Los hechos del 21 de mayo de 1879, con los combates navales de Iquique y Punta Gruesa, en los albores de la Guerra del Pacífico, fueron parte del comidillo de la prensa internacional. A fin de cuentas, una guerra en el Pacífico Sur, donde campeaban los puertos de Valparaíso y Callao, generó interés en el extranjero. Y tal como ocurrió en Santiago y en Lima, solo con el paso de los días se conoció en mayor detalle lo ocurrido; los espolonazos del Huáscar, el abordaje y muerte de Arturo Prat, el hundimiento de la Esmeralda y la hazaña de Carlos Condell con la Covadonga.
Parte de esa reacción fue recogida en el Boletín de la Guerra del Pacífico, una publicación editada por el Gobierno chileno para compilar la información obtenida durante el curso del conflicto. Así, se recoge una nota del Standard de Londres publicada el 30 de mayo. Pero esta contenía información muy parcial y además, errónea. Por ejemplo, asegura que “La Esmeralda estaba completamente desmantelada i se nos dice que su comandante, el capitán don Manuel Thompson (NdR: era Arturo Prat), prendió fuego a la Santa Bárbara (NdR: pañol donde se deposita la pólvora) para impedir que su buque cayera en manos del enemigo”.
Además, respecto al combate en Punta Gruesa, asegura que tanto la Independencia y la Covadonga resultaron hundidas, lo que tampoco es cierto. El buque comandado por Carlos Condell resultó muy dañado, pero logró zafar y por la noche llegó hasta Tocopilla haciendo agua por todos lados.
De hecho, tal como ocurrió en la prensa chilena, lo que más llamó la atención fue el resultado en Punta Gruesa y el hecho de que la Covadonga haya conseguido vencer a un enemigo mucho más poderoso. Por eso, en el Standard, sin la información precisa a mano, básicamente se dedicaron a especular sobre lo que sucedió. “Según una relación que tenemos, fué la pequeña Covadonga quien echó a pique a la Independencia. Pero ¿cómo pudo hacerlo? ¿Podia chocar contra semejante buque con alguna esperanza de éxito? Su antagonista era un blindado, i ella solo un frájil barquichuelo de madera, con sus ligazones de madera medio podridas, según se dice.”
Como sea, el Standard se animó con un análisis de la jornada y su proyección en la guerra. “El resultado de este encuentro deja a los chilenos prácticamente victoriosos. Han perdido un par de buque de insignificante valor, mientras que puede decirse que los peruanos han sido privados de casi la mitad de la fuerza de su armada”.
Ese mismo 30 de mayo, el periódico rival, el Times de Londres, también publicó una extensa crónica del combate. Detallan que la información era obtenida principalmente a través de correspondencia. “Las hostilidades principiaron hace mui poco tiempo el bloqueo del puerto peruano de Iquique por la escuadra chilena, i las noticias que ahora nos llegan son relativas al ataque a los bloqueadores por los acorazados peruanos. No tenemos todavía detalles exactos del encuentro pero parece fuera de duda que ha concluido con la destrucción completa de tres buque, dos de Chile i uno del Perú. Chile ha perdido dos, la Esmeralda, corbeta de madera, i la Covadonga cañonera de lo mismo”. También se asumió, de forma errónea, el hundimiento de la Covadonga.
La prensa extranjera y los combates navales de Iquique y Punta Gruesa
Solo días después, ya en junio, se tuvo noticias más exactas de lo ocurrido. El Globe, de Londres, publicó una nota el 6 de junio donde se aclaran algunos puntos. “El telegrama dirijido al almirantazgo por el capitán de la Turquoise, arroja sobre el reciente combate naval de Iquique una luz mui diferente de la que se había dado al principio. En lugar de ser dos los buques chilenos i uno el peruano, había dos por cada lado, i no perecieron tampoco los tres que antes se decía, sino que cada escuadra perdió uno”.
Además, el Globe tuvo la información más certera de lo que realmente ocurrió con la fragata blindada Independencia en Punta Gruesa. “Mientras iba en perseguimiento de la Covadonga, buque chileno, la Independencia encalló i, según parece, se perdió por completo (...) La Covadonga calaba probablemente muchos menos pies de agua que la poderosa Independencia, i su capitán con toda seguridad tuvo mui presente esta circunstancia navegando hacia la costa”.
Por su lado, La Tribuna de Buenos Aires, publicó una breve semblanza de Arturo Prat, junto a su retrato. Aún resonaba allende los Andes el conflicto diplomático sostenido con Santiago por la soberanía de la Patagonia, lo que se marca sin tapujos en el texto. Pero la actitud del marino chileno al mando de la Esmeralda, comenzaba a resonar en el extranjero y rápidamente generó adhesión.
“No tenemos en este momento simpatías por Chile, porque nuestro país ha recibido de su parte agravios; pero no estamos ofuscados -dice la crónica de La Tribuna-. Arturo Prat ha sido un héroe, que batalló hasta perder la vida en defensa de su patria. La Esmeralda era un bote al lado del Huáscar, i sin embargo, Prat no midió la distancia inmensa que separaba el poder de una nave de la otra.— Luchó, i cuando tuvo seguridad que el pabellón chileno no caería en poder del enemigo, porque lo entregaba a la profundidad del Océano, saltó al Huáscar i selló con su sangre la gloria de la jornada”.
