El humor según Luis Slimming y Marcelo Valverde: “Hasta 2019 había mucha corrección política, al punto que era ridículo”
Triunfadores en Viña y en Olmué este año, los destacados comediantes se aprestan para su primer show PPV con el que cierran una etapa de gira en conjunto por Chile. Antes, conversan con Culto sobre la alquimia tras sus chistes, hacer humor en tiempos de corrección política y cómo incide internet en la comedia actual. "Ese arte de huevearte sin que te des cuenta, o sin que te enojes, esa es la pega del comediante", aseguran.
Ante todo fue el encuentro de dos solitarios. Luis Slimming y Marcelo “Coronel” Valverde se ubicaban, habían coincidido en algunos espacios, pero no habían desarrollado una amistad. Fue el podcast El sentido del humor, que por entonces Valverde hacía junto a Fabrizio Copano, lo que dio la chance de que ambos se conocieran a cabalidad y se volvieran inseparables hasta hoy.
“Yo hacía El sentido del humor con Fabrizio. Pero él se fue a vivir a Estados Unidos y Luchito trabajaba con el Edo Caroe -rememora Valverde en charla con Culto-. Después el Edo Caroe empezó a hacer el programa Pongámonos serios (en radio Los 40) y ahí Luchito dijo en Twitter que quería hacer radio. Estábamos los dos solos y con ganas de hacer cosas, así que ahí yo le ofrecí que hiciera El Sentido el Humor conmigo. Y ahí nos conocimos”.
Valverde ubicaba a Slimming, quien por entonces destacaba como un talentoso guionista y estaba en el tránsito a volverse un exitoso comediante. “Nos habíamos visto un par de veces, también en el contexto de El Sentido del Humor, para hablar del humor en la televisión y todo eso. Y aparte, yo tomé el taller de escritura de chistes de Luchito. Ahí afianzamos más la buena onda, porque después de los talleres nos íbamos juntos conversando en el metro. Pero nos hicimos amigos más que nada por el programa”.
Para Luis Slimming, quien este año triunfó con una sólida presentación en el Festival de Viña, el encuentro estuvo cruzado por las circunstancias. “Pasó pandemia, pasó el estallido social, pasaron cosas personales en la vida de cada uno. Y más encima, con mis amigos del colegio, con mis amigos de la vida, como que ya los empecé a ver menos. Entonces, yo necesitaba un amigo”.
Slimming y Valverde no solo comparten espacio en El Sentido del Humor (junto a Héctor Romero, que se sumó después), sino además el escenario. Esta temporada salieron de gira a regiones, con shows en el Gran Arena Monticello, Linares, Temuco, Concepción, Quilpué, entre otras ciudades, aprovechando la exitosa pasada por eventos importantes el verano pasado; Slimming en Viña y Valverde en el Festival del Huaso de Olmué.
En estos shows, cada uno hace una presentación individual de media hora, a la que suman una media hora de interacción con el público. “Esa sección creció, empezamos a subir algunos reels, empezamos a agotar más rápido los show y terminamos haciendo la gira por Chile en los Enjoy”, detalla Valverde.
Ese formato es el que preparan para su primer show Pay per view agendado para el domingo 1 de septiembre a las 21 horas, a través del canal 899 de Vía X en el cableoperador VTR.
Este evento marca el cierre de un ciclo. Valverde y Slimming están trabajando en nuevas rutinas individuales, que aprovechan de calibrar en esos presentaciones en conjunto. “Se dio esta oportunidad de hacer el PPV, para darle un cierre a esta gira, porque el original era el show que hicimos en el Monticello”, apunta Marcelo.
Para los comediantes, este formato de media hora cada uno, más el bloque de interacción con la gente, les ofrece varias ventajas. “Cuando uno actúa solo, va sumando minutos y no siempre va apretando, sino que el show se va alargando, van apareciendo nuevos chistes -explica Valverde-. En cambio cuando es solo media hora, ahí siempre vas afinando un poquito más. Aparte nosotros hacemos dos veces a la semana el programa, entonces ese training de estar inventando chistes sobre el escenario también te vuelve un poquito más rápido”.
¿Sienten la responsabilidad de tener que ser chistosos todo el tiempo?
