Ya una hora del arranque del show, era notoria la audiencia que repletaba cada espacio del Teatro Coliseo, en el corazón del centro de Santiago. Nada menor, por el día, el horario y el frío que se dejaba caer en el todavía extraño comienzo del otoño. Pero el debut en Chile de los californianos Pavement, puntales del indie de los noventa y antítesis de la masculinidad con olor a whisky y calzoncillos de Guns ‘N’ Roses, era garantía de una noche inolvidable para cerrar el lunes 13 de mayo. De esas que se comentan en la reunión de oficina, o en el cigarrillo a la bajada del ascensor.

Tal como ocurrió hace algunos años con los debut de bandas como Ride o Slowdive en el país, el culto al rock alternativo noventero reunió a los veteranos de aquellos años. Tipos de oficina, barrigones, achispados y de prominentes calvas, que seguro en su época intercambiaron los cassettes grabados con discos como Slanted and Enchanted o Brighten the corners, o bien, acudían a las disquerías de la época. Pero además, gente más joven, chicos que de seguro llegaron a Pavement por bandas del tipo El mató a un policía motorizado o incluso Blur, que de alguna manera, son deudoras del influjo macerado a punta de feedback entre las guitarras de Stephen Malkmus y Scott “Spiral Stairs” Kannberg. Lo dice el mismo Graham Coxon en sus memorias Estrofa, coro, monstruo!, el grupo era una de sus referencias totales.

13-05-2024. PAVEMENT EN CONCIERTO EN TEATRO COLISEO FOTO PEDRO RODRIGUEZ

En la previa, los nacionales Fother Muckers ofrecieron un show que los tuvo con su habitual rodaje y sonido apretado de banda con años de pista. Mientras, a tono con la costumbre local, la gente siguió llegando encima de la hora, justo para presenciar la salida a escena del grupo, puntuales a las 21.30 horas. La ovación, sincera y espontánea del respetable, se sintió como una bienvenida y un desahogo para una posibilidad que hace algunos años aparecía simplemente como una jugada expresión de deseos.

El arranque con Silence Kid, la misma que abre el fundamental Crooked rain, Crooked rain (que esta temporada cumplió 30 años), abrió de inmediato el portal que conectó a público con los artistas. Lo más notorio es que el grupo está en plena forma. El rodaje de gira y la fidelidad al material de los discos responden a las expectativas previas; con los años, Malkmus y Kannberg han afinado el trabajo de sus guitarras intercaladas, distorsiones extremas y feedback usado para colorear ciertos segmentos de las canciones. En suma, manejan con la precisión del veterano la inventiva de sus días juveniles.

13-05-2024. PAVEMENT EN CONCIERTO EN TEATRO COLISEO FOTO PEDRO RODRIGUEZ

El grupo en escena funciona como una máquina aceitada. Malkmus preciso en su ejecución y competente aún en la interpretación vocal, más el soporte de Kannberg como su eléctrica media naranja; la solidez de Mark Ibold en el bajo eléctrico, formando un interesante tándem rítmico junto a al baterista Steve West; y por cierto el siempre histriónico Bob Nastanovich (quien por su profesión de analista de datos de carreras de caballos, se enorgullece de ser el único estadounidense vivo que ha visitado los 60 hipódromos del Reino Unido), quien las suele hacer de maestro de ceremonias y eximio ejecutante de los gritos y frasesitas que se cuelan en las canciones (una idea que en Chile copiaron muy bien Tus amigos nuevos). Junto a ellos, la encantadora Rebecca Clay Cole en el apoyo de percusiones de mano y teclados.

13-05-2024. PAVEMENT EN CONCIERTO EN TEATRO COLISEO FOTO PEDRO RODRIGUEZ

Básicamente, Pavement son un grupo de amantes de la música que están en una liga diferente a la de los shows de la alta industria. Lo suyo en concentrarse en el sonido, en la articulación de sus canciones con sus partes bien trabajadas y un manejo de la dinámica que es propia de una escucha profunda de los discos. Recrean con una precisión sorprendente los detalles pequeños y hacen de los ruidos una capa de sonido más, tal como otros contemporáneos como Guided by Voices o Sonic Youth. Un manejo que en vivo sorprende y aporta una frescura muy particular.

En sus shows, la banda articula un espectáculo para los fans con los códigos propios del indie. Hay temas de los más memorables, hits, si se les quiere llamar así; la gente se sumó en un solo coro cuando tocaron temas como Shady Lane, Stereo, Gold Soundz, Cut your Hair o Harness Your Hopes. Pero también hay espacio para temas menos evidentes, esos menos conocidos que suelen ser el deleite del fan militante, como The Hexx, Transport Is Arranged, Summer Babe, entre otros, que de alguna forma son el corazón del concierto. Todo acompañado por preciosas visuales a tono con la estética de las portadas de los discos. El encore, con Range Life y el cierre con la antibalada Stop Breathin, dejó el ánimo en lo alto y marcó una noche de alto vuelo concentrada totalmente en el recuerdo.

Razón tenía Bob Nastanovich cuando hace un tiempo, en charla con Rolling Stone, detalló que hoy por hoy, Pavement son una mejor banda que en los noventa. Un fenómeno propio de los grupos que han dejado macerar su música y que reencuentran a sus intérpretes con la sabiduría que solo dejan los años en la carretera. Y que dejaron en claro en su noche inolvidable en Santiago.

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