No lo tenía en cuenta. Para el violinista David Cross (Plymouth, 1949), la música de King Crimson, leyenda del rock progresivo, era un recuerdo lejano. Un excitante pasaje de su juventud en los setenta, cuando se integró a la formación y con su habilidad en el violín participó en el material de tres de sus discos fundamentales, Lark’s Tongue In Aspic (1973), Starless and the Bible Black (1974) y Red (1974). Y aunque tras esos años ha firmado colaboraciones como el proyecto Stick Men (con el que visitó Chile en 2018) y Starless Starlight, con Robert Fripp, él se había enfocado en su carrera en solitario.
Fue una sugerencia la que lo motivó a armar una gira en que repasa el material de esos tres discos claves para la historia del grupo y el rock progresivo. “Al principio no me interesaba, la verdad -dice a Culto vía Zoom desde Reino Unido-. Tengo mi propia banda, y llevamos juntos mucho tiempo. Hemos creado muchos álbumes. Así que era bastante reacio. Pero en realidad, la teclista, Sheila Maloney, estaba bastante entusiasmada con la idea, y empezó a hacerme ver que podíamos hacerlo nuestro. Entonces empezamos a estudiar la música, y fue a partir de ese momento cuando dije, está bien, lo intentaré”.
Acompañado de la Lark’s Tongues Band, compuesta de cuatro músicos, (John Mitchell en la guitarra/voz, Sheila Maloney en los teclados, Mick Paul en el bajo y Jack Sumerfield en la batería), Cross se presentará en el país el próximo 21 de agosto en el Teatro Nescafé de las Artes. “Son las mismas viejas canciones, pero con un nuevo fuego en el estómago. Tienen una nueva energía. Y en ese sentido, estoy muy contento porque puedo lucirme. Tengo que demostrar que puedo tocar estas cosas, tocarlas mejor que antes y puedo hacerlo. También me divierto, puedo ser yo mismo”.
Cross, un perfeccionista que dedica hora y media diaria a practicar con el violín, dice que ahora se toma las cosas con calma. “Pasas mucho tiempo intentando hacer las cosas bien cuando eres músico. El año pasado hicimos un show en Polonia y algo estaba mal. Tenía la configuración correcta en mis monitores, y me quedé a la deriva del ritmo. Entonces tuve esta terrible vergüenza. Me equivoqué, pero miré a la audiencia y solo reían conmigo. Y me di cuenta de que, en realidad, era realmente bueno para ellos verme desordenado, así que yo también me reí, y fue divertido. Así que tengo una nueva actitud a los errores ahora, ya sabes, creo que podría hacer más errores deliberados sólo para disfrutar”.
De sus años en King Crimson, Cross rememora cuales fueron los discos que más lo dejaron satisfecho. “Durante mucho tiempo, Starless fue mi favorito, hoy Lark’s es mi favorito. Tiene que ver con la originalidad del material y el hecho de que había cinco personas involucradas, eso lo hizo muy especial porque hubo que dejar mucho más especio para escucharnos y todo lo demás. Y solía ignorar a Red porque, ya sabes, se habían reducido a tres personas a un power trío, que nada tenía que ver conmigo. Pero aprendí a quererlo, pasamos de cinco personas, a cuatro personas y luego a tres personas. Eso es lo que hacen esos álbumes y creo que la música refleja las circunstancias”.
En sus años en King Crimson usted tuvo la chance de tocar con músicos de alto nivel como Robert Fripp, Bill Bruford, John Wetton ¿qué fue lo que más le sorprendió de ellos?
Creo que la capacidad de aceptar a otras personas y de escuchar lo que hacían los demás era la verdadera habilidad que de alguna manera todos teníamos. Creo que realmente, ya sabes, nos reunimos para hacer algo nuevo que estaba definitivamente en la agenda. Y el hecho de que Bill, John y Jamie (Muir), vinieran de entornos bastante fuertes en los que ya habían conseguido establecerse como figuras importantes en las diferentes áreas, significaba que todo el mundo respetaba a los demás, a dejarle espacio y escucharle. Y creo que probablemente eso era lo especial de la banda. No era cuestión de juntarse y encajar en un estilo. No íbamos a tocar blues, no íbamos a tocar soul, ni siquiera íbamos a hacer lo que había hecho King Crimson antes, Íbamos a hacer algo nuevo. Y para eso, teníamos que escucharnos, hablar y pensar en ello. Eso hizo que funcionara.
