¿Descansa en paz? De Cervantes a García Lorca, las misteriosas tumbas perdidas (y encontradas) de famosos escritores

¿Descansa en paz? De Cervantes a García Lorca, las misteriosas tumbas perdidas (y encontradas) de famosos escritores

El autor del Quijote y otros escritores no han podido descansar en paz. Durante décadas, e incluso siglos, los restos de insignes nombres de la literatura han estado perdidos, dispersos o ilocalizables, ya sea por descuidos humanos, guerras o edificios a punto de derrumbarse. Culto reúne la historia de cuatro escritores cuyas tumbas están perdidas o, tras largas búsquedas, ya fueron encontradas.


Cada 23 de abril se conmemora el Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor, misma fecha en la que se fija el fallecimiento de grandes nombres de la literatura, como William Shakespeare, Miguel de Cervantes y Garcilaso de la Vega. Si bien hay discrepancias en las fechas reales sus decesos, el consenso general establece esta fecha simbólica como sus muertes.

Las dudas en torno a estos fallecimientos no se detienen ahí. Por años, estados, estudios de la literatura e investigaciones científicas han intentado dar con el paradero de los restos de icónicas figuras de las letras. Los cuerpos de Miguel de Cervantes, Francisco de Quevedo, Federico García Lorca y Pedro Calderón de la Barca están lejos de descansar en paz. Es más, han deambulado por diversos lugares, o derechamente, están perdidos o ilocalizables. En este Día del Libro, Culto hace un viaje por las tumbas perdidas y encontradas de famosos escritores del mundo.

¿Miguel de Cervantes?

Convento de las Trinitarias Descalzas de San Ildefondo, Madrid, España. Esa es la ubicación de la tumba de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de Don Quijote de la Mancha y el más importante exponente de la literatura española. Sin embargo, sus restos fueron encontrados recién en marzo de 2015, cuando un equipo forense aseguró que “era posible” que “algunos fragmentos” de huesos hallados en una fosa común podían ser de su cuerpo. No hay absoluta certeza de que lo hallado correspondan a sus restos, debido a la falta de pruebas de ADN. Entonces, ¿cómo se confirma?

Principalmente, la investigación señaló la presencia de una mandíbula con piezas caídas ante mortem, característica con la que el propio Cervantes se describió antes de su muerte. Asimismo, el autor de La Gitanilla pidió ser sepultado en el recinto religioso, por lo que la probabilidad de que su cuerpo fuera enterrado allí es alta. “No lo hemos podido resolver con certeza absoluta y por eso somos prudentes. Estamos convencidos de que tenemos algo”, dijo el forense Francisco Etxeberria a El País en 2015.

En la sepultura, ubicada al extremo del suelo de la cripta del convento madrileño, en el barrio de Las Letras, también se encontraban otros 16 difuntos, entre ellos la esposa de Cervantes, Catalina de Salazar, y cinco niños. La investigación había sido encargada por la Real Academia Española en 1869 y recién, después de 399 años desde el descenso del autor, se hallaron algunas respuestas sobre el paradero de sus restos. A pesar de la importancia del creador del Quijote, ACB Madrid reportó en 2019 la disminución al 50% de las visitas a la tumba del escritor.

Los dientes y la cojera de Francisco de Quevedo

El autor, parte de la literatura española del Siglo del Oro, tampoco tuvo mucha suerte después de su fallecimiento en 1645. Este murió en el Convento de Santo Domingo, del municipio español de Villanueva de los Infantes, y fue enterrado en la capilla de los Bustos, a pesar de que deseaba ser sepultado en el convento dominicano.

En 1917, el alcalde de Infantes, Santiago Navarro, encontró unos restos en una caja negra en el ayuntamiento. “Habían sido exhumados en 1869 de la iglesia de San Andrés, según un acta guardada también entre los legajos municipales”, consigna ABC. Sus restos habían sido desprolijamente manipulados y mezclados con otros cuerpos.

Así, la autoridad fue hasta la capilla funeraria de los Bustos y se percató que, de los nueve nichos, ocho eran ocupados por personas con vestiduras eclesiásticas. Aquel que no llevaba esas ropas, debía ser Francisco de Quevedo, aseguró Navarro. En 1920, el alcalde le dio una sepultura a esos restos con grandilocuencia, a pesar de las numerosas voces que decían que aquel cuerpo no pertenecía al autor de Historia de la vida del Buscón.

