Escritos Políticos, de Gabriela Mistral, edición de Jaime Quezada (FCE)
Muchas veces observó su vuelo majestuoso sobre las cumbres, pero Gabriela Mistral no solía identificarse con el cóndor. La poeta pensaba incluso que se abusaba de su figura en los discursos nacionales. “Menos cóndor y más huemul”, escribió en un conocido texto que fue parte de Recados: contando a Chile. Jaime Quezada, poeta e investigador, lo recoge en esta edición de Escritos políticos. El volumen lo integran artículos, discursos y cartas que cubren desde los años 20, cuando se encuentra en México, a 1955 y atraviesan su trayectoria poética y diplomática. Es un período de entre guerras a nivel mundial y de turbulencias políticas a nivel local. En sus textos la poeta reflexiona permanentemente sobre el país, sobre nuestra historia y también sobre el continente. Entre sus corresponsales o destinatarios están Pedro Aguirre Cerda, Gabriel González Videla y Eduardo Frei Montalva.
Gabriela Mistral escribe sobre el destino de las mujeres: “Si votamos, pero solo por hombres, seguiremos relegadas, sin cobrar verdadero agarre sobre el timón de mando”, anota en un texto que vaticina que el país algún día votará por una presidenta mujer. En algunos textos se queja de que unos la llaman comunistoide y otros la consideran desinteresada, y releva sus más de 50 años de servicio al país. Dice que los extremos “dañan a nuestra América criolla”, y declara: “Soy, antes que todo, obrerista y amiga de los campesinos; jamás he renegado de mi adhesión al pueblo y mi conciencia social es cada día más viva”. Escribe en favor de la democracia, de un pacifismo con coraje y de la libertad. En referencia a esta última, dice: “Y cuando en un lugar desaparece íntegramente, allí puede haber vacadas, trigo, metales, petróleo. Pero en el lugar hay un crujido de dientes, que suele oírse también en la noche, y que viene del hambre común de ella”.
Cuando se conmemoraron 10 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1955, escribió un saludo que fue leído en la Asamblea de Naciones Unidos, donde afirmó: “Yo sería feliz si vuestro noble esfuerzo por obtener los Derechos Humanos fuese adoptado con toda lealtad por todas las naciones del mundo. Este triunfo será el mayor entre los alcanzados en nuestra época”.
La Puerta del Viaje sin Retorno, de David Diop (Anagrama)
A su muerte, el botánico Michel Adanson le deja un cuaderno a su hija Aglaé. Lo esconde en un mueble: “Si me estás leyendo es porque has investigado mi vida oculta”, escribe. Obsesionado con sus estudios, el científico había perdido la relación con su hija hacía años. De hecho, ella sentía que “las plantas eran la única familia de su padre”. Pero en las páginas del cuaderno Aglaé conoce otra historia, que va más allá de la botánica: con 23 años, Michel Adanson viajó a Senegal, bajo dominio colonial francés, en busca de árboles, flores y hierbas que ningún otro erudito europeo conocía. “Viajé a Senegal para descubrir plantas y encontré seres humanos”, escribe para su hija. “Los habitantes de Senegal no nos son menos desconocidos que la naturaleza que los rodea. Y, sin embargo, creemos conocerlos lo suficiente como para pretender que son inferiores a nosotros por naturaleza”, agrega. Los monumentos de Senegal no son palacios como los europeos, son sus cuentos e historias orales, dice, y la lengua wólof es una joya “donde se comprimen todos los tesoros de la humanidad”.
El corazón de esta novela es el relato del viaje, donde el explorador escucha la historia de Maram, una nativa que escapó de un barco de esclavos, que vive en Cabo Verde y que tiene el fabuloso poder de comunicarse con la naturaleza. La figura de Maram es una leyenda en Senegal y Adanson decide ir tras de ella. Durante una larga noche, Maram le cuenta su historia de sobrevivencia. El encuentro entre ambos es un cruce de culturas, historias y tradiciones. También de emociones: la belleza de Maram cautiva al joven botánico, cuya vida se transforma para siempre. Novela dentro de la novela, en estas páginas David Diop, el aplaudido autor de Hermanos del alma, ficciona la historia de Michel Adanson, botánico francés del siglo XVIII, quien realizó un viaje de exploración a Senegal y escribió una historia natural de ese país. Moviéndose entre los límites de una vida real, el autor entrega una sofisticada y melancólica novela sobre la violencia colonial en África.
Todos Somos Diferentes, de Anita Correa (Ediciones Mac-Kay)
Una alegre galería de animales espera a los lectores de este libro delicado y colorido. Todos distintos entre sí. Elegante y discreta, a la jirafa la distinguimos por su cuello largo, mientras la ballena azul asombra por su porte y sus grandes dimensiones, en contraste con las pequeñas y laboriosas abejas. Los flamencos tienen patas largas y estilizadas, mientras las del cocodrilo son cortas y fuertes. Otros, como el pavo real, brillan gracias a la majestuosidad de sus plumas. Y así como los elefantes son animales de familia, y les gusta vivir en manadas, los zorros prefieren ser cazadores solitarios. Leones de melena larga y desordenada, vacas de pelo corto, cebras de rayas silenciosas, este libro destaca y valora la diversidad, la belleza de la diferencia y la singularidad de cada especie.
Así como el lince se mueve veloz por la llanura, el perezoso trepa y se desplaza con calma entre los árboles. Dirigida a los primeros lectores, la edición destaca por sus dibujos hechos con hilo y retazos de tela: un trabajo creativo y cuidadoso que da vida a figuras cálidas y graciosas, y que se complementa con una narración sencilla y directa que busca promover la tolerancia, la inclusión y la curiosidad por la naturaleza.
Editado en un formato adecuado para la manipulación de los niños, el libro destaca por su dimensión visual, que logra transmitir texturas y crear atmósferas lúdicas e imaginativas. Este es el primer título de una colección dedicada a la ilustración textil y es una muestra de la calidad, innovación y riqueza que es posible encontrar en las ediciones de libros ilustrados chilenos.