Columna de Daniela Lagos: La Casa de Papel. Berlín: Redundante
Giros ya vistos en películas como Ocean’s Eleven o El plan perfecto, actuaciones que no sobresalen, una fiesta de clichés, momentos dramáticos salidos de ninguna parte y otros casi cogidos de una telenovela son parte de los problemas de una serie que se siente redundante, olvidable y hecha con manual. Nada nuevo bajo el sol.
Cuando la serie española La casa de papel llegó a Netflix a fines de 2017, se convirtió de la noche a la mañana en un fenómeno global de audiencia a pesar de tener críticas dispares.
La historia del grupo de ladrones que se toma la fábrica de moneda de España fue furor, se extendió por tres temporadas y como buen éxito del siglo XXI, se convirtió en franquicia. Primero vino la versión coreana y ahora llegó el turno del spinoff, una historia que toma a uno de los personajes secundarios de la serie original y lo pone al centro de su propio atraco.
Berlín (Pedro Alonso), el refinado hermano del Profesor en La casa de papel, es quien lleva la batuta en esta nueva trama, que sucede antes de la acción de la serie original.
Aquí él es el líder de una banda de seis criminales con un objetivo: robar en París una gran cantidad de joyas que están a punto de llegar a la capital francesa desde distintos rincones de Europa. Un botín de 44 millones de euros que necesita, por supuesto, de un elaboradísimo plan para ser robado.
Esa es la excusa para ocho episodios que, por supuesto, se tratan la mitad del tiempo de eso y la otra mitad de líos románticos y coqueteos entre la parte más juvenil del equipo y también entre el propio Berlín, quien en el primer episodio se obsesiona con la esposa de quien espera sea una de sus víctimas.
Así se arma una juguera que tiene todo lo esperable: tensión, romance, algo de humor, persecuciones, disparos y planes que están a punto de arruinarse pero finalmente resultan.
Es sin duda una serie que se deja ver pero que no por eso debería verse. En sus primeros episodios La casa de papel. Berlín queda en evidencia como una producción hecha para ver qué más se le puede sacar a esta gallina de los huevos de oro, pero que no tiene algo realmente interesante o novedoso para ofrecer.
Giros ya vistos en películas como Ocean’s Eleven o El plan perfecto, actuaciones que no sobresalen, una fiesta de clichés, momentos dramáticos salidos de ninguna parte y otros casi cogidos de una telenovela son parte de los problemas de una serie que se siente redundante, olvidable y hecha con manual. Nada nuevo bajo el sol.