Un porro con McCartney y un guitarrista colgando: Oasis y la turbulenta historia de su obra maestra

Oasis
Un porro con McCartney y un guitarrista colgando: Oasis y la turbulenta historia de su obra maestra

El segundo álbum de los oriundos de Manchester, (What's the Story) Morning Glory?, tuvo la intención de tener un sonido más expansivo que el debut. Para el compositor, Noel Gallagher, significó una etapa particularmente prolífica, pues sacaba ideas de canciones desde lugares insólitos, como la cocina de su novia, sus recuerdos de infancia o sus ganas de ser melancólico. Además, dejó unos singles que quedaron como verdaderos himnos. En el día en que se anunció la reunión de la banda inglesa, aquí una historia de culto.


El calvo Paul “Bonehead” Arthurs no pudo contenerse al escuchar esa canción. La emoción le había llegado a tope, hasta el alma, y derramó, discretamente, un par de lágrimas.

A fines de 1994, el siempre taciturno Noel Gallagher se había vuelto más difícil y más inaccesible aún, pero pronto sus compañeros de Oasis entendieron el por qué de esta actitud. El 21 de noviembre, en el autobús de gira, cuando no había otra cosa más que hacer que mirar por la ventana el aburrido paisaje o repetirse alguna de las películas del bus, Noel tomó su guitarra acústica Epiphone y llamó a todos los presentes.

Los miembros del grupo: Liam Gallagher, Paul Arthurs, Paul “Guigsy” McGuigan, Tony McCarroll, más el ingeniero de grabación Mark Coyle, los asistentes Phil Smith, Jason Rhodes y el tour manager Ian Robertson se acomodaron como pudieron en una de las filas de asientos. Noel, cual escenario, ocupó la otra fila en exclusiva. Además, se permitió tener cerca un Jack Daniel’s, Coca Cola y hasta una cajetilla de cigarros Benson and Hedges para amenizar.

A continuación, comenzó a darles un concierto acústico. Eran canciones que nadie había oído. Era el material para el nuevo álbum de Oasis, el esperado sucesor del exitoso Definitely Maybe.

“Las melodías estaban completas, pero las letras no estaban terminadas y, a menudo, él simplemente tarareaba o improvisaba para llenar los huecos –recuerda Ian Robertson en su libro de memorias Oasis What’s The Story: I Was Oasis Tour Manager - F**k Me What a Job– Nadie pronunció una palabra durante la interpretación de ninguna canción”.

A todos les encantaron los nuevos temas, tanto así que obligaron a Noel a que volviera a tocar cada canción al menos tres veces.

Las vibras eran positivas. “Cuando entramos en el hotel alrededor de las 3:00 am, nadie estaba borracho, nadie arrojó un televisor a través de la ventana de una piscina, la percepción de la realidad estaba químicamente a la deriva y nadie levantó la voz por encima de la conversación. Habría dicho que fue la noche de rock 'n' roll más esencial de toda la gira, pero trascendió el rock 'n' roll”, recuerda Robertson.

Oasis 1995

En febrero de 1995, Oasis entró a los estudios Rockfield, en pleno campo, en el sur de Gales. No era cualquier lugar. Por ahí habían pasado leyendas como Queen, Rush, Van der Graaf Generator, The Damned o Simple Minds. La idea era grabar el primer single del inminente nuevo álbum. Tenía un aire inconfundible entre T-Rex y The Small Faces, se llamaba “Some might say”. La formación era Liam en la voz, Noel y Bonehead en las guitarras, Guigsy en el bajo, y Tony McCarroll en la batería.

Owen Morris ya había sido el productor del Definitely Maybe, y Noel quedó tan a gusto con el trabajo que se lo recomendó a Richard Ashcroft para el sicodélico álbum A northern soul, de The Verve. Justo había concluido esas sesiones para volver al ruedo con la banda de los Gallagher.

