Daniel Guerrero, el renacido: “Hay mucho cantante urbano que es vacío, que es como de reality, y eso no me llega”
Compositor de larga data, conocido por su años en La Sociedad, el autor retoma su carrera solista con un impensado giro a la cumbia. En charla con Culto, detalla por qué hizo ese cambio, su resistencia a ser considerado baladista, la amistad con Cristián Heyne, su gusto por Rosalía y Billie Eilish, además de su interés por tomar nuevos desafíos: “Yo todos los días me levanto con la idea de que todavía me queda mucho por hacer”.
El 19 de octubre de 2019, un día después de iniciado el estallido social, Daniel Guerrero (Valdivia, 1973) comenzaba una nueva vida. De vuelta en su natal Valdivia, decidió residir en una casa en el bosque, entre la espesa selva local. “Pero de verdad es una casa en medio del bosque, rodeado solo de árboles”, aclara desde el otro lado de la pantalla, en charla con Culto.
La decisión de vivir en el bosque, aclara, no tuvo que ver con el estallido o la posterior pandemia. “Fue casual, fue una decisión con mi mujer. Nos vinimos a vivir a un bosque y estuvimos cuatro años ahí. Ahora, como tenemos tres pequeños que están yendo al colegio, nos tuvimos que venir a la ciudad con el dolor de mi corazón, porque en realidad era maravilloso vivir inserto en la selva valdiviana y pasar pandemia y estallido desde ahí. Evidentemente que fue súperdistinto que a la mayoría de los chilenos”.
Ese tiempo de asueto, entre ulmos, robles y arrayanes, le permitió a Daniel Guerrero trazar una reinvención. Conocido por su años en el dúo La Sociedad y como compositor para otros artistas (por ejemplo, se cita a Mañana, popularizada por Luis Jara, como una de sus grandes canciones), este último tiempo ha estado lanzando sencillos, de vuelta a su faceta de cantante en solitario. Pero en esas canciones, Juraré con el Bloque 8, Besos, junto a Nina la que brilla, Guerrero ha probado un giro hacia la música tropical. Algo impensado a tono con su historia.
“Vivir en un bosque sin duda que fue para la familia y para mí, artísticamente, musicalmente, fue un renacer absoluto, fue un cambio súperpotente para mí”, reconoce Guerrero. “Este es un año en que me vino la locura de querer insertarme en el mundo tropical, porque tampoco siento que sea muy lejano a mis raíces. La Sociedad era un pop latino donde la música tropical siempre estuvo presente. La intención tenía más que ver con un cuento de probarse. Ya tengo 51 años y de alguna manera toda mi carrera, que son casi 32 años de carrera profesional, ha sido intentar siempre como lograr cosas distintas a las ya logradas. En estos últimos años ha renacido en mí esta intención de volver a ser artista y sobre todo, hacerme descubrir por generaciones más jóvenes y sin tener esta excusa de La Sociedad”.
¿Por qué este giro a la música tropical?
Porque me pareció que la música tropical es un poco el reflejo de lo que era la música romántica en los 90, así como el público más masivo. Es un público muy jugado, muy de ir a todas las tocatas. Me tocó acompañar a los chicos del Bloque ocho y es un público muy futbolero, con lienzos, poleras, es como todo un tema muy entretenido para mí. Siempre me ha gustado como artista intentar llegar a la masa, al público grande. Y descubrí que la tropical era hoy día como el género que era más masivo en Chile.
Pero en estos meses, Guerrero no solo se ha abocado a la música tropical. Melómano empedernido (puede escuchar desde Ryuichi Sakamoto a Metallica), también está en colaboración con el afamado jazzista nacional Christian Gálvez, con quien ha desarrollado extensas suites. El proyecto se llama Gálvez/Guerrero, y fue un proyecto surgido en los días de pandemia. “Él estaba viviendo en el cajón del Maipo, en un cerro. Yo estaba en el bosque y nos volvimos a encontrar en pandemia. Muy chascones, muy barbones los dos. Entonces, conectamos para hacer esta música a gran orquesta, ha sido complejo desarrollarlo. Sé que es un público bastante más acotado a lo que puede ser la música tropical, pero a esta altura de mi vida me interesa mucho proyectarme desde la amplitud de la música”.
