Ni adivinar una carta, ni sacar un conejo del sombrero. El primer truco de magia que aprendió Jean Paul Olhaberry (1984) fue un clásico de la vieja escuela. “Hay un acto de que se llama los cubiletes -recuerda el mago a Culto-. Son tres vasitos chiquititos con una pelotita. La tapas con uno, las mezclas y preguntas dónde está. Es una secuencia en que la pelotita desaparece, aparece en otro vasito, luego en otro. Ese fue el primer entrenamiento que tuve con elementos. Luego empecé a trabajar con las cartas, con las monedas”.
Como la pelotita que aparecía de súbito bajo el vasito, el interés de Jean Paul Olhaberry por la magia afloró como un chispazo en su niñez. Ocurrió cuando el legendario Mago Larraín se presentó en su colegio. “Él fue a hacer un espectáculo y lo hizo en el casino del colegio. Llevaron a todas las generaciones a verlo, fue increíble”, cuenta.
Embelesado por cada truco que Larraín se sacaba de la manga, Jean Paul quiso participar del show. “Yo traté, pero nunca me llamó. Fue imposible. Éramos muchos niños y todos querían participar. Luego, termina el espectáculo y volvemos a clases, pero yo, entre una aventura y una malandra, me quedé escondido fuera del casino esperando que él saliera”.
Y Larraín salió. Ahí lo abordó Jean Paul. “Sale con su maletita, mucho más ordenado. Me mira, yo lo miro. Me muestra la mano abierta, hace un movimiento rápido detrás de mi oreja, me saca una moneda y me la entrega. Yo quedé maravillado, conectado con la magia. No se me olvidó nunca más. Quedé mucho tiempo rayando con él. Mis padres lo contactaron y él tenía una escuela de magia donde empecé a estudiar hasta los 18 años”.
Y así, Jean Paul comenzó a envolverse por la magia. “Siempre estaba jugando, pero a la vez también estaba como metiéndome en serio en el tema sin saberlo. Nunca tuve dudas con la magia. A los 13 años tuve una paloma blanca, la cual entrené y trabajé con ellas como dos años, nos conectamos y trabajaba con ella, hice talleres con Alejandro Jodorowsky y paralelamente siempre me interesó la magia más ancestral, más mística”.
El momento clave, el que definió que la magia sería su sustento, fue cuando ganó el campeonato nacional de magia. “Tenía 18 o 19 años y el que ganaba ese campeonato podía competir en el Mundial de Magia en Holanda. Yo gané, fui a La Haya y habían 5000 magos de todas partes del mundo, japoneses, australianos, cada mago con su identidad propia. Así conocí el inmenso mundo de la magia, algo que acá en Chile no existía. Yo estudiaba con el Mago Larraín, que era un maestro absoluto, pero no habían muchos referentes de la magia. Ahí me di cuenta que es un arte complejísimo, muy grande, muy interesante. Y dije: esto es lo que quiero hacer el resto de mi vida”.
En principio, arrancó en el dúo Magic Twins, junto a Nicolás Luisetti, un proyecto con el que se buscó dar un perfil más profesional a los shows de magia. Luego de una década, en 2014 decidió seguir el camino propio, mezclando intereses, entre el ilusionismo, los trucos con un sentido ritual y el escapismo, practicando arriesgadas maniobras.
También ha trabajado en televisión, en programas como Ver para creer junto a Emilio Sutherland y hoy desarrolla su proyecto El mago del fin del mundo. Eso le permitió crear una novela ilustrada del mismo nombre junto a editorial Zig Zag y hasta una serie documental, Mapa Mágico de Chile, en que recorre los rincones de la larga y angosta faja que esconden la magia de los pueblos originarios. “Recorrí desde el altiplano hasta Tierra del Fuego y hasta la Antártica también, buscando esos lugares, esos acontecimientos que me llaman la atención en la manera en que quiebran la realidad”.
