Nuevo director de la orquesta del Festival de Viña: “Hay una importante renovación y recambio generacional”

ROBERTO LOPEZ

Roberto López, recién asumido como director musical del Festival, conversa con Culto sobre su nuevo desafío. Un puesto que tomó con el ánimo de impulsar una renovación y darle un mirada más actual a la cita. Llega después de la polémica salida de su antecesor, Carlos Figueroa, despedido de ese rol hace un par de semanas.


Roberto López (39), músico de sesión y bajista profesional, dice que le tomó el peso al desafío de conducir la orquesta del Festival de Viña cuando regrabó la clásica cortina festivalera. Es la misma que se usa desde hace años; la introducción de In the stone, canción original del grupo Earth, Wind & Fire, publicada por primera vez en 1979.

“Es mítica -dice a Culto-. Han pasado los años y sigue siendo algo súper conmemorativo del Festival, como parte de la identidad. La escuchas y es Viña para todos. Yo hoy día la tengo en mi computadora, la estoy grabando. Cuando la grabé la primera vez, yo dije ‘no te puedo creer que llegó este momento’”.

Parte del trabajo de Roberto López, como nuevo director de la orquesta Festival, es hacerse cargo de las piezas musicales que acompañan la transmisión televisiva. Y como una señal de renovación, habrá algunos cambios. “Es bonito llegar a ponerle un tinte, un colorcito a esa canción que es tan tradicional. En el fondo son detalles, tampoco es que voy a cambiarla, pero se le da un colorcito para que suene un poquito más 2024 y que suene más grande, más abierta”.

La oportunidad de tomar la orquesta de Viña (sucediendo a Carlos Figueroa, quien salió tras la situación de la orquesta que este año en principio no iba a estar de manera presencial en la Quinta Vergara, asunto del que López prefiere no hablar) llegó esta temporada. “Me llamaron. Fue algo así como ‘Roberto, nos gustaría trabajar contigo, creemos que tiene las cualidades de lo que estamos buscando’. Tiene que ver con un concepto de modernización. Me comentaron que desde hace un rato querían darle una modernización a la producción musical del Festival y encontraron ellos que yo era la persona. Llegamos a acuerdos conceptuales de para dónde querían que fuera, como el lugar de musical y todas esas cosas”.

Aunque Viña (al que ha ido tres veces como músico de acompañamiento) es un evento en vivo, está ligado a la transmisión televisiva. Y López, pese a sus 39 años, acumula larga experiencia en la pantalla chica. Su primera incursión fue en 2013 en el programa Las caras de La Moneda, donde participó en la orquesta de Valentín Trujillo, y compartió con Valito, nieto del legendario pianista y amigo personal. “Después ese programa pasó a llamarse Estamos invitados. Me acuerdo que fue Chayanne, iban muchos invitados y amigos de Don Francisco. Y después de eso, hice eso, después hice los The Voice, después (Festival del Huaso de) Olmué, y de ahí me quedé en casi todos los programas del 13″.

ROBERTO LOPEZ
Roberto López Foto: Gerardo Aliaga

¿Qué es lo más difícil de trabajar en TV?

Implica bastante adrenalina, porque no hay posibilidad de errores. Cuando uno está en vivo es así. Pero lo más adrenalínico es escuchar todo el tiempo el switch, escuchar el director hablar todo el tiempo es una locura. Es muy interesante, a mí me gusta mucho, bueno, ya estoy acostumbrado. Pasé mi vida tocando en vivo en giras y cosas con artistas. Entonces, en el fondo esto viene a ser como un show más, pero en tiempo real y televisado a mucha gente.

A comienzos de este año le llegó un desafío mayor, ser el director musical de la Teletón. Una oferta que de alguna forma olfateaba. “Yo trabajaba haciendo estelares en Canal 13, pero apareció el otro canal, después apareció el otro canal y luego el otro canal. Los cuatro me llamaron y dije: ¿cómo puede ser que los cuatro canales me estén llamando para hacer las producciones musicales de sus programas de televisión? Al final terminé haciendo dos de cuatro, pero en el fondo sentí un precedente. Pasó el año y a principios de este año me llamaron para hacer la Teletón, un proyecto enorme, es gigante, un buque enorme, enorme, pero es hermoso. Yo participé muchos años en la orquesta de la Teletón, el levántate papito, todas esas cosas. Cuando uno lo ve de afuera, no te das cuenta tanto, pero viviéndolo desde adentro, sentí mucho apoyo de los artistas. Tuve una recepción super linda y hizo que el trabajo en el fondo no fuera pesado para nada. Y además fue súper lindo porque se coronó con la guinda que fue el cierre de la quinta Vergara”.

Hablabas de renovación para Viña, ¿qué cambios podremos ver?

No puedo revelar nada todavía, no puedo adelantarme de eso, pero va a tener varios tintes de renovación en varios aspectos y eso lo va a llevar un poquito más a un color de una banda que una orquesta. Entonces, ahí hay un concepto como de modernización y recambio generacional bien importante. Desde el mismo concepto del nombre del director de orquesta a director musical, por ejemplo. Yo creo que ahí está la clave. En cualquier ámbito laboral, un recambio generacional siempre viene con ideas frescas, nueva vibra, nueva energía. Más allá de los tecnicismos, me da la sensación de que va un poquito por ahí también el refresque que ellos estaban buscando. Por algo buscaron a alguien más joven, como lo han hecho también en cuanto a las generaciones que han ido pasando. Muchísimo respeto por los antiguos directores de orquesta que han pasado por el festival. Todos aprendimos de ellos y absolutamente dejaron un legado increíble. Pero en el fondo también me da la sensación de que ese recambio es necesario en todo ámbito de cosas en la vida, así como el ciclo, como que a todos se nos cumple el ciclo y yo soy parte de ese ciclo de la vida. Uno va botando cáscaras, escamas y te vas renovando. Entonces, me da la sensación de que vamos un poquito por ahí.

