Ghislaine Maxwell, Asquerosamente Rica: quién era la fiel y siniestra colaboradora de Jeffrey Epstein
Hija de uno de los hombres más ricos de Inglaterra, la mujer fue una de las piezas fundamentales en el esquema criminal de Epstein. No solo reclutaba a las jóvenes que luego serían abusadas en las mansiones del millonario. También fue partícipe de las degeneraciones de su ex pareja. Un documental de Netflix recoge su rol en el caso, que hoy la tiene cumpliendo 20 años de cárcel.
“Basándome en lo que sé, calculo que Jeffrey Epstein abusó de más de 500 víctimas. Eso me hace pensar que es, indiscutiblemente, el depredador sexual más prolífico de la historia. Pero sin la ayuda de Ghislaine no podría haber fabricado un plan tan elaborado ni abusado de tantas chicas. Alimentó a un monstruo, y para eso hay que ser otro monstruo”.
Con esas palabras, Brad Edwards -el abogado representante de cerca de 65 víctimas del caso de Epstein- resumía la implicancia de Ghislaine Maxwell, ex socialité británica, en las denuncias de abuso y tráfico sexual de menores que se le acuñan al fallecido millonario estadounidense. Uno de los escándalos más mediáticos de los últimos 20 años, y cuyas consecuencias han salpicado a varias celebridades de todo el mundo.
Al principio, una buena parte del círculo cercano a Maxwell se permitió dudar sobre su nivel de conocimiento y participación en los crímenes de Epstein, hallado muerto en su celda el 2019 tras ser arrestado. Por lo pronto, se trataba de una de las figuras más emblemáticas del jet set. Sus conexiones iban desde el mundo político de los Estados Unidos a la realeza británica, y su presunta cultura y carisma la alejaban del típico perfil de una agresora sexual.
Pero los testimonios de las víctimas terminaron por confirmar que fue mucho más que una testigo. A fines del 2021 fue encontrada culpable en cinco de los seis cargos a los que se enfrentaba, entre ellos el de tráfico sexual. ¿Su rol? Reclutar a muchachas jóvenes y vulnerables (algunas de ellas menores de edad) para que así Epstein abusara de ellas, e incluso siendo parte de estos actos.
Durante los últimos días, el caso volvió a tomar relevancia pública tras la desclasificación de documentos judiciales, en los que figuran mencionadas varias personalidades de la política y el espectáculo. Entre ellos, el príncipe Andrew, el ex presidente Bill Clinton, la conductora de televisión Oprah Winfrey y el actor Tom Hanks.
El impacto fue tal que el caso ya cuenta con varias investigaciones documentales que desmenuzan todos los detalles. Ghislaine Maxwell: Asquerosamente rica es una de las producciones de Netflix que, en complemento a la serie documental Jeffrey Epstein: Asquerosamente rico, narra a profundidad la historia de la colaboradora más cercana del estadounidense, que hoy cumple una condena de 20 años de cárcel por sus crímenes. Su llegada a Estados Unidos, los inicios de su relación con Epstein y cómo se transformó en una pieza fundamental en la cadena de abusos que afectaron a cientos de mujeres.
Quién es Ghuislaine Maxwell
La posición social le llegó por su ascendencia. Nacida en la navidad de 1961 y poseedora de tres nacionalidades distintas, su padre era el magnate de la prensa Robert Maxwell, un empresario inglés que se codeaba con la corona británica. Era la menor de sus hermanos, y varios de sus cercanos la recuerdan como la hija más cercana.
En enero del 2023, un libro publicado por el periodista John Sweeney ahondó en las peculiaridades de esa relación paternal. Titulado como Cazando a Ghislaine, la investigación plantea que, lejos de ser idílica, la dinámica entre ambos era más bien enfermiza. “Robert Maxwell era un monstruo, cruel, loco, loco como una caja de ranas”, señala en uno de los pasajes. ”Un sádico que amaba el sadismo como espectáculo”.
Según las conclusiones de Sweeney, la joven vivía en una dinámica abusiva donde su padre era una autoridad incuestionable. Así lo señalan algunos de sus conocidos en el documental dirigido por Lisa Bryant y Maiken Baird.
