La mañana del 1 de abril de 1973, los periodistas se apilaban para entrar a la oficina del colegio de abogados de Nueva York. Habían sido convocados para una rueda de prensa de John Lennon, junto a su mujer, la artista japonesa Yoko Ono. Todos sabían que las conferencias del ex Beatle eran sabrosas; su estilo franco y directo era garantía de buenos titulares y más cuando vivía un difícil momento personal.
El Servicio de Inmigración y Naturalización presionaba para deportar a Lennon de EE.UU., a causa de su antigua condena por posesión de drogas en Reino Unido de 1968. Lo cierto es que la administración Nixon lo tenía en la mira por su activismo político y su oposición pública a la guerra de Vietnam. El 23 de marzo le habían dado la orden de abandono, que debía efectuarse en 60 días, pero gracias a las maniobras de su abogado, se le concedió una estancia limitada en espera del resultado de la apelación.
Para sorpresa de los presentes, en la rueda de prensa Lennon y Yoko Ono apelaron al humor y anunciaron la creación de Nutopia, un país conceptual que “no tiene territorio, ni fronteras, ni pasaportes, sólo personas”. Como embajadores en jefe de Nutopia, John y Yoko pidieron inmunidad diplomática y reconocimiento para su “país”. Con su afinado sentido del espectáculo, la pareja agitó sendos pañuelos blancos. “Esta es la bandera de Nutopia: nos rendimos a la paz y al amor”, señaló. La reportera del New York Times, Laurie Johnson, presente en la rueda de prensa, remató: “Entonces el señor Lennon se sonó la nariz”.
Aunque la permanencia de Lennon en EE.UU. estaba en peligro (finalmente se le concedió la residencia en 1975), aquel no era el único problema que debía afrontar en esos días. Su matrimonio con Yoko Ono estaba en crisis y así la pareja conversó la posibilidad de tomarse una distancia. “Estuvieron de acuerdo en que su matrimonio no sufriría si John se buscaba otras compañeras sexuales”, detalla el biógrafo Philip Norman en su indispensable trabajo sobre el Beatle. Lo concretarían poco después, durante el afamado “Lost weekend”, un período de 18 meses en que el músico se dedicó a la jarana y grabar tres discos, acompañado por su asistente, May Pang.
Mind Games: “Love is the answer”
Como sea, Lennon tenía un contrato discográfico que cumplir. Encerrado en su departamento en el Greenwich Village, volcó toda la carga emocional del momento en las nuevas canciones que escribió en apenas un par de semanas, durante la primavera boreal de ese año. Además completó un par de composiciones inacabadas que llevaban algunos años en barbecho. Así pasó con Mind Games, una canción que había comenzado a escribir en 1969 con el título de Make Love, Not War, en que retoma su vibra más optimista y pacifista. “Love is the answer, and you know that for sure” (”El amor es la respuesta y lo sabes con certeza”), canta con su voz bañada en eco de cinta (el “eco a lo Elvis” como le llamaba). Un contrapunto frente al material más político e inflexible de su disco anterior, Some time in New York City (1972) que fue un fracaso comercial y de crítica.
Esa canción le dio título al disco que John comenzó a grabar entre julio y agosto del 73′, el cuarto en solitario. Por primera vez no se haría acompañar por Yoko Ono en el estudio y tampoco tendría a su habitual aliado hasta entonces, el célebre productor Phil Spector. Era solo Lennon, con sus demonios, quien se hizo cargo de la producción musical. Pero tuvo nueva compañía. Tiempo atrás, Yoko Ono había grabado su cuarto disco en solitario, Feeling the space, acompañada de una contundente selección de músicos de sesión, que incluía al baterista Jim Keltner, al talentoso guitarrista David Spinozza, al pianista Ken Ascher, entre otros. A John le gustaron tanto que los reclutó para Mind Games.
En las canciones del LP, Lennon regresó a su estilo más introspectivo y personal, aunque todavía resoplaba la sombra de Yoko Ono. “Sugería la renuncia a todas las causas y las víctimas que habían defendido juntos y el regreso al sofá del psicoanalista, esta vez con el tema del matrimonio en vez de la paternidad y la infancia”, apunta el biógrafo Philip Norman. Por ejemplo, en la suave One Day at the time, el músico parece cantarle directamente a su mujer. “You are my weakness, you are my strength/Nothing I have in the world makes better sense”(Tú eres mi debilidad, tú eres mi fuerza/Nada de lo que tengo en el mundo tiene mejor sentido). También en Aisumasen (”lo siento”, en japonés), parece pedirle disculpas a Yoko. “Aisumasen Yoko/All I had to do was call your name”(Lo siento, Yoko/Todo lo que tenía que hacer era llamar a tu nombre).
Cuando salió a la venta, en octubre de 1973, el disco tuvo críticas mixtas. Llamó la atención la producción musical de Lennon, tosca y bastante elemental. “Su producción es bastante simple y sus arreglos se apegan bastante a la instrumentación básica del rock”, apuntó Loraine Alterman en el New York Times. En su reseña destacó las canciones más íntimas, pero desestimó aquellas más universales como la que da título al disco. “Algunas de las melodías recuerdan al síndrome de paz y amor de los años sesenta, que suena bastante forzado a medida que nos acercamos a mediados de los setenta”.
Años después, Lennon veía a ese disco como un punto clave en su carrera. “Mind Games para mí fue como un disco intermedio entre ser un lunático político maníaco y volver a ser músico de nuevo. Es un álbum político o un álbum introspectivo. Alguien me dijo que era como Imagine con pelotas, lo cual me gustó mucho”.
Durante el años, el álbum se ha reeditado para mejorarle el sonido original. Pero desde esta semana ya está disponible la nueva reedición como parte de la serie Ultimate Collection, versiones ampliadas de discos clave del catálogo de Lennon. Se puede encontrar en varios formatos: doble vinilo, edición Deluxe Box Set y una caja Super Deluxe Box Set, que incluye 6 CD’s, con las mezclas originales, tomas descartadas y un libro de tapa dura de 128 páginas sobre todo el proceso. El ingeniero Rod Stevens, quien trabajó en el sonido de esta reedición, dijo al sitio web de los Grammy que ahora Mind Games suena mejor que nunca: “El sonido era un poco desagradable, por lo que tal vez descartes escucharlo con una mente diferente. Es por eso que el disco tal vez no recibió el reconocimiento que se merecía en ese entonces”.