El chileno que ha trabajado para Karol G, Bryant Myers y Rauw Alejandro
Desde los 9 años lleva la música urbana en el cuerpo. Juan Carlos Oliva, más conocido como Melou-D, es ingeniero en sonido y ha trabajado con Yandel, Karol G, Pablo Chill-e y Gino Mella. Su experiencia lo llevó a Puerto Rico, donde sorprendió a Bryant Myers con su ojo y oído agudo. En Chile, fue el encargado de reclutar artistas nacionales y puertorriqueños para un campamento musical, donde se grabaron 20 temas en cuatro días.
Ha trabajado con artistas internacionales como Yandel, Karol G, Rauw Alejando y Bryant Myers, y también con exponentes de la música urbana nacional como Pablo Chill-e, Gino Mella y Jairo Vera. Su nombre es Juan Carlos Oliva, pero en el estudio de grabación se le conoce como Melou-D.
Ingeniero en sonido de profesión, el productor chileno incursionó en este mundo a los nueve años. En Maipú, con sus amigos, usaba los micrófonos de Messenger para grabar sus propios temas de rap. Además, con su abuelo hacía locuciones de radio caseras, en cassettes.
“En ese tiempo yo rapeaba, pero con los años me quedó gustando mucho más la parte de grabar y mezclar, porque encontré, cuando ya tenía como trece años, un ingreso extra con mis amigos y vecinos, a los que producía”, cuenta Melou-D.
Éxitos como Jarabe, Perigoso de Kevin Martes 13 y otros artistas, Perco con Mari o Shishigan son algunos de los trabajos en los que ha participado el productor chileno. También, ha trabajado en Dame luz Remix, Gatita Gangster de Karol G y Espionaje de Yandel.
Una de sus historias nos traslada a Carolina, un municipio en la costa noreste de Puerto Rico. El productor fue invitado por Gigoló y La Exce, cantantes puertorriqueños de música urbana, a grabar a su connacional Bryant Myers, reconocido exponente de reggaeton y trap latino, quien ha colaborado con Bad Bunny en temas como SEDA y Triste.
“Había unos equipos que a mí me encantan, que son análogos; un preamplificador de micrófono Manley VOXBOX y un micrófono Manley Reference. Al momento de yo querer grabar las voces de Bryant Myers, me percato que el compresor (un dispositivo o un efecto utilizado en el procesamiento de audio) no estaba funcionando, pero sí estaba prendido”, comienza a relatar el productor de 32 años.
La experiencia y ojo profesional de Juan Carlos lo llevó a preguntarle a la estrella puertorriqueña por qué no lo usaban. “Me dijo (Myres) que al parecer estaba malo o mal conectado porque nunca había funcionado. Entonces, les dije que si me podía meter atrás de la mesa, como para revisar, y el ingeniero me dice: ‘Sí, papi, pero bajo tu propio riesgo, son equipos caros’”, relata Melou-D.
Sorpresa. Solo estaban mal conectados. “Moví dos cables y el compresor empezó a funcionar. Y Bryant Myers quedó así como súper feliz conmigo, me decía cada rato: ‘Papi, ¡el chileno le mete!, ¡el chileno le mete!, ¡le mete, el chileno!’A cada rato repetía esa frase”, cuenta.
Y no fue la única vez que pesquisó problemas técnicos. En una grabación con el dúo Gigoló y La Exce, en Puerto Rico, notó una de sus sesiones de grabación que las voces sonaban extrañas.
“Me di cuenta de que el micrófono estaba en figura 8. ¿Qué significa esto? El micrófono capta desde adelante y desde atrás. Entonces obviamente divide la energía y sonaba súper raro. Entonces corregí eso, apretando un botón. Gigolo y La Exce estaba sorprendido. Y la verdad que igual eso es experiencia. Te lo enseñaron en la universidad, sí, pero también va como en la experiencia del manejo de equipo, cómo uno se va enfrentando día a día, las cosas que pasan en los estudios”, explica el ingeniero en sonido.
