“El club de los 27, es adonde voy a estar”, proclama Charly García, con la voz menguada, pero con la desfachatez intacta. Se apunta sin tapujos en aquel célebre grupo de estrellas de rock fallecidas a los 27 años (que incluye de Jim Morrison a Kurt Cobain y Amy Winehouse), en la canción del mismo nombre que está incluida en La lógica del escorpión, el nuevo disco lanzado por la leyenda del rock latino este 11 de septiembre, tras siete años de silencio.
Además de su jactancia habitual en la letra, la canción destaca por la presencia del músico Antonio “Toño” Silva, uno de “los chilenos de Charly”, que acompañan al músico desde los primeros años de los 2000. El baterista, de pegada sólida y pulso recio, le imprime el beat en tresillos, propio de la estructura del blues. En el mismo tema se puede escuchar además la guitarra de David Lebón, el excompañero de García en Serú Girán que es uno de los invitados estelares del álbum.
Silva, que ha trabajado con García en otros discos como Rock and roll YO (2003), Kill Gil (2010) y Random (2017), se muestra entusiasmado con su trabajo en este regreso discográfico de Charly. “El Club de los 27 es un temazo -dice al teléfono con Culto-. Es una letra muy loca porque habla del Club de los 27. Sabemos todos qué es el Club de los 27, que él va a visitarlo, ahí y toda la historia”.
Al estilo de Charly, el trabajo en el estudio -con el ingeniero Matías Sznaider en las perillas- se hizo muy rápido. De hecho, Silva conoció la canción casi al mismo momento en que la grabó. “Creo que habíamos escuchado algo en su casa y después cuando fuimos al estudio grabamos de una, porque acá son así, a la primera o segunda toma”.
En La lógica del escorpión, Charly García incluyó un segmento final con versiones. Ahí está su lectura personal para Watching the wheels de su ídolo, John Lennon, pero también una versión para So You Want to Be a Rock ‘n’ Roll Star, una canción de los legendarios The Byrds (publicada en Younger than yesterday, 1967) adaptada como Rock and roll star. No es primera vez que Charly se anima con una versión de aquel grupo que en su momento fue considerado “la respuesta folk a The Beatles”, ya que en Filosofía barata y zapatos de goma (1990), grabó Me siento mucho mejor, su adaptación a la inmortal I’ll feel a whole lot better.
Para Rock and roll star, Charly convocó al guitarrista Kiuge Hayashida, otro de “sus chilenos” que lo acompaña desde el 2001. Un momento que se gestó casi de improviso. “Coincidimos en su cumpleaños y me invita al estudio, a mí y al Toño -recuerda al teléfono con Culto-. Fue algo espontáneo, me dice ‘tocá en este tema’. Grabé dos, pero finalmente el que quedó fue Rock and roll star. Es una emoción estar invitado en este disco, después de haber estado en seis discos con él”.
Como la situación se gestó de improviso, Hayashida tuvo que usar equipos que le facilitó el mismo Charly. “Yo no venía con la intención de tocar y grabar, entonces no ocupé una guitarra mía, Charly me prestó una guitarra de él, la (Gibson) SG. Yo andaba con unos pedales nomas y me pasaron por un amplificador pequeño. A partir de eso, el mago del sonido, Matías (Sznaider), le agregó otros efectos, pero no necesitaba mucho porque el tema es muy estilo de los setentas. Hice dos vueltas del tema. En esa canción las guitarras que se escuchan son grabadas por Charly y las mías”.
Cómo grabar con Charly
Toño Silva detalla que para trabajar con Charly García hay que tener una alta competencia profesional. “Tienes que estar muy atento, muy preparado. Trabajar con Charly, la verdad es que es toda una escuela y te exige. El músico que va a estar acá, tiene que estar siempre estudiando, practicando y estar siempre atento. Hay que ser rápido para trabajar con Charly”.
Una afirmación que confirma Kiuge Hayashida. “Hay que estar atento siempre, porque él va muy rápido. Él es un genio, a mí me enseñó mucha música, sacó lo mejor de mí, me enseñó muchas cosas. Y es verdad eso de que hay que ser rápido, pero hay que tener mucha paciencia también, ojo, porque él es perfeccionista, pero se arriesga cuando hay algo espontáneo”.
El guitarrista cuenta que en ocasiones, Charly lo hace grabar de una forma muy particular. “Me hizo hacer harto experimento, ocupar amplificadores distintos, o de pronto grabar por línea, sin efectos, sin pedales, o sea, tocar de forma pura. Es retroceder para ocupar después los efectos. Porque yo por lo menos, dependo mucho de los efectos, de los pedales, del delay, la distorsión, pero cuando Charly me quitó todo eso y me hizo toca sin ningún efecto, yo me asusté, pero después me felicitó: ‘Eso es, el músico debe saber tocar en cualquier situación difícil’. Eso para mí se llama inteligencia escénica”.
Al momento de acometer la grabación en el estudio, Charly puede dar alguna que otra indicación a sus músicos. “En esta oportunidad, me pidió cosas más o menos más especificas, te da indicaciones -dice Toño Silva-. Me pidió que hiciera algunas cosas más como blueseras. Y a veces te deja libre, pero te dice, ‘matizá un poco, subí más, o dale un poco más de fuerza’, ese tipo de indicaciones, porque claro, el músico llega a un nivel en que ya no tiene mucho que decirle. Ahora, cuando hay algo que no le gusta, te lo dice: ’no, así no’”.
“Charly generalmente te deja libre al principio”, apunta Kiuge Hayashida. “Siempre me dio la libertad para que uno reconozca el tema y toque, él sabe sacar lo mejor de cada músico. En algunas ocasiones me dio instrucciones, pequeñas cosas, por ejemplo, que parta el solo no en el tono, sino en la quinta, o que haga un solo reconocible, por ejemplo. O cuando yo no encontraba la salida en ciertas canciones, él me decía, ‘toca como si estuvieras en los Rolling o en U2′. Cuando él me conoció, me sacó todo lo que podía dar”.
A pesar de varios problemas de salud que ha sufrido Charly García en los últimos años, con afecciones a la cadera, desvanecimientos en el escenario, un politraumatismo, cuadros de deshidratación y quemaduras domésticas tras prepararse un mate, Silva asegura que el músico estuvo bien durante el proceso de grabación del disco. “Él estaba súpercopado, muy contento, felíz, con mucha energía, como siempre -dice-. O sea, Charly es un trabajólico. Es una persona que labura 24/7, él vive para hacer música. Tú vas a su casa, entras a su habitación y está con los teclados, y si no está creando, está viendo el CNN, siempre absorbe cosas”.
Por su lado, Kiuge Hayashida, evita entrar en el costado personal de Charly García, pero acota: “él está impecable en el sentido que sigue componiendo. Se demoró un tiempo, pero porque él es así”.