Julia Navarro, autora española: “Lo que más temen los dictadores siempre es la palabra, es el arte”
El Niño que Perdió la Guerra se llama lo nuevo de la periodista y escritora española. Ambientada en 1938, la novela relata la historia de un muchacho que se ve forzado a abandonar su natal Madrid para ir a la URSS, y en parte -reconoce su autora- sirve para reflexionar sobre los efectos de los regímenes totalitarios y las dictaduras en la gente común. Al respecto, Navarro habló con Culto y también abordó la actualidad de su país.
La orden de su padre es rotunda, el pequeño Pablo -de 5 años- debe irse desde su natal Madrid hacia Moscú, en el corazón de la URSS de Josef Stalin. Su progenitor ha arreglado que un miembro del PC Soviético se lleve al pequeño a su casa como avanzada a la espera de que sus padres, simpatizantes de la República, lleguen a vivir ahí. Es el invierno de 1938 y la derrota a manos de Francisco Franco en la Guerra Civil Española parece inminente. El pequeño no quiere, pero contra su voluntad y la de su madre -Clotilde- finalmente se marcha a un país donde no conoce a nadie, ni habla el idioma.
Así comienza El niño que perdió la guerra, la nueva novela de la aclamada periodista y escritora española Julia Navarro y que acaba de llegar a las librerías chilenas vía Plaza & Janés. Una novela que cuenta una historia de resistencia, en medio de dos países que viven regímenes dictatoriales. Vemos las dificultades de los padres de Pablo en la España franquista, o cómo Anya -la madre rusa “sustituta”- sufre por no poder recitar los versos de su amada poeta Anna Ajmátova o no poder tocar la música que quiera en su piano so riesgo de ser acusada de burguesa.
“Yo soy una apasionada de Ajmátova. Para mí es una de las poetas imprescindibles del siglo XX -comenta Navarro en charla con Culto-. Pero no solamente siempre me ha impresionado su poesía, sino me impresionó su biografía. Y hace algunos años, cuando yo leí hace muchos años la biografía de Ajmátova me produjo una sacudida ver como en una dictadura, como era la dictadura soviética, a ella no sólo la persiguieron por lo que escribía para intentar doblegarla, sino que el régimen se ensañó de forma especial con todas las personas a las que ella quería. Ajmátova llegaba a decir que le daba mala suerte a la gente porque toda la gente a su alrededor terminaba en el Gulag. Aquello me impresionó mucho y me hizo reflexionar una vez más sobre lo que son las dictaduras. Nunca deberíamos de dejar de hacernos la reflexión de cómo toda dictadura o toda autocracia, lo primero que hace es cercenar la libertad de los ciudadanos, no? Se hizo en la Rusia soviética, se hizo en la España de Franco y se ha hecho a lo largo de la historia en distintos lugares y en distintos países e incluso hoy en día lo estamos viendo. Sean de derechas o sean de izquierdas siempre son lo mismo, así es como fue surgiendo esta historia”.
-¿Su idea era que a través de la historia de Pablo ver un proceso histórico más en general?
-Sí, esa ha sido la idea, hacer esa reflexión. Interpelar a los lectores para invitarles a esa reflexión sobre lo que significan los regímenes autoritarios. Los pintes de rojo, los pintes de azul, los pintes de amarillo o los pintes del color que quieras. Al final son iguales. Utilizan distinta terminología, pero los hechos en su relación con los ciudadanos siempre es la misma, siempre es acabar con la libertad.
- Vemos como Anya sufre por la “construcción del hombre nuevo” en la URSS. ¿Esos hechos que menciona -la prohibición de cierta música o de ciertas lecturas- fueron efectivamente así?
- Eso fue así. Esto no es un libro en el que yo opino sobre lo que pasó. Hay muchísimos testimonios de gente del mundo de la cultura que sufrió esa persecución absolutamente implacable y criminal por parte del régimen de Stalin para acallar sus voces. Yo pienso que lo que más temen los dictadores siempre es la palabra, es el arte. Sus primeros enemigos son todas aquellas personas que tienen un pensamiento propio, un pensamiento crítico y el primer objetivo siempre es acallar cualquier voz o cualquier expresión que los dictadores consideran disidente. Por tanto, para escribir este libro he tardado toda una vida, porque es toda una vida de lecturas, de lecturas, de memorias de personas que pasaron por el Gulag, pero también de lecturas de personas que pasaron por las cárceles franquistas. No ha sido un libro fácil de escribir, pero todo lo que yo cuento está documentado. Y está documentado por eso, por esos escritores, por esos artistas que fueron perseguidos de una forma cruenta por el régimen de Stalin.
- ¿Definiría esta novela como una historia de resiliencia?
- Yo creo que nunca debemos olvidar la historia, hay que conocerla. Siempre se dice para no repetirla. Ojalá los hombres fuéramos capaces de no repetir la historia, pero desgraciadamente los regímenes autoritarios se han ido sucediendo a lo largo de la historia con caras diferentes, en momentos diferentes, pero se han ido repitiendo. Pero yo creo que para las nuevas generaciones el conocer qué ha sucedido en el pasado les ayudará a discernir esas tentaciones totalitarias o esos regímenes totalitarios que en estos momentos están ahí, están ahí en el presente y están a nuestro alrededor.
- Llama la atención el rol de las mujeres en la novela, porque son ellas -Clotilde y Anya- que son quienes resisten con energía tanto al franquismo como al stalinismo.
