“Durante décadas, SEAN COMBS, el acusado, abusó, amenazó y coaccionó a mujeres y otras personas a su alrededor para satisfacer sus deseos sexuales, proteger su reputación y ocultar su conducta”, dicen las primeras líneas del documento en que los fiscales federales acusaron a Sean “Diddy” Combs (Harlem, 1969) de una serie de cargos entre los que figuran tráfico sexual, trabajo forzado y coerción e incitación a ejercer la prostitución.
El rapero y magnate de la industria musical, fue arrestado la noche del 16 de septiembre, en las dependencias del Hotel Park Hyatt New York, en la zona de Manhattan, donde se encontraba alojado. Al día siguiente, fueron revelados los cargos. Mientras, el equipo legal del artista detalló su “decepción” ante la decisión de procesar al artista.
“Sean ‘Diddy’ Combs es un ícono de la música, un empresario autodidacta, un hombre de familia cariñoso y un filántropo probado que ha pasado los últimos 30 años construyendo un imperio, adorando a sus hijos y trabajando para enaltecer a la comunidad negra”, detalla el comunicado. “Es una persona imperfecta, pero no es un criminal”.
Conocido también como Puff Daddy, P.Diddy o simplemente Diddy, Sean Combs es uno de los nombres clave en la difusión del hip hop y su ascenso comercial entre las décadas del 90′ y los primeros años de los 2000. Con su primer alias, debutó en disco con su álbum Puffy Is Bad Boy (1992). Entre sus sencillos más conocidos están I’ll be missing you (con un sampleo de Every breath you take de The Police), que se empinó al primer lugar del Billboard Hot 100 en 1997, además de Mo Money Mo Problems, que también fue número 1 en el mismo listado, I need a girl (pt.two), entre otros.
También se ha destacado como productor musical, con un largo currículum que incluye a figuras como Notorius B.I.G, Jay-Z, Beyoncé, Mariah Carey y hasta Britney Spears. Es decir, se trata de un nombre con peso y trayectoria en la industria musical.
Las acusaciones que remecen a Sean “Diddy” Combs
La debacle para Combs comenzó en noviembre de 2023, apenas dos meses después de haber sido honrado con el premio Global Icon Award en los MTV Video Music Awards. El 16 de ese mes, su expareja, la cantante Cassie, recurrió a la justicia, invocando la Ley de Supervivientes Adultos del estado de Nueva York. Esta otorga a las víctimas adultas de violencia sexual un plazo de un año para presentar demandas civiles independientemente del plazo de prescripción.
Ese último detalle es el que permite entender por qué Combs fue detenido en Nueva York, pues debió trasladarse a la ciudad para enfrentar allí a la justicia, siendo residente en Miami.
En su demanda, Cassie acusó a “Diddy” de abusar sexual y físicamente de ella durante el curso de su relación. La mujer aseguró que Combs la violó y la golpeó en frecuentes ataques de “rabia incontrolable. Además, afirmó que el músico la obligaba a participar en actos sexuales que él llamaba Freak Offs con otros hombres. Eventos que también incluían a trabajadoras sexuales contratadas para la ocasión.
Combs, se movió rápido. Le bastó un día para llegar a un acuerdo con Cassie y aseguró a la opinión pública de que no había cometido delito alguno. “He decidido resolver este asunto de manera amistosa, en términos que me permitan tener cierto control”, dijo Cassie en un comunicado. “Quiero agradecer a mi familia, a mis seguidores y a mis abogados por su apoyo inquebrantable”.
Pero aquella primera acusación abrió una oleada de acusaciones de otras mujeres, por cargos muy similares. Se interpusieron cinco demandas que alegaban agresión sexual y otras tres demandas por conducta sexual inapropiada. La oleada generó una reacción por parte del músico quien se defendió en un comunicado publicado en su redes sociales.
“BASTA YA”, escribió. “Durante las últimas semanas, me he sentado en silencio y he visto a la gente intentar desprestigiar mi persona, destruir mi reputación y mi legado. Se han hecho acusaciones repugnantes contra mí por parte de personas que buscan un pago rápido. Permítanme ser absolutamente claro: no hice ninguna de las cosas horribles que se alegan. Lucharé por mi nombre, mi familia y por la verdad”.
