Patricia Rivadeneira y Antonia Zegers, dos mujeres llenas de vicios

PATRICIA RIVADENEIRA ANTONIA ZEGERS
Patricia Rivadeneira y Antonia Zegers Foto: Luis Sevilla/La Tercera

Las reconocidas actrices chilenas se alistan para estrenar en el Nescafé de las Artes, Una mujer llena de vicios, su adaptación teatral de Teoría King Kong, el provocador libro de Virgine Despentes, que destila reflexiones sobre el sexo, la violación, la prostitución, entre otros asuntos. Antes, conversan con Culto sobre un texto que las ha invitado a la reflexión sobre sus propias experiencias y sobre la sociedad.


Ni con esquela, ni con una llamada telefónica. Cuando Patricia Rivadeneira quiso convocar a Antonia Zegers a participar en su nuevo proyecto teatral, lo hizo con un libro en la mano. Actrices y amigas, compañeras de elencos y de largas veladas, esta vez se unieron en la atenta lectura de Teoría King Kong, el provocador ensayo autobiográfico que la francesa Virginie Despentes publicó en 2006.

Rivadeneira ya había participado en una adaptación argentina de la obra, que pasó por el Teatro Nescafé de las Artes en 2023. En aquel montaje, se acotaba nada más a la lectura y dramatización del capítulo Imposible violar a esta mujer llena de vicios. Pero tras el éxito de la puesta en escena, a la actriz le asomaba una idea. “Hagamos una versión a la chilena, abarcando todo el libro. Y entonces invité a la Antonia, que se entusiasmó mucho porque es un libro muy provocador y de un gran coraje -dice a Culto durante una tarde invernal en la Casa de la Cultura de Ñuñoa-. Virgine Despentes atraviesa toda su vida para escribirlo y temblaba al recordar momentos como la violación que sufrió y eso que habían pasado 30 años. Yo creo que a todas las mujeres en particular, y espero que también a los hombres, nos deslumbra. Nos deslumbra porque a la gente no le gusta contar sus heridas”.

PATRICIA RIVADENEIRA ANTONIA ZEGERS
Patricia Rivadeneira y Antonia Zegers Foto: Luis Sevilla/La Tercera

Antonia, por su lado, tuvo sus razones para aceptar la convocatoria de Patricia. “Yo no había leído Teoría King Kong. Entonces, la invitación primero es seductora, porque trabajar con la Patricia para mí es seductor, me encanta. Porque somos amigas, porque nos encanta pensar juntas, porque hemos invertido horas de horas en nuestros livings, comiendo, fumando, tomando champaña, hablando. Luego leí el libro y me pareció un material alucinante. O sea, sacabas cualquier pedazo del texto y tenía combustión propia”, cuenta.

Escrito en primera persona, con un estilo directo y cargado de imágenes, Teoría King Kong es una revisión de la trayectoria vital de Virgine Despentes, a partir de episodios traumáticos; la violación grupal que sufrió a los 17 años mientras hacía dedo en la carretera, además de su experiencia ejerciendo la prostitución y el análisis del fenómeno de la pornografía. Así, reflexiona sobre el sexo, el poder y el patriarcado como fenómeno social, con la teoría crítica y el feminismo como ejes.

A partir de la lectura del libro, Patricia Rivadeneneira y Antonia Zegers articularon una nueva puesta en escena que titularon Una mujer llena de vicios, la que tendrá una residencia en el Nescafé de las Artes, entre el 19, 20 y 21 de julio. En las imágenes promocionales se le ve caracterizadas como dos mujeres vestidas de idéntico Chanel, que a la vez pueden ser una sola. Es decir, se explora la dualidad. “Hemos estado en ese ejercicio como mujeres y como actrices de ver qué nos interpela el libro, dónde tenemos la sintonía y qué textos sacamos para hacer esta mujer llena de vicios, que son dos mujeres y es una mujer. Es una mujer que representa lo que le pasó en el pasado y es una mujer que representa lo que le va a pasar en el futuro. Hay un juego ahí muy interesante que a mí me recuerda a una película de (Ingmar) Bergman que se llama Persona, que tiene el juego de dos mujeres que empieza a confundirse cuál es cuál. Ese dispositivo está puesto en este montaje”, explica Antonia Zegers.

