José Donoso a sus 100 años: cómo se lee hoy a un autor esencial
El próximo 5 de octubre se cumple el centenario del ineludible escritor chileno. En los últimos años, su obra ha tenido un cierto revival amén de la aparición de sus diarios, que han revelado su atormentada fibra íntima. Reunidos por Culto, personalidades del mundo del libro abordan cómo se lee hoy al hombre de Coronación. Destacan que su literatura interpreta el Chile de hoy y que la parte biográfica ha ayudado a entenderlo.
Cuando Pedro Lemebel observó que el ejemplar de El lugar sin límites de su amigo Sergio Parra estaba firmado por su autor, también quiso que José Donoso le firmara el suyo. Y no solo eso, también quería conocerlo. “Pedro no era de visitar escritores, no era lo suyo -recuerda Parra a Culto-. Entonces le dije: ‘vamos a conocerlo’. Yo sabía dónde vivía, en la calle Galvarino Gallardo y en la cuadra siguiente vivía Enrique Gómez Correa. Así que fuimos”.
El hecho ocurrió a mediados de los 90, cuando Lemebel ya había publicado su primer libro, el ineludible La esquina es mi corazón (1995) y Donoso se encontraba en el otoño de su vida. De vuelta en Chile en 1981, desde España, ya era un escritor reconocido y galardonado con el Premio Nacional de Literatura 1990 merced a obras capitales como Coronación (1957) o Casa de campo (1978), pero por sobre todo con dos libros que marcaron época: El lugar sin límites (1966) y El obsceno pájaro de la noche (1970).
Nacido en Santiago el 5 de octubre de 1924, José Donoso Yáñez fue un hito crucial en la literatura chilena. Contemporáneo de nombres como Jorge Edwards, Guillermo Blanco, Enrique Lafourcade o María Elena Gertner, su obra permeó mucho en los lectores y escritores nacionales. “Fui y soy una lectora de José Donoso -señala la escritora Diamela Eltit-. A partir de Coronación, puso de manifiesto los poderes y su circulación en los espacios privados. Dio cuenta del micropoder de la servidumbre sobre los cuerpos de sus patrones aunque, desde luego, la hegemonía burguesa ejerce el sometimiento. Sin duda El obsceno pájaro de la noche consiguió la plenitud de su proyecto narrativo fundado en la mítica oclusión de los cuerpos de servicio, su amontonamiento, el abandono final”.
“Lo que leí en las novelas de José Donoso fue un proyecto literario, una forma de riesgo, un entrar y salir en las problemáticas que consiguió elaborar. La audacia. El lugar sin límites genera a un personaje resonante, ‘la Manuela’ asilada en el prostíbulo de provincia. En esa novela se extiende lo carnavalesco, el pacto por la casa propia, el deseo, el crimen”, agrega la autora de Lumpérica, y añade que a Donoso le tiene “una extensa admiración”.
Otro escritor que le profesa admiración es Francisco Ortega: “Yo soy un lector fan de José Donoso. Para mí El obsceno pájaro de la noche es la es la mejor novela latinoamericana. Yo escribí una novela terror que se llama Salisbury que la mayoría la ve como un homenaje a Stephen King en el sur de Chile, pero la novela es básicamente un remake de El obsceno pájaro de la noche en código Stephen King. El Donoso que me interesa que es el que tiene una pata en lo fantástico y lo macabro, pero sin ser fantástico y macabro, a pesar de que todas las obras de Donoso son historias de fantasmas”.
En las generaciones más jóvenes de escritores también hay un respeto por José Donoso, así lo comenta a Culto el escritor Antonio Díaz Oliva: “Antes de leerlo, a Donoso lo conocí a través de mi abuela materna, quien viene de una clase latifundista más en decadencia. De hecho, mi abuela conocía a Donoso, ya que vacacionaban en los mismos círculos de Las Cruces/Cartagena. Entonces Donoso tiene una importancia familiar. Sirve para entender parte de mi familia y el que hayan pasado de tener una casa en el campo a finalmente desintegrarse y desparramarse, tal como le sucedió a la misma familia Donoso. Pero también Chile, claro. O sea, esa historia de la falsa monja que llevaba un cadáver en su valija solo se puede entender a través de la memoria nacional donosiana. Por muy moderno que muchos quieran decirnos que Chile es un país moderno, en el fondo somos un país invunche donde la monstruosidad está ahí”.
La académica de la UC y crítica literaria Lorena Amaro comenta: “En tanto autores como María Luisa Bombal, Marta Brunet y Manuel Rojas introducen perspectivas, voces y espacio-tiempos que ponen a la literatura chilena en diálogo con la narrativa contemporánea internacional, creo que Donoso tuvo la función de descomponer las narrativas miméticas y con ello proponer una estética posmoderna basada en gran medida en la aparición de lo monstruoso y fragmentario. Así lleva adelante una operación de deconstrucción identitaria y literaria, que cuestiona o estremece las ideas hegemónicas sobre género, nación, clase”.