Cincuenta y cinco años más tarde, a raíz de obras de restauración de la Sala Capitular de la Iglesia Parroquial de San Andrés, se descubrió la existencia de la cripta donde fueron a parar los auténticos huesos de De Quevedo. El fémur derecho fue decisivo para su identificación, ya que estaba visiblemente torcido. La cojera que padeció el español permitió confirmar el hallazgo en la cripta de Santo Tomás de Villanueva en dicha parroquia.

En 2007, investigadores de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid corroboraron la presencia de al menos diez huesos del escritor en la cripta. Actualmente, sus restos descansan en la capilla de la Virgen de la Soledad de la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol, en la localidad de Villanueva de los Infantes.

El paradero incierto de Calderón de la Barca

Otro integrante de la generación de oro de la literatura española no ha podido descansar en paz por décadas. Se trata de Pedro Calderón de la Barca, sacerdote y autor de textos como La vida es un sueño, quien falleció en 1681 y fue enterrado en la iglesia del Salvador en Sevilla. Casi dos siglos después, en 1840, se decidió exhumar los restos del escritor tras el inminente derrumbe del edificio. Sin embargo, parte del autor quedó en dicha locación: sus restos se guardaron en un recipiente de cristal, junto con la memoria exhumatoria.

De esa forma, parte de su cuerpo se trasladó al Sacramental de San Nicolás y, posteriormente, a una de las capillas de San Francisco el Grande, mientras se esperaba la construcción del Panteón de Hombres Ilustres, que nunca llegó a concretarse. Su cuerpo fue devuelto a San Nicolás.

De esa forma, la Congregación de Presbíteros Naturales se hizo cargo de los restos y fueron conducidos a su iglesia, en la calle Torrecilla del Leal, en 1880. Veinte años después, su cuerpo fue trasladado a una nueva iglesia erigida por la congregación en San Bernardo (Madrid), actualmente llamada Nuestra Señora de los Dolores. A esa fecha, cinco veces se habían enterrado y desenterrado los restos de Calderón de la Barca.

La historia se repetiría, pero con matices. Durante la guerra civil española, las milicias republicanas incendiaron la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y los restos del dramaturgo desaparecieron.

En 2020, la Universidad CEU-San Pablo comenzó la búsqueda de los restos del autor, que están dispersos. “Los especialistas creen haber encontrado dos lugares donde puede estar oculta la urna con los restos de Calderón de la Barca que un sacerdote ocultó en 1936, al inicio de la Guerra Civil, para evitar su destrucción”, consigna El País. La investigación aún no está cerrada y por ende, el paradero del insigne escritor aún no es confirmado.

Pedro Calderón de la Barca

Federico García Lorca

El paradero del cuerpo del autor de Bodas de Sangre sigue siendo un misterio. Incluso, su misma muerte es un semillero de preguntas. A grandes rasgos, Federico García Lorca fue fusilado durante la guerra civil española, a los 38 años, junto a tres personas más en 1936.

Una de las teorías más recientes sobre su paradero la entrega el documental El enigma de Lorca, realizado por Benjamín Amo en 2021. Tras la investigación, afirma que el escritor está enterrado en la casa familiar de la Huerta de San Vicente, en Granada, en concreto, en una de sus habitaciones.

Otra de las teorías más fuertes asegura que Lorca yace enterrado en una de las tantas fosas comunes producto del conflicto civil. La Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica ubica El Caracolar como el sitio donde están los restos del poeta, junto a los del profesor Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Joaquín Arcollas y Francisco Galadí. El historiador y expresidente de la asociación, Francisco González, basa su hipótesis en las investigaciones del periodista Agustín Penón, uno de los primeros en rastrear el paradero de Lorca. Actualmente, la Universidad de Granada (UGR) busca localizar fosas donde podrían hallarse víctimas de la guerra civil española, entre ellas, Federico García Lorca. No obstante, la entidad asegura que ese no es su principal objetivo.

En caso de que se encuentre un cuerpo con características similares a las del escritor, la confirmación de su identidad deberá realizarse tras pruebas de ADN, que probablemente la familia del dramaturgo no permitirá. La negativa de sus familiares por encontrar sus restos es una de las barreras para llegar a una respuesta.

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