Ricardo Piglia a la Intemperie, de Mauro Libertella (UDP)
La primera vez que vio a Borges fue en 1959, cuando estudiaba en la universidad. El Centro de Estudiantes de la Universidad de la Plata preparaba un ciclo de conferencias y Ricardo Piglia fue el encargado de contactarlo. Lo llamó por teléfono y Borges aceptó. Piglia viajó a Buenos Aires y el autor de El Aleph lo recibió en la Biblioteca Nacional. Le dijo que aceptaba dar una conferencia sobre Lugones. “Le vamos a pagar dos mil pesos”, le informó Piglia. “Es mucho”, repuso Borges;solo aceptó mil. Conversaron un rato y Piglia, en un acto de audacia sorprendente, le comentó que uno de sus cuetos, La forma de la espada, no estaba bien terminado. Tendría que haber terminado una línea antes, le dijo Piglia. “Ah, usted también es escritor”, respondió Borges.
La historia la cuenta Mauro Libertella en este perfil biográfico que cruza vida y obra, testimonios y lecturas para proponer un ensayo sobre uno de los autores centrales de la narrativa argentina. Libertella rescata otra anécdota fundacional: Piglia, a los tres años, en Adrogué, imita a su abuelo y se sienta con un libro en la puerta de la casa. De pronto pasa alguien y le dice que el libro está al revés. Años más tarde, Piglia diría que ese hombre pudo haber sido Borges, que solía pasar veranos en el pueblo. “Están los escritores que leen de cerca (el Borges miope), los que leen mal, los que leen en diagonal, los que leen demasiado o demasiado poco, y está Piglia, que lo hace al revés”, anota el biógrafo.
Autor de Respiración artificial y Prisión perpetua, entre otras obras, Piglia fue un autor protagónico y controversial: participó en debates y polémicas literarias y políticas, fue maoísta en los 70, fue profesor y rescató a Borges desde la censura de la izquierda. Mantuvo rivalidades con César Aira y Fogwill, y enfrentó uno de los episodios más amargos de su trayectoria con la entrega del Premio Planeta Argentina para su novela Plata quemada: uno de los autores aspirantes acusó que el jurado estaba predispuesto a favorecerlo. La justicia le dio la razón al demandante. Entonces Piglia decidió aceptar un puesto de profesor en Estados Unidos. En 2011 regresó definitivamente a Buenos Aires. Murió seis años después, inmovilizado por la enfermedad de ELA. “Piglia es un clásico, sí, en un sentido borgeano”, dice Martín Kohan.
Majamama, de Paula de Solminihac (Ed. Nube Lab)
Desde sus inicios como artista, Paula de Solminihac ha mantenido una relación íntima con los elementos orgánicos: la arcilla, el lino, la tierra, así como con el entorno y las comunidades donde ha realizado sus instalaciones. En 2018 instaló un Atrapanieblas en la costa del norte, a la entrada del desierto de Atacama, un mecanismo recolector de rocío hecho a partir de huinchas de lona, sostenidas por una estructura de metal que imitaba el diseño de las sillas de playa. Luego se trasladó al sur, a un lugar entre Huillinco y Cucao, donde con un grupo de amigas y colaboradoras sembró papas envueltas en macetas hechas con paños de lino. El resultado de esos procesos se pudo ver en Humus, una exposición montada en 2019 en el Museo de Artes Visuales. “En mi práctica artística puede que exista un patrón común en cómo abordo el proceso de hacer. Para mí, la intencionalidad y el flujo del dejar pasar son fuerzas complementarias que al mismo tiempo se interrelacionan con la manera en que me siento identificada con el material con que trabajo. A veces pienso que la arcilla es como mi cuerpo, pero a la vez son mis manos las que están modelando la masa. Entonces ahí se produce un enredo, una majamama muy desjerarquizada y atemporal entre las impresiones que van quedando en mí por el contacto con otras formas de existencia y aquello que se cataliza a través mío”, dice en este libro que recorre su trayectoria y donde escriben antropólogas, curadoras y críticas como Carla Pinochet, Céline Fercovic , Catalina Mena y Carolina Castro Jorquera, con quien intercambia correspondencia. En sus trabajos destaca también Morning Glory, la instalación site specific que realizó en Faena Beach, en el contexto de Miami Art Week en 2022. Como observa Céline Fercovic, los procesos de trabajo de la artista se vinculan con Nube Lab, el proyecto educativo que dirige en el Parque Padre Hurtado y que busca aplicar herramientas artísticas y el espíritu colaborativo en la formación de niños jóvenes. Delicadamente editado y encuadernado a mano, el libro contiene fotografías de obras, trabajos en proceso y fragmentos de sus diarios; es una muestra de su coherencia artística y una reflexión sobre el ejercicio y el sentido del arte.
Microcuentos, de Anita Flores y Francisca Prieto (Mis Raíces)
Desde una roca al fondo del mar, la Estrella Mariana observa su entorno: le gusta registrar lo que ocurre en el océano. Mientras sube y baja la marea, ella mira y anota en su diario. Un día ve acercarse unos cuerpos extraños, aletargados y muy flacos. Cuando se aproximan, descubre que son caracoles, pero están en muy mal estado, débiles y frágiles. “Querido diario: me preocupan los caracoles, escribiré todo en mi diario para entender qué les puede estar pasando. A la 1 de la tarde veo a las algas subir a buscar la luz. Ellas alimentan al plancton, que, a su vez, alimenta a otros seres del mar, todo parece normal. Las algas nos dan un respiro, pero no me explico por qué los nuevos vecinos caminan más lento que otros caracoles”. Más tarde ve pasar a un grupo de ballenas que se traga una tonelada de plancton. Una de ellas la saluda. “Con su cuerpo gigante crea una noche que termina cuando la veo migrar”, escribe. “Esa ballena estuvo de fiesta, pudo almorzar muchísimo. Con su sola presencia, convierte el océano en un universo. Pero no creo que sea la culpable de lo que les pasa a los caracoles”. La Estrella Mariana es la curiosa protagonista de uno de los cinco microcuentos que reúne esta edición:un volumen de grandes dimensiones, con ilustraciones desplegadas en páginas completas, en papel de calidad y tapas duras. Con textos de la bióloga Anita Flores, ilustrado por Francisca Prieto, el libro se propone reunir ciencia, arte y literatura: de manera ágil y entretenida, entrega información en torno a las microalgas, sus familias y el aporte fundamental que realizan para la vida de los océanos y del planeta: desde la generación de oxígeno a la formación de nubes. Acompañan a estas páginas informativas las historias de ficción que se desarrollan en el mar y que tienen de protagonistas también a un Ictosaurio preguntón, antepasado de los delfines, al pingüino Patagón y a Kuyén, la hija de un pescador que un día debe dejar de pescar por la marea roja. La publicación incorpora un afiche con el top ten de microalgas de Chile, desde la más antigua y la más famosa a la más nociva y a la más sociable. Una destacada edición del sello Mis Raíces.