Acaso por el repertorio publicado con La Sociedad (ahí están temas como Quizás o el hit Nada Quedará), Guerrero cargó durante años con el mote de baladista. ”Me presentaban como el baladista Daniel Guerrero, y era como ¡guau!, ¿en serio, baladista? Y de hecho, ni La Sociedad éramos baladistas. Hacíamos balada como hacíamos hartas cosas distintas. Yo amo la balada, pero baladista es gente como Luis Miguel, que de verdad hacen pura balada. Pero no, nunca ha sido mi idea y mucho menos después de este camino recorrido como productor, de estar tantos años asociado con Cristian Heyne y descubrir músicas que me abrieron un universo muy distinto”.
¿Qué aprendiste junto a Cristián Heyne?
Él es del Manuel de Salas y yo del San Agustín, que son colegios rivales en Ñuñoa. Y cuando yo estaba en La Sociedad, él estaba en los Christianes. Entonces, siempre nos topábamos en la EMI, primeramente, y después en BMG, él tenía a las Supernova y yo seguía con La Sociedad. En algún momento se dio todo y empezamos a hacer música juntos sin tener el más mínimo éxito que tuvo con el Koko Stambuk, sin duda. Pero sí, música que la disfrutamos mucho. Y aprendí con él a entender los códigos, en el fondo, a entender de que todos los géneros tienen códigos que tú estás obligado a estudiarlos para poder entenderlos.
Y en el caso de la cumbia, ¿tuviste que hacer una inmersión? ¿Estudiarla?
Yo soy bien fanático de la cumbia tradicional, principalmente de Los Viking’s 5 y de la más antigua, La Sonora Palacios, la Cubanacán y de ahí para atrás muy fanático de la Huambaly. Entonces, igual tengo esa cosa de la cumbia más clásica, que fundamentalmente creo que se acerca mucho más a mí del punto de vista de la composición. Son canciones, son canciones con coro, con temática muy clara. Y la cumbia moderna, si bien creo que es lo que menos se acerca a la cumbia que hago yo, en la producción hay más modernidad y eso es una mixtura que he cachado como que a los tropicales más clásicos, como que no lo consideran cumbia. Pero estoy tan acostumbrado. Está bien, porque creo que la música y la creación es justamente para fusionar. La Violeta hacía cueca con un cuatro venezolano, y era también una forma de decir: bueno, aquí está todo permitido.
Además de componer, Guerrero dice que suele comprar muchos discos. “A mí me gusta Metallica, me gusta Iron Maiden, me gusta el rock, me gustan Led Zeppelin y los Doors. Pero creo que ahora me he puesto más flojo con la música actual. O sea, Taylor Swift, que es muy famosa, no me pasa nada. Shakira, me sigo quedando con Estoy aquí, con esas canciones, ahora es como el producto del producto y dejó de ser la chica con la guitarra haciendo canciones. Me encanta Smile, me encanta Thom Yorke, me gusta Air, me gusta la búsqueda de algo que no sea tan directamente quiero ser famoso”.
¿Y la música urbana?
Sí reconozco que Rosalía para mí es una cosa particular. O sea, no lo vi en Bad Bunny, traté de enamorarme de Bad Bunny y lo terminé odiando más. Pero Rosalía como que me abrió la cabeza heavy, además que es una súperartista, una supermúsica. Su manera de hacer música me rayó, me metí a trabajar y sí, ella me encanta. Pero sigo amando más a Lady Gaga, por cierto. Mira, la Lady Gaga de ahora, así como esta Lady Gaga que usó el pop de Madonna para ser famosa. Y hoy es una mina que hace películas y hace buenas canciones. Me gusta mucho Daft Punk, me encanta por su concepción. A mí lo que no me gusta es como cuando tú ves de repente a estos urbanos que hablan de su música como si fueran: nosotros inventamos. Pero hay mucho urbano que es vacío, que es como el MTV actual, que es como de reality y eso no me llega. Pero creo que en todo siempre existió buena y mala música, buenos y malos artistas. Como te digo, Rosalía, la Billie Eilish, Miley Cyrus, me encantan porque son gente que puede cantar New York, New York, y lo cantan de puta madre, primero. Y musicalmente, se nota que atrás hay una base musical muy potente.