“Es una satisfacción y sorpresa lo que ha ocurrido con Donoso estos últimos años -explica Sergio Parra, desde su librería Metales Pesados-. Hubo un momento en que la obra de Donoso estaba bastante hundida, subterránea, tenía sus lectores, gente que lo estudiaba, pero se ha producido una nueva lectura de su obra”. En ese sentido, para el poeta y librero ha sido fundamental la aparición de los dos volúmenes de sus Diarios (Diarios Tempranos y Diarios Centrales) publicados con Ediciones UDP, además de Correr el tupido velo (2009), la biografía que publicó su hija Pilar.
“Gracias a ambos libros, se armó un perfil y una biografía de José Donoso. Y para muchos lectores -entre los que me incluyo- tener información de la personalidad, la sicología del escritor hace mucho más interesante la lectura de sus libros”, agrega Parra. Así, podemos ver a un Donoso que tiene un matrimonio resquebrajado, la relación de amor y odio a su hija adoptiva, su homosexualidad reprimida, la envidia hacia otros escritores, pero también el backstage de su actividad literaria.
“Eso ha ayudado mucho a entenderlo -dice Parra-. Donoso se percibe más ahora, porque todo lo que ha vivido Chile en los últimos años desde el estallido, se parece a la sociedad que describe en sus terrores y horrores. La rebelión se puede ver en Casa de campo, por ejemplo”.
Díaz Oliva opina similar: “Creo que Donoso en los 90 se volvió una suerte de autor oficial, ya que tuvo la bendición de la transición, además estaban los talleres que hacía donde fueron los autores de la Nueva Narrativa, los donositos, y, finalmente, se volvió un autor-casi-estatua porque se volvió uno te obligaban a leer en el colegio. Sin embargo, hace unos años algo ha pasado. Creo que el Donoso privado se ha vuelto cada vez más público. Gracias a esos libros se ha conocido un Donoso privado que es muy contradictorio y a veces mejor personaje que sus propios personajes”.
La gran responsable de la publicación de los Diarios fue la académica Cecilia García-Huidobro, quien nos comenta: “Donoso es un caso sorprendente: después de su muerte ha ‘publicado’ 10 libros: 2 novelas póstumas, 3 recopilaciones de crónicas y artículos periodísticos, 2 volúmenes de sus diarios, 1 epistolario con Carlos Fuentes, ensayos inéditos en la reedición de Historia personal del boom y otros escritos. Lo quiero enfatizar es que Donoso ‘ha seguido’ escribiendo y abriendo renovados horizontes en su escritura. Este fenómeno lo ha convertido en un escritor muy presente, ha impulsado su lectura y más interesante aún, novedosas relecturas. Sus diarios, por ejemplo, están sembrados de anotaciones literarias, escriturales e íntimas que aportan nuevas claves de lectura para aproximarse a su obra”.
Lorena Amaro tiene otra visión: “Me alegra ver que la celebración del centenario de su nacimiento ha propiciado relecturas, un volver a su obra con la perspectiva que tenemos en el siglo XXI. Considero que Donoso es un autor que ha crecido con el tiempo, a diferencia de lo que pudo ocurrir con otros autores del llamado Boom. No sé si las y los autores más jóvenes lo están leyendo, en este momento no sé incluso si están leyendo a Bolaño, Lemebel o Eltit. Lamentablemente el mundo del libro se ha convertido en algo tan vertiginoso como la tecnología y es impresionante cómo las lecturas rápidamente se vuelven obsoletas. Ojalá que el trabajo de Donoso permanezca en el tiempo”.
“El presentismo neoliberal trabaja la renovación incesante y el olvido que requiere el mercado para mantener sus ofertas (y sus ganancias). En ese sentido la tradición literaria está afectada por el olvido -señala Diamela Eltit-. A eso se suma de manera primordial el programa educacional del Ministerio de Educación, que desalojó hace años la literatura de su malla, hecho que me parece demasiado grave porque la historia literaria queda afuera y se rompe la necesaria línea de tiempo que permite leer e inscribir el presente literario. Ojalá se repiense este profundo error académico. La lectura de José Donoso me resulta indispensable”.
Para la investigadora y académica María Laura Bocaz, la obra de Donoso aún tiene mucho que decir. “Sus novelas, relatos y crónicas se han instalado con propiedad en el siglo XXI a pesar de que la ciudad, los paisajes y personajes que habitan sus textos fueron creados en el siglo XX. La obra de Donoso es una que no se agota: lo seguimos leyendo porque posibilita nuevas lecturas que nos continúan sorprendiendo, deleitando y estremeciendo por las representaciones que su literatura nos ofrece de nosotros como sociedad, como país y como seres humanos. Por las admirables posibilidades narrativas a las que llega mediante su uso del lenguaje”.