Seis meses antes, en Francia, ya se habían reunido para grabar un primer demo de la canción. “La versión de allí era lenta, pesada y oscura, realmente genial a la manera de los Rolling Stones”, recordó Morris en entrevista en 2011 con la revista Q. Sin embargo, en el estudio galés las cosas fueron distintas.

Era tanta la energía que traía el grupo, que la toma que grabaron estaba muy acelerada. Nadie se percató de ello y fueron a acostarse. Solo Morris y Noel se quedaron a escuchar lo grabado, y entre ambos concluyeron que debía rehacerse. El mancuniano, fiel a su estilo, pidió hacerlo de inmediato.

Increíblemente, ante la llamada, todo el resto del grupo se levantó de sus camas y se dirigió nuevamente al estudio. Ahí la encontraron.

“Mezclé ['Some might say'] en tres ocasiones distintas –cuenta Morris en Noel Gallagher - The Biography, de Tom Mason–. Finalmente, puse todos los delays y el caos en un intento de ocultar los errores. Todavía me encanta. Es una de mis canciones favoritas de Noel y me gusta el caos de la grabación. La canción lo superó todo”.

Pese al entusiasmo de Morris, el director de Creation Records, Alan McGee, no estaba convencido de sacarla como single. "Es un gran hombre, pero no tiene idea de cómo elegir sencillos. Tan pronto como escribí ‘Some might say’ Estaba seguro de que sería número uno y tenía razón. Nunca tuve la más mínima duda. Ese fue el gin tonic que me ganó ", recordó Noel en una entrevista en 2012.

Incluso, McGee quería sacar “Some might say” como doble cara A junto a otra potente composición de Noel, “Acquiesce”. Pero el mayor de los Gallagher fue certero. De eso, nada.

Posteriormente, Noel explicó la melancólica letra del tema a la revista Select: “Los versos son bastante profundos. Algunos de ellos tratan sobre personas sin hogar, y personas que no siempre pueden obtener lo que quieren, y cómo las personas que siempre pueden obtener lo que quieren, parecen lamentarse más de lo que las personas no pueden. Por eso es la frase 'Díselo al hombre que vive en el infierno '”.

“Entonces quería algo profundo y significativo para el coro –señaló Gallagher–, pero al final me di por vencido y pensé: Mierda, joder, también podría hacer cosas estúpidas sobre pescados y platos y perros con comezón”.

“No es uno de nosotros”

Hasta ahí, el proceso del nuevo disco iba bien, salvo por un detalle. La desgastada relación que Noel tenía con el baterista, Tony McCarroll.

Resulta que a Noel jamás le había gustado cómo McCarroll tocaba la batería. Ello le significaba al batero recibir constantes pullas por parte del líder, y a menudo con su viperina y aguda lengua. “Siempre comenzaba con un cuestionamiento de cómo tocaba la batería, pero muy rápidamente se convirtió en veneno y buscó aniquilar por completo su inteligencia y apariencia”, recuerda Ian Robertson en su libro.

Una vez que Noel empezaba, los demás lo seguían. El batero pasó a ser algo así como un punching ball del grupo. Aunque solía recibir el apoyo de Bonehead, con quien compartía habitación durante las giras (Liam lo hacía con Guigsy y Noel con alguna novia de turno). “Pasó la mayor parte de su tiempo en la banda adornado con alambre de púas. Me sorprendió cómo pudo lidiar con eso”, señala Robertson.

“Tony me dijo que pese a las constantes críticas lo sostenía el conocimiento de que, a pesar de todo, seguía siendo el baterista de la mejor banda de rock 'n' roll del mundo –cuenta Robertson–. El hecho de que no pudieran quitarle eso le permitió superar el dolor que sentía cada vez que le asestaban un golpe, ya fuera personal o musical. Bueno, fue cierto por un tiempo, al menos”.