Las actrices han preparado su versión durante dos meses de ensayos, lo habitual en el teatro. Además de los diálogos, han generado instancias de discusión del texto acompañadas de las dos personas claves en la obra; la actriz y dramaturga Manuela Oyarzún y la directora teatral Alexandra von Hummel. “Todas leímos el libro, después invitamos a Manuela para que hiciera un trabajo de dramaturgia. Después tuvimos conversaciones bien personales entre las cuatro; cuáles experiencia de abuso hemos tenido, qué acercamiento hemos tenido con la pornografía, con la prostitución, un poco como investigación. Y luego Manuela vino a los ensayos, nos fue entregando observaciones y después fuimos corrigiendo”, dice Rivadeneira.

-Y en esas conversaciones, ¿qué es lo que más les llamó la atención del texto?

AZ: A mí lo primero que se me levanta, es la operación que hace la Virgine Despentes de primero generar un pedazo de vida y luego mirar ese pedazo de vida en relación a un constructo social, a nuestra cultura. Esa operación a mí me parece muy interesante: como de una historia particular nos vamos a la historia de cómo se construye una sociedad, hace muchos cientos de años y cómo estamos todos, hombres y mujeres, en una trampa. O sea, desde una experiencia tan traumática y potente, ella también finalmente corre el tupido velo y devela una trampa donde estamos atrapadas mujeres y hombres, y que si no generamos nuevos pactos para romper esa trampa, esto no va a parar.

PR: Claro ¿por qué hay violencia de género? ¿por qué los hombres violan a las mujeres? No es porque tengan una pulsión erótica que no puedan controlar, son constructos. Entonces, eso es muy interesante, más allá de que uno esté de acuerdo o no con las cosas que dice Despentes, son las preguntas que abre sobre estos temas. O sea, la pornografía mueve más plata que la industria de las armas ¿qué pasa? ¿y por qué nos da vergüenza decir que consumimos, que vemos pornografía?

AZ: Lo otro que a mí me pareció muy bonito del libro, y bonito no sé si es lo que espera una chica punk como respuesta, pero pero me pareció muy interesante es que a propósito de la violación, de repente se le despertó la curiosidad por la prostitución, el sentir que había algo ahí para ella, para recuperar un cuerpo y un imaginario. O sea, cómo ella se pone de pie con la prostitución y la pornografía, que son unos cuartos oscuros de nuestra sociedad. Y como ella desde ahí hace un camino del héroe de reconstruir un cuerpo y reconstruir un imaginario que había sido arrebatado de manera muy brutal.

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Patricia Rivadeneira y Antonia Zegers Foto: Luis Sevilla/La Tercera

-En esas conversaciones durante la fase previa, ¿las llevó entonces a recordar experiencias de acoso que tenían olvidadas?

AZ: No se olvidan esas experiencias. No se olvidan, caminan con las personas.

PR: Yo tuve una experiencia de una casi violación que logré salvarme. La recordaba y quizás la había contado, pero ahora como que la viví de nuevo y fue súper fuerte por las conclusiones que saqué; porque me di cuenta por primera vez, que ese intento de violación, fue porque yo estaba en un lugar que no era para mujeres. Había ido a una sala de pool. De alguna manera se confirma lo que dice Despentes, que los hombres castigan a las mujeres que no se quedan en su casa, en su lugar. No puedes ir a un lugar donde hay hombres jugando sus juegos. Ese no es un juego ni un lugar para ti. Eso me lo dijeron muy clarito, sin decírmelo, haciéndome pasar por una experiencia horrorosa.

-Y al revés, a partir de este texto¿les ha generado una reflexión sobre la masculinidad?

AZ: De alguna forma sí, pero es lo de la trampa de la que te hablaba antes. O sea, en un momento ella ya dice ¿para cuando la revolución masculina? ¿para cuando la rebeldía frente al mandato? Las mujeres hace rato que no estamos rebelando contra muchos mandatos. Si votamos es porque unas mujeres se rebelaron. Si tomamos anticonceptivos y nos podemos separar de los hombres, si podemos tener apellidos, si podemos abrir una cuenta en el banco, todo eso es hace poco tiempo. Así que ella plantea ¿para cuando la revolución masculina? porque también hay una piedra de Sísifo en esa espalda. Había un mandato que tenía que ver con la producción, que para que funcionara los hombres se tenían que preparar para producir, o ir a la guerra, y las mujeres tenian que tener hijos. Hoy ya no vivimos así, las mujeres entramos al mundo laboral y hoy en día hay muchas mujeres que no quieren tener hijos. O sea, la cadena de natalidad está por bajo de las líneas de producción, entonces hay que generar nuevos acuerdos, hay que generar nuevas conversaciones.

