Una chaqueta y una polera de Elvis Presley, son parte de los souvenirs que venían en la maleta de Claudio Narea (58), el ex guitarrista de Los Prisioneros, tras su viaje a Estados Unidos. En rigor, ambas son reproducciones fabricadas por la casa Lansky Brothers, en Memphis, Tennessee, la misma que vestía al Rey. “Me compré una chaqueta bien bonita que él usaba en la época de los comienzos, del Louisiana Hayride. Y me compré también una polera que usó en el show televisivo del año 56”, cuenta el músico a Culto.
El viaje al país norteamericano era un anhelo que estaba en carpeta desde 2019. En ese año, Narea estuvo en Canadá. “Recibimos una invitación. Fuimos, hicimos tres conciertos y de ahí se abre esta opción de ir a Estados Unidos. Íbamos a tocar ahí y en Canadá de nuevo en 2020, pero vino la pandemia y todo eso se suspendió hasta ahora. Este año ya se concretó. Fuimos a Canadá y estuvimos en 12 fechas en Estados Unidos entre abril y mayo”.
La última vez que Claudio Narea viajó como músico a Estados Unidos fue hace 21 años, en noviembre de 2002. Fue una de las paradas de la gira internacional de Los Prisioneros, tras su retorno con la formación original. En esa ocasión se presentaron en ocho ciudades. “Estuvimos en varios lados. Pero a tantos años de esa época de Los Prisioneros, no estaba en mi cabeza la idea de ir a tocar allá. Así que cuando recibimos la invitación fue positivo”.
Pese a su entusiasmo por tocar en el gigante del norte, Narea debió hacer frente a algunas críticas en las redes sociales. “Alguna gente asocia a la banda, y a mí como anti capitalista, qué sé yo. Pero no, no es tanto. Hay cosas que tienen que ver con abusos del sistema y que, obviamente, estoy contra eso sí, siempre, porque también siento los abusos muchas veces sobre mí. Entonces, una cosa es el capitalismo, que me parece que no necesariamente está mal, pero hay abusos. En ese sentido no puedo decirte que viví eso en Estados Unidos, sino que lo que viví fue algo entretenido, pero que no significa que no haya algo que criticar”.
En Estados Unidos, Narea acompañado de su banda tocó principalmente en locales y pequeñas salas, lo común para los músicos chilenos en esos circuitos. “A mí me gusta tocar en lugares pequeños. Es otro tipo de show, por lo menos para mí es mucho más informal. Puedo contar anécdotas, puedo tirar tallas, chistes. Es algo que me hace sentir más a mí mismo. En cambio en lugares grandes, tienes que estar pendiente de las luces, el tiempo que no te puedes pasar”.
En esos shows norteamericanos el público era principalmente de latinos. “Habiendo tantos en EE.UU. un concierto con canciones de Los Prisioneros es atractivo. Tocamos en lugares como Greenville, Carolina del Sur. Yo jamás imaginé que hubiera una onda así en ese lugar. Además, había gente de muchos lugares que nunca visitamos, por ejemplo Centroamérica, Honduras. Fue una gran fiesta latinoamericana de la que formamos parte en ese momento. Había chilenos, sí, pero en realidad no eran la mayoría. La gente muy emocionada”.
¿Y qué fue lo que más le llamó la atención de EE.UU?
Lo grande que es. Es increíble la distancia. Mirábamos el mapa y decíamos, Nueva York con Washington están cerca. No, no están cerca. Todo es gigante: las avenidas son gigantes, las carreteras son gigantes. No sé cómo gastan tanta energía, tanto petróleo. Es increíble. Ya había ido, pero ahora pudimos recorrer. Fuimos a Mississippi y con los muchachos recorrimos Clarksdale, donde tocaba Robert Johnson, Son House, Muddy Waters, la cuna del blues. Fuimos a Tupelo, a la casa de Elvis.
En sus shows, Narea repasa su trayectoria musical. Toca canciones de sus tres discos en solitario, además de repertorio de Profetas y Frenéticos (la banda que formó tras su primera salida de Los Prisioneros) y por supuesto, temas de la banda sanmiguelina. No faltan los clásicos como We are sudamerican rockers o El baile de los que sobran e incluso se da el gusto de incluir canciones menos conocidas como Exijo ser un héroe. “Años atrás no tocaba más que un par de canciones de Los Prisioneros, pero ahora toco un montón. En el fondo tocamos casi la que pidan, así es el concierto. Ahora, no hay una búsqueda de tocarlas exactamente igual, porque eso es lo que hace un grupo tributo. Nosotros no. Con Los Prisioneros también hacíamos variantes de las canciones”.
También incluye a Tren al sur, original del álbum Corazones (1990), lanzado cuando Narea ya no estaba en el grupo. Una de las favoritas del público, reconoce el músico. Pero él no la toca, se la deja solo a su banda (Ricardo Carrasco, Luciano López, Mia Matus y Jaime Medel), a pesar de que sí la tocaba en los años de reunión a comienzos de los 2000. “Yo la toqué con los muchachos (González y Tapia) hace 22 años, pero hoy prefiero no tocarla. A lo mejor la gente se extraña un poco que yo me baje del escenario, pero eso me permite descansar un poco. Y la gente queda contenta, porque es parte de la historia. Pero hoy me parece bueno que la toquen solo los muchachos”.
¿Y por qué prefiere que la toquen solo los muchachos?
Porque sí, porque yo no grabé el disco. Hace 22 años la tocaba, en el Estadio Nacional. Pero creo que está bien así. Como te digo, yo soy el mayor de la banda. Entonces, me canso porque estoy todo el rato tratando de recordar las letras, cantando. Entonces, llega un momento del show en que es bueno parar unos cinco minutos y luego retomo.
