Cuerpos Extraños, de Simon Schama (Debate)
La primera línea del libro dice: “Al final, toda historia es historia natural”. Historiador cultural y de Europa, autor de Los ojos de Rembrandt, Ciudadanos y La historia de los judíos, la cita del viejo Plinio le sirve a Simon Schama para relatar cómo la humanidad históricamente ha convivido con los virus, entre el pánico y el coraje, entre los temores y prejuicios y la búsqueda de salud y conocimiento. Pandemias, ciencia y política se cruzan en esta narración, rica en detalles y personajes, que armoniza brillantemente el devenir histórico y las historias humanas. Comienza con la lucha contra la viruela en el siglo XVIII, una enfermedad mortal que el propio Voltaire sufrió, y la historia de audacia de la poeta y aristócrata May Wortley Montagu, la primera mujer que inoculó a su hija en el Reino Unido. Entonces la inoculación consistía en contagiar a los niños con el virus activo para inducir un caso leve. La técnica provenía de Turquía y fue resistida entre la comunidad médica. Narra luego los esfuerzos de Adrien Proust, el padre del escritor Marcel Proust, por establecer protocolos de salud internacional. Finalmente recupera la historia de Waldemar Haffkine, el auténtico protagonista del libro.
Nacido en Odesa en 1860, Haffkine fue un joven estudiante que combatió, pistola en mano, la persecución de los judíos en la Rusia zarista. Apoyado por su maestro Élie Metchnikoff, fisiólogo y futuro ganador del Nobel, viajó luego a estudiar a París. En el instituto Luis Pasteur desarrolló la primera vacuna contra el cólera, que probó en sí mismo. Se trasladó entonces a India para continuar sus pruebas, pero chocó con la burocracia colonial y la desconfianza de los médicos. Recorrió los márgenes de Calcuta y las provincias, vacunando a decenas de miles de personas. En 1896 fue llamado por el gobierno colonial debido a un brote de peste bubónica en Bombay. Brillante bacteriólogo, en tres meses desarrolló una vacuna efectiva. Para 1902 había salvado millones de vidas, pero entonces ocurrió la desgracia: 19 personas murieron tras ser vacunadas. Al parecer, por suero contaminado. Haffkine fue suspendido y, aunque era inocente, su carrera se vio truncada y su prestigio seriamente lastimado. Sir Simon Schama rescata la biografía de Haffkine y su notable contribución a la salud pública en esta historia de la inmunología escrita durante la pandemia de Covid, cuando los antiguos temores y sospechas tomaron nueva forma ante la respuesta eficaz de la ciencia. Con el subtítulo Pandemia, vacunas y la salud de naciones, Schama narra una historia fascinante, a menudo sorprendente, escrita con elegancia y pulso narrativo, que plantea preguntas y subraya una certeza: la historia y el destino de la humanidad seguirán ligados a la naturaleza.
Perspectivas, de Laurent Binet (Seix-Barral)
Dedicó los últimos 11 años de su vida a un gran fresco en la capilla mayor de la basílica San Lorenzo en Florencia. Se decía que su obra rivalizaría con la mismísima capilla Sixtina pintada por Miguel Ángel. Pero la mañana del 1 de enero de 1557 el pintor Jacopo da Pontormo fue hallado muerto, al pie de la obra en la que cuidadosa y secretamente trabajaba. El artista tenía un cincel enterrado en el corazón. No solo eso, “el cuerpo de Jacopo, además del cincel que lo ha matado, tenía rastros de un violento golpe en la cabeza, asestado por un martillo hallado en el suelo de la capilla, en medio de sus otras herramientas”, le escribe Giacomo Vasari, el pintor e historiador del arte, a su maestro Miguel Ángel. Se sospecha de un asesinato, y el duque de Florencia, Cosimo de Médici, le encarga a Vasari resolver el misterio.
Hay más elementos que enrarecen la situación: un sector de los frescos parece haber sido repintado en forma precipitada, y en casa del fallecido Pontormo se encontró una pintura obscena inspirada en una obra de Miguel Ángel, pero con el rostro de María de Médici, la hija mayor del duque. Históricamente, los frescos de Pontormo desaparecieron en el siglo XVIII, pero su leyenda le sirve a Laurent Binet, el aplaudido autor de HHhH, para urdir una tensa y magnética novela de intrigas. Novela epistolar, la historia se cuenta a través de las cartas de los personajes, que ofrecen distintas perspectivas y revelan toda suerte de maquinaciones, traiciones y ambiciones de poder, entre ellos Catalina de Médici, reina de Francia; Bronzini, el ayudante de Pontormo; dos monjas amantes del arte y seguidoras de Savonarola, el monje que mandó a la hoguera los libros de Boccaccio, y el mismo Miguel Ángel. Una novela culta, ágil y divertida.
Escuela para Perritos, de Satoshi Kitamura (Zig-Zag)
Las líneas gruesas, los colores vívidos e intensos, la libertad imaginativa y una indudable calidez forman parte del universo visual de Satoshi Kitamura, uno de los ilustradores más destacados y queridos de las ediciones para niños. Nacido en 1956, creció en el Japón de la posguerra, donde la entretención habitual eran los teatros de papel. Estos y los cómics, especialmente los de Osamu Tezuka, fueron sus principales influencias. Radicado en Londres desde 1979, Kitamura es autor de historias visuales a menudo protagonizadas por gatos y perros (Gato tiene sueño, Perro tiene sed). En esta historia, perrito se pregunta cómo será la escuela a la que asiste Lucy, su pequeña dueña. Una mañana decide averiguarlo y sale a caminar por el barrio. Encuentra una escuela para perritos, donde un profesor canino llamado Terrier enseña algunas lecciones a un grupo de cachorros: rascarse detrás de las orejas, perseguirse la cola y dejar mensajes levantando la pata y soltando chorritos de pipí. De este modo, aprende que puede llegar a dibujar un mapa olfativo. El grupo se disgrega, perrito sale tras ellos y de pronto se siente perdido. Entonces deberá aguzar su olfato para encontrar el camino a casa. Graciosamente dibujada desde la perspectiva de perrito, rica en colores y atmósferas, es una bella historia en torno al aprendizaje, la amistad y los lazos afectivos, que divierte y emociona.