Si algo recuerda de los ‘90 el periodista Sergio Cancino (1976), era lo difícil que era ser fan de La Ley. Mientras el país se acomodaba a la transición, comenzaba la masificación de los celulares y se gritaban los goles de Zamorano en Europa, él era un joven seguidor de la banda. Pero no era fácil. En los noventa había que tomar partido: o el rock, garantía de honestidad, o el pop, un desechable producto comercial.
“Eran años en que todo era muy binario, en que se sentía que había que hacer diferencias entre rock y pop -recuerda a Culto-. Los Tres era la banda favorita del periodismo musical de la época, versus La Ley, que se le miraba con los aspectos más deleznables del pop”.
Así, La Ley se vio encajonada por la crítica. Pero su propuesta, deudora de la new wave, trabajó con la imagen y el sonido a una escala profesional como no se había visto hasta entonces. Gracias a su música y puesta en escena se volvió un fenómeno que dio el salto internacional; se hicieron conocidos en México, fueron los primeros chilenos a los que se les invitó a una sesión Unplugged para MTV (finalmente lo hicieron años después) e incluso fue el primer grupo local en ganar un Grammy. Pero nunca pareció suficiente.
Hasta ahora, no hay libros dedicados en exclusiva al fenómeno de La Ley. Esta temporada se rompe la tendencia con Invisible, un libro de la colección Disco Rayado de La Piedra Redonda editores, dedicado al disco del mismo nombre publicado por el grupo en 1995. Su autor, Sergio Cancino, exdirector de radios Concierto, UNO y Rock & Pop, vuelve a trabajar con el formato tras publicar un texto dedicado al álbum Acuario, de Manuel García.
“Inicialmente, este fue el primer disco que me propuso La Piedra Redonda para escribir, pero salió antes Acuario, porque se aproximaba al décimo aniversario -explica Cancino-. Y con los libros me pasa que yo suelo acumular material por años, hasta que en un momento eclosiona la idea y se transforma en un libro”.
Se trata de un texto de lectura accesible que recorre los inicios de la banda y aquilata el impacto de Invisible para su historia. Está construido en su mayor parte con material de archivo, entrevistas y los propios recuerdos del autor, a modo de vivencial. “Está armado alrededor del archivo de prensa de la época, de entrevistas que yo le hice a La Ley y a los músicos durante mis años de trabajo en radio, porque quería hacer algo distinto a Acuario. En ese libro la columna vertebral, eran largas entrevistas con los protagonistas de la historia. Y este libro también es un ensayo. Quería tener una mirada retrospectiva, considerando que han pasado ya casi 30 años de Invisible”.
Por ello, el autor reunió mucho material. “Lo más difícil fue dejar muchas cosas afuera, porque me interesaba abrazar la historia desde la música. Cualquiera que revise la prensa sabe que en la historia de La Ley hay mucho pelambre, hay mucha enemistad, que para mí no eran parte de este libro, excepto cuando es un reflejo de algo musical o de una disputa creativa”.
Eso sí, Cancino reconoce dos influencias directas en su enfoque para Invisible; el libro Porque demasiado no es suficiente, en que la argentina Mariana Enríquez se explaya sobre su historia de fanatismo con Suede, y el fundamental Piensa en mí como soy. Una crónica de Javiera Mena, de Álvaro Bisama. “Me guiaron para establecer un contexto de La Ley, no solamente dentro de la industria musical de los 90, sino dentro del Chile de los ‘90. Me interesaba mucho porque los discos no solamente hablan de música, hablan de una época, de un país, de emociones, de recuerdos, de memoria”.
El libro desarrolla el contexto que permite comprender a Invisible como disco y la eclosión del fenómeno alrededor de la banda en un momento clave de su carrera; la trágica muerte de su fundador y principal gestor, el guitarrista Andrés Bobe, en abril de 1994. De forma sorpresiva, decidieron seguir adelante e impulsar su internacionalización. Una decisión que en la época no fue bien vista por la prensa y el público.
“La prensa consideró que fue un luto muy breve, una recomposición muy rápida luego de la tragedia de Andrés Bobe -apunta Cancino-. Y lo otro, la decisión de establecerse en México y concretar el sueño continental fue visto como traición a la patria. Se decía ‘si son chilenos, ¿por qué se van?’ Entonces, yo creo que se castigó eso y, obviamente defender a La Ley en ciertos círculos era muy impopular. En las entrevistas, Beto Cuevas decía que la prensa chilena tenía un rollo con la palabra comercial y con la palabra pop, que al menos en siglo XXI ya siento que no es así”.
Invisible fue el primer disco sin la influencia de Bobe (pese a que incluyó 4 canciones que alcanzó a trabajar antes de su deceso). Se grabó entre octubre y diciembre del 1994 en los estudios Record Plant, en California, bajo la producción musical del reputado ingeniero chileno Humberto Gatica. Logró un inusitado éxito gracias a sus sencillos como El Duelo, Día Cero, Cielo Market, entre otros.
“Yo creo que el impacto fue brutal -dice Cancino-. O sea, yo escribo en el libro que El Duelo, no fue un single, fue un fenómeno. Fue un renacimiento, una remontada titánica, especialmente por el éxito que alcanzaron en México y después la popularidad en Argentina. Fue una ola que se fue expandiendo por todo el continente. De hecho, la prensa enviaba corresponsables para atestiguar que esto era cierto, que no era un invento. No habíamos visto este furor probablemente desde Los Ángeles Negros”.
-Regresaron Los Bunkers, regresaron Los Tres con su formación original ¿es un buen momento para que vuelva La Ley?
-Yo creo que La Ley en formación de quinteto es un regreso que el público merece. Por supuesto que me encantaría, pero creo que primero debe recomponerse la relación entre ellos. Ahora, también es cierto que existe un manual de reuniones en la historia del rock y que hay que ir paso a paso con eso. Lo que sí, yo creo que sería bonito para los 30 años de Invisible, en 2025, contar con una buena reedición porque está difícil encontrar el CD en estos momentos.
-¿Cuál es el principal aporte de tu libro?
-La existencia de este libro es un aporte, porque no había un libro dedicado a La Ley. A diferencia de Los Tres, Los Prisioneros, Los Jaivas, La Ley no tenía un libro y me parecía injusto para una banda tan relevante. Y lo segundo, creo que es poner en contexto la historia del grupo, lo relevante que fue no solo a nivel chileno, sino también a nivel continental. Demostraron que se podía hacer desde Chile un pop internacional e inteligente, que equilibra muy bien lo comercial, pero que tenía un motor artístico y una banda estupenda detrás. Se suele olvidar eso.