“Ghislaine se crio en un entorno machista. Su padre creía que las mujeres existían para complacer a los hombres. Veía a las mujeres como objetos”, cuenta Petronella Wyatt, periodista y cercana a la familia que también recordó su primer encuentro con el patriarca. “Conocí a Robert Maxwell en casa de mi padre y recuerdo que su mujer, Betty, parecía muy apagada. Apenas hablaba. Maxwell no tardó en coquetear con mi madre y luego conmigo. Lo hacía mucho. Trataba mal a su mujer y era infiel”.
En su libro, Sweeney recogió parte de una entrevista con la psicóloga Wendy Behary. Allí, el periodista recuerda que “Behary describió cómo los hombres narcisistas, cuando sus esposas envejecen, terminan reemplazando a su esposa trofeo por la hija. Y esto es cruel porque termina definiendo la crianza de la hija. También arruina su sentido de sí mismo y su autoestima moral. Estas jóvenes son criadas sin límites y comienzan a vivir con la idea de que todo lo que papá quiere es correcto”.
Una sensación que también comparte Wyatt en el largometraje. “Robert Maxwell se paseaba con Ghislaine como si fuera una mascota. Era una relación rara porque parecía una relación entre un hombre y su amante. No en el sentido físico, sino que estaba muy orgulloso de su cuerpo y de que fuera atractiva y glamorosa. Le gustaba llevarla del brazo. De una manera algo enfermiza ella representaba su pilar más firme”.
A la hora de recordarla, todos los entrevistados coinciden en que la personalidad de Ghislaine era despampanante. La describen como una mujer culta, encantadora, excelente anfitriona y siempre con un tema de conversación a flor de piel. También que estaba envuelta en un halo de misterio que la hacía atractiva.
Aunque también reconocían en ella algunas actitudes demasiado sexualizadas que incomodaron en más de una ocasión. “Recuerdo una fiesta. Ghislaine y yo no nos veíamos hace tiempo y apareció de la nada. Me cogió de la mano y me dijo que me daría una clase de cómo hacer sexo oral. Quedé desconcertada. En las fiestas, animaba a las chicas a coquetear con los hombres, y aún más que eso, a acostarse con ellos”, dice Wyatt.
Nicola Glucksmann, otra de las conocidas de Maxwell que prestó su testimonio en el documental, comenta una situación particular en una de las fiestas celebradas en la casa familiar. “Estuve allí por una fiesta y no recuerdo que hubiera nadie más de la familia. Ghislaine tenía 29 años y la mayoría de los asistentes tenían la misma edad, o algo mayores. Cenamos bien, nos reímos mucho y de repente Ghislaine desapareció. Volvió con un montón de pañuelos, pidió la atención de todos y explicó un juego”.
“El juego consistía en vendar los ojos de los hombres con los pañuelos. Explicó que las mujeres debían sacarse la parte de arriba y desfilar delante de ellos para que pudieran manosearles los pechos e intentar adivinar a qué invitada de la fiesta pertenecían. Para mí esto era una pesadilla”, confesó.
Durante su juventud estudió en la Universidad de Oxford, donde conoció al príncipe Andrew, el hijo favorito de la fallecida reina Isabel. Sobre esos años, Sweeney recopiló algunos rumores que ya apuntaban a una conducta desviada: “Cuando Ghislaine vivía en Oxford, siendo muy joven, una fuente me dijo que reclutaba regularmente a niñas jóvenes y se las presentaba a su padre. Diría que esto es más que un rumor y algo que yo no ignoraría evidentemente”.
La pérdida de su padre significó todo un shock en su vida. En 1991, Robert salió a navegar en su yate y nunca regresó. Pasó poco tiempo hasta que su cuerpo fue encontrado sin vida en el mar. Sin embargo, lo peor vendría después.
Tras la muerte del empresario, se develó que había robado una buena parte de los planes de pensiones de sus empleados. El escándalo fue tremendo y a Ghislaine no le quedó más opción que salir de Inglaterra y asentarse en Estados Unidos. Allí fue donde conoció a Jeffrey Epstein.
La relación entre ambos arrancó con mucha intensidad, aunque sus cercanos aseguran que su noviazgo no duró mucho tiempo. Poco a poco, la intimidad entre ambos pasó de ser algo amoroso a una complicidad de corte laboral y mucho más cercana a una amistad.