A fines de julio, The Standard de Londres publicó una actualización con los datos recibidos a partir de una relación que se les envió desde el Perú, es decir, tenía una visión parcial de los hechos. Aunque nuevamente contenía algunas imprecisiones. “Según aparece de la relación, los dos acorazados se lanzaron sobre los dos vapores chilenos i les intimaron rendición. La Esmeralda, en contestación, descargó una andanada sobre el Huáscar, quien, en el acto, se lanzó al espolón sobre su pequeña antagonista. La Esmeralda se hundió inmediatamente con ciento diez hombres de los ciento cincuenta que tripulaban el buque; el resto, mandados por el capitán Prat, comandante del buque, saltaron sobre el Huáscar i allí perecieron combatiendo”.
Y pese a todo, se mantenía el estupor ante la hazaña de Condell en Punta Gruesa. “La Independencia, entre tanto, partió en persecución de la Covadonga-, pero teniendo que perseguirla por bajíos, chocó contra una roca i naufragó. Parece casi increíble, que un vapor de madera, armado de cañones comparativamente de corto alcance i calibre, pudiera echar a pique un blindado semejante a la Independencia”.
Una “fake news” sobre Arturo Prat
Pero las informaciones -y desinformaciones- se fueron cruzando con el paso del tiempo. Los agentes diplomáticos, peruanos y chilenos se fueron ocupando en ganar el favor de la opinión pública; los primeros remarcaron el asunto del bloqueo de Iquique por parte de la escuadra chilena, mientras que los segundos lograron generar un impacto al conocerse los detalles de la actuación de Arturo Prat.
El 31 de agosto se publicó en el Boletín, una nota del Sun de Nueva York. Ahí se da cuenta que en la redacción de ese periódico se recibió desde Panamá una relación peruana del combate, la que dejaba en muy mal pie a Prat. Se trata de una versión que no se sostiene por ninguna parte. “Ahora se asegura que el comandante Prat i su jente se condujeron como miserables cobardes i que cuando abordaron al Huáscar no estaban animados por un desesperado heroísmo, sino únicamente por el propósito de rendirse. También se afirma que cuando saltaron sobre la cubierta peruana vivaron al Perú i manifestaron el deseo de entregarse, i que a pesar de eso, los peruanos, no comprendiendo su propósito, los mataron a todos”.
De hecho, en el mismo Sun se puso en duda esa versión: “si el comandante i su jente, cuando abordaron al Huáscar declararon de una manera tan inequívoca, como por medio de vivas al Perú su deseo de rendirse, ¿cómo los peruanos los asesinaron? I todavía, si los peruanos los consideraron como una partida enemiga que los abordaba con el objeto de capturar al Huáscar, i en consecuencia los mataron, ¿cómo pueden los peruanos saber que el comandante Prat i su jente eran unos cobardes i que solo deseaban rendirse?”.
Días después, en el Times de Londres se publicó una carta privada de un oficial del buque inglés Turquoise, que se encontraba fondeado en Antofagasta. Esta se escribió el 25 de mayo y es bastante más certera, pues detalla el bloqueo, los primeros movimientos, el escape de la Covadonga, además de los espolonazos del Huáscar. “El acorazado le dio un espolonazo, pero apenas le hizo daño, pidiéndole al mismo tiempo que se rindiese. A esto la Esmeralda contestó, izando su bandera en muchos palos, colocando guardias para impedir que las destruyesen i abriendo un vivo fuego por sus costados”.
Eso sí, tal como otros medios, detalló que el salto al abordaje de Prat ocurrió en el tercer espolonazo, con el buque ya hundiéndose, lo que no fue lo que sucedió en la realidad. “Una vez más el acorazado espoloneó a la Esmeralda, i casi inmediatamente principió ésta a hundirse, con toda su jente, disparando cada batería sus cañones hasta que el rgui los cubría; todos se hundieron gritando: ¡¡Viva Chile!! Precisamente cuando se sumerjía el buque, el capitán Prat gritó al abordaje, i con cuatro hombres saltó sobre la cubierta del Huáscar. Se encontró con una compañía de soldados; mató a su oficial i el mismo cayó muerto, combatiendo hasta el último momento”.
También se detalla con bastante precisión los sucesos de Punta Gruesa, los que probablemente pudo obtener de primera mano al llegar la Covadonga al puerto de Antofagasta días después de lo ocurrido el 21 de mayo. “Comprendiendo que no podía escapar por lijereza, el capitán (Condell) resolvió valerse de una estratajema, colocándose encima de una roca (lo que podia hacer, pues su buque calaba poco) i re tardó su máquina (...) El capitán de la Independencia, inconsciente del peligro, tentó pasar por ojo a la Covadonga; pero el golpe fué evitado con suma habilidad por medio de un rápido movimiento hacia adelante, i el pesado acorazado fué derecho a estrellarse en el peñasco.”