En su autobiografía Oasis - The Truth, Tony McCarroll agrega que hacia marzo de 1995, no solo su performance en la batería era lo que le molestaba a Noel. Resulta que el batero había comenzado una relación con una chica cubana llamada Elle, y por supuesto comenzó a llevarla a las giras. Eso al autor de “Live forever” no le gustó nada y en el hotel donde se estaban hospedando en Filadelfia, en medio de un tour, lanzó su ataque.

“¡Ella no es uno de nosotros!”, dijo apuntándola directamente. McCarroll, quien estaba junto a ella, por supuesto no se quedó callado. “Muéstrame a alguien aquí y ahora en esta sala que sea uno de nosotros”, respondió el batero. A continuación, tomó a Elle de la mano y se retiró. Noel seguía furioso, y peor aún, Liam saltó en defensa del baterista lo cual hizo estallar al autor de “Supersonic”.

Pero Noel tuvo que seguir masticando polvo. Al día siguiente, en el San Francisco Chronicle salió una reseña del show de Oasis. McCarroll fue el primero en leerla, y sonrió. Luego, procedió a leérsela en voz alta a todo el resto de la banda.

“El toque de guitarra entre Noel Gallagher, el guitarrista rítmico Paul Arthurs y el bajista Paul McGuigan fue excelente. Pero la persona más vital fue el baterista Tony McCarroll, quien era el más enérgico que cualquier otra persona en la banda”.

Un incómodo silencio siguió a la lectura. “Todos los presentes me dijeron que me fuera a la mierda y me reí mientras tiraban cojines y botellas de bebidas vacías. Noel había desaparecido con su gran bolsa de raya blanca y por eso el estado de ánimo era más positivo. Había sido una buena gira desde la perspectiva de la actuación, pero eso estaba empezando a quedar ensombrecido por la brecha entre Noel y yo”.

“Some might say” salió a la venta el 24 de abril de 1995 y trepó directo al número 1 en el ránking de singles. Eso le sacó una sonrisa de oreja a oreja al segismundo Noel, aunque no ello no lo hacía olvidar sus choques con McCarroll. “[Noel] me preguntaba cómo podía decir que la batería era una mierda en un disco número uno”, recuerda McCarroll.

Como sea, las reseñas eran positivas. Y antes de iniciar una nueva sesión de grabación Noel se dirigió a la banda: "Tenemos un sencillo número uno. Agreguemos eso a un álbum número uno, un premio Brit, elogios de la crítica y supongo que podría decir que lo estamos haciendo bien ", dijo el líder.

“[Noel] Me miraba directamente mientras hacía esta declaración. Me pregunté por qué estaba siendo tan amable y positivo. Liam estaba sorprendentemente callado y moderado, al igual que el resto de la banda”, recuerda McCarroll.

Solo seis días después, sonó el teléfono en la casa de McCarroll. Era Marcus Russell, el manager galés de la banda. El saludo fue escueto, el baterista sospechaba lo que venía.

“'Mira, esto no es fácil, pero no hay otra forma de decirlo...estás fuera de la banda'. Eran las palabras que había estado esperando. Supongo que logré contener mi reacción inmediata. Marcus prosiguió: ‘Sabes, intenté detener esto. Traté de ayudar. Lo siento’”, recuerda McCarroll.

La llamada terminó con buenos deseos por lado y lado. El ciclo McCarroll en Oasis había terminado, aunque no del todo. Preocupado por su futuro, decidió demandar a sus excompañeros aduciendo que se le debía dinero por el contrato que la banda tenía con Creation Records. En 1999, y en un acuerdo extrajuidicial, McCarroll obtuvo 550.000 libras esterlinas.

“[La oferta] me dolió aceptarla –cuenta McCarroll–. Después de los gastos legales y la visita del recaudador de impuestos de Su Majestad, me quedaría con lo suficiente para comprar un terreno en Irlanda”.

