Parecía nada más que un inocente regalo de navidad. Un inventor llamado Randall Peltze (Hoyt Axton) busca a contrarreloj un regalo de navidad para su hijo Billy (Zach Galligan). Llega a una oscura tienda en un semisótano en el Chinatown donde le venden una pequeña y tierna criatura peluda, un mogwai. Una bella y extraña mascota, pero debe observar tres reglas: no exponerlo a la luz; no dejar que entre en contacto con el agua; y sobre todo, nunca darle de comer después de medianoche. Ese es el punto en que arranca la película Gremlins, estrenada en 1984.
Por supuesto, todo comienza a salir mal. Un distraído amigo de Billy derrama por accidente agua sobre el amistoso mogwai (llamado Gizmo), del que emergen cinco agresivas criaturas que comenzarán una aventura de destrucción y muertes a su paso. Esos son los gremlins. De alguna manera, esa contradicción es la que está en el centro de la película. Bueno, además de las pequeñas y terroríficas criaturas.
La película fue dirigida por Joe Dante, a partir de un guión de Chris Columbus. A él le vino la idea por mera observación. “Cuando era estudiante de cine en la Universidad de Nueva York, (Chris) vivía en un apartamento de mala muerte como todos nosotros cuando éramos estudiantes hambrientos. Y oía ratones corriendo por el apartamento. Se dio cuenta de que la mayoría de las películas de monstruos, Godzilla , King Kong , el monstruo es grande. Pero en cierto modo, algo pequeño da más miedo porque puede esconderse. Entonces se le ocurrió esta idea y escribió este guión de especificaciones”, recordó el productor Michael Finnell en charla con el portal The Ringer.
“De alguna manera llegó a un agente y CAA lo envió como muestra de escritura porque pensaron que nadie lo lograría. Fue demasiado loco - agrega Finnell-. Y terminó en el escritorio de Steven Spielberg en Amblin Entertainment, que era la compañía que acababa de fundar con Frank Marshall y Kathy Kennedy, y querían producir películas que Steven no necesariamente dirigiera. Así que lo leyó y no sólo dijo: “Este tipo puede escribir”, sino que también dijo: ‘Quiero hacer esto’”.
Así fue que el mismo Steven Spielberg terminó involucrado en el proyecto. Por entonces estaba en postproducción de ET y Poltergeist (donde produjo y no dirigió), y ya había rodado Tiburón (1975), Encuentros cercanos del tercer tipo (1977) y la primera película de la saga Indiana Jones, Los cazadores del arca perdida (1981). Es decir, su firma ya estaba consolidada como la de una garantía de éxito en Hollywood. Eso fue clave para llegar a concretar la película.
“Fuimos al estudio de Warner Bros -recordó Joe Sante a The Ringer- y estaban encantados de tener una película de Spielberg, aunque no tenían idea de qué se trataba. No podían entender por qué querían hacer esta película, pero dijeron: ‘Genial’. La palabra que circulaba por todo el aparcamiento era ‘La locura de Spielberg’. Básicamente, así era como lo veían”.
Gremlins, “más divertidos cuando eran desagradables”
Con la producción ya aprobada llegó un momento más difícil. Había que crear de alguna forma a los gremlins, y que se vieran creíbles. Para eso Joe Dante convocó a Chris Walas, quien ya había trabajado con él en Piraña (1978), y además era conocido por Spielberg porque trabajó en el equipo de efectos de Los cazadores del arca perdida.
Pero no fue fácil, incluso para un experto como Whalas. “Al principio fue extraño porque no se trataba sólo de diseñar los personajes, sino de descubrir cómo íbamos a hacerlos todos. Joe quería hacer todo en stop-motion al principio porque es un gran fanático del stop-motion, y yo también lo soy, pero yo simplemente dije: “Joe, ¿entiendes de cuánto stop-motion estás hablando?”, le detalló a The Ringer. Incluso llegaron a evaluar la idea de disfrazar a monos como los gremlins, pero la idea probó ser poco práctica. “Conseguimos un mono rhesus y le pusimos una cabeza de Gremlin, y saltó por la sala de edición y cagó por todas partes”, recordó Dante.