FESTIVAL DE VIÑA
Festival de Viña Foto: Devdi Missene/La Tercera

A diferencia de un director de orquesta tradicional, López tocará en vivo junto a la banda. Ya está preparando su arsenal de bajos eléctricos para el Festival. “Los voy a elegir por la estética de las canciones de la competencia, en realidad, no por llevar bajos nomás. Hay un par de temas que son un poquito más electrónicos, entonces los voy a tocar con el teclado moog. Hay un tema un poquito más pop, los toco con el Precision. Hay un tema un poquito más bailable, lo voy a tocar con bajo jazz de cinco cuerdas que tengo, cosas así. Voy a llevar un contrabajo eléctrico para la competencia folclórica”.

López también es parte de la comisión que seleccionó a los participantes de las tradicionales competencias internacional y folclórica. “Entrando, primer año, y me dicen ¿quieres ser parte de la comisión? Obvio que quiero ser parte de la comisión. En el fondo también viene un poquito de la mano con lo que hago, porque yo soy productor musical también. Grabo un montón de canciones para artistas, sé muy bien lo que está pasando en la industria, conozco perfectamente lo que pasa con las distribuidoras digitales, así que conozco todo ese mundo al revés y al derecho”.

Músico inesperado

Ahora conoce el tejemaneje de la industria musical. Pero pudo no ocurrir. Roberto López nunca había pensado en ser músico. “Yo era seco para el dibujo cuando chico. Igual tenía esa poquita inquietud artística, pero era seco para el dibujo. Me gustaba dibujar y mi familia me estimulaba al dibujo. Nunca tuve mucha relación con la música”.

Todo cambió cuando tenía 17 años. “Me empecé a acercar a la música, a la guitarra -recuerda-. Tenía la guitarra de mi papá, un amigo tenía un bajo y me dijo, ‘oye cámbiame la guitarra por un bajo’. Y me prestó el bajo. Me acuerdo que me lo llevé para la casa y en esa época yo rayaba, pero rayaba, con una banda que se llama Rage Against The Machine. Me sabía todos los temas en guitarra, había sacado los riffs y todas esas cosas. Pero había un tema que se llama, Take the power back, que tiene un parte con slap de bajo, y yo dije ‘no puedo creer que por fin voy a poder tocar eso’. Me encantó, me enamoré del instrumento, y empecé con clases particulares”.

Luego estudió un par de años en la Escuela Moderna de Música. “Estudié desde el 2003 al 2006. En el 2006 me salí. Tomé la decisión porque empecé a trabajar en varias cosas. Empecé a tocar con Tilo González, baterista de Congreso, y con la Magdalena Matthey. Ellos me integraron a su lote. Imagínate, yo fan de Congreso desde los 10 años, y no había ni salido de música y ya estaba tocando con Tilo González”.

Ahí comenzó a trabajar en diferentes proyectos. Con los años ha acumulado trabajos como músico de sesión y director musical para artistas como Luis Fonsi, Ana Torroja, José Luis Rodríguez, Myriam Hernández, Stefan Kramer (a quien acompañó en su presentación en Lollapalooza), entre muchos otros. “Siempre me dediqué a la sesión, o sea, a acompañar desde el instrumento a muchos artistas. Después, desde esa misma vereda empecé a dirigir a las bandas de algunos artistas con los que trabajaba. Uno de los mismos músicos de las bandas de estos artistas tiende a ser el director musical. Hoy en día también se puede hacer de otra forma, pero tiende a serlo. Y en el fondo ahí empezó a ocurrir ese efecto de dirigir bandas”.

Asimismo, López se ha vinculado con nuevas generaciones; ha sido director musical de Paloma Mami, Princesa Alba, entre muchos otros. “Yo los respeto un montón, porque independiente de que usen o no usen instrumentos musicales en sus producciones, que es gran parte de esta discriminación que ocurre en torno a los artistas urbanos, creo que la visión artística de un artista es transversal a la instrumentación que pueda tener. Tengo un estudio de grabación desde el cual empezamos a armar como una base de operaciones aquí con todos estos artistas. Se venían a grabar acá, venían a ensayar acá. Entonces, como que generamos un lazo super potente. Me acuerdo que hace unos 5 años participamos en Pulsar en un show de artistas urbanos hombres; ahí estaba Polimá, estaba Young Cister, que tenían temas que estaban sonando, pero no son lo que son hoy. Hoy día veo muchos artistas urbanos que están con banda en vivo. Nosotros empezamos haciendo esa cosa hace cinco o seis años, entonces es súper cool que los artistas se den cuenta de que también es necesario que tengan banda en vivo. Sobre todo los artistas de este estilo musical, ojalá armen bandas grandes porque les mejora la puesta en escena, les mejora la performance”.

¿Y qué te parecen las críticas al uso de efectos como el autotune, el que se dice que en el fondo enmascara errores?

Yo creo que el autotune en la música urbana es un recurso estético y es un recurso sonoro como parte de la estética del estilo. O sea, por supuesto que también es una herramienta que te ayuda a afinarte, eso es real. Pero en el fondo tiene que ver con un color, con un color de la estética del estilo musical. Yo saco el autotune y no suena al estilo. Entonces, es como en el rock sacarle la distorsión a la guitarra eléctrica. Tiene que ver con eso.

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