-Vos estás siendo muy malo conmigo últimamente

Fue el reproche que Charly García, leyenda, estrella de rock y mito viviente, le espetó a Sergio Marchi (Buenos Aires, 1963), una tarde perdida de 2016 durante un evento en un lugar que ya no existe, llamado Boris. No se habían visto en años, desde que el reportero decidió salir del entorno cercano al músico. Pero García no es de los que olvidan tan fácilmente.

“Me invitaron -recuerda Marchi a Culto-. Yo no sabía que él iba a ir. Lo vi cuando noté que avanzaba hacia mí en silla de ruedas, alguien lo llevaba”.

Ante la presencia de Charly, el periodista ejecutó una suerte de reverencia. Pese a todo, el respeto estaba. Y allí García le lanzó, rápido y directo, aquel reproche que parecía condensar un resentimiento.

Marchi, se defendió. “Le dije, ¿cómo puedo ser malo con vos si hace siete años que no te veo? La verdad es que no sé de dónde piensa que soy malo. Y después dijo en Uruguay, que este (Marchi) se hizo fan de Spinetta ¡soy fan de Charly, de Gustavo, de todos los músicos que me gustan! Uno tiene su corazón de fan, pero para él yo soy un profesional, ahora no puedo actuar como un fan”.

Charly García ARCHIVO HISTORICO/CEDOC COPESA

Esa fue la última vez, hasta ahora, en que biógrafo y biografiado se vieron y cruzaron alguna palabra. El encuentro está relatado en la nueva edición de No digas nada (Sudamericana, 2024), la fundamental obra que retrata a Charly. Un texto definitivo que condensa los recovecos de un músico tan genial como impredecible, tan vulnerable como afectuoso. Una leyenda en todo lo espeso de la palabra.

La nueva edición de No digas nada, se hace cargo de los últimos años de Charly. Está actualizada hasta mayo de 2024, es decir, meses antes del lanzamiento de La lógica del escorpión, su más reciente disco. Así suma nueve capítulos, que recorren los tormentosos años recientes de la leyenda, desde su colapso en Mendoza durante 2008, al período de recuperación en la chacra de Palito Ortega en Luján, el que Marchi pudo presenciar de primera mano, al conseguir acceso para visitarlo. Y por cierto, la partida posterior de su entorno y los años que le siguieron.

El libro original fue publicado en 1997. Se volvió un éxito de ventas que le dio un justo prestigio a su autor, quien años después publicó otras extensas y documentadas biografías de leyendas del rock argentino, como Luis Alberto Spinetta y Gustavo Cerati. Tras seis ediciones, se publicó la edición de bolsillo que actualizaba los hechos a 2007, una década tras el lanzamiento original. El libro volvió a agotarse y se lanzó una octava edición en 2013, la que sin embargo no se actualizó. Hasta ahora.

“Viajé a Chile, vino la pandemia, hice el libro de Gustavo, actualicé mi libro de Roger Waters, que venía y dije, bueno, hay que actualizar Charly -dice Marchi al otro lado de la pantalla-. No sé si yo tenía muchas ganas de hacerlo, pero a la vez sentía que se lo debía la gente que me lo venía pidiendo por redes, porque recibo mensajes de que no encuentro el libro de Charly, cuándo una actualización y cuándo sale.Y dije, bueno, es hora. Esta es la mejor edición del libro, a mi gusto”.

Así, Marchi comenzó a trabajar en noviembre de 2023. Escribió un tiempo, se fue de vacaciones, volvió, hizo las entrevistas que consideró necesarias, y se encerró una semana en Mendoza para finiquitar los últimos detalles. Como ya no contaba con acceso al artista, debió recurrir al oficio. “Periodismo puro, investigar, hablar con gente que haya estado cerca de los hechos, hablar con gente que estuvo involucrada directamente. En muchos casos pidieron confidencialidad, en otros casos no”, explica el autor.

Finalmente cerró la nueva edición en mayo pasado. Lo último que averiguó fue la fecha tentativa de salida de La lógica del escorpión, para aquilatar el tiempo de salida del libro, que finalmente fue casi coincidente con el álbum.

¿Por qué dices que esta es la mejor edición del libro?