Así finalmente se impuso la idea de Whalas; los gremlins serían construidos a partir de títeres. “Adopté el enfoque de que no habrá una manera fácil de hacer esto, desde el principio. Tienes que convencerte a ti mismo: ‘No intentes engañar a este porque están sucediendo demasiadas cosas’. Y entonces opté por el concepto de simplemente crear un montón de títeres”.
Luego, hubo que hacer el diseño para Gizmo, el adorable gremilin central del que se desprende la historia. “Mientras Steven decidía cuál debería ser el diseño, siguió rechazando todos nuestros diseños para Gizmo. Y se nos ocurrió la idea de hacerlo del mismo color que su perro. Entonces, de repente, le gustó”, apunta Dante. Pero en principio, Gizmo tenía otro destino. “En el guión original de Chris Columbus, se suponía que Gizmo sería un lindo y pequeño Mogwai durante los primeros 25 minutos, y luego se convierte en el malo Gremlin Stripe”, agrega el director.
La película se filmó en los estudios de Warner Bros y Universal Studios, tras descartar la idea inicial de rodar en calles reales. El trabajo de los títeres de Chris Whalas de inmediato se hizo notar. “Teníamos un gran perro en la película que pensaba que los títeres eran reales. Recibimos muchas cosas geniales de este perro. Quiero decir, simplemente nos sorprendería en estas escenas. El perro y Corey Feldman fueron los actores que más se relacionaron con los títeres como si realmente estuvieran vivos”, recuerda el director en el mismo portal ya citado.
“Cuando finalmente llegamos a la producción, teníamos suficientes títeres juntos para hacer las escenas programadas -recordó Whalas-. No había muchas cosas improvisadas en ese momento. Creo que la toma más importante para mí como creador y supervisor de Gremlin fue la toma en la cocina con la mamá de Billy. Creo que es la primera vez que ves un Gremlin, se levanta, se da vuelta y tiene muchas de sus cosas animatrónicas en funcionamiento”.
La película se estrenó el viernes 8 de junio de 1984, al mismo tiempo que Cazafantasmas, del director Ivan Reitman. La crítica la recibió con críticas mixtas debido a lo extraña que parecía. En el papel asomaba como una película infantil, pero definitivamente deambulaba entre el terror y la comedia. De hecho, sucedió que muchos padres se quejaron por el hecho de que habían acudido al cine con sus hijos esperando una cinta familiar y se encontraron con secuencias regadas de sangre.
“Tanto el Sr. Dante como Chris Columbus, quien escribió el guión, tienen un extraño sentido del humor, pero no son confiables. Atacan a su joven audiencia tan despiadadamente como las criaturas atacan a los personajes -detalló la reseña del New York Times publicada el mismo día-. No tengo idea de cómo reaccionarán los niños al ver a una madre de Kingston Falls, con un cuchillo de trinchar en la mano, decapitando a un gremlin y empujando a otro en el procesador de alimentos, de cabeza”.
Pese a todo, la película fue un éxito comercial; recaudó 12,5 millones de dólares en su primer fin de semana, quedando por solo un millón y fracción por debajo de Cazafantasmas. Solo en la taquilla estadounidense fue la cuarta más exitosa de la temporada por detrás de Beverly Hills Cop, Cazafantasmas e Indiana Jones y el Templo de la Perdición. Probablemente, la polémica generada en torno a sus escenas de violencia le jugó a su favor. “Gremlins está mucho más interesado en mostrar su conocimiento de la historia cinematográfica y hacer chistes al azar que en brindar entretenimiento constante -señalaba el New York Times-. Desafortunadamente, es más divertido cuando se es más desagradable (...) puede no ser el entretenimiento ideal para niños más pequeños por las razones descritas anteriormente”.