El Niño, de Fernando Aramburu (Tusquets)
“Lejos de mi propósito suplantar el dolor de nadie”, dice el texto. No es una metáfora: en la nueva novela de Fernando Aramburu el texto se expresa en primera persona. Comenta lo que escribe el autor, plantea dudas y aporta contexto: “El 23 de octubre de 1980 cayó en jueves. Cincuenta alumnos de entre cinco y seis años, además de tres adultos, perdieron la vida como consecuencia de una explosión de gas propano en un colegio de Ortuella”. El aclamado autor de Patria explora aquí en el dolor de esa tragedia. Ese jueves el viejo Nicasio llevó a la escuela a su nieto, el Nuco, con el que solía jugar y al que le había prometido una camiseta del Athletic de Bilbao. Nunca más se lo perdonó. La novela relata la pérdida y la ausencia del Nuco a través de las voces de su madre, su padre, y el viejo Nicasio, que sube todas las semanas, en principio cada jueves, al cementerio. Si pudiera, el abuelo se quedaría a dormir allí. Nicasio prefiere hablar con los pájaros, su memoria va y viene, y conversa continuamente con su nieto. A través de sus miradas se configura también el dolor y el impacto emocional de un pueblo que perdió a sus niños. Alternando voces y puntos de vista, Aramburu elabora un relato conmovedor, que profundiza en la pérdida y en las fibras más sensibles de una comunidad devastada por el dolor.
Oda seguido de Encuentro en el Bronx, de Fleur Jaeggy (UDP)
Nacida en Zúrich y radicada en Italia, casada con el escritor y editor Roberto Calasso, Fleur Jaeggy es una de las escritoras más elusivas y admiradas de la narrativa europea. Escribe obras breves, a veces difíciles de clasificar, en un estilo de austera elegancia. Suele demorarse en publicar y por lo general evita las entrevistas. Ediciones UDP recoge en este volumen dos miniaturas de la autora, una dedicada al escritor suizo Robert Walser, al que retrata en su encierro en el manicomio de Herisau, donde murió. El otro es el sutil relato de una comida en el Bronx con Calasso y su amigo el neurólogo Oliver Sacks. Junto a ellos hay una mesa presidida por un afroamericano y rodeada de mujeres con vestidos de colores. Y mientras Sacks come un gran bistec, ella detiene la mirada en un pez en un acuario. “Él sabe que debe morir. Sabe que la vida ya no le ofrecerá nada. Y observa a los clientes del restaurante. Por un momento, pienso que su destino no es distinto del mío. Los dos observamos”, escribe. La edición incorpora dos entrevista con Fleur Jaeggy, así como un prólogo de Enrique Vila-Matas, donde la describe esencial y despojada como Emily Dickinson; controladora “de las pausas estratégicas” como Samuel Beckett; pensativa como Franz Kafka, y “demente ingresada para siempre, como Robert Walser”.
Mara, de Paula Bombara y Raquerl Cané (FCE)
Cuando abrieron la puerta de la jaula, Mara dudó en salir. Estaba en medio de un parque natural del Mato Grosso, en Brasil, y frente a ella tenía la promesa de una vida en libertad controlada. Pero Mara se demoró. El parque era la última estación de un recorrido que comenzó en India, hace más de 50 años. Mara es una elefanta asiática y vivía con su manada hasta que fue vendida a una feria de animales exóticos en Hamburgo. Allí la compró una familia argentina que necesitaba elefantas para sus circos sudamericanos. Buscaban hembras porque son más inteligentes y más fáciles de entrenar. Después del largo viaje a Buenos Aires,Mara salió nuevamente hacia Uruguay. Tuvo un entrenador alemán, con el que aprendió los trucos del circo. Tuvo que adaptarse también a vivir sin su manada. “¿Cuánto tiempo te llevó responder a tu nombre humano, Mara?”, le pregunta la narradora de este cuento ilustrado por Raquel Cané. Un relato sensible y emotivo basado en una historia real. Tras muchos vaivenes, en los que fue separada de su entrenador, Mara fue a dar al zoológico de Buenos Aires. Allí estuvo casi 10 años. Por fin en 2020, tras décadas de cautiverio, las autoridades la llevaron al Mato Grosso y ella volvió a la vida salvaje.