De chica Disney a fenómeno mundial: Sabrina Carpenter, el ascenso de la nueva estrella del pop
La figura del momento es una cantante que se ha labrado un camino largo y con varios momentos de definición. Fue parte de la escudería de Disney, pero con la pandemia dejó a un lado la imagen de estrella adolescente para darle un reimpreso a su carrera. La decisión se mostró acertada; ha sido telonera de Taylor Swift y este año ha impuesto dos de las canciones más escuchadas del año. Todo en la previa a la salida de su nuevo disco.
“Sabrina Carpenter nos dio la canción del verano [boreal]”, sentenció la señera Rolling Stone en referencia a Espresso, la canción que la cantante liberó en abril de este año, justo en la previa a su participación en el afamado festival Coachella. El tema, pegajoso e inspirado precisamente en un café espresso, rápidamente se convirtió en un fenómeno y picó hasta el puesto 3 del Billboard Hot 100, hasta ese momento su mejor rendimiento.
Poco después, el 6 de junio, Sabrina Carpenter consolidó su estatus de estrella en ascenso con un nuevo sencillo, el efectivo Please, please, please. Este le dio el primer número uno de su carrera, mientras Espresso aún se mantenía entre los primeros puestos. Un golpe al que sumó el anuncio de su nuevo disco, titulado acertadamente Short n’ Sweet (de la expresión anglo que denota algo breve y conciso), el que se publicará el próximo 23 de agosto. Aunque es el sexto de su carrera, este ha generado expectativa pues llega en su mejor momento, convertida en el nuevo fenómeno global del pop.
La artista ha tratado de ser cauta al respecto. “No creo que hubiera dejado que [el éxito de los sencillos] se me metiera en la cabeza. Pero realmente creo que a veces no puedes evitar escribir desde una perspectiva diferente después de experimentar ciertos eventos de la vida”, señaló en una reciente entrevista con la afamada revista Variety donde acaba de ser portada de agosto. “Estoy tratando de evitar llamar a este ‘álbum de mis sueños’, porque no creo que hubiera sido capaz de soñar con este conjunto de canciones hace un par de años”.
Nacida en mayo de 1999 en Quakertown, Pensilvania, pero con años de residencia en California, la trayectoria de Sabrina Carpenter, es similar a las de otras estrellas (y otras tantas que cayeron en el camino). Fue parte de la factoría de Disney Channel, donde participó en series como Girl Meets World y The Goodwin Games, además de firmar contrato con la discográfica de Disney, Hollywood Records, cuando apenas tenía 12 años. Con ellos lanzó sus cuatro primeros discos de un pop adolescente y directo, mucho más cercano al de un producto envasado.
Pero la pandemia le permitió un reinicio a su carrera en sus propios términos. Casi al cumplir 20 años dejó Hollywood Records (tras un año de batalla legal de por medio que finalmente ganó) y en 2020 se decidió a firmar por Island Records, una discográfica de perfil más adulto, donde lanzó Emails I Can’t Send (2022. Aquel fue un álbum de corte más introspectivo, que tuvo moderado éxito (llegó al 23 del Billboard Hot 200), cuyo material aborda algunos conflictos personales que involucran a familiares, exnovios y hasta algunos excompañeros de Disney, como Olivia Rodrigo.
La cantante es consciente de que su vida privada genera interés, más desde que está emparejada con la estrella del drama Saltburn, el irlandés Barry Keoghan. De hecho, este coprotagoniza el videoclip de Please, please, please. Por lo mismo ha debido hacerse cargo de las constantes preguntas sobre el significado de las letras de sus canciones. “Es mucho de lo que escribo y es mucho de lo que me inspira -dijo a Vanity Fair- Una vez que lo publico, queda para que otras personas lo interpreten. Intento no decirle a la gente de qué trata explícitamente una canción”.
Probablemente un impulso mayor a su carrera fue la posibilidad de telonear a Taylor Swift en su monumental gira The Eras Tour, durante los tramos de América Latina (donde solo pasó por México, Brasil y Argentina), Australia y Singapur. En esos shows lo que mostró fue básicamente el material de Emails I Can’t Send, sazonado con alguno que otro cover con lo que podía lucir su capacidad como intérprete; así sumó canciones como la clásica Atomic, de Blondie, a la inmortal Dancing Queen, de ABBA.
Para Carpenter aquella fue una experiencia suprema. Es una declarada “swiftie”, de hecho, a los 9 años publicó en YouTube un video en que interpreta la canción Picture To Burn, de su ídola. Y aunque se suele decir que nunca es bueno conocer a los ídolos, para Sabrina compartir con Swift ha significado mucho. “Es magnífico crecer idolatrando a alguien y luego conocerlo y que sea todo lo que esperabas que fuera”, le dijo a Vanity Fair. “A nivel personal, ella realmente ha estado ahí para mí y estoy muy agradecida. Eso es algo que me ha enseñado muy bien: se ha mantenido muy humana durante todo este proceso”.
Con Taylor Swift no solo ha compartido gira y algún que otro backstage. También ha trabajado con el productor musical Jack Antonoff, el habitual colaborador de Swift. Su firma se ha vuelto habitual en la gran industria del pop, y registra además colaboraciones con Lana Del Rey, Lorde, Florence and the Machine, Carly Rae Jepsen, Clairo y muchos más. Eso ha despertado críticas respecto a que el estilo de Antonoff está monopolizando el pop moderno, pero Sabrina ha defendido a su productor. “Que les jodan a todos”, dijo a Rolling Stone sobre los críticos. “Creo que es una de las personas con más talento que he conocido”.
Antonoff, es también productor de Short n’ Sweet, el esperado nuevo álbum de Sabrina Carpenter. Hasta ahora se sabe que cuenta con 12 canciones, que al menos, tienen muy satisfecha a la cantante. Lo considera algo así como “la hermana mayor y sexy” de Emails I can’t send. “Es mi segundo álbum de ‘chica grande’; es un compañero, pero no es lo mismo -dijo a Variety-. Cuando se trata de tener un control creativo total y ser una adulta de pleno derecho, consideraría que este es un segundo álbum”.
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