Usted fue precursor del violín en el rock ¿fue difícil dar ese paso en la banda?
John (Wetton) también tocaba el violín cuando empezamos. Originalmente, tocaba el violín en el escenario conmigo. Dejó de hacerlo después de un tiempo porque alguien de su antigua banda le hizo un comentario grosero y entonces no quiso tocarlo. Pero en la banda, no era problema, fueron de gran apoyo, muy alentadores. Bill se tomaba la molestia de explicarme los ritmos, me los escribía, se sentaba y los tocaba. Robert me ayudó con el sonido, me mostró cómo usar muchos de los efectos que tenía y cosas por el estilo y John era una estrella de rock, ya sabes. Creo que los problemas eran técnicos, quiero decir, en esos días era muy difícil amplificar un violín común. Pero cuando el violín eléctrico empezó a comercializarse más, mi vida se volvió mucho más fácil. Pero eso en realidad fue después de Crimson.
¿Qué fue lo mejor y lo peor de sus años en King Crimson?
Lo mejor, creo, que es la libertad. Tocar lo que quieras, cuando quieras, y a nadie le importaría. El hecho de que alguien hizo algo nuevo, era bueno. No se suponía que debíamos hacer eso, debíamos estar buscando algo que diera dinero, pero si de repente empiezas a hacer algo, eso era genial. Así que eso fue lo mejor. Lo peor fue probablemente, para mí en ese momento hacer frente a la sonoridad. Los sonidos fuertes, las frecuencias altas, eran bastante malas para mi audición. No creo que haya tanto daño en las salas de ensayo, pero el volumen era innecesariamente ruidoso en el escenario. Ahora las cosas son más silenciosas en el escenario, y en los in-ears todo está bien. Así que creo que eso era difícil. Pero fue un regalo trabajar con Robert. Todo el mundo era encantador.
¿Tiene planes de volver a girar con el proyecto Stick Men?
Me gustaría. No hay nada reservado para eso por el momento. No lo sé. Siempre estoy abierto a hacer algo. Un placer absoluto tocar ahí porque nunca sabes quién toca qué. Tengo que tener la imagen de Marcus (Reuter), aquí a mi derecha, mientras Tony (Levin) está en mi izquierda. De lo contrario estaría mirando en la dirección equivocada. Si hay una nota baja y miro hacia Tony, Marcus lo está haciendo. Es una banda confusa para tocar si no has llegado allí. Pero hay cosas realmente encantadoras. Quiero decir, me encantan las improvisaciones de rock. Realmente me gusta eso. No tengo la oportunidad de hacer eso con mi propia banda o haciendo estas cosas de King Crimson. Y eso es algo que realmente quiero hacer más, Stick Man da una gran oportunidad para hacer eso, me gusta su material también.
Tras dejar King Crimson, usted se dedicó a ser profesor universitario ¿qué se aprende de esa experiencia?¿qué ha aprendido de sus estudiantes?
Bueno, ahora me he retirado de la enseñanza. Era la Universidad Metropolitana de Londres y lo que hice allí fue formar profesores de música para trabajar en la escuela de Londres. Aprendí todo de ellos, realmente. Quiero decir, yo solo tenía mi experiencia, pero trabajaba con músicos profesionales que querían ser profesores la mayor parte del tiempo, venían cantantes pop, concertistas de piano, esa gente. Tal vez yo sabía más de enseñanza que algunos de ellos, así que pude ayudarlos con eso, pero ellos compartían sus habilidades y sus conocimientos musicales con todo el mundo. Fue una educación maravillosa formar a profesores de música. Fue un privilegio trabajar con gente así. Me encantó, fue una parte muy, muy fabulosa de mi vida, y estuvo bien hacerlo hacia el final de mi carrera profesional y es genial, después de haber hecho eso, estar construyendo ahora una carrera con presentaciones de nuevo.
Las entradas para ver a David Cross interpretando a King Crimson, ya están a la venta a través del sistema Ticketmaster y la boletería del Teatro Nescafé de las Artes.