Ya Viene la Fuerza, de Alejandro Tapia (Clubdefans)
Desde su casa, en la Novena Avenida, Jorge González solía escuchar cuando el Jani y su banda Delirium ensayaban en el patio. La banda tocaba covers de Sui Generis, entre otros. “Se acercaba un cabrito y desde la reja miraba cómo tocábamos. Yo lo conocía porque nuestros padres eran amigos. El cabro era Jorge González”, recuerda el Jani. Un día Jorge le preguntó si le sobraba algún instrumento. El Jani le ofreció una guitarra roja desarmada. Jorge “se fue feliz de vuelta a su casa” y con su amigo Miguel Tapia rearmaron el instrumento y le añadieron gruesas cuerdas de guitarra para que sonara como bajo. A su vez, la hermana mayor de Miguel obtuvo un préstamo y así este puedo comprar una batería de segunda mano. Con esos instrumentos más la guitarra que se conseguía Claudio Narea, Los Vinchukas, la banda que dio origen a Los Prisioneros, se preparaba para debutar. Era 1982 y una tarde González llegó con un tema titulado ¿Cuánto vale el show?, sobre la Guerra de las Malvinas. “La letra hablaba de los soldados argentinos, de cabros de nuestra edad, y denunciaba que ellos iban a la guerra mientras los generales se sentaban en un cómodo sillón”, recuerda Tapia. La personalidad del grupo comenzaba a tomar forma. Todo esto lo narra el periodista Alejandro Tapia en su excepcional investigación sobre los orígenes de la banda: una biografía musical basada en un ingente material documental, con cientos de entrevistas, desde los propios músicos a sus familiares, amigos y colaboradores; grabaciones, canciones inéditas, fotografías y documentos.
El libro traza la trayectoria y el explosivo desarrollo de la banda de rock más popular del país desde su infancia en las calles de San Miguel, las tocatas, la grabación de La Voz de los 80 y Pateando Piedras hasta el concierto de Amnistía Internacional en Mendoza, donde compartieron con Bruce Springsteen y Sting, quien reveló que tenía el cassette de su primer disco. Rico en detalles e historias, riguroso y traspasado de vitalidad, el libro recrea la vida de barrio, los años de formación de la banda y perfila también la escena contracultural de los 80, los años de protestas contra la dictadura. Un libro imprescindible en la literatura del rock y en la historia de la cultura pop del país.
Poesía Reunida, de Rosabetty Muñoz (Tácitas)
Una poeta hardcore “pero tierna”, la llamó el poeta Oscar Barrientos. Nacida, criada y residente en Chiloé, Rosabetty Muñoz es autora de una obra profundamente enraizada, una obra de lenguaje contenido y cargado de fuerza, creador de imágenes a menudo violentas y conmovedoras. “Esta casa habla/ Más bien junta sus esquinas/ en un esfuerzo conmovedor./ Cruje su madera,/ suenan las bisagras/ mientras cruza la pena/ de una pieza a otra,/ arrastrando los pies”, escribe en el poemario Baile de señoritas. Ganadora del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2024, la poeta es hoy una de las voces más definidas y de mayor resonancia en nuestra literatura. “Tal como veo a Gabriela Mistral en el valle del Elqui, en el norte, veo a Rosabetty Muñoz en Ancud, en Chiloé. Oigo dos voces muy diferentes. De sendas provincias, inusitada potencia poética la de cada una”, escribe Adriana Valdés en la presentación de este formidable y portentoso volumen de su Poesía reunida.
La edición, a cargo de Jaime Bristilo, recoge 12 libros publicados por la autora, desde 1981 hasta 2022, así como un conjunto de poemas inéditos y dispersos. A diferencia de la poesía lárica, en la obra de la poeta no hay paraísos, como observa Adriana Valdés: las islas son territorios fragmentados, con cicatrices y heridas, invasiones y pérdidas. Como la madre que ha perdido a su hijo en el mar: “Ella es una sábana flotando entre nosotros.// Nada detiene el remolino que alienta su vuelo./ Desde su vientre deshabitado/ los ovarios violetas se abren como flores nocturnas.// La ansiedad es un arrecife/ donde acerados corales hieren los cuerpos amados.// Sin hijos bajos sus ojos/ quisiéramos las madres/ ofrecerle un trozo de pañal/ para vendar sus muñones o un arca/ donde recoger los salados restos”. Santos, casas, barcos, madres y viudas atraviesan su obra, donde el legado del catolicismo, las creencias y la vida de las islas se revuelven como oleajes. “La santa ardió por los costados./ No era el fuego del infierno, ¡no!/ el que la encendía en llamaradas/ Se trataba del cigarro de un cliente/ en la mesa de noche”, anota en La santa. Una edición notable donde los poemas de la autora, como dice Adán Méndez, brillan “sobrevivientes y temerarios”.
El Universo según Carlota. Galaxias Lejanas y Materia Oscura, de Teresa Paneque (Planeta Junior)
Carlota y su familia vuelven a la casa de los abuelos, en el Norte Chico, a pasar las vacaciones. De niña ella vivió días muy felices en ese lugar, pero ahora todo está cambiado: los abuelos ya no están, el caudal del río está cada vez más delgado, y sus antiguas amistades ya no visitan el pueblo. Aburrida, Carlota decide inscribirse en el taller de astronomía de la casa de la cultura, aun cuando se siente un poquito cansada del tema. En el taller conoce a Camila y a Rubén. Y se reencuentra con Gerónimo, un chico abusivo que años atrás maltrató a su hermano Pablo y que ahora suele burlarse de Rubén por su peso. Prontamente, Carlota vuelve a entusiasmarse con las estrellas y las galaxias, así como con la amistad con Camila y Rubén, con quienes arma un grupo en el taller. Guiados por el profesor Vicente, aprenden sobre el lugar de la Tierra en el cosmos, las formas que tienen las galaxias, el gran debate de hace un siglo sobre qué tan grande es el universo: la controversia enfrentó, por un lado, a Harlow Shapley, para quien no había nada más allá de la Vía Láctea, y Herber Curtis, quien sostenía que el universo va mucho más allá de nuestra galaxia. En el taller reciben la tarea de desarrollar un proyecto de investigación. Carlota se interesa por destacar el trabajo de las astrónomas como Caroline Herschel y Henrietta Swan Leavitt, que hicieron aportes decisivos, enfrentaron muchas dificultades sociales y prácticamente no fueron reconocidas en su tiempo. Rubén, en cambio, se interesó en Edwin Hubble, el astrónomo que luego de demostrar que el universo es más grande que la Vía Láctea, clasificó los tipos de galaxias. Además, basándose en la luz de las galaxias lejanas, Hubble descubrió que el universo crece y se está expandiendo. Mientras los amigos se divierten y avanzan en sus proyectos, Gerónimo y su pandilla intentan acusar a Rubén injustamente de un robo en la casa de la cultura. Entonces Carlota tratará de descubrir y denunciar a los verdaderos culpables. En su cuarta aventura, junto con seguir descubriendo los fascinantes misterios del universo, Carlota vive nuevos desafíos, se enfrenta al abuso y la deshonestidad, y se despide del verano llevándose nuevos amigos.