Y, porque es la más completa es la que te cuenta toda la historia. Lo que hice fue una prolija disección, saqué todos los prólogos, volé la discografía, volé los títulos finales. Entonces eso me dio lugar para que el libro se pudiera completar. Porque si vos sacás las cuentas, con nueve capítulos más no te da. Tendría que tener como 700 páginas. Y hay un tema con la duración de los libros, porque el insumo más caro es el papel. Pero lo que hice fue despiojarse, compactar todo y quedó bien, lo siento sólido. Hasta como que me amigué con el libro. Porque después de irme del lado de Charly, yo dije no quiero saber más nada con esa historia. De ese lugar solamente brota dolor y para mí van a brotar heridas. Yo la verdad es que no quería terminar como la rana del cuento.

¿Por eso no tenías ganas de volver a este libro?

No sé porque no tenía ganas de volver. Pero yo me fui del lado de Charly, cuando uno se va de un lugar y lo hace de modo consciente ¿para qué volver? lo que hice más que nada fue volver al libro. No es volver a Charly, es volver al libro y completar una cronología que se había quedado en el 2007. Había mucho material que yo podía contar de primera mano, que es todo el tema de las internaciones, todo el tiempo que pasó lo de Palito, que es cuando yo vuelvo al lado de Charly, estoy ahí bastante cerca y bueno, los acontecimientos se desarrollan de tal manera que termino saliendo de cuadro.

¿Y qué significó para tí como reportero salir de ese círculo de Charly?

Mirá, yo salí porque me sentí ofendido por un amigo, ninguneado incluso en lo profesional. Charly le empieza a dar notas a todo el mundo y digo bueno, anótenme en la lista. Yo a Charly lo he cuidado de miles de barbaridades que le ha dicho a mi grabador, que no aparecieron ni en el libro, ni aparecieron en el diario. Entonces, cuando yo le pido, digo bueno, no estoy pidiendo un privilegio. Yo escribía para un diario de alcance nacional y me decís que no, yo digo, flaco, yo puedo hacer una nota con todo esto que estoy viendo ¿por qué me hacés ese desprecio? ¿por qué me tratás tan mal? y eso pasó en dos o tres ocasiones que cuento en el libro.

Hay escenas en ese período que se cuentan en primera persona, como esa escena en que conversan en la piscina de Palito Ortega, cuando le comentas que lo ves más limpio y él responde: sí, pero me hace falta un whiskycito.

No se podía contar de otra manera, estando ahí, no queriendo mantener una tercera persona distante. A mí el remolino de la vida de Charly García me arrastró. Yo tuve que nadar y tuve que hacer un montón de cosas. Yo lo hice como pensando en Emilio Salgari, que fue lo primero de literatura que leí. Lo planteé como un libro de aventuras. Pero también, si te pones a pensar, es un libro que cuenta una tragedia en tiempo de comedia. Y de esa manera, el lector que sabe leer entre líneas se da cuenta de todo y ve el gran cuadro. Pero el que, no, vive un libro de aventura perfecto. Y los haters se mueren de envidia.

En el libro cuentas que sales del entorno de Charly tras una charla con su mánager ¿eso cambió la imagen que tenías de Charly?

Es que me parece que mi imagen de Charly García cambia totalmente cuando lo conozco a él. Y Charly García en los 80 era una persona, en los 90 era otra, y después siguió siendo esa otra con intermitencias, días que lo agarrabas fresco, lúcido, no necesariamente sobrio, pero lo agarrabas lúcido, de buen humor y era genial pasar tiempo con él. Y había otros días que era como un manicomio. Pero Charly me llevó como de testigo. Y bueno, yo atestigüé en el libro, pero mi imagen de él no cambia en el sentido de que no hay odio de mí hacia él. Hay un cariño más distante, pero lo hay. Lo que pasa es que no veo las cosas con la ceguera del fan.

Charly García ARCHIVO HISTORICO/CEDOC COPESA

Durante ese período en lo de Palito habla una expareja de Charly que dice en el libro: “el problema de Charly es que tiene un vacío emocional enorme que tiene que ver con su vida, sus padres, sus carrera y un extra que es cargar con el peso de ser Charly”¿es así?¿le pesa a Charly ser Charly?

