“Ser escritor es dañino y difícil”: cuando Charles Bukowski reflexionó sobre la escritura

“Ser escritor es dañino y difícil”: cuando Charles Bukowski reflexionó sobre la escritura

Un volumen que compila escritos sueltos de “Hank” acaba de reeditarse en nuestro país. Ausencia del héroe. Relatos y ensayos inéditos (1946-1992), vía Anagrama, muestra a un Bukowski suelto, que comenta sobre el oficio de escritor, hace de crítico literario y habla incluso de la “Generación Beat”. En Culto lo revisamos junto a su traductor.


Además de novelista y excartero, Charles Bukowski era poeta. A veces, tras dejar de lado la botella de licor, pasar la resaca y fumar un cigarro, solía participar en recitales de poesía. Un espacio tradicional dentro del arte poético, y que “Hank” sabía usar a su manera. Por eso, cuando se topaba con alguna pregunta algo empalagosa, sabía salir jugando: “Recuerdo que una vez tras un recital les dije a los alumnos: ¿alguna pregunta? Uno me preguntó: ¿Por qué escribe? Y yo le respondí: ¿Por qué llevas esa camisa roja?”.

Esa anotación la hizo en un breve ensayo titulado La casa de los horrores, y sobre ese mismo instante se respondió a sí mismo. Si bien, Bukowski no estaba interesado en las grandes respuestas ni en el ejercicio más intelectual, tenía claro de qué se trataba su oficio. “Ser escritor es dañino y difícil. Si tienes talento puede abandonarte para siempre mientras duermes en la noche. No tiene respuesta fácil lo que te hace seguir adelante con el asunto. Demasiado éxito es destructivo; la falta absoluta de éxito es destructivo. Un cierto rechazo es bueno para el alma, pero el rechazo total da lugar a cascarrabias y locos, violadores, sádicos, borrachos y maltratadores. Igual que el éxito excesivo”.

Es que la relación de Bukowksi con todo lo relacionado con la escritura lo fue plasmando en ensayos, textos, ficciones y otros materiales que fue dejando desperdigado por el camino. Esos papeles sueltos, efímeros, se compilaron tras su muerte -en 1994- en un volumen llamado Ausencia del héroe. Relatos y ensayos inéditos (1946-1992), y se publicaron en 2012. Luego se descontinuó. Hoy ese volumen vuelve a las librerías chilenas vía Anagrama.

El español Eduardo Iriarte fue quien, hace 12 años, tradujo los textos al castellano, además de otros trabajos de Bukowski, como Las campanas no doblan por nadie, Abierto toda la noche, o La matemática del aliento, Contactado por Culto, nos comenta: “Me resulta un tanto difícil remontarme específicamente a Ausencia, porque la mayoría de las obras de este autor tiene un tono y una temática comunes. Aunque la escritura de esta colección de artículos y relatos no dista mucha de otras recopilaciones --que abarcan prácticamente todo el arco de su carrera y permiten seguir su evolución vital, ya sean en poesía o, como es el caso, en prosa--, lo que me llamó la atención de Ausencia fue el motivo del tesón, la testarudez de insistir en la experiencia propia como material para la creación”.

De hecho, el volumen incluye uno de sus ensayos más célebres, Fingirse poeta y serlo, donde Bukowski comenta cómo él entiende la poesía, que a todo esto, la escribe de forma prosaica y cotidiana. No habla de damas recortadas en el horizonte. “Fue Nietzsche quien, cuando le preguntaron por los poetas respondió: ‘¿Los poetas? Los poetas mienten demasiado?’ Al leer poesía del pasado y de nuestros días, esta crítica parece jodidamente acertada. Por lo visto hay tanta pose, tanto pavoneo, tanto fingirse poeta, ese mensajero escogido de los dioses”.

Bukowski también dedica palabras a los críticos, a los académicos, a aquellos que se incomodaban con su escritura underground. Lo dice en su Manifiesto: “Lo que han perdido los críticos universitarios al echar las persianas en torno a su pequeño mundo elitista lo han recuperado en dirección y prestigio. Para el resto de nosotros, la plebe, los que ganduleamos en salas de billar y callejones, queda un gimoteo frustrado y discorde. Para inculcar una fuerza más heurística, es necesario tal vez un manifiesto, un gesto, una gestación. Es difícil que un solo poeta se enfrente a la camarilla universitaria. Tal vez nosotros también debamos inventar nuestra propia historia”. Y en otro texto que titula Mis coetáneos a examen, señala: “Uno aprende más fregando platos que debatiendo con James Dickey, Jack Gilbert, Nemerow y T. Weiss en el cruce de la calle Noventa y dos y Lex Avenue”.

Aunque también realiza el juego de hacer de crítico literario…de él mismo. Lo escribe en el texto Bukowski sobre Bukowski, donde comenta los relatos de su libro Escritos de un viejo indecente. Por supuesto, se encuentra bueno. “Al releerlos, relatos y fantasías, me parecieron maravillosos y llameantes. Pensé: joder, no ha habido un autor de relatos breves tan bueno desde Pirandello. Por lo menos desde entonces”.

En estas páginas también podemos revisar cuentos como 80 aviones no te dejan fuera de toda sospecha, de 1957, donde por primera vez usa su alterego “Hank”, que luego terminaría decantando por “Henry Chinaski”. O también pasa revista a su vínculo con sus contemporáneos de la “Generación Beat”, de hecho, en un relato narra un particular encuentro con Gregory Corso (“No estaba tan pirado como me habían advertido”), y también encontramos una reseña a los primeros poemas de Allen Ginsberg. Aunque es bastante generoso en su análisis.

Iriarte nos comentó cómo es traducir a Bukowski, que parece siempre escribir sobre lo mismo. “Parto con una zambullida inicial en la que traduzco el libro de principio a fin procurando alcanzar la misma visceralidad del original, seguida por la revisión de sucesivos borradores para pulir los detalles y darle un aire lo más natural posible a la versión en español”.

Consultado por alguno de sus textos favoritos de este volumen, Iriarte nos comenta: “Yo me decantaría por Fingirse poeta y serlo, en el que el autor explica dónde reside la autenticidad, su característica esencial. A mi modo de ver, el párrafo que dice ‘La poesía proviene de donde has vivido y como has vivido y de lo que te hace crearla. [...] Si uno escoge mal con demasiada frecuencia, no tardará en estar muerto mucho antes de su funeral’ debería enseñarse no solo en todas las escuelas de escritura, sino en todas las escuelas”.

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