Sus experiencias en la isla caribeña van de sesiones de grabación hasta visitas a discotecas donde las armas están presentes. Y es que el productor hace referencia a la flexibilidad legal en cuanto al porte de estas, ligada a legislación estadounidense. “Venimos de una cultura donde las armas están prohibidas, por lo que ver un arma aquí asusta. Hay discotecas a las que fui, con productores de Puerto Rico, en las que los mismos guardias portan pistolas para garantizar la seguridad. De hecho, antes de entrar, te someten a pruebas para asegurarse de que no ingreses con armas, lo que a veces puede resultar chocante”, relata.
Fusión Chile-Puerto Rico
En una casa en San Carlos de Apoquindo, en Las Condes, Chile, se grabaron más de 20 temas para artistas chilenos y puertorriqueños en cuatro días. Ese fue el resultado del Campamento Musical liderado por Melou-D e ideado por Sonar, una división del sello Rimas Music (de Bad Bunny), y financiada por personalidades de Puerto Rico. El encargado de la producción del álbum La Selección, que integrará las canciones, fue Siggy Vázquez.
“Él se contactó conmigo, gracias a que tengo muchos vínculos con las personas de Puerto Rico. Por eso me encargó la misión de reclutar artistas y productores para que participaran en el disco”, cuenta Juan Carlos Oliva.
La misión fue un éxito. De Chile asistieron Kidd Voodoo, Pablo Chill-E, King Savage, Marcianeke, Chris MJ, Loyaltty, Santi Valencia, Gino Mella, Jairo Vera, Soulfía, Harry Nach; y de la isla, los cantantes Yan Block, Moffa, entre otros, así como los Maza, Reelian, Fran-C, Crismo y Slow Jamz.
La experiencia fue enriquecedora y productiva. “La verdad que fue una experiencia muy buena. Grabamos más de 20 temas y ya se está coordinando la posible salida de algunos, donde se mezclan tanto talentos de Chile, más talentos de afuera, ya sea de productores o cantantes”, indicó.
El panorama de música urbana en Chile
Consolidada. Así define Melou-D el estado actual de la música urbana en el país. “Comencé antes de que todo esto explotara”, asegura el productor musical, quien ve al fallecido Kevin Martes 13 (Shishigang con Pablo Chill-e y producida con Melou-D) como uno de los pioneros en esta escena. Según dice, le siguieron Tommy Boysen, quien fue el primero en tener éxito intencionalidad, y Pablo Chill-e, quien destacó en el trap.
“Desde entonces han surgido muchos artistas nuevos con una creatividad excepcional. Kidd Voodoo, por ejemplo, es uno de los más destacados. También hay otros que quizás no están tan en el ojo público, como el caso del artista Santi Valencia, que es muy talentoso en el reggaeton. Además, hay productores como Armijo, que traen ideas completamente nuevas y muy innovadoras”, detalla Juan Carlos Oliva.
Actualmente, la música urbana está en el centro del debate, no solo en la esfera artística, sino también en la política. Y es que este género, así como el reggaeton y el trap, alude muchas veces al sexismo, a la violencia y a la cultura del narcotráfico.
Cuestionadas han sido las canciones de Peso Pluma, críticas que pusieron en duda la participación de La Doble P en el Festival de Viña del Mar. Asimismo, recientemente Damas Gratis fue aludido por la misma razón.
Melou-D señala que los cuestionamientos nacen de las diferencias sociales. “Lo que pasa con la crítica hacia las letras de las canciones viene del estatus de donde nace la música urbana, es decir, en un contexto de personas que no son tan privilegiadas. Ahí pasan cosas diferentes, que no la ve a diario una persona que tiene todas sus comodidades. Entonces también es un reflejo del desahogo de lo que pasa en los barrios”, apunta el productor.
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