La Vida Íntima, de Niccolo Ammaniti (Anagrama)
El departamento de María Cristina “es uno de esos paraísos con los que la mayoría de la gente ni siquiera sueña, de puro inalcanzables”. A pasos de la gloriosa Plaza Navona, en Roma, con vista al río Tíber, abarca 300 metros de un edificio de estilo neoclásico. Aparentemente, María Cristina tiene una vida perfecta: dueña de una belleza elegante y refinada, fue escogida la mujer más bella del mundo, en su clóset cuelgan rutilantes trajes de diseño, y está casada con el primer ministro italiano. Aunque ella se aburre con la política, y a menudo con su marido, María Cristina disfruta de sus gustos y siente gratitud por los asistentes y secretarias que le ordenan la vida. Por cierto, el título de mujer más bella se volvió una pesadilla: los periodistas y los fans la acosaban. “Esa fama”, le dice una periodista tiempo después, “te ha hecho un flaco favor. Te has convertido en accesorio de tu marido. Eres la muñeca que nunca habla”. Y cuando ella decide retomar su vida pública, recibe en su teléfono un viejo video sexual, grabado a sus espaldas cuando tenía 20 años. La grabación amenaza su imagen y el prestigio de su marido. El escritor italiano Niccolo Ammaniti entrega aquí una novela magnética que gira en torno a los prejuicios sociales: María Cristina es condenada socialmente por su belleza. Detrás de su imagen se esconden dolores y pérdidas insospechados, que el narrador va develando con gracia e ingenio. Dotada de ironía y humor, la novela dibuja una sátira perspicaz sobre la sociedad de la imagen, y en su exploración en la intimidad de María Cristina, en sus deseos y dolores, logra momentos cómicos y emotivos.
Frases Subsidiarias, de Constanza Opazo (Saposcat)
Nació en una familia evangélica, pero estudió en colegios católicos. Tuvo dos iglesias, pero eso ya es pasado. El yo actual de Constanza, dice, “es más juvenil, fuma marihuana, toma combinados de whisky”, pinta ángeles y otras figuritas en yeso y “siente la inspiración de escribir porque es una intelectual y porque su actual religión es el psicoanálisis”. Constanza tiene dos papás y dos mamás, y en medio de la pandemia de Covid se aísla en Casablanca. “Tener un amigo analista sirve mucho”, dice. Su amigo la bautizó como Anna O, el seudónimo de una escritora con rasgos de histeria que fue paciente de Freud. Y ahora Constanza decide firmar del mismo modo en atención a la Anna O que lleva dentro y que, a veces, aparece de modo repentino y violento. “Creo que mi tiempo en la iglesia pudo haber intensificado esa histeria, aunque bien sé que no la originaron”, dice. Relato de bordes autobiográficos, escrito a fragmentos, toma la forma de una “autobiografía psíquica”, como observa Roberto Merino, quien aparece en la narración. La joven protagonista lee y dialoga con el poeta Fernando Pessoa y sus heterónimos, y recorre un viaje emocional. “Conversar con Fernando Pessoa sobre la identidad es complejo. Bueno, al menos él nunca estuvo afanado en crear o demostrar que tenía una. Por el contrario, su identidad era precisamente no tenerla, o tener muchas”, escribe. Con un lenguaje suelto y fresco, la autora compone un relato íntimo de crecimiento y aprendizaje, con la forma de un delicado caleidoscopio de palabras y emociones.