Los Tres Duelos del Detective Bernales, de José Miguel Martínez (Tajamar)

La pregunta obsesiona a Gustavo Bernales: “¿Por qué cresta decidí batirme a duelo con él?”, “¿Qué es lo que recuerdo del duelo?”. Confinado en una silla de ruedas, adicto a la morfina, el ex detective vuelve sobre la tarde cerrada de nubes cuando se encontró con el Gordo Granola, el matón al que perseguía hace 20 años. Sabía que nunca lograría arrestarlo, por los contactos de su jefe con la justicia, por ello aceptó la propuesta del Gordo: zanjar las cosas como hombres. Después de compartir un café y una cantidad insana de cigarros, caminaron hasta la explanada de maicillo de la Estación Mapocho. Con los efectos de la morfina en el cuerpo, Bernales recuerda vagamente cómo el Gordo empuñaba su revólver Colt y luego la detonación. No recuerda más. Lo encontraron horas después, bajo la lluvia, con la espina dorsal atravesada por una bala. Tras su lograda novela Tríptico de Granola, José Miguel Martínez retoma a los personajes de su atractiva saga  narrativa. El relato se articula en tres partes: en la primera Bernales, solo luego de ser abandonado por su esposa y su hija, revive narcotizado imágenes del duelo y su fracaso; en la segunda, una voz que podría ser él mismo le habla, lo interpela y desanda el tiempo, recreado su historia con el Gordo, y en la tercera plantea un desenlace alternativo y da un giro a la historia. Oscura y magnética, el autor ha escrito una vigorosa novela negra de bordes sicológicos,  que se mueve entre la memoria y lo onírico, con una voz propia que en sus mejores momentos evoca el recio estilo de Jim Thompson.

Chuquicamata 1970-1973, de Pascale Bonnefoy (Debate)

En julio de 1971, hubo fiestas y celebraciones en Chuquicamata: tras un largo camino, la propiedad del mineral pasaba a manos del Estado de Chile. Ya un año antes, en los comicios presidenciales, los candidatos de la DC y de la Unidad Popular, Radomiro Tomic y Salvador Allende, propusieron la nacionalización de la gran minería del cobre, entonces en manos de las compañías americanas Anaconda y Kennecott. Solo Jorge Alessandri no lo consideró. Décadas más tarde, documentos desclasificados revelaron que Alessandri pidió ayuda a Anaconda para conseguir recursos de Estados Unidos para su campaña. La CIA entregó 700 mil dólares, que fueron canalizados en parte por Anaconda. La nacionalización del cobre fue una de las primeras medidas del gobierno de Allende y una de las pocas que la dictadura no revirtió. Con una sólida documentación y entrevistas a numerosos protagonistas, desde ex gerentes, ingenieros y mineros, la periodista Pascale Bonnefoy recrea la historia de la nacionalización desde dentro. Es la historia de un hito que cambió el destino de Chile y que tuvo que enfrentar una ola de dificultades, desde la fuga en masa de los ingenieros y técnicos americanos; la polarización política en el mineral; los paros de trabajadores y la tensión con los jóvenes ingenieros recién llegados de las universidades chilenas; el embargo internacional de partidas de cobre, hasta el golpe militar y su violencia.

¡A Descubrir la Ciudad!, de Rosario Palacios y Marcelo Escobar (Mis Raíces)

Ana y Carlos miran por la ventana del edificio donde viven. Con su familia solían vivir en un pueblo junto al mar y están recién llegados a la ciudad. Desde la altura pueden ver una fuente de agua, un bus rojo del transporte público, camiones y autos que parecen de otra época. Por la otra ventana se aprecian edificios de colores con carteles que identifican una farmacia, una panadería y más allá, un curioso letrero con el nombre “El Mono”. Los hermanos miran a las personas en la calle y se preguntan si serán amables. Carlos trata de grabarse la imagen de cada edificio para formar un mapa mental. A la distancia se recorta un cerro y se le ocurre subirlo. Cuando su padre llega, los tres deciden salir a recorrer la ciudad. En el cielo aparece una nube y caminan siguiendo su recorrido en el cielo. Y mientras atraviesan la ciudad y el paisaje cambia, del mismo modo la nube se transfigura: es un barco, un dragón, un elefante. Ana, Carlos y su papá cruzan una feria, un parque de juegos, un puente sobre un río, cines, museos y librerías. De pronto, la nube se transforma una vez más y algo mágico sucede. Escrito desde el asombro y la curiosidad, el relato de Rosario Palacios invita a descubrir la ciudad y sus rincones. A su vez, las ilustraciones de Marcelo Escobar,  álidas y coloridas, despliegan una ciudad imaginaria y entrañable donde las construcciones modernas conviven con edificios y letreros de otras épocas, como escenas vagamente surreales.