Crítica de discos de Marcelo Contreras: Charli XCX entre lo mejor del año, David Bowie brilla otra vez y Andrés Nusser se muestra
La cantante británica despacha un estimulante álbum que trepa entre lo más destacado de la temporada, mientras Bowie ofrece un viaje arqueológico a las profundidades de su obra cumbre. Por su parte, el músico chileno se exhibe en su debut solista, bajo la sombra de los desaparecidos Astro.
*Charlie XCX - Brat
Charlotte Emma Aitchison (31) -Charlie XCX en el planeta musical-, entró por la puerta ancha en 2012 cuando compuso y participó de la grabación del inolvidable single I love it de Icona pop -una de las grandes canciones de la pasada década-, confirmando credenciales un par de años después junto a Iggy Azalea en Fancy.
Así, serpentea como reputada autora para otros artistas -en un largo listado, Blondie, Gwen Stefani y Camila Cabello-, y una sólida carrera solista con timbre de personaje fiestero y desenfadado con actitud rock, más un costado vulnerable.
Este sexto álbum es un collage electrónico bailable ambicioso y triunfal donde todo funciona y nada sobra, en una especie de tributo hacia el género desde los 90 hasta hoy, con algunas citas oblicuas a las mayores estrellas pop femeninas de los últimos 40 años. En vez de resolver aplicando mímesis -el camino fácil del homenaje-, Charlie XCX se inspira ligeramente en distintos nombres en beneficio de su personalidad musical. Su narrativa se eleva singular y celebratoria de la feminidad en el pop, sin apartar la mira de la pista de baile, aunque con algunas concesiones, piezas en penumbras revelatorias de fragilidad, como ocurre en I might say something stupid y So I, esta última como una versión sideral y melancólica de Shakira junto a Bizarrap. Fijo entre lo mejor de 2024.
*David Bowie - Rock ‘n’ roll star
Este lanzamiento de cinco discos en torno a The Rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972), es como ver los planos de uno de los álbumes claves de David Bowie, el que aglutina algunos de los títulos más ampliamente conocidos de su fase glam.
El primero contiene demos como So long 60s, el embrión de Moonage daydream, una pieza de contornos folk posteriormente endurecida en la usina rockera del genial Mick Ronson en guitarra, la batería metronómica de Mick Woodmansey y el bajo pastoso de Trevor Bolder.
El segundo abre con sesiones de John Peel del 11 de enero de 1972, seguidas de otros registros una semana más tarde en Sounds of the 70 ‘s: Bob Harris en la BBC. El tercer álbum contiene más Peel sessions y otras del Johnnie Walker lunchtime show, más la histórica versión de Starman en Top of the pops del 6 de julio de 1972, cuando Bowie cruzó el brazo con ambiguo desenfado sobre Ronson, provocando un cisma entre la juventud británica.
El cuarto disco incluye canciones descartadas de Ziggy Stardust como Velvet Goldmine, y material en vivo grabado en Boston el 1 de octubre del 72. Una versión alternativa más ruda de John I’m only dancing se suma en el quinto álbum, y un cover de Can ‘t explain de The Who del que The Clash sacaría molde para Clash city rockers, entre un montón de material de valor arqueológico insoslayable.
*Andrés Nusser - TAMC (te amo mucho cora)
Andrés Nusser (40) arranca de nuevo tras abandonar Astro hace ocho años, una banda que parecía tener todo a su favor para una conquista internacional de alto vuelo gracias al debut homónimo soñado en 2011, como una especie de versión local de MGMT que les valió exposición en grandes festivales del hemisferio norte, alineación engolosinada prematuramente de sus mejores jugadas. El empalagoso segundo álbum Chicos de la luz (2015), plagado de obviedades psicotrópicas y exceso de colorido, puso en pausa indefinida al cuarteto que promete regreso, según declaró el músico a Culto.
Este debut solista se lee en primera instancia, como una reacción a los desbordes que hicieron naufragar a Astro. El material reportado es conciso, los títulos son cortos -In, Cy, Non, Cora, Out-, en tanto los ornamentos operan más restringidos, fragmentados, en un régimen asceta, como una manifestación de que Nusser también puede decir mucho con un lenguaje menos florido y arreglos poco ortodoxos. Resulta interesante como un nuevo punto de partida aunque, vaya, se extraña algo más de melodía y estructura clásica, redundante en expresiones más amigables. Queda el desafío de una intersección donde coincida el talento indiscutido de Andrés Nusser, en medidas más equilibradas.
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