Hace unos días durante una entrevista con T13 Radio, Pablo Dittborn, actual consejero de la Corporación del Libro y la Lectura y exdirector general de sello editorial Penguin Random House, despachó unas contundentes declaraciones. Se explayó respecto a la situación presupuestaria de instituciones como el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), a propósito de la reciente declaración del presidente Gabriel Boric en que reafirmó su compromiso de destinar a la cultura el 1 % del presupuesto nacional antes de que termine su mandato en 2026.
Para ilustrar su punto, Dittborn, señaló que el presupuesto del MNBA “es una vergüenza”, pero luego lanzó una declaración al borde de la denuncia.
“Acaban de hacer una cosa horrorosa, para que quepan más cuadros les sacaron los marcos, porque los marcos eran muy ‘apatronados’, (...) el marco del cuadro intentó ser desideologizado, porque corresponden a un concepto visual y estético conservador. Eso pasó en el Bellas Artes, lo contó Pablo Chiuminatto”.
Es decir, Dittborn apuntó el asunto de los cuadros a un dato que atribuyó a Chiuminatto. Pero las cosas no son como lo parecen. Contactado por Culto, el mismo Pablo Chiuminatto, profesor universitario, artista visual y editor, explica sus palabras y aclara lo que realmente quiso decir.
“Sobre el comentario de Pablo Dittborn en T13radio, primero debo decir que respeto su opinión informada sobre el mundo de los libros y las editoriales, pero creo que malentendió un comentario que hice acerca de una exposición que se realizó en el MNBA en la que con el fin de plantear un programa curatorial fueron desmontados los marcos de los cuadros de la colección y reagrupados ante diagramas que buscaban explicar “las luchas del arte” –que corresponde al título de la muestra que se inauguró en el mes de diciembre del 2022-. Por lo anterior, no se trata de algo reciente, ni el problema más urgente del Museo de Bellas Artes, pero suscribo que instituciones como estas reciban un financiamiento adecuado y permanente”.
¿Cuál fue el comentario en cuestión? Responde Pablo Chiuminatto: “Es imposible para mí reproducir textualmente una conversación entre amigos. El contexto al que me refería era la muestra que se realizó en el MNBA que se titulaba Luchas por el arte en la que la propuesta pasaba por reorganizar una parte de la muestra histórica de la colección del MNBA bajo la mirada de los conflictos que los curadores identificaban al interior de la historia del arte chileno entre 1843-1933″.
Chiuminatto entonces se refería a una exposición puntual y a una de sus características de montaje. “Deciden retirar los marcos a los cuadros y agruparlos para que de esa forma coincidan con los diagramas conceptuales en los que, como decía, identificaban estas “luchas”, entiéndase, nociones como la formación de museos, el coleccionismo, las instituciones culturales, además bajo títulos como agentes y regentes, originalidad y reproducción, entre otros conceptos. El punto que me parece discutible es la decisión de sacar los marcos porque estos también son parte de la historia y no son simplemente un complemento decorativo; sobre todo en este tipo de colecciones fundacionales”.
“El otro punto que creo es complejo es que este tipo de muestras reemplacen lo que en otros momentos se conocía como las salas de la colección permanente del MNBA, donde cualquier estudiante o joven visitante podía hacerse una idea de lo que tradicionalmente se conoce como la historia del arte nacional -sigue Chiuminatto-. El hecho que estos formatos curatoriales más conservadores sean reemplazados por modelos curatoriales revisionistas como el antes descrito me parece que no reconoce que muchas veces los visitantes tienen que poder hacerse una imagen de la historia sin la necesidad de pasar por esta iniciación conceptual ultra compleja y especializada en la que solo se releva lo que el propio nombre de la muestra indica las luchas por el arte y no lo que cada obra significó en su propio tiempo y es lo que la hace formar parte de la colección”.
Sin marcos: cómo es la exposición Luchas por el arte en el MNBA
La exposición Luchas por el arte. Mapa de relaciones y disputas por la hegemonía del arte (1843-1933), efectivamente, se inauguró en diciembre de 2022 y todavía se puede visitar en el segundo piso del centenario edificio del MNBA, en José Miguel de la Barra 650. Se trata de una muestra que cuenta con la curatoría de Gloria Cortés Aliaga y de Eva Cancino Fuentes, y que a partir de la exposición de pinturas, dibujos y esculturas intenta, pone en evidencia las redes asociativas y los múltiples nodos que dieron origen al sistema de las artes en Chile a mediados del siglo XIX y principios del XX.
Es decir, más que una mera exhibición de obras de arte, la muestra problematiza en torno a las tramas, filiaciones, circulaciones y pugnas por la institucionalización ocurridas durante dicho periodo, a la luz de múltiples archivos, fuentes primarias, escritura de los protagonistas de esta historia y de las propias obras, desde una perspectiva crítica. Y efectivamente, los cuadros se montaron sin sus habituales marcos.
Las curadoras de la exposición, Gloria Cortés Aliaga y Eva Cancino Fuentes, explican a Culto el sentido de la muestra y el contexto que explican las decisiones cuatoriales. “Desde hace varios años el museo viene trabajando sus colecciones desde una mirada crítica y experimental. En Luchas por el arte. Mapa de relaciones y disputas por la hegemonía del arte (1843-1933), inaugurada a fines del 2022, decidimos correr nuevos riesgos proponiendo una museográfica contemporánea, trazando, literalmente, un mapa conceptual en donde las obras se transforman en archivo; obras y documentos dialogan en el mismo sentido, a modo de una mesa de trabajo relacional en torno a las redes, filiaciones y disputas en el sistema de las artes desde sus orígenes”.
“De este modo, se trata de un montaje que refuerza los vasos comunicantes en torno al campo de las artes, teniendo como eje a la academia, el museo y los salones -siguen Cortés Aliaga y Cancino Fuentes-. En ese trazado de línea continua decidimos sacar los marcos de las obras (los que fueron catalogados y almacenados en los depósitos) para reforzar esa condición de archivo en construcción anteriormente señalado, dejando algunas obras con sus marcos debido a que éste constituye parte esencial, estética y material de la misma obra. Es importante precisar que la mayoría de las obras de la colección no mantienen sus marcos originales”.
“También se incorporaron las adquisiciones más recientes, con obras de nombres tan relevantes como Antonio Smith, Pablo Burchard, Ana Cortés, Aurora Mira, Tótila Albert, Agustina Gutiérrez, María Ibáñez, José Mercedes Ortega y Gregorio Torres, entre otros, algunos de los cuales no había representación en el museo”, cierran las curadoras.