MV: No sé si en la vida diaria, pero sí en los espacios públicos. O sea, si uno tiene una entrevista o algo así, uno debiera ser chistoso, Yo creo que nuestro rol, frente a una cámara al menos, es ser chistoso. Y está bien que exista esa presión. Ahora, en la vida diaria, nosotros somos bien piolas, no andamos de payasito por la vida.
LS: Claro, uno no anda chistoso todo el día, pero Marcelo y yo tenemos las ganas de hacer reir a la gente. Y ni siquiera es voluntario, yo creo que es co una forma de sociabilizar. En mi caso el humor está presente incluso en conversaciones serias, de repente un chistecito para distender. Pero esa presión la siento más en los shows, porque la gente pagó por ir a verte, entonces ahí tienes que ser chistoso. En la calle no hay presión.
Metódicos, suelen comentarse mutuamente sus respectivas rutinas para analizar los puntos a mejorar. Además, solían juntarse a preparar chistes, en particular para sus pasados shows en Viña y Olmué. Incluso a veces cada uno usa chistes del otro en sus rutinas individuales. “En noviembre, diciembre, enero, febrero, fue juntarnos, mirar nuestra rutina, ver si le podíamos meter un chistecito aquí o acá. Pero después de Viña, yo no he parado, he tenido vacaciones, e igual extraño eso de ir cocinando juntos una rutina”, apunta Slimming.
¿Qué es lo que suelen comentarse de sus rutinas?
MV: Normalmente, en el caso de Luchito, hacia mí es cómo agregar algún chistecito que se le ocurre con una situación que yo estoy contando. Y en mi caso hacia él, normalmente es cómo decir ciertas cosas para que suene tal vez más simpática, no tan pesada, porque a veces el Luchito tira el chiste un poquito más pasado. Y yo soy más de decirle: ¿Y si lo decías así mejor, o si evitas esta palabra para que la gente no se espante antes de escuchar el chiste?. Y ahí vamos afinando ambos la rutina.
Luis, estuviste en Viña y Marcelo en Olmué este verano ¿qué ha significado para cada uno ese paso?
LS: Se siente. Tú sientes las miradas en la calle, las fotitos, eso es como lo malo, la exposición; ahora dices algo y sales en el diario, los programas farándulas saben que uno existe, si te va mal te hacen pebre, eso diría que es lo fome. Pero lo bonito es el cariño de la gente, la sensación genuina de que desean que te vaya bien porque los haces reir. Y bueno, los eventos han subido, por el lado económico todo bien. Y ahí me pasa eso de sentir que tengo que ser más chistoso, que no puedo guatear.
MV: Lo bueno de Olmué, es que tiene solo la parte buena que dijo el Lucho. O sea, te conoce más gente, va más gente a los shows, te salen más eventos, la gente dice: ¡ah, este es el que estuvo en el Olmué, pero todavía no estás en el radar de los programas de farándula. O sea, eres suficientemente conocido para que haya más eventos, pero no lo suficiente para que el Anfibio Velasco hable de ti.
LS: Y yo estuve en esa posición. Cuando fui a Olmué (2023) yo tenía ese mismo nivel y era bien cómodo, entonces cuando iba a ir a Viña decía ¿por qué voy a ir a esto si así yo estoy felíz? de hecho a mí me tenia más nervioso eso, en la conferencia de presna habían hecho pebre a los invitados, yo decía: oh no, me van a odiar, todos los que huevié en El Purgatorio se están vengando, yo creo.
Marcelo, ¿te gustaría ir a Viña? ¿hay planes con eso?
MV: Me gustaría ir, yo creo que todos los comedantes deseamos ir al Festival de Viña, pero no tengo ni un apuro. También un poco por lo que dice Luchito, o sea, de verdad estoy en una posición que me acomoda, que me permite hacer más cosas, pero sin esa presión, porque igual es hostil Viña. Y también porque si voy a Viña quiero ir con una rutina que yo sienta que es la mejor rutina que pueda presentar. Hoy en Viña son seis noches, seis comediantes y, por ende, puede ser un trampolín, pero también puede que pases sin pena ni gloria, entonces no me gustaría que pasara eso Si voy, que de verdad sea un trampolín, sino para qué ir a tener solo lo malo.
Hoy en tiempos de cancelación y corrección politica ¿es más difícil hacer humor?
