Reseña de libros: de Frank O’Hara a Margarita García Robayo
Una nueva traducción de Lunch Poems, a 60 años de su primera edición; un libro de notas sobre la pérdida del espacio público y la tendencia de las familias a encerrarse en su mundo privado, de la escritora colombiana, y un volumen de humor del ilustrador Alberto Montt en torno a los perros, en las lecturas de la semana.
Lunch Poems, de Frank O’Hara (Ed. UDP)
En 1964 la editorial City Lights publicó Lunch Poems, un conjunto de poemas que Frank O’Hara escribió durante sus horas de almuerzo y que revelan su fascinación con Manhattan: “Es mi hora de almuerzo, así que voy/ a dar una vuelta entre taxis/ color zumbido. Primero, por la vereda/ donde los albañiles alimentan su sucio/ torso reluciente sándwiches/ y Coca-Cola, con los cascos/ puestos. Los protegen de los ladrillos, supongo/ Después hacia la avenida/ donde las faldas se voltean/ por encima de los tacos y se inflan arriba/ de las rejillas”. Poeta, músico y crítico de arte, Frank O’Hara nació en Baltimore en 1926 y en Harvard conoció a John Ashbery, ambos poetas de la Escuela de Nueva York. O’Hara llegó a la ciudad a fines de los 50 y fue curador del MoMA. Admirador de los simbolistas franceses y del expresionismo abstracto, sus poemas tienen la velocidad y la impronta espontánea del jazz. Como anota en el prólogo el traductor Matías Serra, el poeta “va recogiendo percepciones, recuerdos, frases, como un viejo basurero de parque o de playa que pasa pinchando hojas secas, papeles sueltos”. Libros, amigos, amores y el nervio de la ciudad aparecen en estos poemas sueltos y coloquiales que exploran en la intimidad y donde la alegría suele vestirse de melancolía. O’Hara murió en Long Island, Nueva York, en 1966. Tenía 40 años.
El Afuera, de Margarita García Robayo (Anagrama)
Hace 20 años, la escritora colombiana Margarita García Robayo llegó a vivir en Buenos Aires. Entonces le llamó la atención ver barrios cerrados. Tanto que escribió una novela sobre un barrio cuyo dispositivo de seguridad, además de muros y guardias, consistía en una réplica idéntica bajo tierra. Si pasaba algo peligroso en la superficie, los vecinos “desaparecían en las entrañas del barrio”. No la publicó, pero cada vez que ve un barrio cerrado piensa en ella, cuenta en su libro Afuera, un conjunto de notas que comenzó a escribir en diciembre de 2019, solo un mes antes de que un virus nos obligara a encerrarnos. “El afuera es todo aquello que no está contenido en el perímetro en el que un individuo erige su familia”, escribe. Madre de dos niños, su preocupación por el afuera se acentuó desde que ellos nacieron. Muchos de sus amigos se han cambiado a condominios cerrados. Pero vivir así, dice, “es una ficción insostenible, porque en algún momento hay que salir del barrio a enfrentar a la bestia y, cuando se pierde la costumbre de lidiar, la bestia se vuelve más salvaje. Los que enfrentamos a la bestia a diario criamos esta carcasa que nos hace más resistente”. El libro reflexiona en torno a la pérdida del espacio público, al repliegue de las familias en sus mundos privados y a la forma desigual que se vive la inseguridad en las ciudades.
El Gran Libro de los Perros según mi Gato, de Alberto Montt (Planeta Cómic)
Después de publicar un libro sobre los gatos, el ilustrador Alberto Montt dedica un volumen a los perros. Aunque puede ser que la obra no sea precisamente suya: “Es verdad que el autor había declarado que nunca iba a escribir un libro sobre perros. Probablemente haya sido porque no había considerado mi participación. Él no tiene mucho que decir sobre los perros, pero yo sí”, dice un gato negro, acomodado en un sillón rojo, en las primeras páginas de la edición. Malicioso, agudo y perspicaz, el gato será el narrador de este divertido libro: un viaje por el universo de los perros desde la perspectiva de los felinos. Con graciosas ilustraciones, el volumen entrega datos reales y curiosidades sobre los perros junto a chistes, bromas y comentarios irónicos del gato. “El 40% de su corteza cerebral está dedicado a la interpretación de la información olfativa”, dice en alusión a los canes, y agrega: “Seguro el otro 60% está dedicado a la producción de saliva”. Presenta una galería de razas y sus características, y se ríe de la tipología de los dog lovers. Y por cierto, el gato también subraya sus diferencias con los perros: “Por ejemplo, cuando hacen alguna travesura o rompen algo a su paso, generalmente es por torpeza”, observa. “Nosotros lo hacemos por placer”.
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