Esas experiencias lo llevaron hasta el Festival de Viña 2024. Fue el número de obertura la noche del viernes 1 de marzo, la que cerraba el evento esta temporada. Ahí fue clave el vínculo que tenía con Canal 13, que era parte de la organización junto a TVN y la productora Bizarro. “Me invitó Max Luksic, que en ese momento estaba a la cabeza de Canal 13 (NdR: fue director ejecutivo hasta mayo de este año). Me llama y me dice ‘Jean Paul, quiero proponerte un desafío. Sé que esto puede funcionar, he visto lo que has estado haciendo, tu reconocimiento fuera del país y quiero que tomes un espacio en el Festival’”. Así, el mago levantó una propuesta que presentó al equipo de producción. Pero no fue fácil. “Había muchos productores, de Canal 13, Bizarro, TVN, pasamos muchas barreras, pero hubo quienes dijeron que no. Entonces invité a todo el equipo a ver un espectáculo mío. Ahí se convencieron y decidieron jugársela con algo que no se sabía qué iba a ocurrir”.
Con la aprobación lista, tuvo que diseñar un espectáculo para la Quinta Vergara. Lo trabajó durante seis meses junto a su equipo. “Queríamos lograr algo que fuera impactante, que tuviera el riesgo del escapismo, que es una de las ramas que me identifican y que además el público pudiera entrar y conectar emocionalmente”.
Pero la contingencia lo obligó a modificar sus planes. “Estaba lo de los incendios, ocurrió lo del accidente de Piñera, habían pasado muchas cosas trágicas. De hecho cambié muchas veces el espectáculo, por eso mismo; iba a ocupar fuego, no lo ocupé, iba a ocupar agua, tampoco lo ocupé. Al final dejamos el acto de las cartas como el gran cierre, porque sabíamos que el público iba a entrar, se iba a conectar con la magia”.
El show terminó con un número en que se entregaron sobres con cartas a todos los presentes en la Quinta Vergara y por las redes sociales se difundió instrucciones para quienes quisieran realizarlo desde sus casas. Básicamente, tras seguir unos pasos, se producía un acto de magia en las propias manos. Un momento emotivo que generó que el Monstruo le entregara la Gaviota de Plata, que hoy luce en un cuarto de su casa en las rocas de Santo Domingo, donde vive hace dos años. “Lo que sucedió en ese momento fue un ritual, una catarsis. El público se conectó con sus cosas personales, sus emociones. Y no solamente en la Quinta, me llegaron videos de todo Chile de gente que lo hizo en sus casas”.
Tras el exitoso paso por el Festival, la carrera de Olhaberry tuvo un impulso. Ya ha ganado reconocimientos en el extranjero, como el Merlín Awards 2023 en Las Vegas por mejor show revelación, pero lo de Viña le ha permitido apostar en grande. Por ello, este año ha emprendido una ambiciosa gira por Chile, la que comenzó en julio y se ha extendido hasta noviembre con shows sold outs en teatros y casinos en Talca, Temuco, Concepción, Valdivia, entre otras ciudades.
“Sin duda, Viña cambia mi carrera de ahí para adelante, yo sabía que me estaba jugando la vida ahí. Mi figura se hace mucho más conocida, por lo tanto, puedo emprender esta gira nacional que estoy haciendo hoy. Recorrer Chile con mi espectáculo era un sueño para mí. Antes era muy difícil hacerlo, porque la magia es un arte muy complejo en cuanto a logística, iluminación, pantallas, sonido, efectos especiales, ilusiones, piensa que yo viajo con un equipo de 12 personas. Es un espectáculo grande, así que moverlo es muy costoso, pero justamente ahora lo estamos haciendo y se puede hacer porque el público está yendo a los teatros. Es el mismo show en cada lugar de Chile y el público está respondiendo de una manera inesperada, se agotan las funciones”.
La idea de recorrer el país presentando un espectáculo de magia y no concentrarse a eventos acotados tiene un inspirador. “David Copperfield, que es mi referente, lo ví en la Estación Mapocho cuando vino en 1999. Es la figura más importante de la magia en esta era y no solo porque es un tremendísimo mago, una calidad artística indiscutible, uno de los mejores que ha existido, pero su gran valor fue que fue el único mago que hizo gira mundial. Fue el único que aceptó ese desafío. En mi caso, obviamente, es otra idea, pero lo pongo como referencia porque mi idea es que la magia se haga conocida a nivel masivo en Chile ¿si he conocido a Copperfield? Sí, es un tipo como muy cercano, con el que he podido conversar en varias ocasiones, compartir también actos e ideas. También a Criss Angel, pero él es más rockstar en su estilo, más alejado de la realidad”.