LS: Hoy lo siento menos, pero yo siento que en 2019 más o menos, había mucha corrección política, al punto que era ridículo. Era como que se me ocurrió un chiste, pero no voy a decir porque quizás podría llegar a ser de este tema. Yo creo que ahora uno se atreve más, porque el péndulo va y viene y hay cosas que está bueno que no se hagan. Con esto no quiero decir que antes éramos mejores, es cierto que todo lo que se avanzó de no huevear a las minorías sexuales o a las mujeres, todo eso está bacán porque avanzamos. Pero cuando la cosa era como que no había que huevear a nadie, era como ya, ok, entonces vamos a tratar de huevearlos a todos, sin que parezca que los estoy hueveando. Y ese arte de huevearte sin que te des cuenta, o sin que te enojes, esa es la pega del comediante.
MV: Ya pasó esa etapa como de efervescencia, donde al final la gente se sobreencrispaba, porque tampoco tenía muy claro qué estaba bien y qué estaba mal, entonces ante la duda, mejor no. En cambio, hoy los aprendizajes ya están, se ha avanzado un montón sobre el respeto a otras colectividades, y a lo que sea. Tú internalizando eso, puedes hacer chistes porque estás en el lugar correcto. Yo creo que el gran problema es que antes era como, ya, está el auge del feminismo, entonces voy a hacer chistes feministas, voy a hacer chistes sobre disidencias sexuales, pero sin saber siquiera. Entonces, era muy raro todo. Ahora uno cree que tiene los valores ahí en el lugar correcto, entonces es raro que tires un chiste como tan cancelable, si sabes que tu intención no es hacerle daño a nadie.
Este año, Luis, estuviste en El Antídoto, antes en El Purgatorio ¿hay proyectos televisivos para más adelante?
LS: En la tele, por ahora, al menos yo, no. Tengo una participación en Teletón, pero eso es como más individual. Y para la tele, no sé, quizá el otro año habría que presentar algo. Nosotros tenemos muchas ganas de hacer cosas, pero para internet, para El sentido del humor, para los programas nuestros. Sería la raja llegar a algo, ya sea sketch o lo que sea, y que si después eso se puede hacer en la tele con la misma libertad, bacán.
Por ejemplo, este sketch que hacían de los asesores presidenciales en El Antídoto, con Karol Blum, entiendo que no todo lo que hicieron salió al aire ¿no pensaron hacer un programa de ese sketch?
LS: Sí, lo pensamos y no sé en qué quedó.
MV: Es que al final, la verdad, el gran problema es el tiempo. Bueno, el Luchito lleva años haciendo cosas en televisión, pero de trabajar juntos en El Antídoto, fue como: ya, ahora tomemos todo esto que aprendimos para poder hacer cosas para nosotros mismos. Ya nos dimos cuenta que podemos tener ese training de producción, como en Los asesores de presidente, que es grabar un sketch a la semana, hay que escribirlo, grabarlo, editarlo, subirlo. O por ejemplo, esto de hacer chistes de noticias, yo lo implementé en Un mundo feliz, el programa que hago. Son cositas que fuimos aprendiendo. Entonces la idea ahora es abocarnos en hacer contenido para El sentido del humor, que ojalá pegue, porque cada vez llegamos a más gente, siguen siendo cosas de nicho o de un público objetivo más o menos específico, pero ojalá hacer algún contenido todos lo cachen y eso vaya creciendo. En el fondo, aprovechar que tenemos una productora propia y producir nosotros mismos contenido de comedia.
¿Incide internet en el humor de ustedes? porque en general en sus rutinas son rápidos, pasan de un tema al otro...
LS: No lo había pensado, pero claramente tiene que ver, yo creo que lo ves con eso, con el pasar de un tema a otro rápido, como cuando uno va pasando de un reel a otro. Ahora, lo más difícil es ganarle a Twitter. Me pasó que se me ocurrió un chiste a propósito de las olimpiadas que estoy contando ¡y mi señora vio un comediante gringo contar el mismo chiste! Entonces, ahí estoy en un dilema, ¿lo sigo contando o asumo que si se le ocurre alguien más, entonces no es tan bueno? Pero a mí me gusta el chiste, entonces lo sigo contando porque al menos tengo la tranquilidad de que no lo copie.
MV: Probablemente, hasta que una persona te escriba: oyee, ese chiste se lo escuché a otro, y ahí va a ser como que perdió la gracia.
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