El lugar común del artista inquieto sienta bien a Lady Gaga. La artista no parece ser de aquellos que se acomodan por mucho tiempo a un sitio. Al parecer, le sienta mejor cuando puede mezclar algunos de sus intereses. Lo más evidente, es su participación en Joker: Folie à Deux, donde interpreta a Harley Quinn, la coprotagonista de la cinta que tiene a Joaquin Phoenix de vuelta en su rol de Arthur Fleck/Joker. Pero en el último tiempo, los vientos le han sido favorables.
En enero de este año, Gaga (Stefani Germanotta, su nombre real) compartió en sus redes una fotografía en que se le veía de vuelta en el estudio. Lo cierto es que no ha lanzado un álbum desde Chromatica (2020), y aquella imagen renovó la esperanza de los fans. Y no decepcionó.
Meses después, en agosto, sorprendió con una colaboración junto a Bruno Mars, el excelente sencillo con sabor retro Die with a smile, el que sido un éxito de taquilla y crítica. Probablemente, el gran single de la temporada, compitiendo con los exitosos lanzamientos de Sabrina Carpenter.
Hasta ahora, la canción ha dominado los Charts. Lleva cinco semanas al tope del Billboard Global 200 y Global Excl. US. “Die With a Smile es una canción exuberante y suave de rock acentuada por una guitarra ligera y aguda”, detalló The New York Times. Así, Gaga volvía con un lanzamiento exitoso que la reposicionó como una de las figuras claves, en momentos en que hay una pléyade de figuras y la escena musical ha cambiado; en 2020, cuando lanzó Chromatica, Sabrina Carpenter era aún una figura adolescente ligada a la factoría Disney y Billie Eilish recién comenzaba a resonar gracias a su álbum debut, When We All Fall Asleep, Where Do We Go? (2019).
“Me preparé durante meses desarrollando mi personaje para Joker, filmé [Joker: Folie à Deux] durante muchos meses (un tiempo muy introspectivo). He estado dirigiendo mi nueva empresa Haus Labs, haciendo trabajo filantrópico y, además, he estado trabajando en la edición de la película The Chromatica Ball”, explicó la misma Lady Gaga en enero, a propósito de las fotos que la mostraban de vuelta en el estudio y del tiempo sin mayores novedades.
Pero no ha perdido el tiempo. En julio, la artista fue parte del número de apertura de los Juegos Olímpicos de París. Ahí montó un número con tufillo a homenaje al vodevil y las noches parisinas de la Belle Époque. Con traje ceñido y muchas plumas a su alrededor, interpretó Mon Truc en Plumes(“Mi cosa con las plumas”), un clásico del cabaret. “Lady Gaga fue pura elegancia en el número de apertura de la ceremonia de apertura”, escribió Jon Pareles del New York Times. “Haciendo alarde de un pom-pop de plumas rosas y rodeada de bailarines con muchas más, hizo alarde de su voz picante y algunos movimientos de pavoneo, y también tocó el piano”.
Las plumas del vodevil, el maquillaje de Harley Quinn, el look de cantante de country como de un boliche de Nashville de los sesenta, son parte de la nueva piel que ha mostrado Lady Gaga en su renovado 2024. Muy a tono con su habitual inquietud.
“Creo que al ser una mujer en el arte, la gente intenta todo el tiempo decirte quién eres. O por ejemplo (te preguntan): ¿puedes explicarme? ¿Puedes explicarme quién eres? -dijo en entrevista con Culto- Realmente creo que existe mucha libertad en responder que no, porque no estoy segura de saber completamente quién soy. Pero definitivamente sé que la música, el cine, el escenario, las actuaciones, el maquillaje y la moda son otras formas a través de las que me comunico”.
El retorno tiene una extensión discográfica, con Harlequin, su álbum complementario a la película Joker. Se trata de una colección de versiones de viejas canciones, en que la artista de alguna forma retoma su gusto por el jazz de viejo cuño, algo así como lo que planteó en sus discos a dueto junto a Tony Bennett. De hecho, el álbum arranca con Good Morning, una lectura para el estándar de 1939 firmado por Judy Garland y Mickey Rooney.
“Cada personaje que yo creo afecta mi música, porque todo es parte de lo mismo -apuntó Lady Gaga en charla con Culto-. No soy alguien que sienta que las cosas que crea tienen que estar en secciones, compartimentos o marcas. Creo que en realidad es muy divertido dejar que colisionen. Algunos de mis artistas favoritos de la historia son aquellos que ves su trabajo y dices: parece que todavía está influenciado por esto que hizo antes. Quiero decir, eso siempre me emociona mucho”.
Las críticas en torno a este trabajo, tienden a ser mixtas. “No ayuda la obviedad de las elecciones de canciones, que uno imagina que tienen más sentido en el contexto de la película, pero ¿realmente necesitamos más versiones de Get Happy, That’s Entertainment o That’s Life, la canción más cercana? Además, ¿necesitamos aún más evidencia de que sí, Gaga realmente puede cantar y sí, ella viene de un entorno de jazz, muchas gracias?”, dice el crítico de The Guardian, Michael Cragg.
En el New York Times, posicionaron este álbum en la tradición de los payasos en la música popular.” Más a menudo, el payaso musical es una figura trágica, ya sea que esté derramando lágrimas como Smokey Robinson o agachando la cabeza como el tonto titular en un clásico de los Everly Brothers -detalla Lindsay Zoladz-. Harlequin de Gaga encaja en este linaje a su manera: hay un brillo maníaco en muchas de sus actuaciones (que incluyen estándares como Smile y Get Happy ) que apenas oculta una oscuridad y desesperación subyacentes”.
Como sea, el momento de Gaga puede extenderse durante un tiempo. La artista ha adelantado que regresará al pop con nuevo álbum, ya programado para lanzarse en febrero de 2025. Pasó un tiempo, pero el ánimo por sorprender no ha decaído. Al menos por ahora.