Para cualquiera sería un peso ser Charly o alguien equivalente a la fama de Charly. Yo he salido mucho con Charly a la calle, y si bien para mí puede ser divertido, quizás para él no. Hemos tenido charlas al respecto, y lo cuenta en el libro, que está comiendo y viene alguien ‘¿me firmás?, no había modales, no había ‘un permiso, buenas noches…’. No, era ‘Charly, firmáme’, como si el tipo le debiera algo a alguien. Hay una frase que dice que la fama es una multitud de equívocos en pugna con el tiempo. Hay gente que a lo mejor lo lleva de un modo más relajado. Yo conocí a gente muy, muy famosa que realmente no te hacía sentir todo el tiempo que era famosa. En cambio Charly, si bien no conmigo, porque me conocía mucho, es como que siempre la inseguridad lo llevó a hacer una demostración de poder. Y parte parte de su problema tiene que ver con eso.

¿Te contactaron del entorno de Charly por la nueva edición de esta biografía?

No. La verdad es que creo que ellos deben pensar que si me contactan yo puedo decir que me contactaron y puedo seguir promocionando el libro. Entonces no van a hacer ninguna movida en ese sentido. Y la verdad es que eso me tiene sin cuidado. Yo traté de ser respetuoso. Tomé en cuenta algunas sugerencias legales que me hicieron, porque mi idea era contar una historia, no lastimar a nadie.

En el último tiempo, músicos y amigos de Charly han expresado que no les han dejado verlo. Alguna prensa informó que está muy mal ¿ese entorno es comparable con el que rodeaba a Maradona en sus últimos años?

A ver, en un punto sí, en otro punto no. Diego era muy inteligente, pero Charly es más inteligente que Diego, eso por un lado. Por otro, ahora se acercó un poco la familia de Charly, los hermanos, y eso me parece que le da como cierto tipo de protección, no sé cuánta, pero el hecho que esté ahí involucrada la familia, me parece que eso es como un reset duro. No sé bien qué pasó con Diego, pero estaba solísimo y me parece que estuvo muy mal aconsejado. Pienso en los últimos días de Maradona y como yo conozco un poco del ambiente del ídolo que está solo, con un montón de buitres que le están comiendo las costillas, me da mucho enojo porque Maradona, más allá de la opinión que te merezca, fue un genio total.

Charly García.

De las biografías que has escrito ¿es la de Charly la más compleja que te tocó hacer?

Yo no lo viví como complejo. Lo que pasa es que yo estaba ahí autorizado, yo tenía la credencial púrpura que te da acceso a todo. Y yo vi todo. Hay una parte del libro que entrevisto a Tránsito, la señora que trabajaba en la casa de él. Y ella decía que iba a hacer un libro que se iba a titular ‘yo le vi el culo a todas’. Bueno, yo también. Yo vi mucho. O sea que eso me dio mucho material para hacer el libro. Fue difícil porque era mi primer libro y porque no tenía las herramientas. Después cuando aparece Windows 95 se me hace un poco más fácil, porque fue como una especie de big bang que terminó en el libro. Pero toda biografía tiene su dificultad. Toda.

En el libro llegas casi hasta el lanzamiento de su último disco, La lógica del escorpión ¿qué te dice sobre Charly ese disco?

Está frágil. Realmente le debe costar mucho al entorno que Charly haga determinadas cosas que hay que hacer para sacar un disco. Yo creo que tiene dificultades y hay días que seguramente no son buenos para él y que en los que no puede trabajar. Pero también creo que, y esto lo sé de buena fuente, que Mecha (su actual pareja) y por ahí Tato, el secretario que es presidente del club de fans, evitan que Charly se exponga haciendo cosas porque no quieren exponerlo. Y Charly, me parece que la mejor terapia que hay para él es la música, tocar. Pero no sé cuántos de los problemas motrices que él tiene le afectan realmente, hay montones de cosas. Eso fue lo más difícil de todo. Cómo hablar de lo que le pasa a Charly sin que sea una cosa amarilla.

La edición 2024 de No digas nada: una vida de Charly García ya está disponible en librerías.

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