Mientras, Combs afrontó las primas consecuencias comerciales de las acusaciones. Debió renunciar a su puesto como presidente de la empresa de medios digitales Revolt y poco después, la partida de dieciocho marcas que trabajaban con su empresa de comercio electrónico, Empower Global. Además, la plataforma Hulu decidió cancelar los planes de un reality show concentrado en Combs y su familia.
Con el tiempo se sumaron más denuncias; el productor Rodney “Lil Rod” Jones Jr. presentó una demanda contra “Diddy”, en la que le acusa de conducta sexual inapropiada, agresión y acoso. En marzo de este año los agentes federales allanaron las casas de Combs en Los Ángeles y Miami. “La Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) de Nueva York llevó a cabo acciones de aplicación de la ley como parte de una investigación en curso”, detalló el Departamento de Seguridad Nacional en un comunicado.
La situación de Combs empeoró todavía más en mayo, cuando CNN reveló un video en que se le ve agrediendo a Cassie en el pasillo de un hotel de Los Ángeles, durante 2016. Una situación que estaba consignada en la demanda que ella había presentado. “Mi comportamiento en ese video es inexcusable”, dijo Combs. “Asumo toda la responsabilidad por mis acciones en ese video. Estoy asqueado. Estaba asqueado cuando lo hice. Estoy asqueado ahora”.
Con los meses se sumaron más denuncias. La cantante Dawn Richard, que conoció a Combs cuando este la reclutó para un grupo creado en el reality show de MTV Making the Band, lo demandó en un tribunal de Manhatann. En su denuncia detalló que este la manoseó, la agredió, la encerró, y la amenazó de muerte cuando intentó intervenir en defensa de Cassie, la entonces novia de Combs. A ella se le sumó la exmodelo Crystal McKinney, quien acusó a Diddy de obligarla a practicarle sexo oral en el baño de un estudio de grabación de la ciudad de Nueva York en 2003.
¿El #MeToo de la música?
Las acusaciones contra Combs, han generado una reflexión en los medios. El periodista especializado Ben Sisario, planteó en un artículo para el New York Times, que lo del músico tiene paralelos con lo ocurrido con Hollywood tras el auge del movimiento #MeToo.
“La industria lleva mucho tiempo siendo objeto de denuncias de acoso y abuso desenfrenados, propiciados por rutinas laborales que se confunden con fiestas nocturnas en las que hay drogas y alcohol a la mano. Sigue estando en gran medida controlada por hombres, y las mujeres dicen que quienes denuncian acoso o abuso son exiliadas o silenciadas con acuerdos legales que incluyen acuerdos de confidencialidad”, señaló.
En su artículo, Sisario detalló varios casos de mujeres que denunciaron abusos por parte de productores o gente vinculada a la industria musical, aunque hasta ahora, había una diferencia con lo sucedido en Hollywood. “Cuando las acusaciones se hicieron en el mundo de la música (contra estrellas como Diplo o Trey Songz ), a menudo no involucraban a mujeres conocidas y la cobertura mediática fue limitada”, apuntó.
El detalle en el caso de “Diddy”, es que es la figura de mayor tonelaje en el mundo de la música que enfrenta cargos criminales por conducta sexual inapropiada desde R. Kelly, el cantante de R&B que, tras enfrentar procesos judiciales en Nueva York y Chicago fue sentenciado a más de 30 años de prisión por delitos sexuales contra menores, tráfico sexual y crimen organizado.
Tras su arresto, Combs enfrentó a la justicia. Se declaró inocente de los cargos que se le imputaron, algo en que también han insistido su defensa. “El señor Combs es un luchador. Luchará hasta el final. Es inocente”, afirmó Marc Agnifilo, su abogado. La defensa había solicitado que en espera del juicio, se le mantuviera en arresto domiciliario en su mansión en Miami. Pero el juez federal le negó la posibilidad de acceder a la libertad bajo fianza, por lo que “Diddy” se mantiene a la espera en una prisión federal de Brooklyn. Todo parece indicar que la situación será cada vez más compleja para él y es probable que deba cumplir un tiempo a la sombra.