No había pensado en dedicarse a la música. Hacia fines de los noventa, Daniel Muñoz (San Fernando, 1966) era un actor exitoso. Sus personajes, como “El malo”, “El efe” y “El chanta”, le habían dado notoriedad en televisión. Más aún, con su participación en El chacotero sentimental (1999), una de las películas más taquilleras de la historia del cine chileno. Pero fue una inquietud creativa la que lo llevó hasta la cueca. Y de ese lugar no se ha movido más.

“En el Venga Conmigo yo hacía un personaje que era como un huasito que vendía diarios, ‘El Carmelo’ -recuerda el actor, al teléfono con Culto-. El personaje fue desarrollándose y más que huasito, pasó a ser un rotito, un poco como Condorito, como ese rotito chileno. Y en la búsqueda de elementos para enriquecerlo me acordé cuando yo era niño, en las fiestas familiares que se hacían en San Fernando, siempre ponían un disco de cueca bien particular, se llamaba Cueca con escándalo. Pero la particularidad es que los que cantaban, lo hacían muy parecido a como hablaba mi personaje, entre huaso y rotito, como de vendedor de La Vega. Entonces, dije: el Carmelo podría ser perfectamente uno de esos personajes que cantaban en esas cuecas”.

El fallido paso del “Carmelo” por el Festival de Viña, en el año 2001, le había dado la chance de sumergirse en la cueca. “Ahí decidí hacer un cuadro dedicado a esta cueca de ciudad. Invitamos un grupo de cuequeros, Los Chileneros, y claro, ahí estaban exactamente en persona todos los que yo escuchaba en ese disco cuando era chico. Entonces, se produjo algo muy emotivo también para mí mientras preparábamos el espectáculo, los escuché cantar, no sé, algo me cautivó. Y ahí ya me decidí hacerlo no solo como personaje, sino que empezar a conocer de qué se trataba eso. Y ahí ya no paré más”.

Desde entonces, Muñoz ha desarrollado en paralelo a la actuación una carrera en la música. Colaboró con Los Tricolores, y luego tuvo su propio grupo, 3 x7 veintiuna. Hoy, junto a Los Marujos, tiene una agenda de presentaciones que se tiende a recargar para las fiestas patrias. “Obviamente, es una explosión de actividad. Hay como un ambiente, todo se concentra en este carnaval chileno que dura no solo la semana, sino que es todo el mes. Entonces, claro, la demanda es muy grande. Ahora, eso no quiere decir que solamente nos presentamos en esta fecha. Nosotros tenemos actividad todo el año con lo que hacemos, no es solamente ahora”.

Con Los Marujos, se presentará el próximo viernes 20 de septiembre en el Gran Arena Monticello, en una noche donde además estarán Los 4 vientos. El grupo presenta un espectáculo, en que propone una experiencia de acercamiento a la cueca, en todas sus formas latinoamericanas; de la cueca boliviana, a la zamacueca del Perú, a las cuecas cuyanas de la Argentina. “Es como llevar la la fiesta latinoamericana, la fiesta popular, que no solo tiene cueca, sino que también tiene tango, la cumbia, la ranchera, música mexicana, hay de todo. Y eso es lo que estamos ahora, haciendo un viaje por Latinoamérica, obviamente preservando el legado de la Maruja, que la fundadora del grupo, la María Sánchez Valdivia, que falleció hace un tiempo de cáncer”.

¿Cómo reacciona la gente ante esa diversidad de música latinoamericana, en tiempos en que la inmigración se ha vuelto un tema país? Algo de eso se vio en la presentación en el Festival de Viña 2012

