Un reencuentro de viejas amigas, un cameo y un castillo embrujado: House of the Dragon dispara la tensión

Los movimientos vistos en el tercer episodio de la segunda temporada impulsan la trama a un conflicto que promete ser sangriento y feroz. Con spoilers, revisamos los principales puntos del capítulo y cómo se gestó la reaparición de una actriz del primer ciclo.


Las piezas del tablero de House of the dragon se siguen moviendo y la conclusión es cada vez contundente: la guerra civil es inevitable y pronto –como sugiere Rhaenys Targaryen a su sobrina Rhaenyra durante un entierro– nadie en Westeros sabrá con certeza qué originó el conflicto ni quién tuvo los motivos más sólidos para atacar al oponente. Padecer el horror de la guerra (y con dragones, más encima) no deja espacio para esa clase de matices (spoilers a continuación).

El tercer episodio de la segunda temporada promete jugar un rol determinante en el futuro que les espera a los “Negros” y los “Verdes”. Los movimientos de cada bando impactarán en la gente común, un costo humano que el capítulo emitido anoche (con una hora de retraso en HBO) acentuó mostrando el feroz enfrentamiento entre los Bracken y los Blackwood, dos familias enemistadas desde hace siglos que respaldan a diferentes aspirantes al Trono de Hierro y que se masacran los unos a los otros. Aplicando la clase de recurso que distingue a la serie respecto a su predecesora, la brutalidad se ilustra ciñéndose únicamente al antes y al después de la batalla.

Foto: HBO

Aegon, impulsivo y sediento de gloria personal, está dispuesto a aceptar cualquier idea que le garantice pasar a la ofensiva. No se trata tanto de vengarse por la muerte de su hijo como de sumar un triunfo que lleve su rótulo: Aegon, el segundo de su nombre. Por eso está de acuerdo con el improvisado plan que le propone Ser Criston Cole, quien debuta como su nueva Mano del Rey: salir con un grupo de hombres a la conquista de Harrenhal, conocido como el castillo más grande de los Siete Reinos, y a partir de ese punto intentar cimentar una victoria.

Los miembros de su consejo ignoran que Daemon tiene el mismo objetivo. Si bien el marido y tío de Rhaenyra llega en solitario, lo avalan Caraxes, su imponente dragón, y su impredecible carácter. Lo que parece una conquista sencilla –la familia residente, los Strong, cede sin oponer resistencia– pronto da paso a una estadía intranquila. Mientras pernocta en ese castillo una misteriosa mujer (llamada Alys Rivers) le asegura que conocerá la muerte en ese lugar y luego lo despierta una inquietante visión con su esposa cuando ella era adolescente.

Ese pequeño momento vino acompañado de una alegría para quienes extrañaban al elenco original de House of the dragon. Milly Alcock, la actriz australiana que encarnó a Rhaenyra durante la mitad del primer ciclo, reapareció en un cameo de unos segundos, en una imagen que perturbó al ahora vulnerable Daemon.

Foto: HBO

“Milly estaba ansiosa por regresar y todos estaban emocionados de tenerla de regreso”, detalló Ryan Condal, showrunner de la ficción, a Entertainment Weekly. “Ella está muy ocupada, por lo que fue complicado ajustarse al cronograma, pero básicamente contamos con ella durante un par de días justo al inicio de la producción”, agregó, junto con reconocer que fue toda una hazaña mantener su breve retorno en secreto.

La Rhaenyra del presente tiene sus propias tribulaciones. Consciente de que la guerra luce cada vez más inevitable, decide enviar a sus tres hijos pequeños (Joffrey, Aegon y Viserys) lejos de Dragonstone. Le encarga esa tarea a Rhaena, así como el cuidado de varios huevos de dragones (los que, según confirmó la directora Geeta Vasant Patel, serán los dragones de Daenerys Targaryen). Ella desearía una misión que la hiciera sentir más útil –como Baela, quien advierte los movimientos de Creston desde los aires–, pero acepta la orden de su reina.

Con el paso los días se endurecen las posiciones y a la hija del difunto rey Viserys se le agotan los recursos para evitar el enfrentamiento con la otra parte de su familia. Sin embargo, cree que aún le queda una última alternativa y se empeña en lograr que funcione. Por ello mueve los hilos para completar una cita que lucía improbable para ella misma: tener un diálogo con Alicent, su amiga de infancia y la viuda de su padre. ¿Cómo lograrlo? Respaldada por la información que le provee Mysaria, llega a Desembarco del Rey vestida como una septa e ingresa a un lugar que la reina consorte visita con regularidad.

Foto: HBO

La conversación –incómoda, tensa– pronto se centra en las palabras que balbuceó el rey Viserys a Alicent mientras agonizaba en su habitación. Ella creyó que le estaba dando su bendición a Aegon como su heredero y, de paso, le estaba quitando su respaldo a Rhaenyra como su sucesora. Sin embargo, en el curso del reencuentro con su vieja amiga se destapa lo que el espectador ya sabía con bastante certeza: el soberano se refería a Aegon el Conquistador y a su profecía (la Canción de Hielo y Fuego) y no al mayor de sus hijos varones.

Si esa conversación hubiera ocurrido en otro momento tal vez habría tenido algo de peso en evitar o demorar el conflicto que ambas partes protagonizan. Pero ya ha corrido demasiada sangre y no hay posibilidad de entendimientos. Así se lo hace saber Alicent a Rhaenyra y ambas mujeres se separan con la misma sensación: se avecinan tiempos oscuros y sangrientos en Westeros.

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