PR: Hay una rebelión que han hecho los hombres homosexuales, ellos la llevan ahí, pero espero que los héteros también.

-Ahora pueden hablar en una obra sobre temas como la violación, pero ¿como vivieron esas conversaciones en su adolescencia?

AZ: Cuando yo era joven las cosas no tenían nombre. Yo no tenía la agencia de nombrar un montón de cosas que hoy día tienen nombre.

PR: No se decía “te acosa”, se decía “te pretende”.

AZ: Habían un montón de tergiversaciones que generaban una ambigüedad con respecto a los temas de abuso, de violación y de acoso, que son como tres palabras que recién hoy día se están diciendo.

PR: Yo soy tan vieja que me enseñaron que lo más importante, era ser virgen. Eso era lo más importante.

AZ: (Ramón) Griffero tiene una frase en una obra de teatro que me la tatué en el alma porque me gusta mucho, y es “solo lo que se nombra existe”. Es así de relevante nombrar, porque no es una palabra. Una palabra hace que algo exista. Lo que no se nombra no existe para nosotros, los que tenemos el lenguaje. Entonces yo puedo tener la incomodidad de algo que me pasó, pero hasta que no lo nombro no existe.

PR: Por eso que el lenguaje es tan importante, por eso es que el teatro es tan importante. La Virgine cuenta que cuando a ella la violaron, no encontraba literatura que la pudiera ayudar, hasta que encontró a la Camille Paglia. Pero ella decía que es insólito que no haya de parte de las mujeres mayores ninguna consigna de supervivencia, ninguna enseñanza sobre el tema de la violación. Ahora lo hay, pero cuando ella era joven, no.

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Patricia Rivadeneira y Antonia Zegers Foto: Luis Sevilla/La Tercera

-No puedo dejar de preguntarles por su opinión sobre la gestión cultural del gobierno, muchos de sus colegas actores han manifestado su decepción hasta ahora

PR: Lo he dicho varias veces, yo tengo esperanza de los dos años que quedan de gobierno. Creo que el discurso de la cuenta pública de Boric fue muy alentador para nuestro sector, se comprometió una alza en los presupuestos y bueno, creo que se dieron cuenta el camino que era más difícil, que no era tan fácil. El tema de la cultura y las artes todos aspiramos a que haya más acceso. Encuentro muy injusto que se diga que nos quejamos siempre, porque no es así, pero somos un sector muy precarizado y es un sector que estuvo clausurado por más tiempo que todos los otros durante la pandemia. Esa cuenta la estamos pagando;la gente se endeudó, la gente no podía trabajar. Nosotros trabajamos en espacios donde estamos juntos en público, y si no, estamos sin trabajar.

-Esta semana también se revelaron antecedentes de la demanda de Raffaella di Girólamo contra el actor Cristián Campos por presunto abuso ¿qué les ha generado eso a ustedes?

AZ: Eso está en los tribunales, que es donde tiene que estar. Y ahora estamos hablando de una obra que contiene todo lo que me quieras preguntar. Pero entrar como en casos particulares que rozan como la farándula, yo la verdad me abstengo.

PR: Siento mucho pesar de que no haya una jurisdicción prudente respecto a estas cosas. Ojalá se legislara al respecto y se empujara para que con estas cosas, hasta que no se se resuelva por la justicia, haya discreción, porque si no esto se transforma en el circo romano.

Una mujer llena de vicios se presentará entre el 19, 20 y 21 de julio en el Teatro Nescafé de las Artes. Las entradas están a la venta en el sistema Ticketmaster y sin recargo en boleterías del Teatro. Tras esa temporada, las actrices esperan llevar la obra a otros espacios y hasta a regiones. “Ojalá que vayan muchos hombres, creo que es una linda conversación”, cierra Rivadeneira.

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