Cualquiera que haya caminado por Río de Janeiro, antigua capital de Brasil, ha podido sentir el profundo vínculo que la urbe ha construido con la música. Desde la presencia de compositores, en los días de la corte imperial, hasta la medianía del siglo XX con el surgimiento de una escena local que se desparramó por el mundo. Una cultura que se puede apreciar hasta hoy, con locales donde se toca samba, forró y otros estilos, además de monumentos a músicos en sus calles y hasta en sus playas (quién no se ha topado con la estatua de Tom Jobim en Impanema). Allí mismo fue donde Madonna, la reina del pop, decidió cerrar este fin de semana su gira retrospectiva Celebration Tour.
A diferencia de un show convencional, el espectáculo fue un concierto gratuito celebrado el sábado 4 de mayo en la playa de Copacabana, una de las más afamadas de la ciudad, por su magnífica vista, sus aguas tibias (al menos para el promedio chileno) y sus siempre insistentes vendedores ambulantes. En la jornada, Madonna hizo historia al convocar a 1,6 millones de asistentes; hasta ahora la única mujer que ha conseguido tal logro e incluso, como consignó Billboard, superó la marca anterior en el mismo lugar, la de los legendarios The Rolling Stones en 2006.
Ansiedad y preparativos para ver a Madonna
Pero a los fans poco les importan los récords. La idea era ver su ídola, considerando sus últimos problemas de salud, que la llevaron a estar internada en la UCI debido a una infección bacteriana grave. Eventualmente, aquello puso en riesgo la gira que arrancó en Londres en octubre de 2023 y en principio tenía en vista una parada por Chile. De hecho, esta se acotó solo a fechas en EE.UU, Canadá, Europa, Ciudad de México y el cierre apoteósico en las playas de Copacabana, ante la mirada adusta del Cristo del Corcovado. Hubo invitados locales, como las estrellas brasileñas Anitta y Pabllo Vittar y hasta presentó la adaptación del single Music a lenguaje de samba.
El publicista Eduardo Espinoza Riffo es fan y uno de los mayores coleccionistas de todo lo relacionado con Madonna, de hecho, asegura que posee la mayor de estas en Sudamérica. También administra la cuenta de Instagram y Tik Tok @madonnachile. Apenas supo que la “chica material” bajaría por única vez a la región como parte del Celebration Tour, no lo dudó. “He visto a Madonna en vivo 6 veces, con esta oportunidad del show en Río. Ya la había visto dos veces con este tour en Miami, en abril pasado, incluso en primera fila en uno de ellos”, asegura en charla con Culto.
Espinoza cuenta que desde comienzos de año había estado atento a los rumores que indicaban una posible presentación en Brasil, la que fue confirmada recién a fines de marzo de este mismo año. “Cuando se confirmó, con un grupo de seis amigos con los que habíamos ido a Miami a verla, ya teníamos todo comprado. Dijimos, vámonos a Rio, arriesguémonos, por último lo pasamos bien. Así que tres semanas antes compramos todo, pasajes, Airbnb. Nos adelantamos, porque después los valores subieron mucho y no habían aviones disponibles”.
Una situación similar vivió el ingeniero comercial Ignacio Martínez, declarado fan de Madonna desde el año 2005. Desde fines del año pasado estuvo atento a la posibilidad de una venida a Sudamérica, a partir de un spot del auspiciador, el banco Itaú. “Compré los pasajes y estadía casi un mes y medio en que salió el primer video oficial de que iba a Brasil. Ahí aseguré el avión. Yo tenía en consideración tener el alojamiento cerca del lugar del evento por si había que ir y volver caminando. Fui con un amigo con el que ya hemos ido tres veces a conciertos de Madonna fuera de Chile; hemos ido a Londres, a París y ahora este show en Río”, dice a Culto, desde el aeropuerto apenas arribado a Santiago.
Pese a su experiencia asistiendo a shows de Madonna en otros contextos, ambos fans destacan que lo de Río fue una experiencia única. “Más allá de haberla visto en Miami, en muy buenas ubicaciones, sabíamos que lo de Río iba a ser experiencia, iba a dejar huella y la dejó. Llegamos el viernes 3 y allá nos juntamos con más amigos chilenos. Nos paseamos por el Hotel donde se estaba quedando (NdR: el Copacabana Palace), fuimos a ver unos murales que pintaron los fans, hicimos compras, estaba todo muy “madonnizado”; vendían demasiado merchandising, diarios, revistas, compré muchas cosas para coleccionar. Incluso me compré una maleta adicional pequeña para llevar mi colección, volvió repleta con vasos, revistas, poleras, mil cosas. Todo Río estaba revolucionado; todo el mundo hablaba de Madonna, los tragos se llamaban Madonna, era increíble”, cuenta Eduardo Espinoza.
Una impresión similar se llevó Ignacio Martínez. “Cuando caminabas por Copacabana, durante los días previos, cada vez veías a mucha más gente caminando con poleras de Madonna. Había policías en todas partes, jamás habíamos imaginado ver ese nivel de devoción de una ciudad completa”.