DM: Yo estaba de jurado de la competencia folclórica, me pidieron hacer una obertura y la Maruja produjo todo esto. Y dentro de mis estudios yo había leído sobre una investigación de la maestra Margot Loyola sobre la cueca, que no no solo existía en Chile, sino que existía en otros países. Y a mí me pareció muy bueno porque justamente hablaba de romper las fronteras, de unificarnos a todos. Entonces, me pareció muy interesante y armamos este espectáculo. La reacción del público fue euforia total. De hecho, nos tuvieron que sacar del escenario porque una obertura que eran 15 minutos, terminó en 25 minutos y la gente quería más. El espectáculo ese evolucionó y de los 25 minutos terminó en una hora, siempre con una recepción del público muy amable, sentir esa hermandad. La gente que participaba en ese espectáculo, que eran parejas de baile de Bolivia, de México, de Perú, se sentían muy gratos porque el público deliraba sorpresivamente de que algo que era tan propio como la cueca también tuviera su identificación en otro país. Eso, no sé, genera un vínculo muy lindo. No había racismo para nada, para nada, fíjate. Yo creo que el racismo tiene que ver con otras cosas, más con la delincuencia. Cuando tú sientes que alguien que viene de afuera viene a delinquir, por ejemplo, ahí uno, obviamente, reacciona de una manera a veces, desproporcionada y ahí pagan moros por cristianos, se metía todo en un saco y no es así. Pero entra por ese lado, por el lado del arte, de la cultura. Acá en Chile, nunca vimos ese nacionalismo enfermizo de que dice que lo nuestro es lo más bonito, lo más importante, y lo del lado, no. No, fíjate que yo no detecto eso, salvo en contadas excepciones así contadas con la mitad de los dedos de una mano. No, hay mucho aprecio y mucho cariño por los vecinos.

¿Cuánto de su bagaje de actor ha llevado a escena o le ha permitido llevar cosas a la música?

Sí, mucho de estar parado en un escenario. De hecho, yo dejé de hacer teatro por muchos años para dedicarme a la música. Con los 3x7 21, estuve con Los Tricolores, con Los Santiaguinos también y después con Los Marujos. Y sentí que tenía mucho que decir ahí al respecto, ayudar a preservar algo que a mí me gustaba mucho que es la cueca. Y claro, dejé de hacer teatro, me dediqué a la música, llevando un poco la experiencia que tenía en los escenarios para elaborar los espectáculos que hacíamos, pasar lo que hicimos en Viña o en Olmué o en los otros escenarios donde nos tocó presentar. Igual seguía actuando, pero en audiovisual, principalmente en series o películas, para no perder el training. Yo recién me estoy reincorporando al teatro, pero claro, yo creo que como actor uno cuenta historias actuando y como cantante uno cuenta historias cantando. Y creo que para mí las cuecas contaban una historia así poéticamente muy concentrada. Siempre me ha gustado a mí la imagen del roto chileno. Es un personaje que yo admiro muchísimo, es chilenidad pura. Todo eso me ha ayudado a apoyarme como actor. De hecho, cuando hicimos la serie Los 80, en algunos momentos el personaje mío incorporaba a la Cueca dentro de su historial.

DANIEL MUÑOZ

Hay un capítulo en que Juan Herrera toca un ritmo de cueca con unos platitos…

Sí, exactamente. Pero eso no fue porque yo lo quisiera hacer, el guionista de la serie me propuso incluirlo. Me pareció un poquito forzado, pero me dijo que no, porque tenía que ver mucho con el pueblo y que yo estaba muy ligado a eso. Así que lo veía muy natural que fuera parte de Juan Herrera en sus secretos, de que no lo ventilara cada rato. Salió en ese momento así de una manera muy especial. Era algo como un secreto de las personas.

¿Y cómo ha sido retomar esa presencia en las series, el cine?

Como te decía, en un tiempo dejé de hacer teatro, justamente para dedicarme a la música y al audiovisual y la familia, obviamente. Hoy en día, como ya estoy más tranquilo, me dedico a la música. Estoy haciendo teatro, seguimos con Primavera con una esquina rota en el ictus. Y una que otra película o serie, todo dependiendo de la organización, de tener una agenda muy ordenada. No decir que sí a todo, sino que seleccionar con pinzas cada proyecto y estar de acuerdo con el con la familia también.

¿Cómo decide un proyecto? ¿Qué le lleva a decir que sí?

En un principio, la historia, después el guion, que es como el mapa. Te pueden contar una historia muy buena, pero si está mal escrita, no llega a buen puerto. Y hoy en día, lo que más me motiva es el proceso, el proceso de creación. Y eso para mí es muy importante, cuál es el equipo que está detrás de eso, cuáles son los colegas y, principalmente, quién dirige. En base a la afinidad con el director o la directora, yo acepto un proyecto.

¿Qué le dejó sus experiencias recientes, en Brujería y El Fantasma?