Con McCarroll fuera, Noel comenzó la búsqueda del nuevo baterista. Aunque para su fortuna, no tuvo que ir muy lejos. Su amigo, el músico Paul Weller –el líder de los legendarios The Jam– le dio un dato. El baterista de su banda de apoyo, Steve White, tenía un hermano, Alan, quien también tocaba la batería, y le sugirió que lo probara. Por supuesto, Noel no iba a rechazar una propuesta de uno de sus ídolos y lo llamaron.

Para White resultó algo difícil. Era llegar directo desde un modesto equipo de barrio para ponerse la camiseta del Manchester City de Pep Guardiola. Sin escalas. Apenas tuvo tiempo para una inducción y ya estaba debutando con la banda nada menos que en una aparición en televisión, en el programa Top of the Pops donde tuvo que tocar…”Some might say”.

Así, continuaron las sesiones de grabación del nuevo álbum, en Gales. Bajo la producción de Owen Morris y de Noel Gallagher. Weller no solo recomendó a White, también participó en la canción “Champagne Supernova” (la que hizo llorar a Bonehead en el bus) donde tocó la guitarra solista y los coros.

“La gente nos ha dicho que ‘Champagne Supernova’ es nuestro mensaje para Stone Roses, pero eso es pensar demasiado. Se trata de cualquiera, ya sabes...No significa necesariamente drogarse, sino envejecer, pasar un buen rato”, contó Noel sobre la canción en una entrevista posterior.

El peculiar título del tema se le ocurrió a Noel Gallagher por accidente. Escuchó mal el nombre del álbum de Pixies, Bossanova (1990), luego se topó con un documental sobre el champagne, y lo tuvo.

Una frase de la letra dice “Caught beneath the landslide” (“Atrapado bajo el deslizamiento de tierra”) y esta también vino de una ocurrencia muy particular. Cuando vio un tarro de azúcar en la cocina de su novia. Sí. Así de sencillo. A lo John Lennon componiendo la letra de “Being for the benefit of Mr. Kite” a partir de un afiche circense. Tanto fue así que el mentado tarro de azúcar aparece fotografiado en el inlay del álbum.

Weller también tocó guitarra en el track “The swamp song” partido en dos y dejada sin título en el set oficial.

Entre las sesiones, continuaban las presentaciones en vivo. Y en medio de una prueba de sonido antes de un show en Sheffield, Noel comenzó a tocar una progresión de acordes y a cantar una frase tan llamativa como misteriosa: “So Sally can wait”. A Liam le gustó de inmediato.

Así nació una nueva canción que se fue directo al set. “Don’t look back in anger”.

“'Don’t look back in anger' me recuerda a un cruce entre ‘All The Young Dudes’ y el resumen que los Beatles podrían haber hecho. El coro dice: ‘Entonces Sally puede esperar’, pero en realidad no conozco a nadie que se llame Sally. Era solo una palabra que encajaba, y pensé que podría poner el nombre de una chica allí. Tiene que garantizar que alguien se folle a un pájaro llamado Sally, ¿no es así?”, comentó el mismo Noel más tarde.

Una parte de su infancia fue la que usó Noel para escribir el verso “Stand up beside the fireplace / take that look from off your face” (“Ponte de pie junto a la chimenea / quítate esa mirada de la cara”), porque cuando era niño, su madre solía hacer que se parara junto a la chimenea y le tomaran fotos. Por supuesto, ya mal genio desde entonces, eso no le gustaba por lo que siempre salía malhumorado en estas fotos, así que un día su madre le dijo que quitara esa expresión de su rostro.

Las sesiones siguieron, y según cuenta en su biografía Tom Mason, una canción que requirió un trabajo especial fue “Wonderwall”. ¿La razón? Noel decidió llevar lejos el concepto y grabó la guitarra acústica colgado en una pared en el patio del campestre estudio. Que literalmente fuera un muro maravilloso.