Madonna enmascarada en Copacabana
Como llegaron con antelación, ambos fans pudieron ver los ensayos de la artista bajo el sol de Copacabana. Una situación que no es común, por lo que también fue parte de la experiencia. “Fue muy genial ver esos ensayos por dos días seguidos -dice Ignacio Martínez-. Ella estuvo coordinando ensayos con la cara cubierta, pero con música y luego venían los ensayos del show completo, pero sin el audio. Se veía mucho más relajada porque no tenía que prepararse con pelucas, sino que salía con su pelo natural, eso nos daba un perspectiva diferente a los looks que venía usando hoy en día. Hay que considerar que acceder a un ensayo de un show de Madonna es muy difícil hoy, porque no lo está realizando en ninguna parte. Así que fue muy generoso el hecho que lo haya regalado a la gente que estaba alrededor”.
Por su lado, Eduardo Espinoza también pudo asistir a los ensayos. “Nosotros seguimos hartas páginas de Brasil y tenemos conexión con los fans, así que ellos nos decían ‘Madonna va a ensayar ahora’. Uno llegaba nomás, habían unas vallas bastante grandes, unos paneles que no te dejaban ver, pero tú escuchabas e igual podías ver a Madonna de lejos. En los ensayos al final hizo el show completo, pero cortado, no de una. Cuando ensayaba temprano tipo 6 de la tarde, estaba con máscara, y cuando ensayaba de madrugada se sacaba todo, y estaba sin audio, imagino que para no molestar a la gente. Lo bueno es que esto queda para el recuerdo, viste el show de Río, viste los ensayos, eso también fue bueno, porque en esta gira ella no ensayó frente a público”.
Un concierto histórico en Copacabana
Hasta que llegó el día tan anhelado, el sábado 4 de mayo. “Nos juntamos con los chicos en la mañana y llegamos a Copacabana ese mismo día, a las 11 de la mañana. Habíamos visto informaciones de que ya estaba llegando gente, pero nada masivo. Lo bueno es que allá en Río, a diferencia de otras ciudades, están más acostumbrados a estos eventos masivos entonces la gente no se vuelve loca. Era todo con mucho respeto”, dice Eduardo Espinoza.
Aunque el evento era gratuito, las entradas estaban disponibles para los fans por orden de llegada el día del evento. También había una área Vip, más cerca del escenario, acotada para los invitados del auspiciador del evento. Aún así, Ignacio Martínez trató de arreglárselas como pudo. “El área cerca del escenario era sólo para invitados vip de Itaú, Heineken y del staff de Madonna, así que fui a quedarme adelante en lo abierto a todo público”, recuerda.
“En el concierto fue todo más intenso -agrega Martínez-. Estuvimos aproximadamente allá 36 horas seguidas desde que llegamos a ubicarnos adelante en el área general, hasta que terminó. Era impresionante ver la combinación entre el mar, los barcos con las luces, los edificios llenos de gente, el ruido y los gritos de la gente atrás cuando estaba por empezar el show, eso fue increíble”.
Por su lado, Eduardo Espinoza y sus amigos trataron de acomodarse entre la oleada de fans que llegaron a Copacabana. “Cuando llegamos estábamos súper adelante de la parte más masiva. Como hacían como 37 grados, compramos un quitasol gigante, sillitas, y nos quedamos ahí entre 9 a 10 fans chilenos. Llegaron fans de otros países, Ucrania, Argentina, Colombia, compartimos y al final éramos como 25 fans”, dice Espinoza.
“En la previa estuvimos desde las 11.00 de la mañana hasta la madrugada, cuando terminó -agrega Espinoza-. A eso de las 5 de la tarde, cuando el sol bajó, tuvimos que dejar la sombrilla, nos paramos, avanzamos con los chicos y quedamos como a tres personas de la reja principal donde estaba toda la gente, así que igual quedamos cerca. Ahí estuvimos parados. Fue terrible, porque a diferencia del 2008, ya no tenemos 20 años ajajaja (ríe)”,
El show de Madonna en Copacabana comenzó a las 10:37 pm hora local, y se extendió por algo más de dos horas. A lo largo de la playa se instalaron dieciocho torres de sonido para garantizar que todos los asistentes pudieran escuchar la música. El set fue efectivamente una revisión de la extensa carrera de la Reina del pop, arrancando con Nothing Really Matters. También interpretó ineludibles como Like a prayer, Holiday, Hung up, entre otras. Fue el mismo set del tour, salvo por los detalles locales en look, los invitados y el cierre con Music.
Al día siguiente del show, Ignacio Martínez pudo acudir al Hotel para presenciar el adiós de la cantante de Río, último paso de su gira. “En la noche se armó un grupo de muchísimas personas que estaba esperando su salida, había mucha expectativa. El cierre de toda esta experiencia es cuando ella sale, saluda con su mano y manda un beso a toda la gente. Fue una de las experiencias más intensas, fue inolvidable”.