“Me levanté, fui a Twickenham, ensayé hasta la hora del almuerzo, dejé a los Beatles, me fui a casa y por la noche hice King of Fuh en Trident Studio, luego comí patatas fritas en Klaus y Christines se fue a casa”. Esa fue la entrada que de puño y letra, registró George Harrison en su diario la tarde del viernes 10 de enero de 1969. Sí, había dejado a la banda más grande del mundo como si nada.
En realidad, fue el momento en que todo acabó por explotar. Para ese punto, los Beatles llevaban una semana concurriendo cada mañana a los estudios Twickenham para preparar las canciones que tocarían en un especial en directo. Mientras, un diligente equipo a cargo de Michael Lindsay-Hogg se ocupaba de filmar cada detalle y preparar el programa (que después derivó en la película Let it be). En el papel, una buena idea, pero las corrientes subterráneas dentro de los Fab Four estaban inquietas.
Desde las sesiones del Album Blanco, The Beatles habían vuelto a trabajar sus canciones como cuarteto, es decir, ensayando juntos. Quisieron repetir la experiencia y en los primeros días en Twickenham las cosas habían funcionado, pero el ambiente se agrió muy pronto. Al grupo nunca le acomodó realmente el lugar y la presencia de las cámaras sumó una tensión que se hizo cada vez más evidente.
“Creo que no fue mal durante los dos primeros días -recordó Harrison en el libro The Beatles Anthology-. Pero enseguida vimos que nada había cambiado desde la última vez que habíamos estado en el estudio y que volvería a ir fatal. Teníamos demasiados malos rollos”.
Una mañana enchufaron los equipos y comenzaron a tocar. Como se ve en el filme Let it be, estaban trabajando la canción Two of us y el siempre entusiasta Paul McCartney comentó sobre el arreglo de guitarra que debía tocar Harrison para la canción. Este reaccionó y se generó una conversación, en que Paul le hizo notar que cada vez que le decía algo se lo tomaba mal. Pero este le comentó que le daba igual, que finalmente tocaría lo que él quisiera.
No se lo dijo a todos, pero en ese momento George tomó una decisión.
“Nos estaban filmando teniendo una pelea. Nunca llegaron a las manos, pero pensé: ‘¿Cuál es el punto de esto? Soy bastante capaz de ser relativamente feliz por mi cuenta y no puedo serlo en esta situación. Me voy de aquí”, recordó en la Antología.
Y así lo hizo días después. En la pausa del almuerzo del 10 de enero, George fue directo. Anunció que dejaba al grupo.
El director Michael Lindsay-Hogg recordó el acontecimiento años después. “En Twickenham, los Beatles, Yoko y yo, a menudo acompañados por nuestro camarógrafo Tony Richmond, almorzábamos como es debido en el pequeño comedor que había en lo alto de un tramo de escaleras, contiguo a un bar donde algunos miembros del equipo y trabajadores de oficina del estudio hundían sus manos. un par de pintas de cerveza antes de irse a almorzar”.
A Lindsay-Hogg le llamó la atención la actitud de Harrison. “En el ensayo de la mañana, por su silencio y retraimiento me di cuenta de que algo estaba hirviendo dentro de él, y por eso, en mi papel de documentalista, le pedí a nuestro sonidista que pusiera micrófonos en la maceta de la mesa del almuerzo. Habíamos terminado el primer plato cuando llegó George y se paró al final de la mesa. Lo miramos mientras permanecía en silencio por un momento. ‘Nos vemos en los clubes’, dijo. Así fue su adiós. Salió”.
La tarde más triste de The Beatles
Todo había sido demasiado para George Harrison. A fines de 1968, su capacidad como músico y productor comenzaba a florecer; trabajó en un disco del cantautor Jackie Lomax y se lo había pasado en grande durante unos días en la campiña de Woodstock junto a Bob Dylan y sus aliados de The Band. El contraste era demasiado; en las filas de The Beatles apenas era considerado y sus canciones pocas veces generaban entusiasmo en Lennon y McCartney.
De allí a que su resentimiento y sensación de amargura no hicieran más que ir en aumento. En los días de Twickenham, Lennon despreció abiertamente a su canción I me mine y se negó a tocarla, por ello simplemente optó por levantarse y bailar junto a Yoko siguiendo el tiempo acompasado de la canción. Los otros tampoco se mostraron muy entusiasmados cuando George les mostró All things must pass, la canción que tiempo después daría nombre a su monumental disco como solista.
“Todo el mundo había pasado por eso. Ringo se había ido en un momento. Sé que John quería salir. Fue un momento muy, muy difícil y estresante, y que me filmaran teniendo una pelea también fue terrible. Me levanté y pensé: ‘Ya no haré esto’. Me voy de aquí.’ Así que cogí mi guitarra, me fui a casa y esa tarde escribí Wah-Wah”, recuerda Harrison en The Beatles Anthology.
El Wah-wah es un pedal que conectado al equipo de guitarra genera un sonido oscilante, similar al de un llanto. Pero además era una forma de referirse a un dolor de cabeza, de allí la letra. “Wah-wah/You’ve given me a wah-wah/And I’m thinking of you/And all the things that we used to do”. Tiempo después, George acabó incluyéndola en All things must pass.
Ese viernes 10, cuando el resto del grupo volvió del almuerzo, notaron que lo de George había ido en serio. Y aunque intentaron ensayar I’ve Got A Feeling y Don’t Let Me Down, comenzaron a desvariar y a tocar sin rumbo. Pronto derivaron en una improvisación a puro ruido, con McCartney a la batería, Lennon sacándole chispas a su Epiphone Casino y Yoko Ono con su habitual canto en chillidos. Seguro fue la tarde más improductiva de toda la carrera del grupo. Volcaron su rabia en el sonido.
”Cuando volvimos (George) todavía no estaba allí, así que empezamos a tocar violentamente -apuntó Ringo en Anthology-. Paul estaba tocando su bajo en el amplificador, John se quedó al margen, y yo toqué de una forma muy rara que no había hecho antes. Normalmente no toco así. Nuestra reacción fue muy curiosa. Y Yoko intervino, por supuesto; ella estaba allí”.
Todo se acabó por recomponer en reuniones posteriores, en que los Beatles dieron vuelta todo el proyecto al completo. Así decidieron desechar el especial de TV, que finalmente derivó en la película Let it be que llega restaurada en imagen y audio a Disney+. Pero aquella salida de George fue un punto de inflexión durante unas semanas tensas, pero que finalmente los acabó por reunir en el estudio. Como siempre fue.