“Donoso era un autor de gótico latinoamericano -agrega Díaz Oliva-. No hay mucha diferencia entre la obra de Guillermo de Toro y El obsceno pájaro de la noche. Es más: el mismo Guillermo del Toro debería adaptar esa novela al cine. La forma en que Guillermo del Toro se acerca a los monstruos es muy humana; la forma en que Donoso explora la humanidad es casi siempre monstruosa. Hoy, este Donoso como autor de gótico latinoamericano se puede leer a la par de Mariana Enríquez, Mónica Ojeda, Fernanda Ampuero, Luciano Lamberti, Liliana Colanzi, etc”.
Francisco Ortega se declara “súper evangelista de Donoso”. Y reflexiona: “Estamos llenos de nuevos lectores, los bookstagramers, que no sé si lo leen o si solo leen lo que está de moda. Creo que en las universidades se lee. Me pasa que hay mucho lector joven que lo redescubre y queda maravillado. Es que Donoso que hay que leerlo de adulto, después de los 20 años y sobre todo hay que releerlo. A mí me encanta releer a Donoso, que es tan importante como Bolaño para la generación que viene inmediatamente después de mí”.
Sergio Parra agrega otra línea fundamental en la lectura actual. “Hay una sexualidad presente en la obra de Donoso. En El lugar sin límites, por ejemplo. Ese libro ha sido leído paralelamente con la obra de Lemebel, lo de la travesti, la Manuela, se lee de mejor forma ahora y menos sórdido de lo que se leía hace 20 años atrás. Era un libro que circulaba subterráneamente, la película nunca llegó a Chile. Me acuerdo que la trajo Diamela Eltit desde México, se la pasó a Carmen Berenguer, nos juntamos un grupo en su casa a ver la película. Ese mundo de Donoso era muy seductor para nosotros”.
En el Chile de los 90, todavía se podía llegar a la casa de alguien sin avisar. Así lo hicieron Parra y Lemebel cuando llegaron al domicilio de José Donoso en Providencia. “Llegamos, tocamos el timbre, nos recibió una señora. Explicamos que veníamos a ver a Pepe Donoso. Esperamos un rato, estuvimos en el living conversando con él. Recuerdo que tenía unos ojos azules bien chiquititos. Al principio fue temeroso, yo creo que sabía quién era Pedro, pero después se relajó”.
“Pedro se presentó, tiró unas tallas. Pasamos una tarde súper agradable conversando, Pedro le contaba un poco de su vida, lo que hacía. Donoso había leído algunas crónicas de él. Muy gentil. Contaba que lo había pasado muy bien con Ripstein haciendo la adaptación al cine de El lugar sin límites, le había gustado cómo quedó la Manuela. Una de las cosas que conversamos fue que siempre quiso que Buñuel filmara El obsceno pájaro de la noche, pero nunca se había concretado. Buñuel siempre estaba en otros proyectos, le decía que se iba a hacer en algún momento, pero no se hacía, entonces tenía una amargura por eso. A Pedro le pasó lo mismo años después con Tengo miedo, torero, que no alcanzó a verla en el cine a pesar de que varios cineastas le ofrecieron hacerla”.
José Donoso falleció el 7 de diciembre de 1996. Su obra se ha seguido editando, y en concordancia a ese redescubrimiento biográfico que señalaban nuestros entrevistados, recientemente apareció Correspondencia (Alfaguara). Un volumen que compila sus cartas con el escritor mexicano Carlos Fuentes. Entre otras cosas, revela el backstage de la relación entre dos autores del Boom, y cómo se influyeron mutuamente. Cecilia García Huidobro también trabajó en la edición, junto a Augusto Wong. “Es la descripción en tiempo real de momentos culminantes de las vidas y obras de ambos es memorable: la aparición y discusión de Aura, Artemio Cruz, El lugar sin límites, El obsceno pájaro. En ese insoslayable libro que es la Historia personal del boom, como el mismo Donoso decía, Fuentes es protagonista. Esta Correspondencia es la perfecta media naranja de ese libro, la historia interpersonal del Boom que da todas las coordenadas de dónde estaba (y dónde no estaba) Donoso en esos años”.
“Donoso nunca será un best seller, pero le enorgullecía pensar que era un long seller -comenta García Huidobro- aunque yo me inclino a pensar que es un clásico, valiéndome de una de las definiciones que Italo Calvino: ‘aquellos libros nunca terminan de decir lo que tienen que decir’”.
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