Las extrañas historias del productor Roger Corman con Chile
El célebre realizador de Hollywood –fallecido a los 98 años– expandió sus tentáculos hasta este lado del mundo y filmó Tierra sin Ley (1988), una película futurista en la que actuaron Walter Kliche, Gloria Laso y Patricia Rivadeneira. Unos años antes colaboró con Raúl Ruiz en El Territorio (1981), un largometraje que tuvo una turbulenta trastienda.
Entre los años 60 y 70, y siempre apelando al ingenio, a la voluntad y a la economía, Roger Corman produjo algunas de los primeros largometrajes de nombres como Francis Ford Coppola, Peter Bogdanovich, Martin Scorsese, Curtis Hanson, Jonathan Demme, Ron Howard y Joe Dante.
De ese modo, se transformó en una especie de mentor de toda una generación de cineastas que hoy tiene (o tendría) entre 70 y 85 años, y que admiraba las cintas que había hecho como director a mediados del siglo XX: películas baratas y excesivas pero desbordantes en vitalidad. Scorsese era testigo de la adoración que producía el cine de Ingmar Bergman en la Universidad de Nueva York, pero él todo lo que quería era juntarse con sus compañeros a tomar una cerveza y a hablar sobre los filmes de Corman.
El realizador –para muchos, el rey del cine B– no se limitó a Estados Unidos. Durante los 80 se alió con el argentino Héctor Olivera, director de La Patagonia rebelde (1974) y productor de algunos de los principales largometrajes de Adolfo Aristarain. Junto a Fernando Ayala, Olivera encabezaba Aries, que se había convertido en la compañía cinematográfica más relevante de ese país.
Los tentáculos de Corman también llegaron a Chile. El incansable realizador quería rodar en el norte una historia que estaba ambientada en el futuro cercano y tenía claras reminiscencias con Mad Max, la saga que George Miller había filmado en Australia con Mel Gibson. Esta vez había depositado su confianza en un director estadounidense sin filmes previos (Jon Hess) y se había unido al periodista y publicista chileno Juan Enrique Forch, que por aquel entonces deseaba incursionar en el mundo del cine.
El elenco de Tierra sin ley (1988) fue producto de la mezcla de actores estadounidenses con chilenos. Jsu Garcia (acreditado como Nick Corri) y Amanda Peterson interpretaron a los protagonistas de la trama, Falco y Diana, una pareja que desafía al hombre que rige los destinos de esa tierra desértica, The Chaiman (Walter Kliche).
Entre los actores nacionales estaban Gloria Laso, Patricio Busnter, Roberto Poblete, Patricia Rivadeneira, Sandro larenas, Javier Maldonado, Douglas Hubbner y Luis Mora. En el afiche, además de la presencia de Corri y Peterson, se destacaba a Xander Berkeley, quien un par de años después actuaría en la segunda parte de Terminator (como el padre de John Connor) y a Leon, actor que luego tendría una aparición en el videoclip de Like a prayer.
La circulación de la cinta, como ocurrió con tantas películas de Roger Corman, fue sobre todo a través de VHS.
La insólita aventura con Ruiz
Portugal sería una tierra extremadamente fértil para el cine de Raúl Ruiz. Allí rodó sin parar a partir de los 80, hasta transformarse en “el cineasta extranjero que, tras la llegada del sonido, más filmó en Portugal”, según los cálculos de la Cinemateca Portuguesa, la entidad que este año desarrolla la mayor retrospectiva en torno a su obra.
Su aventura en ese país comenzó con El territorio (1981). La premisa del guión evocaba algunos elementos de cine de género (canibalismo, alucinaciones), una particularidad que debe haber convencido a Roger Corman, quien se involucró como productor junto a Paulo Branco, colaborador frecuente de Ruiz a partir de este proyecto.
La actriz francesa Isabelle Weingarten encarnaría a uno de los personajes principales, mientras que Paul Getty Jr. (el mismo que fue noticia mundial por haber sido secuestrado en 1973) también sería parte del reparto.
La historia dice que Corman abandonó la película en medio del rodaje en Sintra (en los alrededores de Lisboa), dejando a Ruiz y al elenco a su suerte. Las sucesión de hechos es algo difusa, pero el director chileno se las arregló para terminar la filmación aunque no tenían dinero.
Por si la anécdota no fuera suficiente, al set llegó Wim Wenders –entonces novio de Wingarten– y filmó su propia cinta a partir de la desconcertante situación que se encontró en el lugar: El estado de las cosas (1982). Un proyecto en que el tuvo al mismísimo Corman asumiendo un papel en la trama.
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