"Así que trepo esta enorme muralla y me cago, y hay todo este equipo de grabación en el patio y todos estos gansos, ovejas y vacas mirando a través de la cerca, diciendo: “¡Joder, míralo!”, recordó Noel más tarde.

Noel estaba embalado. Tanto así que hizo elegir a su hermano vocalista entre “Wonderwall” y “Don’t look back in anger”, porque el líder quería cantar sí o sí una de las dos. Liam, escogió la primera. Eso causó una tensión entre ambos, pero que no pasó a mayores.

Posteriormente, Noel señaló que la canción era sobre Meg Mathews, su novia de entonces. Sin embargo, más tarde, con la ruptura de la pareja, dijo que era una letra más generalizada sobre la importancia de la verdadera amistad. Aunque para Noel, la banda nunca le hizo justicia en directo a la canción.

“Nunca la hemos tocado bien –dijo en 2008–. Es demasiado lenta o demasiado rápida. Creo que Ryan Adams es la única persona que interpretó bien esa canción. Me encantaría hacer la versión de Ryan Adams, pero frente a 60.000 fanáticos de Oasis eso no sería posible”.

Por si fuera poco, a Noel le seguían cayendo canciones de los bolsillos. Una mañana, mientras iba en el tren rumbo al estudio, Gallagher escribió “Cast No Shadow”, la canción que dedicó a Richard Ashcroft, pues era un admirador sincero de la música de The Verve. “Gallagher fue abierto sobre su admiración por su trabajo. No es que tuviera que verlos como rivales cuando tenía tan pocos problemas con su propia creatividad”, cuenta Tom Mason en su biografía del zurdo líder de Oasis.

Un porro con un beatle

Fue una casualidad. Mientras se encontraban grabando el nuevo álbum, Noel fue invitado al show de TV The White Room junto a su amigo Paul Weller. Ambos se robaron la atención con su interpretación de la canción “Talk Tonight”, lado B del single “Some might say”.

Pero lo que vino después a Noel lo dejó perplejo.

Un día en su casa, sonó el teléfono. Desganado, como cumpliendo un trámite, contestó. Al otro lado le hablaba nada menos que Stella McCartney. Sí, la reconocida diseñadora e hija de Paul McCartney.

“Vamos a hacer una fiesta en casa ..¿por qué no vienes? Papá está aquí”.

Noel, haciéndose el difícil contestó: “Bueno, sí... tal vez”.

Colgó, y en menos de un minuto ya estaba listo para ir. El hecho de ver a su ídolo no podía esperar.

Noel llegó a la casa de Paul en el exclusivo barrio de St John’s Wood. El autor de “Hey Jude” había escuchado hablar de Oasis y del fanatismo cuasi religioso que les profesaban los Gallagher. Noel tocó el timbre, y lo recibió el mismísimo oriundo de Liverpool.

“Hola, Noel –dijo Paul–, pasa”.

Noel entró. Era como un sueño. Paul comenzó a hacerle al joven mancuniano un tour por su residencia. Pasan fotografías, discos, recuerdos de los Beatles, entre otros objetos que Noel miraba como si fuesen el santo grial.

Hasta que Noel escuchó lo que en el fondo de su corazón anhelaba oír. “Me gustan mucho ‘Live Forever’ y ‘Slide Away’, Noel –le dijo Paul–. Grandes canciones”. Noel sonrió.

Y la sonrisa se le hizo más ancha cuando Paul hizo una pausa y le extendió algo. “¿Te gustaría algo de esto?”. Era un porro de marihuana.

Noel, si bien ya ha había probado la hierba, tenía un problema: el asma. Y como cuenta Robertson en su citado libro, la marihuana le causa estragos en la respiración.

Pero Noel no iba a rechazar un porro de un beatle. “Gracias”, dijo secamente, y luego procedió a dar una buena aspirada.

Oasis  WTSMG

Un sonido expansivo

Obsesivo como un DT que busca ganar esa esquiva final, Noel ya tenía pensado el sonido que quería para el nuevo álbum. A diferencia de las capas de guitarras del Definitely Maybe, ahora decidió ocupar más pistas para añadir más instrumentos, y buscar un sonido más expansivo.