Tú que viviste esa época dorada de la industria, ¿cuál dirías tú que es la principal diferencia entre la industria de los 90′ con lo que hay ahora?
Primero, es que era muy para pocos. El que lograba tener un contrato y lograba vender discos, sobrevivía y pasaba a ser importante. Y el que no, cagaste. Sea electrodoméstico, sea quien sea. Daba lo mismo el valor. El valor lo provocaba esa industria a través de la fama y el dinero. Hoy día también, pero hay mucha gente que no compra el tema del valor por la fama y el dinero. Es verdad que hay artistas que son los number one en Spotify, pero también es verdad que está lleno de artistas que vienen a Chile, que no tienen tanto seguidores y llenan un Caupolicán igual. Y ahí tú dices ya, algo cambió para bien. Entonces, la música no ha muerto en absoluto, todo lo contrario.
Segundo, que fue lo que a mí me pasó con La Sociedad y fue lo que a mí me hizo como desistir de seguir en la senda de grabar discos como La Sociedad, es que estábamos trabajando la preproducción del quinto disco, en México, principalmente, y escuchando canciones con un ejecutivo mexicano. En un momento estamos escuchando el demo de una canción y el tipo dice: esta canción no es La Sociedad. Entonces, yo me río y le digo: claro que es La Sociedad, si lo hicimos nosotros. Me queda mirando serio y me dice: No, La Sociedad es lo que todos nosotros decimos que es La Sociedad. Y ese fue el último disco de La Sociedad, por lo mismo. Bar de Amores (2000) fue un poco la rebeldía de hacer lo que queríamos, totalmente en contra de lo que quería México, principalmente, que es lo que nos había funcionado con Corazón Latino, que era un disco más popular, más mexicano. Hicimos un disco en Londres y claro, nos separamos al primer single y no trabajaron más el disco. Fue una manera también de rechazar esta mecánica. O sea, estuve un año viviendo en México, principalmente, y terminé drogadicto, alcohólico y deprimido. Y decía yo me hice músico para esto, yo me hice músico para hacer canciones que la gente reconoce. Y eso me hace inmensamente más feliz que tener una casa en Miami, o dónde sea.
Daniel Guerrero espera lanzar su nuevo disco, titulado hasta ahora Cumbia Pop, de acá a fin de año. Se trata de un trabajo de alrededor de 12 canciones que tendrá varios invitados como Leo Rey y la Sonora Tomo como Rey, entre otros. “Yo todos los días me levanto con la idea de que todavía me queda mucho por hacer, sin duda, y mucho por aprender. Así que espero tener vida nomás, por eso dejé las drogas -apunta-. Mira, con lo injusto que es todo, capaz que me muera antes por haber dejado todos los vicios, pero al menos tengo una cabeza que se dedica más a lo que hay que dedicarse”.
¿Hace cuánto que dejaste las drogas?
Hace un año que estoy limpio. Y claro, volvió una garganta que no existía, volvió una conciencia que no existía. Y fíjate que me di cuenta que las drogas te hacen victimizarte más. Ahora las cosas negativas, no solo de la música, sino que de la vida, las absorbo y digo: mierda, hay alguien peor que yo todos los días, vamos para adelante. Como que te humaniza y desarrollas la humildad mucho más. Pero yo recomiendo a esta altura que la sanidad siempre te llega y como artista creo que funciono mejor. Y dejar el alcohol también, el alcohol afecta harto a la garganta. Y si bien no era un tipo que tomara todos los días, cuando tomaba, tomaba, tomaba en serio. Entonces, estoy viviendo un momento rico donde digo: ahora tengo que aprovechar.
Las próximas fechas en vivo de Daniel Guerrero serán el 30 de agosto en Bongo club de San Bernardo, el 31 de agosto en Enjoy Chiloé, y el 25 octubre en Trota terraza de Quilpué.
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