símbolos, entre estos, efectivamente, el de la estrella de David. También la proyección de nombres de personas asesinadas por las autoridades de distintos países, entre ellos la activista Sophie Scholl; la iraní Mahsa Amini; el afroamericano George Floyd; y Ana Frank, la adolescente judía víctima del nazismo, durante la IIGM. Esta última suele ser incorporada justo después del de Shireen Abu Akleh, periodista de Al Jazeera muerta por disparos atribuidos a efectivos del ejército de Israel en mayo de 2022.
Por ello, a Waters le han surgido trabas en su paso por Sudamérica. A la cancelación de las reservas de hoteles, se suma la acción judicial impulsada por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), la que buscó impedir los shows en el Monumental de River. Y aunque no lo consiguieron, la justicia ordenó a Waters de abstenerse de realizar actos o expresiones antisemitas o discriminatorias.
¿Hay posibilidades de acciones de este tipo en Chile? Responde Ariela Agosín.
“Estamos del lado de todo lo que ha pasado en las otras comunidades judías. Estamos evaluando acciones que vamos a hacer, probablemente, no te las puedo adelantar porque perderían todo su valor, pero sí estamos evaluando acciones. A nosotros no nos interesa que deje de cantar, pero sí que sus conciertos no sean una incitación al odio, que no llame a la violencia, que no utilice elementos que son antisemitas. En ese sentido van a ser nuestras acciones, que son un poco distintas quizá a lo que han hecho en otros países. Porque a nosotros no nos interesa que no cante, pero sí que dentro de sus recitales se dediquen a la música y no incitan al odio. Yo ahora espero hacer por lo menos un poco de difusión de lo que él hace y dice para que los que vayan sepan a qué se están sometiendo. Eso sí es importante, que la gente sepa quién es, porque su música puede ser muy buena, pero no es suya, es de Pink Floyd, que es mucho más que él. Pero es un tipo que incita al odio y a la violencia, y eso no es positivo, y creo que el que lo escuche por lo menos tiene que entender qué es lo que está viendo”.
-¿No va a ser como en Argentina que hasta se interpuso un recurso judicial...?
AA: La legislación en Argentina es distinta que en Chile. Y en Alemania, donde también se pusieron recursos en su contra, en Inglaterra. La legislación chilena en todo lo que es discriminación y discurso de odio es muy limitada. De hecho, el discurso de odio no está sancionado. Entonces, es bien complicado jurídicamente, no tenemos el mismo marco legal que tiene Brasil, donde le prohibieron utilizar todo esto. Pero vamos a usar el marco legal que Chile nos permite en esos campos.