Así, apareció el piano en la introducción de “Don’t look back in anger” o las cuerdas en “Wonderwall” y “Cast no shadow” o la armónica en “The swamp song”. También por eso, Alan White tocó con baquetas rods y usó rimshots (es decir, la técnica de golpear el parche y el aro del tambor al mismo tiempo).

“La música es básicamente la misma. Es Oasis. Pero esta vez tendremos mucho más dinero para grabar, así que podremos hacer lo que queramos. La gente de la compañía discográfica ahora nos reconoce como una gran banda, así que podemos decir: ‘Queremos un cuarteto de cuerdas, pero no queremos uno, queremos dos’. Y dicen: ‘Está bien, está bien’. Creo que será igual pero con un sonido un poco más diverso. Es la letra la que cambiará”, señaló Noel tiempo después.

"Noel sabía exactamente lo que quería con sus canciones –comenta Owen Morris–. Grandes coros que todos querían cantar. Fundamentalmente eso era''.

Definitely Maybe se trataba de soñar con ser una estrella del rock’n'roll. Y este es un álbum sobre cómo es estar en un grupo, que seis días de siete es una risa, pero la mitad de las canciones de este álbum se escribieron el séptimo día –señala Noel–. La gente dice que no es tan inmediato como el anterior. No me importa. Sé que la gente va a comprar este álbum, porque tengo mucha fe en los oídos de la gente”.

Oasis 95

En agosto, sacaron otro single, una de las primeras canciones que habían grabado para el álbum. Se llamaba “Roll with it” (con el debut de White en un single), y salió a la venta el día 14 de ese mes, la misma fecha que Blur eligió para sacar “Country house” y que generó una particular batalla, como no se veía desde la era de los Beatles contra los Rolling Stones.

Originalmente, Noel quería que el disco se llamase Flash in the pan, pero luego cambió de parecer y ocupó el coro de una las canciones. Quedó en (What’s the story) Morning glory?

La canción “Morning glory”, épica y grandilocuente (algo que llevarían al límite en su siguiente álbum, Be here now), trata sobre las drogas. En rigor, sobre alguien adicto a las metanfetaminas o la cocaína, y que no tiene un buen futuro. “All your dreams are made / when you’re chained to the mirror and the razor blade” (“Todos tus sueños se hacen / cuando estás encadenado al espejo y la hoja de afeitar”). No era casual, el espejo y las hojas de afeitar son elementos que utilizan los cocainómanos para picar cocaína y aspirar.

Según Noel, en una entrevista de 2005, la canción originalmente se iba a titular “Blue”. “La letra era algo así como: ‘Vivo mi vida en azul ... no hay nada que nadie pueda hacer’”.

De toda la cantidad ingente de material, quedaron seleccionadas 12 canciones. El resto, fueron lados B destinados a los singles y que luego quedarían seleccionadas en el recopilatorio The Masterplan (1998), como “Talk tonight”, “Acquiesce” (una que mereció estar en el álbum), “Headshrinker”, “Step out” o “Rockin' chair”.

Así, (What’s the story) Morning glory? Salió a la venta el 2 de octubre de 1995, y se fue directo al número 1. De ahí en adelante, para Oasis se abrieron las puertas de la fortuna de par en par.

Para Owen Morris, el hecho de que el disco resultara bien se debió a las buenas vibraciones existentes durante su composición. “Sinceramente, creo que la falta de maldad y solo la buena intención y el amor de todos los involucrados es una parte muy importante de por qué Morning Glory es del agrado de tanta gente. Creo que la gente puede sentir y escuchar cuando la música es deshonesta y está motivada por razones equivocadas. Morning Glory, a pesar de todas sus imperfecciones y defectos, está llena de amor y felicidad”.

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