Es bueno decir que todo ese trabajo se ha hecho hace mucho, de hecho, El Fantasma que se estrenó recién, lo filmamos en 2021. En ese momento estaba la euforia de hacer la película. Pero claro, filmar una película, el punto que tiene es que tú haces tu escena, pero no sabes muy bien, salvo por el guion, qué resultó de todo eso. Después uno ve el resultado y obviamente te maravilla, pero ha sido un proceso muy entretenido conocer a un director nuevo como el Martín Duplaquet, trabajar a volver a trabajar con Willy Semler. En el fondo acepté el proyecto para volver a trabajar con el Willy. Hace mucho tiempo que no nos veíamos, desde que hacíamos teatro juntos en la compañía Sombrero Verde, de ahí que no nos veíamos. Willy de alguna manera, fue mi maestro en la actuación. Aprendí muchísimo con él. Él me ayudó a desarrollar mi carácter como actor y mis herramientas como actor.

Usted apoyó la campaña del presidente Boric. Hay muchos actores que han manifestado su desencanto con el Gobierno, ¿cómo lo ve?

O sea, es claro que cuando se parte una historia, al final puede ser muy distinto. Las expectativas, si del gobierno dependiera, serían las mismas con las cuales empezó, pero en la manera en que funciona todo acá, hay que llegar a acuerdos. Eso es política, llegar a los acuerdos. La oposición es una oposición contundente, fiera, férrea, unida, y eso no hace fácil el Gobierno. Está claro que las expectativas iniciales no pueden ser las mismas y hay que ir transando. Yo creo que lo que más me deja tranquilo, independiente de las desilusiones que uno pueda tener, es que he visto al presidente más maduro, más experto, realmente armado en su discurso. Y lo otro que yo veo, es un tipo honrado, un tipo honrado que no le va a meter la mano al bolsillo a la gente. En un tipo consecuente. Estar en La Moneda, yo creo que es la pega más difícil del mundo, poder hacer funcionar ese lugar trágico poder lidiar con todas las tendencias políticas, y lidiar con toda la corrupción que existe todavía en el Estado chileno, que es lo que estamos viendo en este momento. Hay que ser muy cuero para eso. Y yo en ese sentido, creo que Boric lo está haciendo muy bien con todo el equipo joven que lo acompaña.

En poco tiempo se cumplen 5 años del estallido social. En su momento, usted sacó el disco Crónicas de una revuelta, junto a otros músicos, apoyó la demanda de nueva constitución, ¿cómo ve lo ocurrido? ¿Qué le parece lo que dijo Quique Neira, respecto a que se sintió utilizado en esos días?

Yo me sentí dichoso de haber participado, fue un trabajo familiar. Con mi compañera de vida, con mis hijos, nos incorporamos de frentón en lo que creíamos y todavía creemos. Fue un trabajo de convicción. Entregamos todo lo que teníamos a ese objetivo y perdimos. Ahí me vino la gran desilusión de la ciudadanía, que, bueno, todavía estoy analizando qué fue lo que pasó para ese rechazo después de que uno pensó que esto iba a cambiar. Obviamente, ya soy mucho más escéptico en muchos aspectos, pero utilizado para nada. A mí nadie me pagó ni nadie me obligó. Yo aposté por esto, aposté, fue mi responsabilidad. No fui al servicio de nada, sino que de mis convicciones. Y en ese sentido, no, para nada me siento utilizado. Competimos, la peleamos, perdimos. Y ahora, lamerse las heridas, reinventarse, entender, reflexionar. Pero lo que mejor deja siempre en la vida son los errores. Los errores son los que construyen, te construyen como persona. Y ese fue un error, un tropiezo, un porrazo. Y ahí estamos. Lo bueno, es que sirvió bastante porque me ha definido mucho como artista, como persona socialmente comprometida, para ver dónde poner ahora la atención y la energía.

¿Y dónde va a poner la atención y la energía?

En la comunidad. O sea, para mí, Chile es un archipiélago. Chile está dividido, siempre ha estado dividido y siempre va a estar dividido. Poder unirlo es una pega casi titánica que no sé si alguna vez se ha logrado. Pero es un archipiélago donde uno debe viajar por la isla donde uno crea que puede construir algo. Hay islas donde no va a poder hacer nada. Salta de eso nomás, no esperes tratar de unificar todo. No, no se puede. Entonces, busca, tu alegría en los lugares donde realmente te reciban bien, donde hables el mismo idioma. En eso estoy ahora.

Las entradas para ver a Daniel Muñoz y Los Marujos en Gran Arena Monticello se pueden adquirir vía Topticket.

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