- El papel de las mujeres en este en esta novela es el papel de dos intelectuales, de dos creadoras que sufren en sus propias carnes lo que es la persecución de regímenes totalitarios y hay de por medio un elemento importante que es la maternidad. Es decir, como en esas circunstancias la maternidad es algo en el que condiciona y marca a estas mujeres. Esa resistencia que hacen exige ese sobreesfuerzo porque son madres. Y cualquier cosa que a ellas las sucede tiene una repercusión directamente sobre sus hijos. ¿Por qué estas dos mujeres son las protagonistas de mi novela? Pues porque las mujeres a lo largo en los libros de historia siempre se pasa sobre su protagonismo casi de puntillas y, sin embargo, las mujeres siempre han estado ahí, siempre han estado en todas las situaciones, pero muy pocas veces se las cuenta, se cuenta su resistencia, se cuenta el papel protagonista que también tuvieron. Sobre todo hablo de una época en el que hace los años 40 del siglo XX, en el que el papel de las mujeres estaba totalmente subordinado a los hombres. Por tanto, ellas tenían una doble resistencia, una resistencia a regímenes totalitarios y una resistencia a una sociedad que estaba en la que los que mandaban eran los hombres, no solamente en la política, en las relaciones laborales, sino también dentro de los propios hogares, de las propias casas, con lo cual las mujeres siempre han sido doblemente resistentes.
- ¿Ve un nexo entre la historia de Pablo y lo que ocurre hoy con la inmigración en Europa?
- La historia de la humanidad es una historia de inmigraciones. Nadie puede decir ‘mi familia estuvo aquí desde la prehistoria’, eso sería una enorme estupidez. Cada vez que un colectivo humano ha sentido que ya no tenía las condiciones para poder vivir en un determinado lugar, pues se ha ido, ha emprendido camino a otro lugar. Por lo tanto, todos somos migrantes. Me preocupa especialmente lo que está pasando ahora, me preocupa el éxodo masivo que hay de personas que tienen que dejar sus casas, sus países, siempre por motivos que son los mismos. La gente se marcha huyendo de la violencia, huyendo de la guerra, huyendo de la miseria, huyendo del hambre. Es decir, esas siempre son las causas por las que las personas inician ese camino de intentar llegar a un lugar donde puedan establecerse y sus hijos puedan crecer con un mínimo de condiciones favorables. Eso se dio en el pasado y se está dando en el presente. Me preocupa mucho el que cómo se recibe a estas personas que vienen a vivir entre nosotros. Yo creo que es fundamental el el que tengan un recibimiento absolutamente humanitario, el que se respete su dignidad como personas, el que se comprenda que si se han ido de sus casas ha sido por una razón mayor, que nadie se marcha y se cruza una selva, o nadie se marcha y cruza un desierto para ver qué tal se viven en el otro extremo.
- Usted ha escrito novelas donde ha entrado en la Historia, ¿por qué cree que a la gente le gusta tanto leer sobre el pasado?
- Porque creo que es una forma de acercarse a la historia sin el rigor de lo que son los libros de historia. Pero una novela es una novela y los libros de historia son libros de historia. Y a mí me parece que si a través de una novela alguien empieza a tener interés por lo que pudo suceder en un sitio o en otro, luego a continuación lo que deben hacer es ir a buscar un libro de historia, escrito por un historiador. Las novelas ayudan ayudan a abrir la puerta del conocimiento para muchos lectores que de repente toman contacto con una realidad que les resulta lejana o les resulta desconocida. Y a mí me parece interesante. De todas maneras, yo siempre digo que yo no escribo novela histórica, yo escribo novelas de personajes. Lo que pasa es que mis personajes yo los sitúo en escenarios. Todos los escenarios siempre son históricos, porque todo es historia.
- En otro ámbito, ¿cómo ha visto usted el auge de la ultraderecha en España y Europa?
- El problema es el auge de los régimen de los ideales extremistas de extrema derecha y de extrema izquierda en todo el mundo. Es decir, ahora los llamamos neopopulismos, que es una manera como amable de calificarlos. Pero ese auge de partidos extremistas de izquierdas y de derechas es una realidad en todo el mundo, también en mi país, también en España, pero también en Francia, también en Inglaterra. Ahora acaba de haber unas elecciones en Alemania en el que va avanzando cada vez más la extrema derecha. Es un fenómeno mundial. Lo que tenemos que preguntarnos es por qué ocurre esto, qué es lo que no se ha hecho bien para que estos partidos encuentren acomodo en la sociedad. Qué respuestas no han sabido dar los partidos tradicionales de izquierda democrática y de derecha democrática para que haya ciudadanos que busquen en esos extremos la solución a sus problemas. Ni la extrema derecha ni la extrema izquierda tienen solución para los problemas de la sociedad ni los problemas de los ciudadanos. Siempre les engaña. Y además, siempre el primer paso que dan es recortar las libertades. Ninguno de los dos tiene la solución a los problemas.
- ¿Cómo ha visto usted el gobierno de Pedro Sánchez?
- Es un gobierno que gobierna en minoría, eso le lleva a tener que hacer pactos con grupos minoritarios cuya agenda política está más en función de sus intereses locales más que en los generales, eso implica un peso en la acción general del Gobierno. Todos los gobiernos democráticos y mi gobierno lo es, tienen, lógicamente, luces y sombras, tienen decisiones más acertadas y también decisiones más desacertadas. Pero eso es parte del transcurrir en un país democrático. El gobierno tiene aciertos y también desde el punto de vista de los ciudadanos también puede tener y seguro que tiene errores. Es un gobierno de alguna manera controvertido.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.