En noviembre vienen las últimas fechas del año, en Enjoy Santiago, y los casinos Dreams de Puerto Varas (9 de noviembre) y Punta Arenas (17 de noviembre). Pero, asegura que para el verano pueden venir más shows. “Vienen varias fechas más que estamos cerrando en lugares que no hemos podido ir. Y también volvemos a Santiago, al Teatro Municipal de Las Condes”, adelanta.
En los próximos días, Olhaberry se presentará en la Teletón (8 y 9 de noviembre), evento donde ya estuvo en 2023 y en 2022, cuando sorprendió con un impactante número de escapismo desde una cámara de agua. El mago se introduce de cabeza, esposado, con los pies contenidos en un cepo y debe escapar con el tiempo corriendo en su contra. “Ese fue el último acto que hizo Harry Houdini antes de morir -acota-. Es un acto que desafía mucho, porque estás de cabeza, estás encadenado. Muchos magos han muerto en ese acto, tiene toda su historia. Pero bueno, trabajé dos años para hacerlo, porque necesitas una apnea (contención de la respiración) de unos tres minutos, al menos, y yo llevé mi apnea a los seis minutos”.
Para su presentación en las 27 horas de amor de esta temporada, el mago asegura que trae un número de alto impacto. “Estoy preparando un salto en el tiempo y en el espacio, que estamos trabajando con el profesor (José) Maza, con ideas conectadas con romper la realidad, jugar con la imaginación a que va a pasar algo que va a trascender no solamente en Chile, sino que es como viajar en el tiempo y en el espacio a otro lugar. Estamos hace harto tiempo trabajándolo, pero va a ser muy bonito y va a marcar ahí un momento especial”.
Pero su desafío más exigente, con vistas al verano de 2025, es un reto que lo llevará literalmente hasta el extremo: planea un número de escapismo desde el cráter del volcán Licancabur, el imponente macizo que se empina a 5.900 metros de altura en las cercanías de San Pedro de Atacama, en el norte grande. El mismo en cuya laguna se encontró una misteriosa esfera de cristal en 1995, que luego desapareció en el fondo del agua. “Es una de las historias más mágicas, más increíbles que tenemos en el país, la escuché y hablé con la arqueóloga Ana María Barón en San Pedro de Atacama -dice Olhaberry-. Ahí dije, bueno, la magia está en la naturaleza. De ahí nace esta idea de ir a hacer un escapismo en el cráter de este volcán, no para encontrar la esfera, sino que para conectarme con toda esa magia de ese lugar”.
Sueles hacer números de escapismo, lo hiciste en la Teletón 2022 por ejemplo, cuando hiciste un escape de una cámara de agua ¿sientes temor antes de hacerlo?
Sí, siempre está. Siempre está el miedo, siempre está ese límite en que no sé qué pueda pasar, pero claramente para cada acto me preparo muchísimo. Hago entrenamiento, meditación, trabajo la respiración. Para lo del volcán es lo mismo; subir a 6.000 metros de altura ya es peligroso, la apnea baja un 10% cada 1.000 metros, entonces el oxígeno es menor. Por eso me entreno con un apneísta inglés que se llama Simon Bennett. Yo trabajo mucho mi cuerpo desde el ayuno, desde la alimentación. Soy vegetariano, hago ayunos todas las semanas, hago un entrenamiento basado en técnicas del tao, salgo a trotar a la playa, me meto todos los días al mar para nadar, invierno y verano. Es decir, tengo un trabajo físico que tiene que ver con mantenerme como a un nivel como un deportista de alto rendimiento para poder desafiarme en esas condiciones.
Las entradas para asistir a las últimas fechas de Jean Paul Olhaberry en esta temporada se pueden adquirir por el sistema Ticketpro.