Esta temporada el periplo internacional de Narea incluyó un paso por la costa del pacífico, donde Los Prisioneros tuvieron una repercusión importante: Quito, Guayaquil, Cusco, y Cali, donde pudo participar en un festival junto a Aterciopelados, Miguel Mateos y Toreros Muertos, con quienes había coincidido en los 80′.
Además viajó a España y Reino Unido. En el primero tocó en Madrid, Barcelona, Pamplona y Valencia. Gracias a esos shows, le llegó una invitación para tocar en el afamado club Nell’s, en la zona de West Kensington en Londres. “Hay gente que llega temprano y se acerca a conversar. Una chica española me dijo que había conocido a Los Prisioneros gracias a una amiga, inglesa de nacimiento y descendiente de afganos, quien le mostró la banda. Eso es muy loco”.
Una muerte en la familia
Aunque Los Prisioneros ya no existen, su círculo histórico ha sufrido bajas. En junio pasado, se informó el deceso de Pablo Allende, histórico sonidista del trío durante los ochentas. “Él fue un amigo de aquellos años -dice Narea-. No recuerdo quién lo trae a trabajar con nosotros, supongo que el Coti Aboitiz (ex tecladista de La Ley y Saiko), que era un buen amigo de él. Y así fue como llegó a trabajar con nosotros en los ochenta, no más allá. Después se dedicó a hacer tratamiento acústico de estudio de grabación, ese tipo de cosas. Seguimos en contacto ahora en la pandemia, estuvimos hablando un largo rato. Como estaba viviendo fuera de Santiago, quedamos de juntarnos, pero nunca sucedió. Y bueno, ya van dos personas ligadas a la familia de Los Prisioneros que ya no están...
El otro es Carlos Fonseca, el histórico mánager del trío. Cuando falleció usted publicó un post reconociendo que fue el hombre que los impulsó, más allá de que tuvieron diferencias...
Sí. Yo nunca llegué a entenderlo a Carlos y encontraba que como persona era un poco errático. O sea, recuerdo una vez que nos juntamos, él y yo, y estuvimos ahí charlando muy bien. Me dijo ‘hey, voy a estar de cumpleaños, date una vuelta por mi casa’. Y yo no podía ir, así que le dije, pucha no voy a poder ir, lamentablemente. Poquísimo tiempo después, él da una entrevista y habla súper raro, como que marca una distancia que no marcaba con los otros integrantes de Los Prisioneros. Era muy raro, porque además me había invitado a su cumpleaños, entonces es raro. Si te invita a su cumpleaños, no es coherente con que salga hablando cosas que no están relacionadas con esa buena onda. A mí me hubiera gustado haber sido amigo de él. Tenía mucho para conversar, sabía harto de música, había cosas que nos unían, pero no era amigo de ninguno, eso sí. Había una buena onda, pero hasta ahí. No sé a qué se debía, la verdad que no sé.
¿Pero esa distancia no habrá sido clave para hacer que las cosas funcionaran?
Puede ser, puede ser. Pero él estaba peleado con Jorge y en esa entrevista no menciona eso, como que pareciera que hubiera sido amigo de Jorge y estaba distanciado de él hacía un buen rato. Hace poco tiempo soñé con él, nunca recuerdo bien los sueños. Y por lo menos en el sueño era como amistoso, digamos. Fue bonito. Así que eso te puedo decir. Yo sin saber que estaba enfermo ni nada, fui a la Radio Futuro y di una entrevista donde hablé bien de Carlos, porque tengo una buena opinión respecto de su gestión, más allá de que había algunos problemas, que yo lo mencioné en mi libro. Creo que sin su participación, Los Prisioneros no hubieran existido, así como se conocen. Creo que hizo muy buen trabajo y a veces no estábamos de acuerdo con él. Pero sumando y restando, hizo muy buen trabajo.
¿Recuerda la última vez que hablaron con Carlos?
Sí, me acuerdo. Fue durante la pandemia. Nos juntamos a conversar, acá cerca de mi casa, porque iban a sacar la reedición de (el disco en vivo) Estadio Nacional y La Voz de los 80, que ya salieron. Eso debe haber sido por ahí por el año 2021.
Además de usted, Miguel Tapia también se presenta en vivo con una banda en que repasa material de Los Prisioneros, más acotado a la época de Corazones ¿qué le parece?
Es que mira, la última vez que estuve con Miguel dando una entrevista, él dijo que se iba a jubilar. Es todo lo que yo supe respecto a él. Entonces obviamente yo no entiendo mucho, no voy a opinar respecto de lo que ha hecho después y todo. No lo he visto, no tengo mayor conocimiento de lo que me estás hablando. Me quedo con que él dijo que se iba a jubilar.
¿Tiene planes de lanzar nueva música?
Estoy mucho de papá en estos días, disfrutando también. Quiero el próximo año publicar algo. Eso lo he estirado harto, pero ahora ya empiezan a darse ciertas condiciones. Por mí, hubiera sacado material nuevo hace rato, pero no es factible. También un poco como le pasó a Lennon cuando se dedicó a ser papá y había cosas que hacer. Estaba disfrutando eso, pero tampoco es que sea un sacrificio; es un sacrificio agradable. El próximo año va a ser distinto porque Gael, el más chiquitito, va a empezar en el jardín, cosa que me permitiría tener un tiempo para trabajar.
En lo inmediato, Claudio Narea se presentará en Sala Metrónomo (Ernesto Pinto Lagarrigue 179) el próximo 30 de diciembre, con un show pensado para todo público. “Va a ser temprano además (a las 19.30 horas). Tenemos mucho público joven, mucho público de niños, familiar. Entonces en esta ocasión, las entradas para los menores de 14 tienen un precio más bajo”. Los tickets ya están a la venta vía Puntoticket.