Nexus, de Yuval Noah Harari (Debate)

En la última década, desde que publicó Homo Deus (2016), Yuval Noah Harari se ha reunido con científicos, empresarios y líderes mundiales interesadas en la IA. En esas conversaciones, sus interlocutores no ocultaban su entusiasmo con la nueva tecnología y solían apoyarse en un panorama optimista de la historia. Básicamente, argumentaban que las grandes revoluciones tecnológicas y de la información, más allá de algunos desajustes iniciales, han significado enormes avances para la humanidad. “Ninguna de estas opiniones me ofrecía mucho consuelo”, dice ahora en su nuevo libro, Nexus, una no tan breve historia universal de las redes de información. Un relato de 500 páginas que viaja entre los milenios, con multiplicidad de ejemplos, desde el Imperio romano y la Biblia a la Unión Soviética y Facebook.

Para el autor, hemos creado un tipo totalmente nuevo de red de información sin detenernos a calcular sus implicancias. Investigador en Cambridge y catedrático de historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén, uno de los aprendizajes que Harari rescata de la historia es que “la invención de una nueva tecnología de la información funciona siempre como catalizador de cambios históricos importantes, porque el papel principal de la información consiste en forjar nuevas redes, más que en representar realidades preexistentes”. En este caso, dice, la invención de la IA podría ser más trascendente que todas las tecnologías de la información anteriores, incluyendo la escritura.

En sus bordes sombríos, afirma, el poder de la IA podría sobrecargar los conflictos humanos y dividirnos. De este modo, sistemas políticos, económicos y sociales enteros podrían desmoronarse y ser reemplazados por otros. Eventualmente, “podríamos vernos envueltos por una red de algoritmos incomprensibles y cuya función será gestionar nuestras vidas, remodelar nuestras políticas y culturas, incluso rediseñar nuestro cuerpo y mente”, escribe. El recorrido histórico que ofrece es informativo y estimulante, aun pese a su tendencia a subrayar y repetir ideas. Menos novedoso suena cuando habla de la IA y las incertidumbres que inspira, y que en su visión toman la forma de totalitarismos apocalípticos.

Diario de Hospital, de Roberto Merino (UDP)

En la primera entrada de este diario, Roberto Merino anota con un tono de cierta incredulidad: “En una hora más nos hacen el transplante. El donante es alguien que murió la tarde de ayer”. Poeta y novelista, gran cronista de Santiago, Merino escribe desde la sala común de un hospital público. Es una situación sorpresiva e inesperada, pero de mucha suerte, le dicen. “En un rato nos llevan al quirófano”, agrega. “No quisiera otra cosa que estar junto al mar”. El diario abarca desde fines de 1994 a inicios de 1995 y, según cuenta él mismo, no fue escrito para la publicación, sino como una forma de enfrentar una crisis de salud: un transplante de riñón.

Redactado en breves párrafos que contienen observaciones, reflexiones, recuerdos, temores y a veces mal humor, el libro puede asociarse a ese género que es la literatura de la enfermedad. Desde luego en estas páginas hay achaques y padecimientos, pero tratados con distancia, con una cierta sobriedad que a menudo se encuentra con el humor. Con perspicaz ojo de cronista, el autor convierte la sala común en un universo extravagante, a veces surrealista, donde desfila una corte de personajes reales, desde un pastelero mapuche cuyo jefe se enredó con una ex vedette que salía con un agente de la CNI (y que terminó muerto) a la señora M, quien le lleva noticias de la salud estomacal de su perro, o un señor “canuto o mormón”, al que llama Pepe Grillo y que suele tener arranques de cólera.

Entre procedimientos médicos, visitas ruidosas y dolores, Merino lee o trata de leer a Stefan Zweig y a Vicente Pérez Rosales. Pero continuamente lo interrumpen sus compañeros de sala. Lo visitan amigos, le llevan libros y un televisor miniatura para que vea los partidos de la UC. Sueña con su amigo Rodrigo Lira. Afuera, el mundo sigue con sus rutinas y tradiciones. “Lamentablemente me he estado perdiendo estos días pascueros, que me suben bastante el ánimo. Por lo menos toda la energía de la gente se vuelca en aspectos agradables de la vida: los regalos y la comida”, piensa. Toma notas para su proyecto La pluralidad de los mundos habitados. Y a través de un lenguaje transparente y una prosa culta y suelta, deja registro de un momento y da forma a páginas de indudable riqueza literaria.

La Vida Secreta de los Ríos, de Elisa Jeffs y María José Carmona (Mis Raíces)

La extensa y accidentada geografía de Chile alberga más de 1.200 ríos. Algunos de los más emblemáticos son el río Loa en el norte, que atraviesa el desierto de Atacama y es el más extenso del país; el Mapocho, en el centro, y el caudaloso Baker en el sur. En todos ellos habita una rica y diversa fauna silvestre: aves, mamíferos, insectos, anfibios, peces, moluscos y crustáceos. Escrito por Elisa Jeffs, con hermosas ilustraciones de María José Carmona, el libro pone en valor ese patrimonio natural.

Los ríos y sus ecosistemas se encuentran amenazados hoy por diversos factores, desde la contaminación y la desviación de las aguas hasta la introducción de especies no nativas, como los visones y los castores. Con un diseño amable y entretenido, que hace uso de distintos recursos gráficos y donde destacan las ilustraciones de carácter naturalista, el libro ofrece una suerte de bitácora sobre la fauna que habita nuestros ríos. Así, por ejemplo, nos informa que en Chile hay 45 especies de peces nativos y para algunos de ellos el río Mapocho es su hogar: pochas, bagres y carmelitas nadan entre sus aguas a menudo turbias. Entre los mamíferos, destaca el hollín o lobito de río, una nutria chilena de cola gruesa, graciosa e inteligente, experta en buceo. Sus largos bigotes le permiten encontrar su comida favorita: camarones, peces y moluscos. Habita entre la Araucanía y Tierra del Fuego, y está en peligro de extinción.

La ranita de Darwin, el Martín Pescador, las almejas de agua dulce, los caracoles y los chanchitos de tierra son otros de los seres que viven en los ecosistemas de los ríos del país. El libro aporta información sobre cada uno de ellos y sus funciones, así como datos adicionales, por ejemplo, sobre ejemplares similares en el mundo. Publicado por el sello Mis Raíces, dedicado a valorar y resaltar nuestro patrimonio, el volumen cierra con un capítulo en torno a los ríos y a los animales en las culturas originarias. Un libro didáctico, con base científica, vocación ecológica, y bellamente editado.