Crítica de discos de Marcelo Contreras: la grandilocuencia de Beyoncé y Justin Timberlake, la efectividad de Dandy Warhols
El pop anglo de alta factura se toma las novedades discográficas de esta semana. ¿Logran buenos resultados los retornos de dos hijos pródigos del cancionero popular de las últimas décadas? Por su lado, The Dandy Warhols también tiene algo que decir.
*Beyoncé - Cowboy Carter
Una vez más Beyoncé no presenta un simple álbum, sino una declaración artística grandilocuente con la intención de poner las cosas en su lugar y hacer justicia. La súper estrella afroamericana, imbuida en el rol de faro cultural asumido desde las administraciones de Barack Obama, quiere reivindicar en este octavo título la historia oculta de su gente en el mundo del country y el rodeo.
Nacida en Texas, Beyoncé registra raíces en esa cultura, no es precisamente una advenediza. Su relectura, que integra una trilogía grabada en pandemia, reitera las virtudes y yerros característicos de su obra. Cowboy Carter merecía productores capaces de editar su estilo verborreico y voluptuoso ajustando el minutaje -son 27 temas en 79 minutos que cubren un álbum triple-, como demuestra que Beyoncé posee un talento desbordante con la capacidad de adaptar distintas fórmulas musicales a sus maneras. Sin embargo, a diferencia de Renaissance (2022), el primer episodio de esta obra en tres actos gestada en los días de encierro, el disco carece de la frescura pop que se espera de una artista superventas.
Los covers de Blackbird de The Beatles y Jolene de Dolly Parton, no representan mayor giro, como la participación de Miley Cyrus en Il most wanted es un un punto alto en un álbum interesante, pero de acceso restringido.
*Justin Timberlake - Everything I thought it was
Así como en los 80 el mundo del box estadounidense solía albergar la esperanza de un campeón blanco para desbancar la supremacía afroamericana, hace 20 años similares expectativas se fijaron en el pop sobre Justin Timberlake (43). La voz protagonista de NSYNC asumió el reto conjugando un doble desafío sin cuajar: impactar escénicamente como Michael Jackson utilizando letras cachondas, según la escala erótica de Prince. Tras seis álbumes incluyendo este título, y con venias mediáticas que insisten en proclamar a FutureSex/LoveSounds (2006) como una obra definitoria del pop de este siglo, el regreso de Timberlake se enmarca en la autoparodia.
Como suele ocurrir con numerosas estrellas pop, el primer tropiezo de Everything I thought it was es la desmesurada extensión. Probablemente la mitad de los 18 temas habrían sido suficientes para un sólido retorno. Por otro lado, las incursiones fraseando como Drake y los guiños a Kendrick Lamar tampoco juegan a su favor, en tanto las constantes citas como campeón de las artes amatorias (“reza para que esta habitación de hotel esté asegurada”, canta en Infinity sex), provocan encogimiento de hombros. Los cortes más melancólicos como Love & war ofrecen mayor consistencia en un disco excesivo.
*The Dandy Warhols - Rockmaker
The Dandy Warhols se aleja de la zona experimental hasta la desazón de Tafelmuzik means more when you’re alone (2020), con un tema de 36 minutos de entrada, primer bocado en más de tres horas y media de electrónica. Como una especie de reacción a la actual oferta musical sin muchas guitarras, Rockmaker se concentra en canciones endurecidas, pendencieras, sexys y luciféricas, regidas bajo el manto psicodélico que caracteriza al cuarteto.
Por supuesto, con la banda de Portland liderada por Courtney Taylor-Taylor, nada es particularmente inmediato y sencillo, a pesar de contar con un par de singles memorables en la bitácora como Bohemian like you (que reportó ganancias por 1.5 millones de dólares a Taylor-Taylor cuando fue usada por Vodafone), y Not if you were the last junkie on earth. El compositor y cantante desdibuja su voz como un crooner de ultratumba en la bailable The summer of hate, mientras I’d like to help you with your problem -los buenos títulos siempre han sido una especialidad de los Warhols-, con una espectacular participación de Slash despachando solos y texturas, es uno de los mejores momentos de todo el álbum.
Los invitados continúan en la romántica y retorcida I will never stop loving you junto a Debbie Harry, y Danzig with myself con Frank Black. Un regreso en forma.
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