En el mismo documental, los entrevistados aseguran que la socialité desarrolló una suerte de dependencia emocional y económica con Epstein. Todo esto, en una búsqueda desesperada por suplir el vacío que dejó su padre. Pronto comenzaría su labor como “reclutadora”.
“Ghislaine controlaba a las chicas. Era como la madame. Ella era de los elementos básicos de la operación de tráfico sexual y siempre visitaba a Jeffrey en la isla para asegurarse de que las chicas estuvieran haciendo lo que se suponía que debían estar haciendo”, comentó a la BBC Sarah Ransome, una de las víctimas de la pareja. “Ella sabía lo que le gustaba a Jeffrey. Con intimidación, ayudó a mantener los estándares de Jeffrey; intimidaba a las chicas, así que fue un esfuerzo conjunto”.
20 años tras las rejas
Los testimonios de las víctimas son crudos. En la mayoría de los casos, las jóvenes sufrieron del acoso y la persecusión de la pareja, que no aceptaba un “no” como respuesta. La jueza Alison Nathan fue tajante al calificar sus crímenes como “abominables y depredadores” y dejó claro que aunque “Epstein fue central en este esquema criminal, Maxwell no está siendo castigada en su lugar ni en su representación, sino que lo está siendo por su conducta”.
Tras el suicidio de Epstein en su celda, los medios de comunicación se volcaron hacia la figura de Maxwell, que hace un tiempo se encontraba alejada del ojo público. En los últimos años de su vida creó una organización para la defensa de los océanos, e incluso expuso en instancias internacionales como la ONU y las charlas TED. Cuando llegó el momento de apresarla, la policía no conseguía dar su paradero. Pasó medio año hasta que la hallaron, el 2 de julio del 2020 en New Hempshire.
Dada su triple nacionalidad, el riesgo de fuga era demasiado latente. Por eso pasó la investigación en la cárcel. Y tras haber sido declarada culpable, deberá pasar otros 20 años más privada de libertad. En enero del 2023 dio su primera entrevista para la televisión británica, en un programa especial llamado Ghislaine Behind Bars (Ghislaine tras las rejas) emitido por Talk TV.
Allí compartió parte de su rutina diaria. Dijo que desayubana fruta y cereales y que luego “tienes que hacer tu cama estilo militar. Tiene que estar de cierta manera, sino tienes problemas. A las 7.30 vas a trabajar. Yo voy a la biblioteca y ayudo a los que están tratando de apelar su caso y cosas de ese estilo. También ayudo a la gente a encontrar recursos administrativos”.
También aprovechó de quejarse del sistema de almuerzos dentro de la cárcel: “El control de las porciones es muy extraño, y debido a que estoy en una dieta sin carne, se supone que hay hummus o requesón o tofu. Pero sobre todo, diría que el 95% es tofu o frijoles. Y si tienes suerte, llaman a Recreación en algún momento durante el día. Si estás en el trabajo, lo extrañas y si no estás, sales alrededor de una hora”.
En el mismo programa, compartió que sufre de depresión. Para ella, el origen de todas las desgracias de su vida fue cruzar caminos con Epstein. “Ojalá nunca hubiera conocido a Jeffrey Epstein. Ojalá me hubiera quedado en Inglaterra. Creo que fue asesinado, y me pregunto cómo ocurrió”.
Y aunque se refirió a las víctimas, no se disculpó. “Deberían tomar su decepción y molestarse con las autoridades que permitieron que eso sucediera. Y como dije espero que tengan algún cierre por el proceso judicial que se llevó a cabo”, comentó. “Deseo que tengan tiempo para sanar y puedan seguir adelante”.
Una de las acusaciones que más repercusión tuvo fue la de Virginia Guiffre, que acusó al príncipe Andrew de violación cuando aún era menor de edad. Incluso se masificó una fotografía donde aparecen los dos, con Maxwell figurando de pie a un costado de la imagen.
Sin embargo, Ghislaine defendió a su amigo y aseguró que la fotografía es un montaje. “No tengo ningún recuerdo de que se conocieran. Y no creo que esa foto sea real. Es falsa. No creo que sea real ni por un segundo, de hecho estoy segura de que no lo es”.
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